Nuevo ataque a la investigación y las universidades por parte del Estado mexicano y la necesidad de un futuro radicalmente distinto

Protesta de estudiantes y docentes frente a Conacyt

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Este artículo es una contribución de un profesor colaborador de Aurora Roja.

En lo que sigue analizaremos las implicaciones fundamentales del proyecto de una nueva Ley General en Materia de Humanidades, Ciencias, Tecnología e Innovación, que el presidente ya ha enviado al Congreso para su aprobación.

El nuevo Proyecto de Ley centraliza el poder en funcionarios designados directamente por el presidente de la República respecto a la toma de las decisiones acerca de la ciencia, la educación universitaria y los centros de tecnología federales para promover los intereses más inmediatos del capitalismo en detrimento de la naturaleza y del grueso de la población. La libertad de investigación, libertad de cátedra y estudio, el desarrollo del pensamiento crítico y la autonomía de las universidades e instituciones de investigación científica y humanística están en serio peligro.

La nueva Ley es impulsada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). Analizamos aquí la versión más reciente disponible, publicada el 25 de marzo de 2022, por la Comisión Nacional de Mejora Regulatoria (CONAMER) de la Secretaría de Economía [1]. Lo esencial del proyecto, impulsado por el Estado desde 2020, ha sido fuertemente criticado por la comunidad científica como una amenaza a la libertad de investigación científica y a la autonomía universitaria.

La estructura propuesta centraliza el poder de todas las tomas de decisiones académicas, políticas, económicas, de planeación y evaluación en el ejecutivo federal. El meollo del problema es que el gobierno busca instrumentar el control absoluto de la inteligencia científica nacional al ponerla bajo el control del Consejo Nacional. Esa intención viene desde la versión de diciembre del 2020 [2]. En su Artículo 30, propone que “El Consejo de Estado será la máxima autoridad del país en materia de humanidades, ciencias, tecnologías e innovación. Asimismo, el Consejo de Estado será la entidad del Gobierno Federal responsable de la política nacional en la materia”.

En la versión del 22 de mayo del 2022 [3], se sustituye el Consejo de Estado de la versión del 2020 por un Consejo Nacional. De manera disfrazada, se trata de confundir y distribuir en varios artículos la misma concepción de concentración de poder. A través de los Artículos 11, 57, 62 y 63, propone esencialmente lo mismo: todas las decisiones reservadas para el ejecutivo federal.  De manera demagógica, el Artículo 11 de palabra propone que el Consejo Nacional considere las propuestas generadas por la comunidad, y sobre esa base propondrá la integración democrática de una Agenda Nacional que establezca líneas de acción en torno de los asuntos estratégicos o prioritarios para el desarrollo del país sin menoscabo de la libertad de investigación. Sin embargo, resulta que el Artículo 57 establece de manera clara que el Consejo Nacional tiene como objeto formular y conducir la política nacional en materia de humanidades, ciencias, tecnologías e innovación. Y el Artículo 62 indica que le Consejo Nacional estará conformado por la directora de Conacyt, quien lo presidirá, y 12 representantes de Secretarías de Estado de la Administración Pública Federal, todos con voz y voto, nombrados directa o indirectamente por el Jefe del poder ejecutivo federal. Todos los representantes de órganos colectivos de investigadores y universidades, así como los investigadores en funciones, están excluidos de participar en dicho Consejo ni siquiera con voz, si bien el Consejo Nacional podrá en ocasiones invitarlos con voz cuando lo considere pertinente.

Se centraliza la planeación en el Consejo Nacional. Se elimina la participación de las comunidades científica, académica y tecnológica en la toma de decisiones. Se elimina la promoción de la descentralización de la toma de decisiones. Se elimina la evaluación por pares para la asignación de futuros fondos a proyectos de investigación, centralizando la evaluación y toma de decisiones en el Consejo Nacional. Dado que no existe ninguna obligación de tomar en cuenta las opiniones de los escasos órganos de consulta aprobados por dicho Consejo, es claro que quienes van a tomar las decisiones fundamentales acerca de las propuestas de proyectos de investigación, su aprobación y evaluación son funcionarios federales de la rama ejecutiva, nombrados por el presidente de la República, sin conocimientos acerca de lo que significa realizar investigación científica. En otras palabras, el personal académico de investigación del país que tenga relación directa o indirecta con fondos de Conacyt será evaluado en función de la Agenda Nacional del Estado. No existirá la libertad de investigación para ellos.

La ya de por sí relativa autonomía de las universidades se ve fuertemente limitada por los criterios políticos que impondrá el Conacyt unilateralmente para el otorgamiento de becas y apoyos similares para estudiantes de todos los programas de posgrado. Los criterios políticos para el otorgamiento de becas por parte de Conacyt estarán dictados por el Consejo Nacional a través de la Agenda Nacional, la que elabora dicho Consejo en correspondencia con los ejes programáticos y de articulación de la política gubernamental.

De convertirse en Ley este Proyecto, el Conacyt coartará o nulificará la libertad de investigación de los académicos de todo el país a través de dos tipos de medidas. Por un lado, el Consejo Nacional expedirá (sin la participación de la comunidad universitaria del país ni de los investigadores) el Reglamento del Sistema Nacional de Investigadores. El Reglamento regulará los procedimientos de ingreso, promoción y permanencia en el Sistema Nacional de Investigadores (SNI), así como los términos y condiciones de los apoyos, incluyendo los derechos y obligaciones de las personas integrantes, así como las sanciones para los casos de incumplimiento, y lo demás que sea necesario para su operación. De acuerdo con las bases generales del Proyecto de Ley, el ingreso, la permanencia y la promoción en el SNI se realizarán tomando en cuenta invariablemente la correspondencia de su contribución con los ejes programáticos y de articulación de la política gubernamental. En otras palabras, el gobierno federal, a través del Consejo Nacional, define las áreas y problemas a trabajar por los investigadores, les provee fondos y evalúa su trabajo y desempeño personal en función de la Agenda Nacional del Estado. De lo anterior es claro que toda investigación científica que no tenga conexión directa con la Agenda Nacional tendrá el demérito correspondiente a la hora de su evaluación. Por otro lado, la aprobación de financiamiento para equipamiento de laboratorios está igualmente condicionada a que se enmarque en tal Agenda Nacional del gobierno federal.

Es más, se retira la autonomía a los 26 Centros Públicos de Investigación que existen en el país, al crear el Sistema Nacional de Centros Públicos que será dirigido por el Consejo Nacional (véase el Artículo 48). Su subordinación bajo el Consejo Nacional socavará la investigación científica, tecnológica y en ciencias sociales en dichos centros y, en el corto plazo, se causará un daño irreparable que cortará una trayectoria de muchos decenios de trabajo científico, social y tecnológico serio y profesional.

El Proyecto de Ley contiene una serie de conceptos cuestionables sin definir, como son: rigor epistémico, pluralidad y equidad epistémica, diálogo de saberes, interculturalidad, producción horizontal del conocimiento, solvencia académica, solvencia epistemológica, beneficio social, precaución. Dichos conceptos sin definición clara podrán utilizarse para la evaluación de la labor académica y la distribución de recursos. La vaguedad y el contenido cuestionable de estos conceptos abre la puerta a la discrecionalidad de las autoridades tanto para la aplicación del presupuesto, como para las evaluaciones, o la aplicación de presiones o posibles represalias individuales y colectivas, etc.

Todo lo anterior demuestra que, con toda esta centralización y subordinación al poder ejecutivo federal, este Proyecto de Ley constituye una gran amenaza al futuro de la libertad de investigación, de la libertad académica de enseñanza, de la libertad de los estudiantes para escoger el área de posgrado en la que desean especializarse y de la libertad que tienen las Universidades Autónomas para desarrollar las diversas áreas de ciencia. También es un riesgo inminente para la autonomía de las universidades del país.

Es más, se establecen las bases para mayor “austeridad” y recortes. En el Proyecto de Conacyt, se elimina la disposición de la Ley de Ciencia de 2002, en su Artículo 9 Bis, en el sentido de que el gasto nacional en ciencia no deberá ser menos del 1% del producto interno bruto del país, lo cual debiera permanecer e incrementarse.

Aunque este Proyecto de Ley es un nuevo ataque reaccionario que debe ser derrotado, también es una continuación de los esfuerzos durante años de subordinar cada vez más directamente las ciencias, tecnologías y humanidades al Estado y a las necesidades más inmediatas del actual sistema capitalista.

Ejemplo de lo que viene para la ciencia, los científicos e investigadores, las universidades y los estudiantes de estas, son los dos siguientes ejemplos claros de represión política por parte del Estado mexicano en contra de científicos: el primero contra científicos expertos convocados para dar su evaluación científica respecto al llamado Tren “Maya”, y el segundo el ataque y persecución política que realizó el gobierno federal contra dirigentes del Foro Científico y Tecnológico de Conacyt como acciones precursoras a la preparación del Proyecto de Ley que venimos analizando [3].

Primero, la represión a investigadores por el Tren “Maya”. A finales de septiembre de 2019, el Conacyt invitó a más de treinta personas de reconocida experiencia y prestigio, adscritas a instituciones públicas de investigación, organizaciones no gubernamentales y organizaciones sociales regionales, a participar en un grupo de trabajo voluntario para generar una serie de documentos en los que se analizaran las condiciones sociales, económicas y ambientales prevalecientes hasta 2019 en los territorios sobre los cuales el FONATUR había proyectado el Tren “Maya”, así como los riesgos que implicaba dicho proyecto. En diciembre de 2019, el Grupo de expertos presentó un resumen ejecutivo [4]. Dicho documento no resultó ser lo que esperaba el Poder Federal, y tanto el gobierno como Conacyt detuvieron su difusión y decidieron dar por terminadas las labores del Grupo de expertos. El gobierno no contaba con que la información se filtrase a la prensa nacional. El documento elaborado por los expertos no otorgaba el visto bueno al Proyecto Federal del Tren Maya sino que demostraba que era muy negativo para la estabilidad mecánica de los suelos por donde pasaría la vía férrea y para la conservación de los ecosistemas locales. Pondría en serio peligro el abasto de agua, contaminaría muchas fuentes de agua con agua salobre y solo favorecería a la industria del Turismo, promoviendo la llegada, en alrededor de diez años, de entre 20 y 30 millones de turistas al año a dicha región. Promovería el desalojo de muchas poblaciones de campesinos e indígenas. Solo generaría empleos locales mayormente en el sector de hotelería en limpieza, mantenimiento de baja tecnología, cocineros, etc.

Cabe destacar que las autoridades federales pidieron que los investigadores del grupo de expertos se apremiasen para tenerlo completo antes de su consulta amañada respecto al proyecto del Tren “Maya”, pensando que iba a poder ser utilizado a su favor, pero cuando vieron el resumen dijeron reservarlo para supuestamente ‘no influir en la consulta’. Y, aunque prometieron publicarlo después, nunca lo hicieron. Y después, por boca del presidente de la República, se dieron a la tarea de desprestigiar a los investigadores expertos que ellos mismos habían escogido.

Estos ataques han continuado y se han generalizado en contra de toda oposición razonada a este megaproyecto ecocida y etnocida, provocando la respuesta de más de 300 investigadores y académicos en una carta abierta en el año 2022: “No somos pseudocientíficos… somos académicos con trabajo de campo y de gabinete…” El mandatario los califica de ser “pseudoambientalistas sin convicciones y sin escrúpulos morales”. Ellos afirman: “no fuimos escuchados. Y hoy el Tren Maya se está construyendo por encima de la libre determinación de los pueblos y las comunidades que ancestralmente habitan ese territorio (...) y sin una consulta a los expertos en quienes el pueblo de México ha invertido cuantiosos recursos para generar conocimiento sobre el patrimonio biocultural” [4].

Segundo, la represión al Foro Científico y Técnico. Esta persecución política y policial comenzó en septiembre de 2021, por parte del Ejecutivo federal contra 31 destacados científicos que dirigían el Foro Científico y Tecnológico, llegando a que la Fiscalía General de la República solicitara órdenes de aprehensión en su contra con el absurdo cargo de "delincuencia organizada”. El Foro era un órgano autónomo y permanente de consulta establecido en la ley de Ciencia del año 2002, el cual tenía fondos federales auditables año con año, recibidos de Conacyt. La represión ocurrió después de que Conacyt ilegalmente le retuvo los fondos que por ley estaba obligado a entregarle y se basó en acusaciones de un supuesto mal uso de fondos de cuentas que ya habían sido auditadas oficialmente. Por lo tanto, estos absurdos cargos fueron finalmente desechados por la Suprema Corte por ser ya cosa juzgada. Aunque el Foro no es precisamente una institución progresista (y de acuerdo con la ley capitalista vigente, está obligado a apoyar ciertas investigaciones en beneficio de empresas privadas nacionales e internacionales), no fue atacado por eso ni por los cargos ridículos que les formularon y no pudieron demostrar. Al contrario, en la lucha del gobierno capitalista de López Obrador por imponer su nueva ley de ciencia, ha atacado al Foro por ser el Foro un mecanismo de debate y crítica al gobierno en materia de ciencia y tecnología. Con el retiro ilegal de fondos y la persecución policíaca de la dirección del Foro, el gobierno dificultó que se organizaran consultas colectivas independientes acerca del proyecto actual de ley de la Ciencia promovido por Conacyt.

El proyecto de ley del gobierno corresponde a la necesidad que tiene el sistema capitalista en México de acentuar el control y subordinación del desarrollo científico y tecnológico a las necesidades actuales del sistema capitalista-imperialista mundial, así como el programa particular del gobierno actual para cumplir con eso. La juventud que desea formarse en áreas científicas, tecnológicas o de humanidades estará condicionada directamente por las decisiones del Consejo del Estado, sin intervención real de las universidades o los investigadores nacionales. Se amenaza directamente la autonomía de las universidades y de centros de investigación que utilizan fondos federales o públicos. De aprobarse este proyecto de ley, se garantiza que en temas sensibles para el gobierno federal o para las necesidades del sistema capitalista solo se aprobarán proyectos de investigación y desarrollo si estos se subordinan a sus dictados.

Cabe destacar lo anterior al señalar que el único rubro de investigación que el Proyecto menciona explícitamente son “los proyectos de investigación científica, desarrollo tecnológico e innovación enfocados en temas de exploración, extracción y refinación de hidrocarburos, así como la producción de petroquímicos” (Artículo 22). Aunque sigue una vaga referencia a también desarrollar fuentes renovables y limpias, queda claro que lo esencial para el gobierno capitalista actual en México son los hidrocarburos, por toda la prioridad que les ha dado, en violación de los ya de por sí insuficientes Acuerdos de París. También, el Artículo 33, inciso VI, establece que “Para el financiamiento de proyectos en materia de humanidades, ciencias, tecnologías e innovación se procurará la concurrencia de aportaciones de recursos públicos y privados, nacionales e internacionales. Las y los beneficiarios del sector privado deberán aportar recursos para el financiamiento de los proyectos en que participen…" Aunque la búsqueda de fondos privados viene de tiempo atrás, esto abre más la puerta a la subordinación directa al capital privado y la sujeción de la investigación a sus prioridades dictadas por las ganancias potenciales.

De todo lo anterior, debe quedar claro que en temas vitales o esenciales para el fortalecimiento del Estado y del sistema capitalista como los megaproyectos (Tren Maya, proyecto transístmico, minería, petróleos, Ecosistemas Tropicales o no, etc.) no existirá libertad de investigación o cátedra y se desprestigiará, se amenazará y reprimirá política y económicamente a sus opositores. Esto es completamente inaceptable, pues en la etapa actual la supervivencia de la humanidad está en grave riesgo por la multitud de graves crisis producidas por la dinámica del sistema capitalista, las cuales atentan contra la existencia de la vida en México y en el planeta; y respecto a ello la investigación científica, los investigadores y profesores, los estudiantes y las universidades tienen una responsabilidad desproporcionada de aportar soluciones potenciales que va mucho más allá de su número.

La economía capitalista se ve obligada por sus propias leyes internas a la búsqueda de la máxima ganancia sin importar que con ello cause la destrucción acelerada de ecosistemas, la contaminación en las grandes ciudades, el calentamiento global, la contaminación de los suelos, aire y aguas, el creciente desempleo de la juventud, guerras imperialistas y muchos otros horrores. Sobre todo, la crisis ambiental global y la creciente amenaza de una guerra mundial nuclear ponen en riesgo la supervivencia de la humanidad. Es claro que no será dicho sistema económico quien salvaguarde el futuro de la humanidad y los ecosistemas existentes en el territorio mexicano y en el mundo.

Nuestro proyecto político es cualitativamente diferente al capitalismo. Es el de un nuevo sistema socialista basado en la ciencia, el cual esté centrado en las necesidades fundamentales de los seres humanos y de los ecosistemas locales y planetarios, lo cual requiere tumbar el sistema capitalista.

Ante la situación general anterior, campesinos, indígenas, investigadores y ciudadanos aquí en México y en el mundo están actuando: están dando la voz de alarma, presentan a la población documentos basados en ciencia acerca de las probables catástrofes y peligros que amenazan la supervivencia de la humanidad, hacen manifestaciones y resisten con una seria determinación; realizan investigaciones importantes, piensan con profundidad en métodos alternativos de hacer las cosas y llevan a cabo proyectos importantes para el futuro de la humanidad. Ya se sabe mucho sobre lo que se tiene que hacer para revertir estas tendencias destructivas e impedir daños fundamentales al medio ambiente y ecosistemas del planeta en conjunto (comenzando con eliminar la dependencia de los combustibles fósiles), y dichas comunidades están tomando algunas iniciativas locales importantes para proteger los ecosistemas.

No obstante, no se están llevando a cabo estas cosas a una escala lo suficientemente grande como para que tengan un efecto de peso a largo plazo, por lo que imponen las mismas dinámicas del sistema capitalista. Aunque estas acciones son loables, solo atacan efectos y no van a la raíz del problema. Y es que, a la larga, nuestras acciones deben corresponder a un entendimiento verdadero de las causas del problema y en consecuencia a su verdadera solución. De hecho, los científicos y conservacionistas de la vida silvestre siguen topándose con un muro de persecución política y represión violenta estatal cuando traten de hacer lo que se pueda hacer bajo este sistema para tratar de proteger la existencia de los ecosistemas. El muro y causa de los problemas fundamentales que amenazan la supervivencia de la humanidad y causan también todo el sufrimiento innecesario de la misma es el sistema capitalista imperialista mundial, el cual es el principal obstáculo para la supervivencia de la humanidad y del ecosistema planetario del que formamos parte [6].

Y es que de acuerdo con Bob Avakian: “Este Sistema Capitalista-Imperialista y aquellos que gobiernan no son capaces de llevar a cabo desarrollo económico que cumpla con las necesidades de la gente ahora y a la vez balancear eso con las necesidades de generaciones futuras y los requisitos de proteger el medio ambiente. No les importa nada de la exquisita diversidad en el medio ambiente y en la tierra y sus especies y los tesoros que tiene a menos que puedan convertir eso en ganancias para sí mismos... Ellos no son capaces de ser quienes cuidan este planeta” [6].

Existe un nuevo adelanto en el entendimiento que puede habilitar a la humanidad para hacer la clase de revolución socialista polifacética y liberadora que se necesita en el mundo actual. Se trata de la nueva síntesis del comunismo de Bob Avakian. Éste ha tomado los logros de las anteriores revoluciones, a la vez que las ha analizado críticamente y de maneras importantes ha ido más allá de ellas; sobre esa base, ha sintetizado una visión del socialismo como una sociedad verdaderamente transformadora y vibrante. Esta nueva síntesis también da la necesaria orientación para extender y promover la revolución en el mundo actual [7]. La revolución socialista no promete una utopía. Cualquier nueva sociedad socialista enfrentará enormes retos, presiones y contradicciones. Existe la propia gravedad de la emergencia ambiental, así como muchos otros retos para construir una nueva sociedad mucho mejor y radicalmente distinta. Esta revolución liberará al pueblo y hará que el potencial científico y técnico se zafe de las trabas del sistema capitalista de propiedad y ganancias. Tal revolución abrirá espacios permanentes para que la gente explore ideas muy diversas y oiga a sus defensores sin ceder lo primordial, sin perder el poder que permitió destruir al sistema capitalista y que permitirá implantar una economía que cumpla con las necesidades de la gente ahora y a la vez balancee eso con las necesidades de generaciones futuras y los requisitos de proteger el medio ambiente [8].

El papel asignado a la ciencia y los conocimientos en general en esta nueva sociedad será muy distinto al que desempeñan en el capitalismo. En la nueva sociedad socialista, “promover y apoyar la ciencia y la actividad científica tiene el objetivo de incrementar continuamente el caudal de conocimientos científicos y alentar ampliamente el espíritu y método científico en beneficio de la humanidad. Como una dimensión muy importante, se desarrollará la economía socialista y la base material para continuar la transformación de la sociedad y el mundo hacia la meta final del comunismo y la emancipación de la humanidad. Pero no se puede reducir el rol y el propósito de la ciencia a eso, por importante y crucial que sea. Más allá de eso, estimular la curiosidad acerca del mundo natural en sus múltiples dimensiones, incluyendo la sociedad humana y su desarrollo histórico, y alentar y aplicar métodos científicos creativos y a la vez rigurosos para explorar y aprender acerca de todo esto es fundamental para el pleno florecimiento de los seres humanos y para su capacidad de contribuir al avance a un mundo comunista” [9].

Es más: “Mientras se proporcionarán los necesarios medios, condiciones y atmósfera que se requieran y que propicien el trabajo científico, incluyendo la investigación y exploración teórica, también se harán esfuerzos no solamente para darles a los estudiantes y al pueblo en general, por medio del sistema educativo y de otras maneras, conocimientos y cimientos científicos básicos de los principios científicos y el método científico sino también para atraer a crecientes números de personas a la investigación y experimentación científica, incluyendo en proyectos en que trabajen juntas con profesionales científicos de tiempo completo y bajo su dirección, y para hacer uso de la extensa experiencia y conocimiento acumulado del pueblo en general como un recurso valioso para la actividad científica” [9].

Por ejemplo, en relación con bregar con la crisis ambiental en la nueva sociedad, “es necesario sacar la ciencia de su encierro en los claustros. Existen conocimientos que provienen de las personas básicas en los centros de trabajo y las comunidades. Existen conocimientos que provienen de las personas básicas de todo el mundo, de los campesinos y agricultores, de los pescadores y de las personas que viven en las comunidades afectadas por la contaminación. La sociedad socialista tendrá que promover toda clase de polinización cruzada de conocimientos y experiencias: que los meteorólogos e ingenieros intercambien conocimientos sobre las ciencias y el método científico con las personas básicas quienes están chequeando la ciencia, a la vez que los expertos aprendan de las observaciones y descubrimientos, experiencias y aspiraciones de las personas básicas.

“Se popularizará la ciencia a través de la sociedad. Por ejemplo, en la sociedad se popularizarán y se alentará en los grandes debates, discusiones y descubrimientos entre los climatólogos y los científicos ambientales, sobre la manera de solucionar el problema del calentamiento global, sobre su alcance y sobre la forma en que se desarrolla. La sociedad socialista tendrá que promover el entendimiento y debate a nivel mundial” [6].

El nuevo Proyecto de Ley de Conacyt que hemos analizado aquí es un nuevo ataque reaccionario, un intento a controlar aún más directamente la investigación, la ciencia y las humanidades por parte del poder ejecutivo federal y someterlas aún más a las necesidades y dictados del sistema capitalista. Hay que denunciarlo y oponérsele, a la vez que luchamos por un mundo radicalmente distinto y mucho mejor.

REFERENCIAS:

[1]. Ley General en Materia de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación, versión CONAMER. https://cofemersimir.gob.mx/expediente/27040/mir/53471/regulacion/6591851

[2]. Anteproyecto de Iniciativa de Ley General de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación. 2020. https://www.foroconsultivo.org.mx/FCCyT/documentos/ley_cti/ALGHCTI_22_12_2020.pdf

[3]. Ley General en Materia de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación, versión CONAMER. https://cofemersimir.gob.mx/expediente/27040/mir/53471/regulacion/6591851

[4]. Territorios mayas en el paso del tren: Situación actual y riesgos previsibles. Elaborado por: Grupo constituido por CONACYT para el análisis de riesgos en los territorios en los que está proyectado el Tren Maya (GC-TTM) (Resumen Ejecutivo de un documento extenso en proceso de edición). Diciembre de 2019. https://geopolitica.iiec.unam.mx/node/702

[5]. Por qué nos oponemos al Tren Maya, carta al presidente Andrés Manuel López Obrador y a la opinión pública del 1° de abril de 2022, con más de 300 signatarios. Disponible en https://geopolitica.iiec.unam.mx.

[6]. Véase el periódico Revolución del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos. Número especial sobre la crisis ambiental. https://revcom.us/quick/199es.php#a1

[7]. Bob Avakian. El Nuevo Comunismo. La ciencia, la estrategia, la dirección para una revolución real y una sociedad radicalmente nueva en el camino a la verdadera emancipación. Editorial Aurora Roja, 2016. https://revcom.us/avakian/science/Bob-Avakian-EL-NUEVO-COMUNISMO-Obra-completa.pdf

[8]. Bob Avakian. Dictadura y democracia y la transición al comunismo. RCP Publications. Chicago. 2005. http://www.revcom.us

[9]. Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte (Proyecto De Texto). De la autoría de Bob Avakian, adoptada por el Comité Central del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos, 2010. Aunque se propone para una nueva república socialista dentro del territorio que es actualmente Estados Unidos, contiene varios principios de aplicación universal, tomando en cuenta las condiciones concretas de cada país. https://revcom.us/sites/default/files/constitucionsocialista/SocialistConstitution-es.pdf

 

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