#YoSoy132: El grito que rompió el silencio y el cambio que hace falta

“¡Fuera! ¡Fuera! ¡Fuera!” Fue el grito que rompió el silencio. El grito de los valientes estudiantes de la Universidad Iberoamericana que protestaron, no simplemente la presencia de Enrique Peña Nieto (EPN), sino todo el desvergonzado intento, por parte de las televisoras, Carlos Salinas, el PRI y toda una estructura de dinero y poder, de imponer como presidente al responsable de la sangrienta represión en Atenco, con docenas de mujeres violadas, represión que defendió con arrogancia frente al cuestionamiento de los estudiantes.

Su presidente Pedro Joaquín Coldwell y otros del PRI hablaron de “desestabilización", “provocadores” y “manipulados” y llamaron a investigarlos. En Milenio les tildaron de “Turbas de fascistas intolerantes”. Ese viernes 11 de mayo maquillaron como de costumbre la noticia en el programa de López Dóriga, noticiero principal de Televisa, centrando en El Candidato, con una breve mención de algunas protestas con audio manipulado. El lunes ya lo callaron por completo, pero el video de los 131 estudiantes de la Ibero con sus credenciales respondiendo a las calumnias se convirtió en punto de arranque para una explosión de protesta estudiantil que se prendió como una mecha en pradera seca, generalizándose a decenas de miles de jóvenes protestando en las calles en muchas partes y obligando a las televisoras y a los políticos del sistema a retroceder ante esta primavera de descontento popular.

Es justa la denuncia del duopolio televisivo de Televisa/TV Azteca que desinforman, censuran, mienten e idiotizan en los intereses del dinero y el poder. Trascendió que Televisa no sólo viene maquillando las noticias desde hace un lustro para colocar a EPN en la silla presidencial, sino que también cobra por eso y en general, vende varias notas y entrevistas en sus noticieros, al más cínico estilo capitalista.
 
Es justa la denuncia al Partido Revolucionario Institucional (PRI), responsable de horrendos crímenes desde Tlatelolco, el halconazo del 10 de junio de 1971 y la guerra sucia, hasta las masacres de Acteal y Aguas Blancas, las docenas de asesinatos en contra de la rebelión de Oaxaca, el "gober precioso", Atenco.

Es justa su identificación con el pueblo adolorido y combatiendo en Cherán, en Wirikuta, en las protestas de los familiares de las víctimas de los feminicidios y de la guerra por controlar el narcotráfico que carcomen el país como un cáncer maligno.

El movimiento busca asear la porquería de un proceso electoral ya viciado de origen, pero insiste en manifestarse el día después de las elecciones, gane quien gane, y esto es muy importante, porque pase lo que pase en el proceso electoral, gane quien gane, no va a cambiar nada importante. Esta elección en particular, y las elecciones organizadas por el sistema capitalista en general, no expresan la voluntad del pueblo y no llevarán a ningún cambio verdadero. Checa las posiciones de los candidatos: no son muy distintas en cuanto a mantener el ejército asesino en las calles, crear una policía federal única, “cooperar” con la intromisión de EU, mantener las restricciones al derecho al aborto, imponer a los alumnos y maestros las evaluaciones racistas, clasistas y sexistas de la ACE, etc., si bien existe cierta diferencia sobre qué tanto privatizar Pemex. Y checa su actuar: todos han intentado manipular, a su manera, el movimiento que muy correctamente ha luchado por mantenerse independiente de los partidos electorales, incluso el candidato, según, de "las izquierdas", que a la vez que utiliza dos videos de la Ibero para llevar agua a su molino electoral, intenta negociar las contrarreformas laboral, hacendaria y energética con el Consejo Coordinador Empresarial (Proceso, No. 1856, p. 23), lo cual es un ejemplo concreto de cómo se toman las decisiones y se determinan las políticas en este sistema: a espaldas de la gente y no por medio de las elecciones.

Como los candidatos anteriores, hacen promesas de gran crecimiento económico que bien saben no pueden garantizar. En el primer debate presidencial, ningún candidato ni siquiera mencionó las 60 mil vidas que ha cobrado la guerra del gobierno. Ningún candidato ni siquiera promete parar los feminicidios, ni acabar con la trata de mujeres y niños, ni establecer el pleno derecho al aborto en todo el país, ni establecer la autonomía regional para los pueblos indígenas como parte de luchar contra su opresión, ni presentar a los desaparecidos, ni liberar a los presos políticos, ni expulsar a los cientos de agentes estadounidenses que merodean por el país, ni enjuiciar a los gobernantes culpables de crímenes de lesa humanidad, ni garantizar el bienestar material de la gente, ni muchas otras demandas justas y esenciales.

¿Y por qué no? Porque eso no es “realista”, es decir, no concuerda con los intereses de las clases dominantes —los grandes capitalistas y terratenientes nacionales y extranjeros— ni con las dinámicas del sistema capitalista-imperialista. Es que el problema es más profundo que las elecciones y el gobierno. Por ejemplo, la televisión esencialmente la controlan dos grandes capitalistas, Azcárraga y Salinas Pliego. ¿Eso se va a componer con un tercero, o con intentos de regulación o con algunos proyectos bien intencionados con pocos fondos que intenten competir con estas empresas multimillonarios? No. Hace falta otro sistema distinto, en que los medios no estén al servicio de las ganancias y los oscuros intereses de unos cuantos sino al servicio de la verdad y de la emancipación de la humanidad.

El movimiento #YoSoy132 es la expresión en México de un nuevo despertar político que irrumpe en partes importantes del mundo reflejado en las rebeliones árabes, el movimiento ocupa, los indignados, etc. Y esto es un reflejo de que, con diferentes formas y expresiones en los distintos países, todos vivimos las crisis, las grandes desigualdades, las injusticias y la violencia reaccionaria del mismo sistema capitalista-imperialista mundial. El nuevo despertar es una toma inicial de conciencia con raíces en muchos ultrajes, es el deseo de superar las divisiones entre la gente enraizadas en las grandes desigualdades que vivimos, es el grito de justicia ante un mundo injusto.

¿Qué hará falta para superar las grandes injusticias y desigualdades que han dado lugar a este movimiento y otros movimientos rebeldes en el mundo? No debemos retroceder ante la inmensidad del problema. Acabar con ellas sería y requerirá una gran revolución, una revolución encaminada a acabar con toda forma de opresión y explotación, con toda forma de desigualdad social, o sea, una revolución comunista.

¿Comunista?, preguntas. Sí, comunista. ¿Pero no es que fracasó, que no sirvió, que fue horrible? No, no es cierto. Si a la tele no le creemos sus mentiras sobre las elecciones y el movimiento YoSoy132, tampoco debemos creerle sus mentiras sobre el comunismo. De hecho, todo lo que nos han dicho sobre el comunismo son mentiras. Durante unas décadas del siglo pasado una parte de la humanidad vivió los comienzos de una sociedad muy diferente y liberadora, hasta que fue derrocada y el capitalismo restaurado: primero en la Unión Soviética y después en China. A partir de resumir los grandes avances y también los importantes errores de esas experiencias, ahora existe en el mundo un nuevo comunismo, más revolucionario, más crítico, más científico y más incluyente.

Si confiamos en las elecciones para lograr el cambio fundamental que hace falta, vamos a quedar decepcionados. O bien decepcionados el 2 de julio, si logran imponer a EPN, o decepcionados más al rato al ver que las cosas no cambian, a pesar del cambio electoral.

Entonces, ¿qué hacemos? Luchar porque este magnífico despertar político no quede reducido, encerrado y apagado en el callejón sin salida de las elecciones controladas por las clases dominantes sino que infunda nuevo impulso y vida a las luchas y denuncias en contra de los múltiples crímenes de este sistema, y que cada vez más jóvenes y otros le entren a combatir el Poder y transformar el pueblo para la revolución. Unámonos para luchar contra el Poder. Debatamos el problema y la solución. Atrevámonos a soñar con la emancipación de la humanidad.

Aurora Roja 
Voz de la Organización Comunista Revolucionaria, México 

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