¡La hora ya nos está encima urgentemente — de expulsar al régimen fascista de Trump!


Les habla Bob Avakian —REVOLUCIÓN— número 141.

A lo largo de los últimos 30 años, he venido analizando la manera en que el Partido Republicano ha estado avanzando en un sentido fascista desde la década de 1960, con saltos adicionales desde ese entonces hasta volverse cada vez más abiertamente fascista. Y ahora, con la “segunda venida” del régimen de Trump, este fascismo está emprendiendo una arremetida desbocada.

Habría sido mucho mejor —muy probablemente no nos encontraríamos en la terrible situación a la que ahora estamos obligados a enfrentar— si este análisis, de dar la alerta sobre un fascismo muy real, no se hubiera ignorado tan a menudo, o no se hubiera topado con una resistencia terca y acusaciones facilonas de ser deshonestamente “alarmistas”. En diversas situaciones críticas durante las últimas décadas, aquellos de nosotros que hemos reconocido este fascismo en desarrollo por lo que es, hemos llamado a una movilización masiva para derrotarlo — pero, aunque algunos han respondido a este llamado, los millones de personas que deberían haber hecho suyo este llamado no lo hicieron. Así que, aquí nos encontramos. Y, si bien no deberíamos “vivir” en el pasado, definitivamente deberíamos aprender de él.

A diario lo siguiente se evidencia con cada vez mayor fuerza y crueldad: No se puede vivir con este fascismo de Trump y MAGA — hay que sacarlo del poder antes de que cometa atrocidades aún más terribles y suprima a la fuerza cualquier posibilidad concreta de resistencia.

La profunda pregunta a la que toda la gente decente se enfrenta en este momento es: ¿Nos pondremos de pie juntos, millones de nosotros, para hacer lo que se necesita hacer con urgencia, para expulsar a este régimen fascista de Trump, el que es una terrible plaga para la humanidad y una gravísima amenaza para el futuro de la humanidad?

Esto significa oponer una resistencia activa —desafiar masivamente y exigir que todas las instituciones se nieguen a acatar— los dictados de este régimen fascista. Significa movilizarnos, en números aún mayores que antes, con motivo del 18 de octubre en las manifestaciones “Día Sin Reyes 2.0” por todo Estados Unidos. Y, más crucialmente, significa sumarse activamente al Llamamiento iniciado por RefuseFascism.org (Rechazar el Fascismo), abierto a todos:

Ha llegado la hora de... LA CAÍDA del RÉGIMEN FASCISTA DE TRUMP, A partir del 5 de noviembre de 2025, Washington, D.C.”. El Llamamiento continúa:

“El fascismo no es una amenaza que se avecina. Lo tenemos encima pero ya. 

"La única esperanza para la humanidad es que se pongan de pie millones de las personas decentes de Estados Unidos. No podemos esperar para unas elecciones amañadas en el futuro. Tenemos que expulsar del poder al Régimen Fascista de Trump.

“A partir del 5 de noviembre, el aniversario del triunfo electoral de Trump, inundemos a Washington, D.C. con protestas no violentas. Rodeemos la Casa Blanca. Rodeemos el Capitolio. Rodeemos la ilegítima Corte Suprema llena de fascistas. Regresemos una y otra vez. Por todo el país, neguémonos a obedecer. Todas las personas de conciencia, millones de nosotros juntos, paremos en seco la máquina del régimen fascista.

“No nos detengamos hasta que Trump sea sacado”.

¿Por qué Washington, D.C.? Debido a que es la sede del gobierno — donde se concentra el poder de este régimen fascista, y donde las masas de personas pueden ejercer su influencia de la forma más concentrada y poderosa.

En varios mensajes —incluido el anterior (el número 140)—, he hablado de los medios básicos con los cuales se podría expulsar del poder concretamente a este régimen: los millones y las decenas de millones de personas decentes, quienes muy profundamente en su corazón aborrecen este fascismo, tienen que tomar la iniciativa, poniéndose de pie con una determinación no violenta pero poderosa para replantear los términos, creando un masivo “terremoto político desde abajo”, haciendo surgir una profunda crisis política de modo que ponga en aún más evidencia la naturaleza completamente ilegítima del régimen fascista de Trump, provocando y motivando importantes cambios y realineamientos en toda la sociedad, lo que incluiría al interior de las instituciones imperantes y gobernantes, de modo que este régimen ya no pueda funcionar ni permanecer en el poder.

Hay muchas personas y fuerzas al interior de las instituciones gobernantes —o que tienen fuertes vínculos y una influencia potencialmente importante al interior de esas instituciones— que están muy profundamente consternadas, o que hasta se oponen firmemente, en su manera de ver, a las acciones del régimen fascista de Trump “al violar la Constitución y las leyes, al destruir nuestro gran experimento estadounidense en la democracia” y “al socavar y dañar seriamente la posición de nuestro país en el mundo”. Como comunista revolucionario que he desarrollado el nuevo comunismo como un marco completamente nuevo para la emancipación humana, tengo una comprensión fundamentalmente diferente de la naturaleza del sistema que gobierna en Estados Unidos y de su papel en el mundo; pero, al mismo tiempo, entiendo claramente qué tanto importa, en un sentido profundamente terrible, cuando ni siquiera exista una pretensión de la democracia y de los derechos básicos los que están pisoteados abiertamente. Ante la urgente necesidad de derrotar y sacar al régimen de Trump, el que está imponiendo una dictadura fascista indisimulada, y ante la crucial importancia de unir a todos los que se pueda unir para expulsar a este régimen, reconozco el papel particularmente importante que tales personas y fuerzas, con vínculos e influencia en instituciones clave, podrían desempeñar en relación a esta urgente necesidad. También reconozco que ellas se sentirán compelidas y con posibilidades de desempeñar este papel únicamente en el caso de que surja, de hecho, el tipo de “terremoto político masivo desde abajo”, el que pueden crear los millones de personas que hagan suyo el Llamamiento de Rechazar el Fascismo, y que así actúen para crear la clase de crisis política donde este “terremoto político desde abajo”, en combinación con las crecientes escisiones al interior de las instituciones imperantes y gobernantes, podría conducir a la expulsión del régimen fascista de Trump.

Finalmente, quiero abordar directamente lo siguiente: Si bien existe una verdadera posibilidad de que esta poderosa combinación logre la creación concreta de las condiciones para que el régimen fascista de Trump sea sacado del poder, no existe ninguna “garantía” de que tendrá éxito. Pero existen momentos y circunstancias en los que —aunque el reto es ingente y las posibilidades de triunfar son inciertas y pueden parecer improbables—, hacer frente a poderosas fuerzas de opresión es necesario y es una manera de actuar mucho mejor que no hacerlo. Este es uno de esos momentos y circunstancias.

Si el Llamamiento de Rechazar el Fascismo —para inundar Washington, D.C. con una protesta no violenta de millones de personas a partir del 5 de noviembre— no se hubiera hecho, si no se hubiera estado llevando a cabo el trabajo para hacerlo realidad, pues de plano se habría anulado, y muy pronto, cualquier posibilidad de derrotar y sacar concretamente a este régimen fascista. La profunda realidad es la siguiente: la movilización masiva convocada por Rechazar el Fascismo, abierta a todos, representa la verdadera posibilidad —la ÚNICA posibilidad verdadera— de expulsar concretamente a este régimen fascista, y poner fin a los horrores interminables que éste está decidido a perpetrar.

Sí, el régimen de Trump puede aprovechar la movilización del 5 de noviembre como pretexto para desatar aún más represión. Pero este régimen ya ha demostrado brutalmente que tiene la intención de perseguir con saña a los que identifica como “enemigos”, y reprimir implacablemente a cualquier fuerza de oposición real o potencial, tanto al interior de la propia clase dominante como en la sociedad en general, independientemente de que se resista activamente, o no, al régimen.

En las circunstancias a las que ahora enfrentamos, no intentar siquiera expulsar a este régimen fascista, mientras aún existe la posibilidad de lograrlo, sería mucho peor que fracasar en el intento de expulsarlo. Como lo expresa clara y contundentemente el Llamamiento de Rechazar el Fascismo: “Si ni siquiera lo intentáramos, las generaciones del futuro —en el caso de que existan— no nos perdonarán jamás”.

¡Pero es posible que no fracasemos! Como lo demuestra dramáticamente el creciente coloso implacable del régimen fascista de Trump —y, por otro lado, las continuas protestas y los repetidos mítines y marchas masivos contra este horror fascista—, éstos no son “tiempos normales”. En estos tiempos extraordinarios, las cosas pueden cambiar muy velozmente, a una enorme escala y con un gran impacto. Esto puede aplicarse no solo en sentidos muy negativos, sino también en sentidos muy positivos: se puede avanzar a partir de las repetidas protestas contra este régimen, y que luego ejerzan su expresión más poderosa en la movilización y convergencia en Washington, D.C. el 5 de noviembre, a la que está convocando Rechazar el Fascismo, con una invitación abierta a todos los que están indignados por el fascismo de Trump y MAGA.

Si eso da resultado, será una hazaña verdaderamente histórica para la humanidad hoy, y algo que contribuirá de manera profunda a la posibilidad de un mundo mucho mejor para las generaciones del futuro.

Y, una vez más, si se logra movilizar a millones de personas en apoyo a este Llamamiento para una movilización y convergencia masiva, no violenta pero decidida, sobre Washington, D.C. el 5 de noviembre, existe una verdadera posibilidad de que esto podría triunfar.

PDF descargable:

 

No hay comentarios: