Por qué llevamos la revolución comunista a la gente

 Llevamos la revolución comunista a la gente y a menudo nos preguntan: “¿Por qué llevan eso a la gente? La gente no está en eso”.

No llevamos la revolución comunista a la gente porque está de moda o porque es la manera más fácil de organizar al mayor número de personas en lo más inmediato. La llevamos porque es el único camino para salir de los horrores, sufrimiento innecesario y destrucción del planeta en el sistema actual y forjar un futuro mucho mejor para la humanidad. O como lo pone Bob Avakian, el arquitecto del nuevo comunismo, “Tenemos dos opciones, o vivir con todo eso y condenar a las generaciones del futuro a lo mismo, o a cosas peores, si es que siquiera tengan un futuro... O, ¡HACER LA REVOLUCIÓN!”

“Todo eso” que vivimos incluye lo que es ser mujer en esta sociedad, frente a los feminicidios, violaciones, discriminación y acoso. “Todo eso” incluye el despojo, desprecio, discriminación y etnocidio de los pueblos indígenas, así como los múltiples asesinatos y amenazas contra ecologistas, activistas y periodistas por intentar mejorar en algo el mundo en que vivimos. Incluye los más de 200 mil asesinatos producto de la supuesta lucha contra el crimen organizado por parte de un gobierno (del partido que sea) confabulado en todos los niveles con uno u otro cartel. Incluye la pobreza de la mayoría, el cúmulo de más de 200 mil muertes, la mayoría innecesarias, por la falta de un manejo científico de la pandemia. Incluye la amenaza de guerra, incluida la guerra nuclear, entre las grandes potencias imperialistas de Estados Unidos, Rusia y China en su contienda por dominar el mundo. Incluye los más de 80 millones de desplazados en el mundo y la cacería y asesinato de migrantes en la frontera sur bajo órdenes del imperialismo estadounidense, migrantes que huyen del hambre, la destrucción ambiental, amenazas de muerte y guerras en sus países de origen. E incluye el calentamiento global y otra destrucción del medio ambiente que ya provocan sequías y huracanes más intensos y frecuentes, así como la extinción de muchas especies, y de seguir así van a llevar a la desertificación de grandes extensiones de tierra, la inundación por el mar de otras y el colapso de los sistemas ecológicos de los que depende la vida humana, conllevando la amenaza del posible colapso de la civilización como la conocemos o incluso la extinción de nuestra especie.

Sigue...

La represión misógina y las mentiras de las autoridades el #8M

 

Echándole gas de extintor en la cara

Es justo el levantamiento contra la supremacía masculina

Es injusta la violencia de la policía que defiende el patriarcado

El 8 de marzo en el Zócalo de CDMX, los policías arrastraron a dos mujeres tras las vallas frente al Palacio Nacional y las golpearon salvajemente, mientras otros policías gritaban “por eso las matan” a las manifestantes que luchaban por rescatarlas.

El día siguiente de este ataque brutal, López Obrador alabó a la policía y recriminó a las y los manifestantes: “Quiero agradecer mucho a los encargados de la seguridad en la ciudad, de manera especial a las mujeres policías, que resistieron estoicamente agresiones y que no cayeron en la provocación, que puedo decir que fueron agredidas y no se agredió a manifestantes”.   Luego agregó, “se portaron muy bien todos los elementos de seguridad, sobre todo, repito, las mujeres policías”. 

Veamos lo que realmente pasó:

Nicole, una joven de 17 años, repartidora de comida en el Centro, relató que los policías aventaron gas que picaba, todo se veía blanco, y luego la arrastraron tras las vallas. “Sentí cómo un policía me agarró y luego sentí muchas manos que me empezaban a jalar y me arrastraron. Me arrancaron mi blusa y mi brasier; me empezaban a escupir, me decían ‘¡Ya valiste verga’, me pegaron en los genitales. Alcé la mirada y me avientan el escudo en la cara y me vuelvo a caer”. Solo paró la paliza a Nicole cuando llegaron unos paramédicos que la llevaron caminando a una ambulancia por la calle de Moneda. Contó que “Toda la vuelta había más policías. No me hicieron nada pero sí me gritaban cosas: ‘¡Qué bueno, ya tenemos una!’, ‘Ya valiste verga’, ‘De aquí no vas a salir’. Así que empecé a paniquear tanto que dije, ‘A mi no me van a llevar a curar, a mi me van a llevar a otro lado’”. Pese a haber sufrido golpes por todo el cuerpo, Nicole rechazó la revisión médica por miedo a qué más le podrían hacer.

Sigue...