¡Alto a la Guerra contra el Pueblo! - 5a Semana Nacional de Resistencia

Marcha de la 3a Semana Nacional de Resistencia "¡Alto a la Guerra contra el Pueblo!"
¡ALTO A LA GUERRA CONTRA EL PUEBLO!
Un llamado urgente a la acción en la 5ª Semana Nacional de Resistencia

Nos están matando, desapareciendo, torturando y reprimiendo en números sin precedente a las mujeres, activistas, periodistas, jóvenes, migrantes, pobres, LGBT y pueblo en general. Hay que resistir, hay que unirnos, hay que ponerles un hasta aquí, hay que parar esta guerra contra el pueblo. No podemos dejar que se salgan con la suya, que nos reduzcan a gente amedrentada, paralizada y desmoralizada, pisoteada bajo la bota de los de arriba. ¡No!

Hay que ponernos de pie, al lado de los docenas de miles que, de una forma u otra, se han atrevido a protestar y resistir estas infamias, a pesar de la despiadada represión del Estado criminal. Las poderosas protestas por Ayotzinapa, Nochixtlán, contra los feminicidios y tantas masacres más han demostrado el gran potencial latente de odio, protesta y rebelión entre el pueblo ante tanta injusticia, tantos crímenes horrendos. Han demostrado que la protesta y resistencia sí pueden abrir los ojos de muchos más a la naturaleza putrefacta del Estado y el sistema actuales. Han demostrado que es posible obligar al Estado a retroceder temporalmente ante la ira popular, a tratar de fingir por lo menos que algo hacen.

Y también han demostrado, como tantos hechos más, que el Estado no es omiso, es criminal. El actual Estado defiende los intereses del imperialismo estadounidense, colabora con el fascismo de Trump/Pence, y está coludido con el crimen organizado. Bajo la batuta de sus jefes en Washington y de la mano con los cárteles, están librando una verdadera guerra de muchos frentes contra el pueblo en los intereses de apuntalar el actual sistema capitalista de explotación y opresión. Aunque la furia popular a veces logra una que otra victoria, ha quedado bastante claro que en un sentido fundamental, no se puede esperar ninguna justicia de este Estado, porque son ellos mismos los que están cometiendo estos crímenes o solapando los crímenes de otros: no se van a investigar y condenar a sí mismos.

¿Cuál es la lección, entonces? ¿Qué no se puede hacer nada porque, por ejemplo, con tanta protesta y furia popular por los crímenes contra Ayotzinapa, el Estado persiste en mentir y encubrir estos crímenes que ellos mismos perpetraron? ¡No! La lección es que necesitamos redoblar la lucha, y necesitamos forjar un movimiento independiente y opuesto al Estado, las clases dominantes y el sistema criminal, que señale sin titubeos su naturaleza criminal, y que se empeñe en desarrollar la conciencia, combatividad y organización del pueblo a fin de parar esta guerra reaccionaria y contribuir a finalmente ponerle fin al actual sistema inhumano en que vivimos.

Con el afán de contribuir a fortalecer tal lucha y movimiento, llamamos a unirnos para participar activa y combativamente en las protestas por el tercer aniversario de Ayotzinapa, así como otras movilizaciones populares, y a participar con diversas formas de resistencia, cultura y debate en la Quinta Semana Nacional de Resistencia “¡Alto a la guerra contra el pueblo!”

¡Alto a la guerra contra el pueblo!
¡El Estado no es omiso, es criminal!
¡Solo el pueblo hará justicia!

Convocatoria iniciada por:
Movimiento Popular Revolucionario
Organización Comunista Revolucionaria, México (OCR,M)
auroraroja.mx@gmail.com                                        http://auroraroja.blogspot. com

* Se adjunta un breve análisis de la situación actual por parte de la OCR,M. *

Pongamos fin a la guerra contra el pueblo y el sistema criminal que la engendra

Una guerra monstruosa contra el pueblo por parte del Estado capitalista coludido con el crimen organizado y bajo la batuta del imperialismo estadounidense

Arrecia la violencia reaccionaria en el país. Una década después de que el Estado mexicano, bajo la batuta del gobierno de Estados Unidos, lanzó la supuesta “guerra contra el crimen organizado”, el Estado (el poder ejecutivo, Ejército, Marina y policías), así como los cárteles y bandas con los que está completamente coludido, están matando a más gente que nunca. Según datos oficiales, el mes de mayo rompió record con 2 mil 186 asesinatos, y 2017 pinta para ser el año más mortífero de que hay registro, rebasando la cifra de casi 17 mil asesinatos en 2011. Una parte significativa de estos crímenes son cometidos directamente por las fuerzas del Estado. Los militares y policías detienen arbitrariamente, torturan, desaparecen y asesinan a mucha gente inocente, en parte para aparentar que “resuelven casos” o “dan resultados” contra el crimen organizado, pero principalmente para mantener un clima de terror que amedrenta, paraliza y desmoraliza a la gente que este sistema oprime y teme — sobre todo (pero no únicamente) a los jóvenes, los indígenas, las mujeres y los pobres en general.

El pueblo enfrentando a los policías asesinos en Nochixtlán, Oaxaca, en junio de 2016
Incluso su estrategia, diseñada en sus lineamientos básicos en Washington, para supuestamente combatir al narcotráfico, no busca para nada acabar con el flagelo del crimen organizado: al detener o “ejecutar” a algunas cabecillas, el Estado provoca más matanza con más saña, por las múltiples bandas rivales que brotan de esto. Están coludidos hasta las cachas con el crimen organizado, echan mano de sicarios para amenazar y asesinar a luchadores sociales y rivales políticos, encubren y protegen a determinados señores del narco y todos —políticos, capos y grandes empresarios— se enriquecen a costa de la miseria, sangre y horrores que sufre el pueblo.

Los grandes empresarios nacionales y extranjeros “legales” y los capos de los negocios “ilegales” tienen tres necesidades en común: sacar la máxima ganancia de la explotación del pueblo, triunfar sobre sus rivales, y mantener a la gente sometida y aterrorizada para que no se rebele contra sus opresores. Lo que el gobierno trata de disfrazar como “combate al crimen organizado” es en esencia una guerra contra el pueblo. Es una especie de contrainsurgencia preventiva, en que se está matando a cientos de miles de personas, antes de que haya surgido una insurgencia popular. Se lanzó esta guerra con el objetivo de fortalecer el Estado y su capacidad de dominar, pero en parte el tiro les ha salido por la culata: ha acelerado una crisis que pone en entredicho su propia legitimidad. Es la respuesta de un sistema cruel y moribundo, que se resquiebra por sus propias contradicciones que no puede resolver.

En una entrevista reciente, el curador e investigador de arte Cuauhtémoc Medina usó una frase muy apta para caracterizar la situación actual en México: lo llamó “genocidio normalizado”. Oficialmente, hay más de 200 mil asesinados y más de 30 mil desaparecidos en estos diez años. En realidad, son muchos más, porque para las cifras de “homicidios dolosos”, solo cuentan las averiguaciones previas (que a veces juntan más de un muerto), excluyen las ejecuciones extrajudiciales no registradas, y en muchos casos se manipulan los datos, aumentando los “homicidios culposos” (no intencionales), para bajar el número de asesinatos. Existen aún más desapariciones sin reportar, porque son las mismas instituciones del Estado que cometen (o solapan) estos crímenes, y además, amenazan, reprimen y hasta asesinan a los familiares que hacen denuncias y buscan a los desaparecidos. Por ejemplo, oficialmente Tamaulipas tiene registro de 8 mil desparecidos, pero el presidente del Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo señala, “…la cifra negra, la cifra de terror, es que hay más de 80 mil en Tamaulipas”.

Masacres sin fin para imponer el terror del Estado y el sistema mayormente capitalista

Un cúmulo de evidencias ha demostrado sin lugar a dudas que las fuerzas del Estado de todos los niveles —ejército, policía federal, estatal y municipal— participaron en perpetrar y encubrir el asesinato de las seis personas y la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa en Iguala, Guerrero, el 26 de septiembre de 2014. También ha demostrado que la llamada “verdad histórica” (la supuesta ejecución de los desaparecidos y quema de sus cuerpos por sicarios en el basurero de Cocula) fue cínicamente montada a partir de torturar a supuestos “testigos” y de sembrar supuesta “evidencia” para encubrir la responsabilidad de los más altos niveles del gobierno en este crimen imperdonable.

Aunque la protesta popular masiva los obligó a aceptar la investigación del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes, hicieron todo a su alcance para desprestigiarlos, atacarlos y obstaculizar su investigación. El gobierno activó sus bots y trolls en Internet y a algunos intelectuales leales al sistema, para desalentar las protestas y amenazar a activistas y periodistas críticos, pero no fueron capaces de frenar la avalancha de protestas por este crimen desalmado.

Ayotzinapa es solo el más sonado caso de toda una serie de masacres y “ejecuciones” perpetradas directamente por las fuerzas del Estado, como en Nochixtlán, Tlatlaya, Apatzingán, Ostula, Tanhuato, Palmarito y tantos más. No importa que se registre la agresión mortífera en fotografías, como en Nochixtlán, o en video, como en el asesinato de un hombre ya sometido en Palmarito, todo queda en la más completa impunidad, porque el papel del Estado y sus fuerzas armadas no es "proteger al pueblo" sino proteger al sistema y las clases dominantes que explotan y oprimen al pueblo.
¡Justicia para Meztli!

Asesinatos políticos constantes e impunes

Junto con el terror arbitrario generalizado, hay una escalada de los asesinatos políticos, que incluyen (entre otros en este año):
  • Miroslava Breach y Javier Valdez, reporteros de La Jornada (y otros medios), fueron asesinados el 23 de marzo y el 15 de mayo, respectivamente. Los dos denunciaron, con precisión y pasión, la colusión del gobierno con el narco y el sufrimiento inadmisible que esto causa. Once periodistas han sido asesinados en los últimos ocho meses y todos estos crímenes quedan impunes. Un informe de Artículo 19 señala que en más de la mitad de las agresiones contra periodistas que documentaron en 2016, el agresor resultó ser un funcionario público. El espionaje por medio de los celulares de periodistas críticos, activistas contra la corrupción y defensores de derechos humanos que salió a la luz en junio de 2017, no solo sirve para vigilar a estas personas, sus conocidos, fuentes de información, etc., sino también para planificar otras agresiones, hasta su asesinato. Salió Peña Nieto a declarar como “falsa” la denuncia de espionaje (pese a contundentes evidencias); negó que haya afectación alguna a la vida de estas personas por el “supuesto espionaje” y llamó a la PGR a “deslindar responsabilidades” y que aplicara la ley, no contra los culpables del espionaje, sino “contra aquellos que han levantado estos falsos señalamientos”. Así veta cualquier investigación real y amenaza a los que dan a conocer el espionaje y otras verdades que el Estado intenta callar.
  • Meztli Omixóchilt Sarabia Reyna, hija del dirigente de la Unión Popular de Vendedores Ambulantes “28 de Octubre” (UPVA), Rubén (Simitrio) Sarabia Sánchez, fue asesinada con un disparo a la cabeza por un comando armado de cuatro hombres que irrumpieron en las oficinas de la UPVA, el 29 de junio. También hirieron de bala en la cabeza a Fredy Barrientos, activista de la UPVA. Los asesinos dejaron una amenaza escrita en una cartulina: “Esto les pasará a todos los que apoyen a Simitrio. Sigues tú Simitrio y a todos los que apoyen a Simitrio. Fuera la 28”. Representa una seria escalada del gobierno que busca destruir a esta organización popular independiente. Simitrio sigue bajo arresto domiciliario en violación del fallo jurídico por su liberación, y dos de sus hijos están encarcelados bajo falsas acusaciones.
  • Miriam Rodríguez, activista contra las desapariciones, fue asesinada a balazos en su casa en San Fernando, Tamaulipas, el 10 de mayo. Miriam investigó y encontró los restos de su hija desaparecida en una fosa clandestina en 2014, y nunca dejó de luchar. El presidente del Colectivo de Familiares y Amigos de Desaparecidos de Tamaulipas señaló, “…han silenciado una voz muy fuerte con este crimen, silenciaron la voz de San Fernando, un lugar donde se han cometido crímenes atroces”. (En 2010 y 2011, masacraron a por lo menos 255 inmigrantes en ese municipio, principalmente centroamericanos).
  • Isidro Baldenegro, dirigente rarámuri que defendió férreamente los bosques en Chihuahua, fue asesinado a balazos en enero en la comunidad Coloradas de la Virgen, municipio de Guadalupe y Calvo. Recibió el premio ambiental Goldman en 2005 por organizar la resistencia a la tala (premio que también recibió Berta Cáceres, indígena de Honduras, asesinada en 2016). Aunque tenían plenamente identificado el asesino, el fiscal general del estado dijo que era un “problema complejo”, por “la infiltración de la delincuencia organizada”. Quince días después Juan Ontiveros Ramos, otro líder indígena rarámuri, de 32 años, fue asesinado en la comunidad de Choreachi, en el mismo municipio.
  • Miguel Vázquez Torres y su hermano, Agustín, activistas wixáricas (huicholes) fueron asesinados el 20 de mayo en Tuxpan de Bolaños, Jalisco. Autoridades wixitari señalaron que están plenamente identificados los cinco asesinos, y son los que controlaban “la plaza” por el cártel Jalisco Nueva Generación. Denunciaron que las autoridades no hacen nada contra los sicarios, y declararon que si la Fiscalía General de Jalisco no los detuvieran, los indígenas lo harían con sus guardias comunitarias. Los sicarios amenazaron a varios que “le bajaran”, o se convertiría la región wixárika en el norte de Jalisco “en una zona de guerra”.

Una guerra misógina contra las mujeres para reforzar el patriarcado

Los ataques violentos contra las mujeres también han escalado mucho, con más de 7 mujeres asesinadas por día, y esta guerra contra las mujeres, es un rasgo distintivo del “genocidio normalizado” que vivimos. Organizaciones de mujeres en Oaxaca denuncian que 52 mujeres han sido asesinadas en los últimos seis meses (diciembre de 2016 a mayo de este año), y señalan al gobierno estatal como cómplice, “porque en los hechos, los feminicidas tienen licencia por parte de las autoridades”. En todo el país (y todo el mundo), las autoridades e instituciones obran para defender y reforzar el patriarcado (la dominación masculina) y la opresión a las mujeres, porque es un cimiento del capitalismo y de todo sistema opresivo. El cruel asesinato de Lesvy Berlín Osorio Rivera el 3 de mayo en Ciudad Universitaria de la UNAM ejemplifica esa complicidad: la procuraduría calumnió y criminalizó a Lesvy. Mintió al decir que su “hipótesis” de suicidio se basó en un video donde se veía que Lesvy se quitó la vida, cuando no existe tal video. El Tribunal Superior de “Justicia” de la Ciudad de México encubrió el asesinato, al decidir no clasificar la muerte de Lesvy como feminicidio, y al acusar al novio de “homicidio simple doloso”, es decir, de no haber intervenido para evitar el supuesto suicidio, en vez de acusarlo de haberla asesinado. Araceli Osorio, madre de Lesvy, señaló que sí existe un video donde se ve que el novio la golpea en la cara con una cadena de perro, y los abogados de la familia presentaron otras evidencias, más que suficientes para acusarlo de feminicidio, pero el juez las descartó. Hay que seguir y reforzar la lucha por justicia para Lesvy y que se sepa la verdad. Como señalaron en las protestas: La PGJCDMX miente. ¡No fue suicidio, fue FEMINICIDIO!

Otro aspecto de esta siniestra ofensiva para reforzar el patriarcado y el sistema en general son los crímenes de odio contra las lesbianas, gay, bisexuales y transexuales (LBGT), como la reciente ola de asesinatos en la Ciudad de México.

Colaboración con el fascismo de Trump / Pence para la cacería de migrantes y la creciente militarización bajo la bota del imperialismo estadounidense

Con el régimen fascista de Trump y Pence al mando en Estados Unidos, los crímenes contra los mexicanos (aquí y en EU), los centroamericanos, y otros migrantes y refugiados se recrudecen, a la vez que se militariza cada vez más las fronteras norte y sur bajo mando estadounidense. El Estado mexicano colabora activamente con este fascismo en contra del pueblo mexicano y los pueblos del mundo: acepta la expansión del muro en la frontera norte, accedió a una base militar de EU en El Petén, Guatemala, y colabora con operaciones militares estadounidenses en la frontera con Guatemala, además de deportar a más centroamericanos de los que deporta Estados Unidos. Copatrocinó con EU la “Conferencia para la Prosperidad y la Seguridad en América Central”, en que EU avanzó en implementar una variación de su infame “Plan Colombia” en Guatemala, Honduras y El Salvador, y es el lugarteniente de los intentos intervencionistas de EU para tumbar al gobierno de Venezuela. En nombre de la “seguridad” y “combate al crimen organizado”, EU y sus lacayos arremeten con saña contra los migrantes que huyen de la miseria y violencia que su sistema creó.

Luchemos por parar los horrendos crímenes de este sistema

Con gran valentía, los familiares de víctimas, los periodistas críticos y muchos otros luchadores contra las injusticias se han puesto de pie, están protestando y resistiendo, y esto tiene un impacto muy positivo para poner al descubierto varios de los crímenes del Estado ante un creciente sector de la gente. Pero mucho más es necesario. La mayoría todavía desconoce gran parte de lo que pasa. Hace falta que más gente, al conocer lo que está pasando, se ponga de pie y luche. Hace falta que la gente se transforme de luchadores en un frente a luchadores en todos los frentes. Hace falta que hagamos confluir en un gran torrente la diversidad de luchas contra diferentes atrocidades, luchando todos juntos por parar todos estos crímenes que tienen, a fin de cuentas, una fuente común.

También hace falta que cada vez más gente entienda que el Estado no es omiso, es criminal, y que nunca va a hacer justicia en la mayoría de los crímenes que ellos mismos están cometiendo o solapando. Por lo tanto es necesario impulsar la lucha política independiente, independiente del Estado, de las clases dominantes y sus representantes políticos, incluidos los cabecillas de los actuales partidos electorales.

En verdad, solo se podrá poner fin completamente a estos crímenes y a tantos otros horrores de este sistema por medio de la revolución. La Organización Comunista Revolucionaria, México, está trabajando activamente desde ahora para preparar esa revolución y llamamos a otros a sumarse a esta lucha revolucionaria imprescindible para el futuro del pueblo y la emancipación de la humanidad. Hemos trazado una orientación estratégica y programa básico para la revolución en México en La revolución liberadora. Contamos con un nuevo desarrollo cualitativo de la ciencia del comunismo por parte de Bob Avakian, aprendiendo de los grandes aciertos pero también de los importantes errores del movimiento comunista y los países socialistas del pasado, así como de muchas otras fuentes, para abrir una nueva ola de revoluciones en el mundo, hacia el comunismo, la sociedad sin clases, y la emancipación de toda la humanidad.

Es desde esta perspectiva que nos unimos a todos los que se atreven a desafiar el Poder y ponerse de pie contra los crímenes de este sistema, para forjar juntos una amplia lucha decidida y combativa desde una variedad de perspectivas.¡Ya basta de tantos crímenes, ya basta de tanta impunidad! Llamamos a todos a unirse para luchar por poner fin a la guerra contra el pueblo. Esta lucha contribuye y podrá contribuir mucho más a la causa popular. Despierta a cada vez más gente, adormecida por la propaganda mentirosa de los medios, a la realidad de las atrocidades sin fin que este Estado y este sistema siguen y seguirán perpetrando. Inspira a nueva gente a ponerse de pie y luchar con la frente en alto. Puede obligar al Estado y las clases dominantes a retroceder y ceder ciertas concesiones al pueblo en determinados casos. Eleva la conciencia de la gente de que este Estado es criminal y que, a fin de cuentas, solo el pueblo hará justicia. Y sirve para desarrollar la lucha política independiente del pueblo y a desarrollar su conciencia, combatividad y organización al atreverse a desafiar y luchar contra el Poder y a soñar y batallar por un futuro muy distinto y mejor.

¡Todos estos horrores son innecesarios! Todos son producto, a fin de cuentas, de un sistema criminal e históricamente obsoleto. ¡Podremos forjar otro futuro muy distinto y mejor! ¡Luchemos todos juntos por parar todo este sufrimiento innecesario! ¡Unámonos a las protestas por el tercer aniversario de Ayotzinapa y para impulsar la 5ª Semana Nacional de Resistencia “¡Alto a la Guerra contra el Pueblo!”

¡Alto a la guerra contra el pueblo!
¡Fin al patriarcado y a la guerra contra las mujeres!
¡Parar los proyectos de muerte, luchar por la autonomía regional indígena!
¡Abajo el Muro y la cacería de migrantes!
¡Fuera Trump, fuera Peña, al carajo todo el sistema¡
¡Luchar contra el Poder, y transformar al pueblo, para la revolución!

Organización Comunista Revolucionaria, México


1 comentario:

periodicorevolucion@yahoo.com dijo...

Hola, compas: Sobre la quinta semana de resistencia, ¿en qué fecha se celebrará? ¿Nos pueden clarificar? Muchas gracias.

revcom.us