Contrainsurgencia, terror y resistencia en Chiapas - ¡Alto a la guerra contra el pueblo!

Protesta por la guerra contra en pueblo en Chiapas

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“La gente del municipio de Frontera Comalapa y de la región de la frontera en general así lo manifiesta: está viviendo una situación de guerra”, señala el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas (Frayba). Arrecian las ejecuciones, los desplazamientos forzados y el reclutamiento forzado de jóvenes en la disputa por el control entre los Cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación. Solo en mayo de 2023, por lo menos tres mil personas fueron desplazadas de sus hogares en medio de batallas callejeras en Frontera Comalapa. Un lugareño denuncia que los efectivos de la Guardia Nacional (GN) y el Ejército “se pasean por el lugar, pero nada hacen. La gente tiene miedo, las calles están casi desiertas”. Se ilustra una vez más el contubernio entre las fuerzas armadas y los cárteles.

En Chiapas y muchas otras partes del país, se vive un horroroso aumento de asesinatos y desapariciones. Cunde la violencia contra el pueblo, relacionada, en muchos casos, con el empuje desde el gobierno y las grandes empresas para extender la explotación capitalista, muchas veces acompañada por el crimen organizado. Por lo menos desde 2007, cuando Calderón declaró la supuesta “guerra contra el crimen organizado”, lo que vivimos en realidad es una guerra contra el pueblo, una suerte de “contrainsurgencia preventiva”—para amedrentar, desplazar y controlar a la población, extender el “desarrollo” depredador y prevenir que el pueblo se levante—y sobre todo para impedir que se desarrolle una insurgencia real y poderosa. Aunque no sea obvio a simple vista ahora, en un mundo de guerras por imperio y crisis climática, la permanencia del actual sistema económico y político se pone en duda, los gobiernos tambalean y pueden presentarse posibilidades revolucionarias.

La  guerra de contrainsurgencia contra el Ejército Zapatista de Liberación Nacional es parte importante de esta guerra contra el pueblo (ver “Alto a la guerra contra el EZLN y las bases de apoyo”). También hay otros importantes ataques y resistencia en el estado. Desde 2015, arrecia en Chiapas la violencia reaccionaria del Estado y de otras fuerzas armadas criminales. La “tríada” de poder —el gobierno con sus fuerzas armadas, las empresas capitalistas y el crimen organizado— coluden entre sí, a la vez que se intensifican los conflictos en sus filas por el control económico, político, territorial y de la población, sobre todo cuando las autoridades de distintos niveles del gobierno se alían con distintos grupos criminales. Aumentan el tráfico de migrantes, la trata de mujeres y niños, la venta y el consumo de drogas, el tráfico de armas de alto poder y otros giros criminales lucrativos en general en el estado. Se multiplican las bandas armadas locales, como se vio en junio de 2022, cuando una batalla campal por el control del Mercado norte de San Cristóbal de las Casas convirtió esa parte de la ciudad en una zona de guerra durante varias horas.

Narcoparamilitares y Desplazamientos Forzados

En Los Altos de Chiapas, sobre todo en los municipios de Chenalhó, Pantelhó, Aldama y Chalchihuitán, grupos armados criminales, (herederos de los paramilitares organizados por el ejército contra el EZLN en 1994, ahora vinculados al narcotráfico), controlan comunidades y han desplazado a miles de personas. De 2010 a 2022, por lo menos 16,755 personas fueron desplazadas a la fuerza, temporal o permanentemente. En julio de 2021, Simón Pedro Pérez López, defensor de derechos humanos del pueblo maya tsotsil y ex presidente de la Mesa Directiva de Las Abejas de Acteal, fue ejecutado en el mercado de Simojovel, por denunciar la violencia del grupo criminal que controlaba el municipio de Pantelhó. Días después, un grupo de autodefensas corrió al grupo criminal y se formó un nuevo gobierno municipal. Pero en agosto de 2023, retomaron el control los paramilitares, con el respaldo de la Guardia Nacional. El gobierno y los narcoparamilitares utilizan los programas “sociales” y las armas de alto poder para fragmentar a las comunidades y despojar y desplazar a los indígenas que no se alinean con el gobierno. 

Militarización y Represión Política

Al comenzar 2023, se habían construido 10 cuarteles de la Guardia Nacional (GN) en Chiapas, con 6 más programados para este año. También hay 71 campamentos militares y por lo menos 8500 efectivos del Ejército, la Marina y la GN. Además de reforzar la guerra de contrainsurgencia contra el EZLN, los militares y policías se encargan de perseguir y deportar decenas de miles de migrantes, reprimir y desaparecer a  periodistas, a defensores y a estudiantes y maestros que luchan. Por ejemplo, los 95 normalistas de Mactumatzá, 71 mujeres y 24 hombres, fueron detenidos y desaparecidos temporalmente, amenazados de muerte y apresados por la policía del estado, ¡por exigir exámenes presenciales en vez de en línea!

Resistencia y Represión en Chilón

En 2020, las comunidades mayas tseltales del municipio de Chilón protestaron contra la instalación de un cuartel de la GN en su territorio; 300 policías municipales y estatales los reprimieron, hiriendo a 11 personas. Dos ejidatarios, César Hernández Feliciano y José Luis Gutiérrez Hernández, fueron detenidos, torturados y encarcelados durante 17 días. Fueron acusados de “motín” y seguían casi tres años bajo proceso en libertad condicional. En mayo de 2023, fueron sentenciados a dos años de cárcel y una multa de 6500 pesos, sin evidencia de delito alguno. En 2007 estas mismas comunidades lucharon y sacaron un cuartel del Ejército de su territorio, que denuncian traía “ejecuciones y todo tipo de violencias en contra de la población local, alcoholismo, drogadicción y prostitución”.

Chicomuselo – minería y narcotráfico

En Chicomuselo hay 12 concesiones mineras vigentes y ninguna tiene la aprobación de los ejidos y comunidades donde se ubican. Varias comunidades exigen que se cancelen todas y que paren las amenazas a los defensores y las comunidades. En 2009, lograron clausurar la minera canadiense Blackfire Exploration Ltd, después del asesinato de su dirigente, Mariano Abarca Roblero. Ahora hay un cuartel militar en Chicomuselo y estos luchadores enfrentan la “tríada” del poder—las empresas mineras, el gobierno y el crimen organizado que ejercen el control económico, político y territorial, por medio de los programas “sociales” corporativistas y la violencia, con el respaldo de los militares. En junio de 2023, la organización Pueblo Creyente de la Parroquia San Pedro y San Pablo de Chicomuselo marchó y denunció que en esta región “estamos sufriendo como pueblos los asesinatos, secuestros y desapariciones”, y que grupos criminales operan “con total impunidad con el objetivo de controlar el territorio, saqueo, extracción y explotación minera y cobro por derecho de piso”. En julio, las autoridades ejidales y comunitarias denunciaron los daños provocados por la minera Blackfire a las “aguas subterráneas, ríos, arroyos, bosques, la salud de la población y el tejido comunitario que nos caracteriza como ejidos y comunidades”, y declararon su rechazo a toda actividad minera.

Lo mismo pasa en muchas partes del país, la gente vive con miedo, bajo la “ocupación” de una u otra banda militar o “militarizada” que utiliza la fuerza, o la amenaza de la fuerza, para controlar y someter al pueblo—sea la policía, GN, Ejército, Marina, bandas de narcos, u otra fuerza paramilitar. Desbordan las evidencias de que las fuerzas armadas y los mandos políticos del Estado están coludidos con las organizaciones delincuenciales y que protegen los intereses de los grandes capitalistas. Pero el problema de fondo no son solo oficiales corruptos u “omisos”. El sistema económico y político, el sistema capitalista bajo dominación imperialista que impera en el país, es lo que produce y encubre estos horrores e injusticias—un sistema que no permite la autonomía de los pueblos indígenas sino que les hace la guerra contrainsurgente. Que desplaza, desaparece y asesina a la gente. Que caza a los migrantes. Que extiende la explotación capitalista, destruye el medio ambiente y acelera el calentamiento global. Este sistema amenaza la sobrevivencia de la raza humana y muchas más especies y solo una revolución que lo tumbe y lo desmantele hará posible un futuro liberador para la humanidad.

¡Apoyemos toda la resistencia justa en Chiapas y luchemos desde ahora para la revolución que derribe al actual Estado y construya una nueva sociedad socialista, base de apoyo para un nuevo mundo! 

 Aurora Roja

Voz de la Organización Comunista Revolucionaria, México

auroraroja.mx@gmail.com                 aurora-roja.blogspot.com


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