1Dmx: Es justo luchar contra un poder opresor e ilegítimo


Contra las vallas en San Lázaro
1° de diciembre, México (1Dmx): Mientras Carlos Slim, Emilio Azcárraga, Ricardo Salinas Pliego, otras “estrellas” de las clases dominantes y sus representantes políticos celebraron la toma de posesión del nuevo jefe de su Estado, miles salieron a la calle en muchas ciudades del país para oponerse a la imposición de Enrique Peña Nieto, supuesto “ganador” de las elecciones presidenciales sobre la base de un cúmulo de ilegalidades (compra de votos, gasto ilícito, promoción indebida por Televisa, entre otras). El nuevo jefe del Estado se jacta de haber lanzado a la Policía Federal y la policía estatal en contra de la justa resistencia popular de Atenco y de vendedores de flores en Texcoco para golpear, allanar casas, violar y robar, con saldo de 2 personas asesinadas, 26 mujeres violadas y 207 detenidos. Peña también fue gobernador del estado con más feminicidios que cualquier otro, que siguen con toda impunidad. Los manifestantes salieron a la calle para oponerse a todo esto y al regreso al poder del muy odiado Partido Revolucionario Institucional, el principal bando que ha encabezado el poder reaccionario que impera en el país desde hace casi 100 años.

Protesta y represión por la imposición y el sistema de mierda
La imposición también concentró de alguna manera la ira popular por muchos abusos y horrores de hace tiempo que se agudizan y se vuelven insoportables. Está bien documentado que las fuerzas armadas y la policía asesinan, desaparecen y torturan a gente completamente inocente, así como a luchadores sociales, bajo la hipócrita bandera de la “guerra contra el narcotráfico” por parte del Estado coludido con los cárteles, que ha resultado en 80 a 100 mil personas asesinadas y por lo menos 25 mil desaparecidos, este último según una lista de la PGR que escondió. Las empresas mineras se adueñan de 25% del territorio del país, despojan a los campesinos, envenenan el agua y la tierra, y mandan a los mineros de carbón a su muerte con absoluta impunidad. Los campesinos que luchan por defender los bosques, como Juventina Villa y su hijo Reynaldo en Guerrero, son acribillados por caciques talamontes y narcotraficantes, protegidos por el ejército y la policía estatal. Mueren quemados 46 niños y bebés en la guardería ABC en Hermosillo y los dueños y funcionarios responsables no reciben ningún castigo. Las mujeres son asesinadas por ser mujeres, o son desaparecidas y esclavizadas en la “industria” de la pornografía y prostitución. Millones de jóvenes están sin chamba ni oportunidad de estudiar, muchos acechados por la policía por su aspecto o convertidos en carne de cañón para los cárteles o el Estado. Más de la mitad de la gente vive en la pobreza mientras un puñado acumula grandes fortunas con base en esta miseria. Crece el sentimiento entre los inconformes a lo largo y ancho del país que el problema no es simplemente la imposición de este hijo de la fregada sino todo un pinche sistema de mierda.

Por la libertad de los presos
Y esa ira se palpó en las calles del Distrito Federal el primero de diciembre durante siete horas de protestas contra la toma de posesión de Peña Nieto. Los jefes políticos de este sistema soltaron sus “gendarmes” (Policía Federal, Estado Mayor Presidencial, SEDENA, y Policía del DF) para atacar brutalmente a los manifestantes para asegurar que sus actos rituales prosiguieran sin pista de protesta y como escarmiento para los que se atreven a luchar en su contra. Atacaron con balas de goma, granadas de caucho, toletes, vallas, escudos, gas lacrimógeno y pimienta, chorros de agua, policías infiltrados vestidos de civil, macanas de choque eléctrico, piedras y patadas. Hirieron a más de 100 personas y 29 fueron hospitalizados. Juan Uriel Sandoval Díaz, estudiante de la UACM de 22 años, perdió el ojo derecho por una bala de goma; Juan Francisco Kuykendall, dramaturgo y luchador social de 67 años, sufrió una grave fractura del cráneo por un artefacto explosivo; actualmente sigue en coma inducida con riesgo de muerte o severo daño cerebral. Los dos cayeron heridos a manos de la Policía Federal, al apenas llegar a la protesta fuera de la Cámara de Diputados en San Lázaro. Horas después cuando las protestas siguieron por el centro de la ciudad, la policía del Distrito Federal detuvo a casi cien personas, muchos arbitrariamente. De estos, 70 fueron consignados, acusados de “perturbación contra la paz pública, en pandilla”, cargo equiparable al “terrorismo”, con una pena de 5 a 30 años de prisión. La Comisión de Derechos Humanos del DF ha documentado cuatro casos de tortura de personas detenidas sin evidencia de ningún delito y la detención igualmente arbitraria de otras 22 personas.

Policía disparando a los manifestantes
La policía reprime a la gente para proteger al sistema
Las autoridades intentan encubrir y justificar sus crímenes agarrándose del hecho de que algunos de los manifestantes arrojaron bombas molotov a las fuerzas represoras, rompieron vidrios y dañaron otra propiedad, principalmente de grandes empresas capitalistas, en el centro de la ciudad. Marcelo Ebrard lo calificó como “barbarie”. ¿Y las balas de goma, el joven qué perdió el ojo, el sexagenario con fractura cráneo-encefálica? Ni una palabra. Mondragón y Kalb, nuevo jefe de la Policía Federal (y anterior jefe de la SSP del DF) niega que usaron balas de goma, pese a las fotos y videos en Internet que lo documentan. Osorio Chong, flamante secretario de Gobernación, con una lógica del país de las maravillas, dijo que no las podrían haber usado, porque “no está autorizado”. Ese mismo día, La Jornada cita a altos mandos de la Policía Federal no identificados que confirman que una compañía de 33 integrantes de la PF tiró balas de goma contra los manifestantes. Los sucesos del 1° de diciembre ilustran muy bien que “El papel de la policía no es de servir y proteger a la gente, es para servir y proteger el sistema que gobierna sobre la gente. De reforzar las relaciones de explotación y opresión, las condiciones de pobreza, miseria y degradación que el sistema ha impuesto sobre la gente y está determinado a mantenerla allí. La ley y el orden que representa la policía con toda su brutalidad y asesinato es la ley y el orden que refuerza toda esta opresión y locura”. [Lo BAsico de los discursos y escritos de Bob Avakian, 1:24]

No es igual la violencia de los opresores y la de los oprimidos
Dejando de lado por un momento la arbitrariedad de las detenciones, ¿qué es eso de 5 a 30 años de cárcel por supuestamente romper una pinche ventana mientras las autoridades, caciques, capos y grandes empresarios asesinan, desaparecen y torturan a la gente con completa impunidad? Según este sistema, asesinar, por ejemplo, a Juventina y a casi veinte campesinos hasta ahora en Guerrero por defender los bosques no merece ningún castigo (¿o acaso alguna autoridad ha hablado siquiera de castigar a los responsables, plenamente identificados?), pero si un joven rompe un vidrio en protesta por todo un sistema de opresión e injusticia, ¡eso sí merece “toda la fuerza de la ley”! Y es que, para ellos, la violencia de “los de arriba” contra el pueblo está muy bien — es legítima y necesaria para mantenerlo oprimido y sumiso; en cambio, la violencia de “los de abajo” que se rebelan contra su opresión está muy mal y hay que sofocar y castigarla. Ya es hora de que los que están inconformes con este sistema aprendan a hacer esa distinción también, pero al revés. La violencia de las mujeres que resisten la violación no es igual a la violencia de los violadores; la violencia de los vietnamitas no fue igual que la violencia del imperialismo estadounidense; y la violencia de jóvenes protestando la barbarie de este sistema el “1Dmx” no fue igual a la violencia de las fuerzas represoras que lo defienden. 

Combatiendo a la policía
Las autoridades intentan dividir el movimiento hablando, como lo hizo Mondragón, de “buenos universitarios” por una parte y “vándalos” y “subversivos” por otra. Es muy correcto que el movimiento Yo Soy 132 ha rechazado esta trampa y exige la libertad de todos los presos políticos. El cargo de “perturbación de la paz pública, en pandilla” es un cargo político, muy semejante al cargo de “disolución social” usado en 1968, que busca criminalizar la protesta contra la “paz pública” de un sistema que viene asesinando a cientos de activistas y miles de personas inocentes, sobre todo de las clases bajas.

De la resistencia a la nueva revolución comunista
El 1° de diciembre ha sido declarado por los compañeros de Huexca, Morelos (que luchan contra una termoeléctrica) como el comienzo de un nuevo tiempo, el tiempo de la protesta y de la resistencia. La lucha por la libertad de los presos políticos de “1D” es un frente clave de esta nueva resistencia, que requiere denunciar la verdadera barbarie de la policía, desenmascarar las mentiras de las autoridades y los medios, y unir los esfuerzos de todos para exigir la liberación de todos los detenidos. Así, frente a este intento del Estado por sofocar el movimiento de oposición, podremos hacer que el tiro les salga por la culata y que de esta prueba salgamos fortalecidos, instruidos y templados para la gran y difícil lucha por venir.

Uriel Sandoval, quien perdió un ojo, sigue en la lucha
En las protestas hubo un espíritu de resistencia y de revolución. Varios jóvenes corearon “no somos guerrilleros, pero pronto lo seremos” y un profesor detenido llamó a seguir luchando y aprender de las masas en Túnez y en Egipto, que hicieron caer los tiranos que detentaban el poder allá. Por otra parte, esta experiencia demuestra que no es suficiente tumbar a un tirano, pues surgen otros, y la experiencia en muchas partes ilustra que no basta tampoco una guerrilla, hace falta una teoría revolucionaria, una vanguardia con estrategia y plan para llegar a otra sociedad verdaderamente emancipadora, y un pueblo revolucionario.

En Egipto y acá y en todo el mundo enfrentamos el mismo sistema capitalista-imperialista, con clases dominantes y Estados represores que no van a abandonar sus armas ni su riqueza por compadecerse del sufrimiento de la mayoría que su sistema provoca. Allá y acá y en todo el mundo lo que se necesita es la revolución, es decir, derrotar y desmantelar el estado opresor existente, crear un nuevo poder revolucionario y transformar paso a paso todas las relaciones económicas, políticas, y sociales, así como la cultura y las ideas hacia la eliminación de toda forma de opresión y desigualdad social, así como las diferencias de clase en sí. Esta es la revolución comunista, que es ahora un nuevo comunismo, de más disentimiento, creatividad y fermento intelectual y social en base a la nueva síntesis del comunismo desarrollada por Bob Avakian. Las crisis que surgen de las contradicciones del mismo sistema hacen posible esta revolución, pero transformar esa posibilidad en realidad requiere luchar desde ahora por crear la conciencia, combatividad y organización que serían capaces de dirigir a millones para llevarla a cabo, cuando las condiciones se hayan dado. Luchemos por liberar a los presos y por forjar un movimiento para este tipo de revolución.

¡Libertad para los presos del 1° de diciembre!
¡Luchar contra el Poder, transformar el pueblo, para la revolución!

Aurora Roja
Voz de la Organización Comunista Revolucionaria, México
http://aurora-roja.blogspot.com

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1 comentario:

Anónimo dijo...

Buenos días es un análisis muy interesante el que hacen respecto a lo que sucedió el 1DX, y a pesar de que fueron miles de personas las que se manifestaron, creo que todavía muchos de los que protestan no tienen mucha experiencia. Por otra parte es muy superior toda la estructura gubernamental, tal vez no estamos preparados para un cambio de sistema.
Saludos. Siempre procuro leerlos.
Atte. Un simpatizante