Protesta en el ISSSTE por falta de insumos – La pancarta “Todos somos Miguel” se refiere a un trabajador de salud que murió de Covid por falta de protecciones adecuadas |
En México y el mundo, el funcionamiento del
sistema y las políticas gubernamentales han resultado en una trágica y criminal
cantidad de muertes innecesarias por Covid. Bajo el sistema
capitalista-imperialista mundial no es posible movilizar todos los recursos
necesarios, aplicar consecuentemente los últimos avances en la ciencia médica,
ni movilizar a la gente para bregar con el desafío del virus. Este sistema es caduco,
necesitamos tumbarlo y crear un nuevo sistema mucho mejor, un sistema socialista.
Hace tiempo que los científicos vienen advirtiendo que no era cuestión de si iba a
haber una pandemia sino cuándo iba a darse. Sin embargo, no hubo preparativos
adecuados en ninguna parte, porque en este sistema las inversiones tienden a ir
a lo más rentable ahora. Los cálculos cortoplacistas son guiados por las
necesidades de la economía capitalista, basada en la competencia entre
capitalistas por las ganancias. Contribuyeron también los enfoques poco
científicos o de hecho anticientíficos de muchos gobernantes. Se abandonó un
programa para desarrollar una vacuna contra el SARS —provocado por un coronavirus
muy semejante al actual— después de que esa epidemia entró en reflujo en 2004.
De haberlo continuado, estaríamos mucho más cerca de lograr una vacuna ahora
contra el SARS-CoV-2. En ninguna parte se crearon reservas de equipo médico
remotamente cercanas a lo que se necesitaba. De hecho, muchos gobiernos han
recortado sus presupuestos de salud en los últimos años. México, a pesar de las
promesas de López Obrador de lograr un sistema de salud “como en Dinamarca”,
sigue siendo uno de los países latinoamericanos que menos gasta en salud por
persona.
En la sociedad socialista por la que estamos luchando, la
prioridad será la salud de la gente, no las ganancias de las grandes empresas —
de hecho, se habrá convertido estas empresas en propiedad de todo el pueblo y
la nueva economía se pondrá al servicio de las necesidades del pueblo y de toda
la humanidad. La política sanitaria será guiada por el más avanzado
entendimiento científico e incluirá importantemente la preparación para las
pandemias y otros desastres.
Es francamente criminal que los trabajadores de la salud
aquí y en muchas otras partes no han tenido el equipo de protección personal y
las pruebas por Covid necesarias para protegerse. En México, los casos de
personal médico representan la quinta parte de los contagios por Covid. Las
protestas por la falta de equipo y por “transformar el sistema de salud” a lo
largo y ancho del país son justas y merecen nuestro apoyo. Es inspiradora la
entrega de los trabajadores de la salud que, a pesar de estas carencias
criminales, se arriesgan para salvar vidas. Es una semilla de la moralidad
comunista, de preocuparse por los demás y poner en primer lugar los intereses
de la humanidad.
En la futura sociedad socialista, orientada a las
necesidades de la gente y no las ganancias, en una pandemia se reorientará
inmediatamente la producción para producir cualquier insumo médico faltante,
así como los alimentos y otras necesidades de la población. En cambio, la
respuesta de muchas empresas capitalistas ha sido previsiblemente guiada por
sus ganancias inmediatas, como en las plantas en Ciudad Juárez de la empresa
estadounidense Lear que obligó, so pena de despido, a sus trabajadores a seguir
produciendo cubreasientos para coches de lujo, con el resultado de que por lo
menos 30 trabajadores han fallecido de Covid-19. Por las exigencias de las
empresas y gobiernos de Estados Unidos y Canadá, el gobierno mexicano ha clasificado, entre
otras, la producción automotriz y la minería como “esenciales”, en vez de
insistir en reorientar la producción hacia los insumos médicos necesarios.
Las medidas de “quédate en casa” aplicadas en México y
muchos otros países son necesarias, pero por sí solas sirven únicamente para
“aplanar la curva” de contagios para evitar la sobresaturación de los
hospitales. Distribuyen la cantidad de decesos sobre un período más largo, pero
el contagio sigue, con su saldo de más muertes, como ha admitido incluso el
subsecretario de salud, Hugo López-Gatell. Para contener el contagio y evitar
muertes, hace falta también aplicar pruebas masivas y el rastreo y
aislamiento de gente contagiada. Incluso unos cuantos gobiernos capitalistas,
como Corea del Sur e Islandia, han aplicado esto y se redujo considerablemente
la cantidad de muertes. Sin embargo, la gran mayoría de los países no lo han
aplicado a tiempo en la escala necesaria, lo que ha resultado en una gran
cantidad de muertes innecesarias.
El gobierno mexicano ha rechazado la necesidad de aplicar pruebas
masivas y rastreo de contagios, argumentando que sería un "desperdicio de
recursos y de esfuerzos". Así, guiados por estrechos cálculos financieros
capitalistas y una actitud poco científica que rehúsa aprender de la
experiencia internacional al respecto, están condenando a mucha más gente a
una muerte innecesaria para ahorrar dinero. Esto es completamente
criminal. Y para colmo, varias investigaciones han demostrado que las cifras
oficiales en México, como en muchos otros países, omiten muchos decesos
provocados por Covid.
La pandemia ha subrayado la realidad de que vivimos en un
sistema mundial, el sistema capitalista-imperialista. En este mundo
globalizado, el contagio se ha expandido rápidamente a virtualmente todos los
países. Aunque muchos científicos abogan por esfuerzos internacionales, las
potencias imperialistas están en una carrera por desarrollar la primera vacuna
o cura para lograr así ventajas sobre sus rivales, y las empresas
transnacionales están en la misma carrera, buscando ganancias en competencia entre
sí, mientras aprovechan la carencia de insumos sanitarios para subir los
precios hasta las nubes. La futura sociedad socialista practicará el internacionalismo,
y pondrá todo avance científico sanitario al servicio, no de estrechos
intereses nacionales, sino de toda la humanidad.
La pandemia está impactando la actual sociedad dividida
en clases antagónicas, marcada por grandes desigualdades y la
opresión de las mujeres, los indígenas y otros. Más gente está muriéndose en
los barrios pobres, como en Ecatepec e Iztapalapa en el valle de México, y
entre la gente trabajando sin las protecciones necesarias. Los migrantes y los
presos están en condiciones deplorables y muy vulnerables al contagio. Los
indígenas y campesinos son particularmente vulnerables por la falta de
servicios médicos e instalaciones sanitarias.
Las necesarias medidas de confinamiento, combinadas con el
creciente debilitamiento de la economía capitalista, incluso antes de la
pandemia, han resultado en el repentino empobrecimiento de millones de personas
aquí y miles de millones en el mundo. En el país, 12.5 millones han quedado
desempleados y se proyecta que la economía desplomará 7.5% este año. En vez de movilizar
recursos para asegurar la alimentación y vivienda para todos, se da prioridad a
impulsar megaproyectos de despojo y destrucción ambiental como el mal llamado
Tren "Maya" y el corredor transístmico para atraer más inversiones
del gran capital imperialista y nacional.
La futura sociedad socialista emprenderá una profunda lucha
por eliminar la explotación y desarraigar toda forma de opresión de las
mujeres, los indígenas, las personas LGBT y otros, superando paso a paso las
desigualdades heredadas del pasado capitalista. Tal sociedad nacerá de la lucha
revolucionaria consciente de millones, y movilizará la participación consciente
de la gente, con cada vez más acceso a la ciencia, para hacer frente a las
pandemias y otros desastres y luchar por asegurar que a nadie le falte lo
esencial. Cuando se cometen errores importantes, se plantearán públicamente
para que la misma gente contribuya a encontrar soluciones. En la actual
sociedad capitalista, dominado por los grandes explotadores capitalistas y gobernado
por el Estado capitalista, a la mayoría de la gente se le niega acceso a
conocimientos científicos, nos dicen qué hacer sin explicar claramente los
porqués, mantienen a la gente en un papel pasivo, solo diciéndonos que
obedezcamos a las autoridades. Y nos mienten y mienten y mienten, de que no es
gran problema, que todo está preparado y bajo control, que ya “se domó” la
pandemia, escondiendo las verdaderas dimensiones de la crisis.
Muchos creen que todas las injusticias, miseria y
sufrimiento que enfrentamos se deben a las malas intenciones de tales o cuales
gobernantes, empresarios, etc. La pandemia ha venido mostrando, en muchas
formas, que el problema de fondo es el sistema capitalista, regido por
la competencia por ganancias entre los grandes propietarios privados de la
riqueza producida por millones de trabajadores. La solución es la
revolución, con la guía del nuevo comunismo, para establecer un nuevo
sistema socialista regido por las necesidades del pueblo, guiado por la ciencia
y dedicado a la emancipación de toda la humanidad.
— 20 de junio de 2020
Aurora Roja,
voz de la Organización Comunista Revolucionaria, México
aurora-roja.blogspot.com auroraroja.mx@gmail.com
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