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En julio de 2020, el Ejército asesinó a doce personas que
iban en una camioneta en Nuevo Laredo, Tamaulipas. Nueve de ellos eran
delincuentes, tres eran civiles secuestrados que venían maniatados. Cuando los
militares se dieron cuenta de que uno de los secuestrados todavía sobrevivía
después de la despiadada balacera, lo ejecutaron a sangre fría para encubrir
sus crímenes de lesa humanidad, todo lo cual fue captado en un video
que uno de los militares entregó después al padre de la víctima, por remorderle
la conciencia.
A pedido del padre del joven ejecutado, Raymundo Ramos del
Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo, una organización independiente,
entró a investigar el caso. En este contexto, su teléfono fue intervenido
por parte del Ejército con el software espía Pegasus a fin de vigilarlo,
desprestigiarlo, criminalizarlo y estropear la investigación del caso. Todo
esto fue ilegal, dado que el Ejército no está facultado para hacerlo.
Incluso las fiscalías no pueden intervenir legalmente los teléfonos sin orden
judicial, y el ramo judicial ha informado que no existía ningún orden judicial
en este caso.
El laboratorio Citizen Lab de Canadá, que se ha
especializado en detectar el uso ilegal de Pegasus a nivel internacional,
comprobó que Ramos fue víctima de por lo menos cinco ataques con Pegasus a su
celular en ese período. Es más, salió en “Guacamaya Leaks” un documento
directamente relacionado con este espionaje del Centro Militar de Inteligencia,
un organismo militar secreto sin sustento legal de cuya existencia no se sabía
antes. En este documento, dirigido al titular de la Secretaría de la Defensa
Nacional (Sedena), Luís Cresencio Sandoval, se informa de varias conversaciones
intervenidas de Ramos con periodistas y otras personas en el mismo período y lo
acusan de estar al servicio de la delincuencia organizada sin ofrecer ninguna
evidencia al respecto. Piden que se tome esto en cuenta en la campaña en su
contra, sin incluir su informe secreto en el expediente que mantiene el
Ejército en su contra. Tres fuentes de la compañía israelí NSO, que vende
Pegasus a los gobiernos supuestamente solo para uso contra delincuentes y
terroristas, también han informado de una licencia vigente del Ejército
mexicano para usar este software espía. Todo esto ha sido informado y
documentado ampliamente por Aristégui Noticias, Proceso y otros (ver https://ejercitoespia.r3d.mx/), que
también denunciaron y documentaron el uso ilegal de Pegasus por parte del
Ejército para espiar a activistas, periodistas y otros durante los sexenios de Felipe Calderón y de Peña Nieto.
Así se comprueba, sin lugar a dudas, que el Ejército
sigue utilizando ilegalmente el software Pegasus para espiar a defensores de
derechos humanos, periodistas y activistas, a pesar de que el presidente López
Obrador ha dicho más de 20 veces que ya no se usa en su gobierno.
Estas revelaciones salieron poco después de la masacre por
parte del Ejército de cinco jóvenes desarmados sin ningún ilícito de por medio
en Nuevo Laredo el 26 de febrero de 2023. En la conferencia matutina del 1° de
marzo, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) insinuó que las
víctimas eran “delincuentes” a la vez que cínicamente prometió una
investigación. Primero le dio la palabra a un periodista que publica notas
favorables al gobierno quien utilizó de manera tendenciosa otra grabación
ilegal de una conversación telefónica de Ramos al investigar un allanamiento de
morada en 2019, para alegar sin evidencia que es un “operador del crimen
organizado”. Fue una maniobra claramente orquestada para deslegitimar al
valiente defensor de derechos humanos y justificar este sangriento crimen del
Ejército.
Los periodistas que investigaron el caso del uso de Pegasus
por parte del Ejército en contra de Ramos informaron al gobierno y al Ejército sobre
la evidencia que habían obtenido sin recibir ninguna respuesta. Después de
presentar públicamente los resultados de su investigación el martes 7 de marzo
de 2023, tanto el gobierno como muchos medios informativos mantuvieron un
silencio cómplice al respecto hasta el viernes 10 de marzo. En la conferencia
matutina ese día, sin siquiera referirse a ninguna de las pruebas contundentes presentadas,
muchos menos refutarlas, AMLO, enojado, dijo que todo fue un “invento de
ustedes, un golpe más para supuestamente afectarnos”, despotricando contra la
prensa "tendenciosa, vendida, alquilada, al servicio de los corruptos”.
Con todo y así, al final tuvo que decir que “sí se contrata tecnología, pero no
sé si sea Pegasus…”, aunque antes había negado su uso repetidas veces.
Está claro que el presidente miente sobre el uso ilegal
del software espía Pegasus. Lo hace para encubrir este y muchos otros
crímenes de las fuerzas armadas, tanto los de este sexenio, en que existen
docenas de casos de ejecuciones extrajudiciales, así como los de Ayotzinapa,
Tlatlaya, Acteal y tantos otros crímenes del pasado que siguen impunes. Ha
seguido con la militarización del país que ya viene desde tiempo atrás,
otorgando a las fuerzas armadas un poder más grande que nunca, tanto en la
supuesta "seguridad", coludidas con el crimen organizado, como en el
control y manejo de puertos, aeropuertos, hoteles, megaproyectos como el dizque
Tren "Maya", el proyecto transístmico y mucho más. Bajo un manto de
demagogia y supuestas comisiones “de la verdad” para Ayotzinapa y la Guerra
Sucia que nunca llegan a la verdad, ha otorgado, como también lo hicieron los
gobiernos anteriores, una atroz impunidad a las fuerzas armadas frente a los
terribles crímenes que han cometido y siguen cometiendo contra el pueblo.
AMLO nunca cansa de proclamar que el Ejército es “el pueblo
en uniforme”, pero las fuerzas armadas actuales nacieron en la lucha contrarrevolucionaria
para aniquilar a las fuerzas campesinas y populares de Zapata y Villa y han
reprimido al pueblo inconforme durante toda su historia. Son las mismas que
masacraron a cientos de estudiantes en Tlaltelolco en 1968 y el “Halconazo” de
1971 (crímenes que no fueron impedimento para que AMLO militara después en el
Partido Revolucionario Institucional que los perpetró). Son las mismas que
torturaron, desaparecieron y asesinaron a cientos de personas en la Guerra
Sucia, fueron responsables de las masacres de Acteal, el Bosque, el Charco,
Tlatlaya, Apatzingán, el encubrimiento de los seis asesinatos y los 43
desaparecidos de Ayotzinapa, así como los múltiples casos durante el sexenio
actual de tortura, desaparición y asesinato extrajudicial, sin olvidar la
bárbara represión diaria a los migrantes al servicio del imperialismo
estadounidense.
Estas fuerzas armadas son el brazo armado asesino de la
dictadura de las clases dominantes, los grandes capitalistas y
terratenientes nacionales y extranjeros. Como el Estado actual en su conjunto, sirven
el propósito de proteger el sistema capitalista actual frente a la ira y
rebelión del pueblo oprimido. Este sistema de opresión y explotación no
puede mantenerse sin amedrentar y reprimir a los millones que sufren tanto y
tan innecesariamente para enriquecer a un puñado de grandes capitalistas
nacionales y extranjeros. Por eso, aunque existen conflictos reales entre los
distintos representantes de las clases dominantes (Morena y sus paleros por una
parte, el PAN, PRI, PRD y Movimiento Ciudadano, por otra), sí son “lo mismo”
cuando de encubrir los crímenes de sus fuerzas armadas se trata. Por eso, por
lo general hasta ahora, los partidos electorales y medios que representan a
los "adversarios" de AMLO y Morena en la clase dominante también han
mantenido un mutismo cómplice sobre estas revelaciones recientes del uso ilegal
del software Pegasus (que sus gobiernos también utilizaron en su momento).
Mucha gente que en otro momento tenía mejor criterio no quiere
ver la evidencia de los crímenes y mentiras del gobierno actual. No quieren
enfrentar el hecho de que ningún cambio de gobierno, de partidos, personas
ni retórica va a cambiar la naturaleza criminal, capitalista y represiva de
este Estado y sus fuerzas armadas. Porque si uno se permite ver esa
realidad, ¿qué resulta? Que la única manera de liberar al pueblo de tanta
pobreza y opresión innecesaria es la revolución, para tumbar este Estado
reaccionario y forjar, a partir de la misma lucha revolucionaria del pueblo, un
nuevo Estado y sociedad liberadores, como parte de la lucha por la emancipación
de toda la humanidad.
El camino de la revolución es un camino lleno de
dificultades, pero es el único camino real a un futuro mejor para la gente. El
mismo uso de la represión y los engaños por parte de todos los representantes
de las clases dominantes a lo largo de la historia demuestra que ellas mismas
son conscientes de que sí es posible una revolución para acabar con el sistema
capitalista de explotación y opresión, como analizamos en mayor detalle en
el libro La esperanza revolucionaria.
Si te atreves a enfrentar los hechos y la verdadera
naturaleza de este sistema, si te atreves a soñar con un mundo mucho mejor para
la gente, sin tanta injusticia y sufrimiento innecesario, necesitas ponerte en
contacto con la revolución. Escríbenos. El pueblo oprimido te necesita.
Aurora Roja
Voz de la
Organización Comunista Revolucionaria, México
auroraroja.mx@gmail.com aurora-roja.blogspot.com
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