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1. Los
horrendos crímenes contra el pueblo que pasan todos los días son completamente intolerables
y hay que luchar por pararlos ya. De Ayotzinapa a Teuchitlán a los más de 127 mil
desaparecidos en las cifras oficiales y decenas de miles más no reportados por
temor y por la conocida impunidad. El país se ahoga en sangre: más de 120 mil
asesinatos bajo Calderón, 156 mil con Peña, 176 mil con AMLO, y no se detienen.
En el supuesto “tiempo de mujeres”, hay más de 10 feminicidios al día, decenas
de miles de desaparecidas, violadas y prisioneras de la trata, con igual tenebroso
destino para mucha gente LGBTQ. Exaltan públicamente “lo indígena”, mientras
asesinan a uno tras otro de sus dirigentes, los sobreexplotan, roban, envenenan
y los corren de sus tierras en aras de los megaproyectos de muerte y otros
grandes negocios. Todos estos crímenes, encubrimiento e impunidad son producto de la infernal triple alianza
de autoridades, crimen organizado y grandes empresarios. También, desde
antes, y ahora bajo las órdenes y agresiones del fascismo de Trump, el gobierno
mexicano, coludido con el narco, persigue, reprime, roba, asesina y desaparece a
miles de migrantes. Cerrar los ojos y aceptar todo esto es ser cómplice de
tanta terrible inhumanidad; denunciarlo y luchar es reafirmar la humanidad
propia y ajena.
2. Hay que
atreverse a luchar contra estos crímenes y unirse a los que ya están luchando. Las madres desafían el
encubrimiento por las autoridades, buscan entre coraje y lágrimas a sus
familiares desaparecidos y marchan exigiendo justicia. Los rebeldes reclaman
justicia por los crímenes del Estado, desde 68 hasta Acteal, de Ayotzinapa a
Teuchitlán y tantos más. Las mujeres inundan las calles de verde y morado
exigiendo el fin del patriarcado. Las y los indígenas y otras comunidades hasta
tienen que armarse para defenderse. Los migrantes han tenido incluso la osadía
de marchar por las calles de la capital con la consigna “Criminales no son los
migrantes, criminal es el gobierno que reprime a migrantes”.
Sigue...
