Hace falta tumbar el sistema capitalista, no tratar de "democratizarlo": AMLO, el EZLN y la revolución que se necesita

Foto de la portada: Ciudad de México – “La humanidad necesita la revolución y la nueva síntesis del comunismo”
Descargar este folleto en PDF aquí.
(Clic izquierdo para leer en navegador,
clic derecho y "Guardar enlace como..." para descargar)


Vivimos en un mundo de guerras injustas en que matan y destierran a millones de personas; la mitad de la humanidad está sumida en la agobiante pobreza; las mujeres son cruelmente oprimidas y sometidas a la supremacía masculina; crece una desigualdad abominable, y se están destruyendo los ecosistemas que sostienen la vida en este planeta. Promueven en México y en otras partes proyectos capitalistas e imperialistas de minería, gasoductos, fracking, desarrollos turísticos y condominios de lujo que expulsan a los pueblos indígenas, campesinos y pobres en general, a la vez que devastan el medio ambiente. El Estado comete y solapa asesinatos, desapariciones, tortura y encarcelamientos injustos de cientos de miles de personas, sobre todo los de abajo y los que se oponen a los crímenes del sistema.

¿Cómo luchar contra todos estos horrores? ¿Cómo ponerle fin a todo este sufrimiento injusto y también innecesario?

¿Cómo cambiar la sociedad? — ¿“Tomar el Poder” en el Estado actual? ¿“Cambiar el mundo” sin tomar el Poder? o ¿Hacer una revolución real?

 A la pregunta de cómo cambiar la sociedad, se sostiene a veces cierto debate entre dos posiciones relativamente distintas: “tomar el Poder” en el Estado actual o tratar de lograr cambios “sin tomar el Poder”.

Los partidarios de "tomar el Poder" o “cambiar el gobierno” en el Estado actual argumentan que por medio de cambiar la persona y el partido o grupo a la cabeza del actual Estado se puede “democratizarlo” y lograr ciertas reformas económicas y políticas. Antes se expresaba en intentar elegir a Cuauhtémoc Cárdenas y el PRD; ahora se busca elegir a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y candidatos del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).

En cambio, la dirigencia del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y otros sostienen no tomar el Poder sino organizar “desde abajo” proyectos autónomos o alternativos para lograr el “buen gobierno” y ciertas reformas económicas y políticas. Argumentan que los que “suben al Poder” se convierten en opresores del pueblo. En el caso del actual Estado, tienen cierta razón; ya se tiene bastante experiencia que ilustra que incluso gente que inicialmente podría tener buenas intenciones, al incorporarse al aparato del Estado actual, se convierte en parte del problema y no parte de la solución.

Los partidarios de AMLO y Morena responden que los que no intentan “tomar el poder” solo contribuyen a que todo siga igual y no cambie nada importante en la sociedad en general, y también en eso tienen cierta razón. Si se deja el Estado tal como está ahora, va a seguir matando, desapareciendo, torturando y oprimiendo a la gente, entre otros crímenes horrendos.

Lo que tienen en común ambas posiciones es que están debatiendo subir o no al Poder dentro del Estado actual: ni unos ni otros están hablando de la necesidad de destruir el actual Estado reaccionario. Tampoco plantean tumbar el actual sistema económico mayormente capitalista: unos y otros buscan cambios dentro del sistema económico actual. Eso es más evidente en el caso de AMLO y Morena que, como veremos, han dado bastantes garantías a los grandes capitalistas nacionales e imperialistas de que respetarán y promoverán sus intereses. A pesar de cierta retórica “anticapitalista”, la posición del EZLN de no luchar por acabar con el Estado actual también necesariamente deja en vigor las relaciones económicas y sociales opresivas que ese Estado mantiene y defiende. Como veremos, esta posición intenta presionar al Estado capitalista “desde abajo", pero también con ciertas alianzas “desde arriba”, a tolerar la existencia de los proyectos “autónomos o alternativos” y otorgar ciertas reformas dentro del mortífero sistema actual, sin cambiar fundamentalmente nada en la situación de la inmensa mayoría de la gente. Así que, ambas posiciones aceptan la continuación del sistema económico y político existente y solo buscan cambios en ese contexto.

Por lo tanto, e independientemente de las intenciones de quienes las propongan, estas posiciones no van a lograr ningún cambio significativo, porque los horrores y problemas fundamentales en esta sociedad se deben a la naturaleza y las dinámicas del sistema capitalista imperialista que reina en el mundo y el sistema mayormente capitalista, bajo dominación imperialista, que impera en México.

Este sistema puede y necesita ser derrocado y reemplazado por un nuevo sistema socialista por medio de la lucha revolucionaria de millones de personas, que logre tumbar el Estado actual, que lo derrote y lo desmantele. Esta es la condición previa necesaria para establecer un nuevo Estado revolucionario, completamente diferente del Estado capitalista, junto con un nuevo sistema económico, nuevas relaciones políticas y sociales, y nuevas ideas y cultura que corresponden a eliminar toda forma de explotación y opresión, para finalmente emancipar a la humanidad en todo el mundo. Esta es la única manera de lograr un cambio fundamental.

Como señala Bob Avakian,[1] el arquitecto del nuevo comunismo, “¿Quiere [usted] que la policía deje de matar a tiros una y otra vez en la calle, que esos asesinos dejen de salir impunes…? ¿Quiere que se detenga eso? Hay que poner un poder estatal diferente. ¿Por qué queremos el poder estatal? ¿Por qué hablamos de esto tanto? Pues, no queremos que sigan ocurriendo estas cosas atroces y todo lo que concentran—porque es totalmente innecesario así como indignante y atroz. ¿Quiere parar la violación, quiere parar el empobrecimiento y todos los otros horrores en la sociedad y el mundo de hoy? Hay que tener un conjunto distinto de relaciones de poder que corresponde a eso, que lo apoya y lo avanza. Hay que tener una cultura e ideología diferente. No existirán esas cosas sin un nuevo poder estatal—que sí sería un poder estatal radicalmente diferente, pero al final y al cabo sería un poder estatal. Es así de básico.”[2]

Carlos Marx, quien desarrolló por vez primera un entendimiento científico del desarrollo de la sociedad humana, resumió importantes enseñanzas sobre el problema del Estado. De la experiencia de las revoluciones burguesas del siglo 19 y de la experiencia de la Comuna de Paris, la primera revolución proletaria, resumió la necesidad de romper, hacer añicos la “máquina burocrático-militar” que es el Estado burgués. Enfatizó que es menester “no hacer pasar de unas manos a otras la máquina burocrático-militar, como se venía haciendo hasta ahora, sino romperla, y ésta es justamente la condición previa de toda verdadera revolución popular”.[3]

¿Por qué no podemos apoderarnos del actual Estado y utilizar ese poder para cambiar la sociedad ni presionar “desde abajo” a ese Estado para que actúe en los intereses del pueblo?

Por una parte, porque ese Estado es y ha sido desde sus inicios una dictadura de los grandes capitalistas y terratenientes sobre las masas populares. Tomemos el ejemplo de las fuerzas armadas y policía, la columna vertebral de esta dictadura. Entre muchos otros crímenes, mataron a traición y ahogaron en sangre a Zapata y Villa y sus ejércitos para establecer este Estado, masacraron a los estudiantes en 1968, protagonizaron la "guerra sucia" de los años 1970, así como las matanzas de Acteal, el Charco, Aguas Blancas y tantos más. En años recientes y en colusión con los narcos, han llevado a cabo una verdadera guerra contra el pueblo bajo la cínica bandera de “combatir el crimen organizado” con un sinnúmero de asesinados, desaparecidos y torturados, como en Ayotzinapa, Nochixtlán, Tlatlaya, Tanhuato y tantos casos más. ¿Es posible que semejantes instituciones, organizadas, entrenadas e indoctrinadas para ejercer la violencia reaccionaria contra el pueblo en los intereses de las clases dominantes, sirvan, al contrario, a defender los intereses populares en contra de esas clases dominantes? Claro que no. Solo cabe, en las palabras de Marx, romper semejantes instituciones y crear fuerzas armadas nuevas y cualitativamente distintas a partir de la misma lucha revolucionaria de la gente por tumbar este sistema y edificar otro radicalmente diferente y mucho mejor.

Pero la razón más fundamental es que el Estado (así como las relaciones sociales, la cultura y las ideas predominantes, etc.) corresponden y tienen que corresponder a las relaciones económicas que son la base de la sociedad y ponen el marco para todo lo demás. El Estado existe para mantener y defender el funcionamiento y la estabilidad del sistema económico: en este caso, una economía mayormente capitalista, dominada por el imperialismo, y los intereses de las clases que son los dueños de los principales medios de producción (la gran burguesía, los imperialistas y los terratenientes). Por ejemplo, ¿por qué persiste tanta pobreza después de tantas supuestas campañas contra la pobreza? No es simplemente por el actuar del Estado y la corrupción de las autoridades, sino por el funcionamiento del sistema económico mayormente capitalista. En resumidas cuentas, la mayoría es pobre por la misma razón que los capitalistas son ricos: porque nos explotan. Si se tratara de implementar políticas y leyes que perjudiquen el funcionamiento de estas relaciones económicas y la estabilidad de la propiedad y el poder de estas clases dominantes, el sistema pararía, habría convulsiones y crisis, y se daría un duro golpe para reimponer y reforzar “la ley y el orden” del capitalismo. La única alternativa en el mundo real es derrumbar el Estado por medio de una revolución real, confiscar las propiedades de las clases dominantes y crear nuevas relaciones socialistas.

Avakian ha ilustrado esto con el ejemplo de que bajo el capitalismo, no puede existir un “derecho de comer”, porque la dinámica del capitalismo crea desempleo y pobreza, y si uno no tiene dinero, no puede adquirir la comida que necesita. Por eso, “algo tan básico como ‘el derecho de comer’, la gente no tiene ese derecho bajo el capitalismo. Si se declarara como un derecho y la gente empezara a ejercerlo yendo a los lugares donde se vende comida como mercancía y diciendo ‘tenemos un derecho más fundamental que su derecho de distribuir las cosas como mercancías y acumular capital —tenemos el derecho a comer’— y si la gente empezara a llevarse la comida, pues sabemos lo que ocurriría y lo que ha ocurrido cuando la gente lo ha hecho: ‘saqueadores, mátenlos en la calle’.”[4] La gente no tiene un derecho de comer, y los capitalistas sí tienen el derecho de solo pagarle un salario cuando haya ganancia para el patrón, y echarla a la calle cuando le convenga.

Algunos argumentan que cambios importantes son posibles siguiendo el ejemplo de gobiernos como el de Hugo Chávez y ahora Maduro en Venezuela, Evo Morales en Bolivia, Lula da Silva en Brasil, etc. Estos gobiernos socialdemócratas en diferentes medidas han sido “incómodos” para el imperialismo (sobre todo de EU) y sectores de la gran burguesía (del sector privado) en esos países. En grado importante, estos gobiernos se han basado en el desarrollo y la exportación de petróleo y gas natural, lo que temporalmente proporcionó mayores recursos al Estado que permitieron extender programas sociales y mejorar temporalmente el nivel de vida para un sector de los pobres. Pero sigue operando la explotación capitalista, dentro de y dependiente del sistema capitalista imperialista mundial, sin ninguna ruptura con este sistema, y por eso no puede haber ningún cambio fundamental en la sociedad. Como ya se ha visto, vienen crisis económicas que son endémicas al capitalismo, y en particular la caída de los precios del petróleo y el gas causó trastornos, desempleo y carestía en esos países. Depender de combustibles fósiles para el “desarrollo nacional”, además de profundizar la dependencia de los imperialistas[5] (para la inversión de capitales, préstamos, tecnología, y mercados) y aumentar los desequilibrios y el impacto de las crisis económicas, también contribuye a agravar el calentamiento global que ya está destruyendo ecosistemas y vidas humanas y llevará a consecuencias catastróficas para la vida en el planeta si no se reduce drásticamente el uso de estos combustibles. (Y su uso es un elemento central del programa de AMLO, que veremos en seguida).

Si en serio queremos cambiar el mundo, sí tenemos que tomar el Poder—pero no el viejo poder de las clases dominantes actuales. Ese poder hay que hacerlo añicos, para erigir un nuevo Estado revolucionario, un nuevo sistema económico socialista, y nuevas relaciones sociales que correspondan a eliminar los horrores y grandes desigualdades de este sistema. Con esta revolución, será posible luchar por eliminar la opresión de las mujeres, de los pueblos indígenas, los afromexicanos, las personas LGBTTI, ir superando las diferencias entre el campo y la ciudad, entre trabajo intelectual y trabajo manual, y las diferencias de clase en general, así como apoyar esta misma revolución en otras partes del mundo. Sin esta revolución, el mismo sistema seguirá destruyendo vidas humanas y el planeta en que vivimos.

Elecciones 2018: Ni con AMLO habrá ningún cambio fundamental

El bombardeo incesante de los “spots” de los candidatos y las “noticias” de los medios tratan de hacernos pensar que no pasa nada más importante en el mundo que la elección presidencial. Todas las instituciones del sistema te quieren engatusar a votar, a “participar” en el proceso electoral, para que actúes y pienses solo dentro de las “opciones” de este sistema; para que no veas la dictadura de las clases dominantes, disimulada como la “libre expresión” de “la voluntad popular”.

La verdad es que todos los candidatos y partidos representan a este sistema; contienden para ser el jefe (o la jefa) de Estado de este sistema capitalista bajo dominación imperialista, ganando el respaldo de sectores importantes de las clases dominantes. Por eso vemos a López Obrador, Anaya y Meade, presentándose en todas las reuniones importantes de asociaciones de grandes empresarios y entrevistándose con los círculos de los más influyentes—cada uno intentando convencerlos que representa la mejor “oferta” para defender sus intereses económicos y políticos, que es más capaz de proporcionar seguridad, estabilidad, eficiencia y “prosperidad” para este sistema y las clases que reinan.

En su tercera campaña presidencial, Andrés Manuel López Obrador ha ganado mayor aceptación entre sectores importantes de las clases dominantes, y los intentos de descalificarlo en los medios (“protegido de Putin”, el “Maduro de México”, etc.) hasta ahora han rebotado más contra los calumniadores que afectar a AMLO. El enojo con el gobierno de Peña Nieto y el PRI, y en menor grado con el PAN (por el gobierno de Felipe Calderón), es tan amplio y tan profundo que AMLO mantiene una ventaja considerable en las encuestas a solo 3 meses de la elección. Las investigaciones de algunos bancos imperialistas conceden que dado el “hartazgo” social, tal vez la victoria de AMLO sería la mejor opción para contener la indignación generalizada y mantener la “estabilidad”. Incluso Antonio Solá, el asesor de la campaña de Calderón en 2006 que inventó la consigna de que AMLO “es un peligro para México”, declaró que “ya no es un peligro”. Además de los cambios en la situación política desde 2012, AMLO también ha modificado sus propuestas: por ejemplo, ahora dice que no va a revertir la reforma energética, sino solo revisar los contratos y proceder en tribunales en los casos en que detecten corrupción.

La diferencia con otros representantes del sistema capitalista-imperialista es que López Obrador representa un sector de la gran burguesía que quiere modificar un poco la forma en que opera la economía. Pero al igual que los demás, no hará ningún cambio en las relaciones básicas de propiedad y poder, de explotación y opresión de la gran mayoría. Como es sabido, propone menos privatización en el sector energético, más refinación de petróleo y producción de gasolina en el país, más programas sociales, más austeridad en el gobierno y menos corrupción (que será más una consigna que una realidad, a la luz de la corrupción que caracterizó su gobierno en la Ciudad de México). Por estas diferencias parciales con las políticas que han predominado en las últimas décadas, despierta inquietudes entre otros sectores de los grandes capitalistas por un lado y esperanzas de un cambio importante entre sectores del pueblo, por el otro. Estas ilusiones falsas serán truncadas si AMLO llega a la presidencia, y vale más deshacerse de ellas de una vez.

Su campaña hasta ahora ilustra que un gobierno de AMLO no representaría ninguna ruptura con este sistema, sino que le serviría lealmente. En primer lugar, está la alianza con el Partido Encuentro Social, un partido evangelista fundamentalista que se opone al derecho al aborto, los anticonceptivos, el matrimonio gay y su derecho a adoptar y otros derechos para las personas LGBTTI.[6] Este tipo de alianzas con fuerzas abiertamente reaccionarias no son solamente para tratar de ganar las elecciones sino que también son necesarias para poder gobernar en esta sociedad. Además, AMLO ha dicho que no hay “diferencias de fondo” con esta fuerza fundamentalista, legitimando así los ataques y el odio que este partido azuza hacia las mujeres y las personas de sexualidad diferente. El mismo AMLO promueve la moralidad de la Biblia, que es patriarcal hasta la médula, además de que justifica la esclavitud, la matanza de los bebés de tu enemigo, y todo tipo de horrores.[7] En todo el mundo es notable el crecimiento del fundamentalismo religioso en estos tiempos de crisis sociales, con el apoyo de sectores poderosos de las clases dominantes que buscan reforzar la opresión de las mujeres bajo la autoridad patriarcal, como piedra angular de la “unión” de la sociedad bajo su dominio. López Obrador también dice que las cuestiones del derecho al aborto, libertad reproductiva, y los derechos de las personas LGBTTI deben ser sometidas a “consulta popular”, dándoles apertura a la iglesia católica, las iglesias evangélicas fundamentalistas y otros reaccionarios a tratar de suprimir estos mínimos derechos fundamentales recientemente ganados y reforzar la opresión estructural y los crímenes de odio en contra de las mujeres y las personas LGBTTI.

La propuesta de gabinete de López Obrador incluye varios representantes muy directos de la gran burguesía, cuya presencia asegura a esa clase que sus intereses serán protegidos. El nombramiento de Víctor Villalobos Arámbula como el Secretario de Agricultura (Sagarpa) es un duro golpe contra los campesinos y la lucha contra el maíz transgénico. Como funcionario de gobiernos del PRI y del PAN y como funcionario desde 2010 del organismo agropecuario de la Organización de Estados Americanos (OEA), Villalobos ha sido perro de ataque para Monsanto y otras empresas de transgénicos, así como de las grandes empresas de biología sintética y agronegocios.

AMLO designó a Alfonso Romo como coordinador de su “proyecto de Nación 2018-2024”, y es el principal operador de conectar a López Obrador con los grandes capitalistas y los imperialistas, y de convencerlos a respaldarlo. Romo es un gran empresario nacional que vendió su empresa de semillas a Monsanto en 2005, quedando al frente y trabajando para Monsanto por un tiempo. Después invirtió su fortuna en Synthetic Genomics, empresa trasnacional de biología sintética que, entre otros saqueos, se llevó microorganismos únicos de aguas nacionales de México.

La presencia de estos dos representantes de la gran burguesía en su campaña no deja lugar a dudas de que un gobierno de AMLO promovería los agronegocios y probablemente abriría más la puerta a los transgénicos, como lo han hecho otros gobiernos supuestamente progresistas. “En el tema de transgénicos en América Latina, los gobiernos que más han avanzado su siembra son los de Lula da Silva en Brasil, Kirchner en Argentina y José “Pepe” Mujica en Uruguay”.[8]

Alfonso Durazo, secretario particular de Fox en la Presidencia, y también su vocero, fue nombrado para la Secretaría de Seguridad Pública. Encabeza el “Consejo Asesor para Garantizar la Paz”, encargado de elaborar la propuesta de seguridad de López Obrador, con la participación de Manuel Fastlicht, empresario de la gran burguesía, suegro del presidente de Televisa, Emilio Azcárraga Jean, y Alejandro Gertz Manero, secretario de Seguridad Pública en el gobierno de Fox.

Al frente de la Secretaría de Educación Pública estaría Esteban Moctezuma Barrágan, secretario de Gobernación bajo Zedillo, responsable infame de lanzar una ofensiva militar contra el EZLN en época de negociación con el gobierno federal en 1995, y actualmente presidente de Fundación Azteca.

Como secretario de Turismo se propone a Miguel Torruco Márquez, empresario turístico, secretario de Turismo para CDMX bajo Mancera, y consuegro de Carlos Slim.

Todos estos nombramientos indican que un gobierno de Andrés Manuel López Obrador representará a las mismas clases dominantes y el mismo sistema capitalista imperialista, pese a los cambios limitados que podría implementar. Si algunos seguidores de Morena se sienten traicionados por estas decisiones, es importante que aprendan que no es que AMLO cambió, que acaba de “traicionar” lo que antes representaba, sino que ellos se habían dejado engañar por las frases melosas y promesas de AMLO, porque no distinguieron que el contenido detrás de estas declaraciones corresponde a los intereses de la gran burguesía y los imperialistas, a la continuación del mismo sistema.

Un buen ejemplo de las frases engañosas de López Obrador es la justificación para su promesa de “borrón y cuenta nueva” para Peña Nieto y su gobierno en general. El objetivo es de tranquilizar a los que han sido sus adversarios en las clases dominantes que habrá continuidad sin rupturas para el sistema. A la vez es un intento de pactar con los que han cometido grandes crímenes contra el pueblo, no solo para que lo dejen ganar la elección, sino también para poder gobernar. AMLO está absolviendo no solo la corrupción en gran escala, sino también crímenes de sangre como Ayotzinapa, Nochixtlán, Tlatlaya, Tanhuato e incontables crímenes más de las fuerzas del Estado; promete impunidad absoluta para estos asesinos y sus jefes en el Poder. Luego trata de disimular esta complicidad de no procesarlos, con la justificación de que “no es mi fuerte la venganza” y “no odio a nadie”. En realidad es un vil arreglo, para el bien del sistema. Juzgar a Peña Nieto por sus crímenes no sería venganza, sería justicia.

Además de prometer impunidad para los atroces crímenes del actual gobierno y de incorporar a empresarios y políticos reaccionarios reconocidos en su propuesta de gabinete, López Obrador ha dado la bienvenida a Morena a todo tipo de políticos burgueses asquerosos del PRI, PAN, y PRD. Todos estos tratos y cambalacheo de AMLO y Morena con los otros partidos electorales, grandes empresarios e influyentes en general son el pan de cada día de la política burguesa, tanto para ganar las elecciones como para gobernar en el sistema actual.

AMLO, Jefe de Gobierno del DF, buen servidor del sistema
Si se examina el gobierno de AMLO en el Distrito Federal de 2000-2005, abundan las evidencias de que sirvió a las necesidades del sistema y el gran capital, y no cambió nada fundamental para los oprimidos.
En su campaña ahora, AMLO dice repetidas veces que no utilizará las fuerzas armadas y la policía para reprimir al pueblo. Sin embargo, bajo su gobierno y la política de “Cero Tolerancia” que adoptó, la policía reprimió vez tras vez, como lo hacen las fuerzas del Estado en toda sociedad basada en la explotación. Para mencionar solo algunos ejemplos:
  • El 14 de noviembre de 2001, 150 granaderos atacaron salvajemente a una marcha de campesinos y otros de San Salvador Atenco (solo uno de varios ataques que sufrieron bajo ese gobierno).
  • El 1° de septiembre de 2003, la policía paró autobuses de normalistas en camino a una protesta en contra del cierre de otra normal, los agredieron brutalmente y detuvieron a 108 alumnos.
  • La policía capitalina reprimió dos veces a manifestantes contra la guerra imperialista contra Irak: el 22 de marzo de 2003 atacaron a manifestantes en la embajada yanqui, y de nuevo en la multitudinaria manifestación del 12 de abril golpearon a mujeres y hombres por igual, y secuestraron a por lo menos 27 manifestantes, los golpearon, les robaron sus pertenencias y después los soltaron en varios puntos de la ciudad. Los policías dijeron a la gente que “tenemos la orden de arriba de chingarlos”.
  • El 23 de enero de 2003, Nadia Ernestina Zepeda Molina, estudiante del CCH Oriente de 18 años, fue detenida al azar por 30 policías encapuchados del Grupo Sagitario; la golpearon salvajemente, abusaron de ella sexualmente, la obligaron a hacer sentadillas desnuda, y le sembraron 300 gramos de cocaína. El gobierno de AMLO protegió a los policías y Nadia fue sentenciada a 5 años en prisión. Por la movilización popular, finalmente fue liberada, pero el crimen quedó impune. Nadia  denunció que en la prisión conoció a otras 10 mujeres que sufrieron lo mismo a manos de este grupo policíaco.       
AMLO promete que al llegar a la presidencia pondrá fin a la impunidad. Sin embargo, fue precisamente la impunidad que caracterizó el actuar de su procuraduría al encubrir los asesinatos políticos de Digna Ochoa y Pavel González. Desecharon todas las evidencias de asesinato, declararon que eran “suicidios” y decretaron la “no acción penal”. Digna Ochoa fue una valiente abogada defensora de campesinos ecologistas de Guerrero (y otros casos de represión política), que había sufrido otros atentados anteriores contra su vida. Los más probables verdugos de Digna serían matones del cacique ganadero, narco y talamontes, Rogaciano Alba, a instancias del ejército, o asesinos del mismo cuerpo armado, porque Digna fue la primera abogada que logró interrogar a elementos del ejército en un juicio civil, hecho que suscitó la ira castrense. Pavel González fue activista y estudiante de la UNAM, cuyo cuerpo fue colgado de una cruz en el Ajusco, con huellas de tortura provocadas antes de su muerte. Aunque el primer médico forense que examinó su cuerpo rehusó acatar las “órdenes de arriba” de calificar de “suicidio” su muerte, así lo decretaron las autoridades capitalinas de AMLO. Había sido amenazado de muerte previamente por “porros” de ultraderecha y el Yunque.

¿Por qué los gobiernos capitalistas, incluido el gobierno de AMLO, casi siempre encubren los asesinatos políticos cometidos por fuerzas del Estado y otros reaccionarios? Porque el sistema capitalista necesita aterrorizar a los oprimidos y a los opositores para mantener el “orden”. Los asesinos están siguiendo órdenes para este propósito, y por eso son protegidos. Es hipocresía y complicidad si uno denuncia este tipo de crímenes contra el pueblo cuando los cometen los gobiernos del PAN y del PRI, y se calla cuando los comete un gobierno de AMLO.

Sus partidarios argumentan que AMLO aumentó los programas sociales, que es cierto—y también es cierto, como él mismo reconoce, que los otros partidos de la gran burguesía imitan varios de esos programas. En realidad, la represión y los programas sociales son, a fin de cuentas, dos caras de la misma moneda: son dos formas utilizadas por los gobernantes provenientes de todos los partidos políticos burgueses para tratar de mantener el control sobre la mayoría explotada y oprimida en este sistema dominado por un puñado de grandes empresarios extranjeros y nacionales. AMLO dejó ver esto en el No. 19 de sus Compromisos asumidos con los grandes empresarios: “Se combatirá la pobreza por razones humanitarias y para evitar la frustración y los estallidos de odio y resentimiento”.[9] Entre políticos de este sistema, el “combate a la pobreza” es tan eterno como la pobreza misma, y se reduce en los hechos a ciertas migajas, ciertos programas sociales que tienen precisamente la finalidad de “evitar la frustración y los estallidos de odio y resentimiento” por parte de los pobres, que son pobres por la misma razón que los grandes empresarios son mega-ricos: porque los explotan. Los programas sociales y la represión son, en fin, “la zanahoria y el garrote” que se utilizan para defender el actual sistema de grandes desigualdades e injusticias.

El gobierno capitalino de AMLO favoreció mucho a los grandes capitalistas imperialistas y nacionales, a pesar de su retórica en ese tiempo de “primero los pobres”. Como enfatiza el grupo empresarial “Despierta México” al refrendar ahora su apoyo a su candidatura a la presidencia, “Andrés Manuel López Obrador… convirtió al Distrito Federal en líder de inversión extranjera directa...”[10] Y así fue: “... en el año 2006, 41.2% de las sociedades con participación extranjera registradas en el país se encontraban en el Distrito Federal... En este sentido los países con mayor inversión en el Distrito Federal en ese año fueron Estados Unidos (62.4%), España (16.7%) y Holanda (7.31%)”.[11]

Un ejemplo de lo que AMLO llama “estímulos para la inversión privada” extranjera y nacional fue “el otorgamiento de descuentos de entre 25 y 100 por ciento en el pago de impuestos sobre nómina, predial, adquisición de inmuebles y derechos de inscripción en el Registro Público de la Propiedad”.[12] La tan cacareada “Renovación del Centro Histórico” se hizo a base de crear condiciones para hacer atractivo al gran capital ese espacio de la ciudad. Esta “renovación” significó ventajas y jugosas ganancias para grandes negocios como CICSA de Carlos Slim y los hoteles Sheraton, mientras los vendedores ambulantes, franeleros, pequeños negocios y otros “indeseables” fueron expulsados y reprimidos.

Respondiendo a los intereses de las constructoras y otras empresas interesadas, y con la justificación de siempre de "atraer más inversión”, Andrés Manuel López Obrador dio el banderazo al actual boom inmobiliario al emitir el bando 2 que permitía construir edificios en "cuatro demarcaciones con la idea de hacer crecer la ciudad de manera vertical" (Proceso, No 2134). Luego se amplió esto a toda la ciudad bajo otros gobiernos de supuesta “izquierda” de Marcelo Ebrard y Miguel Ángel Mancera.

La incesante competencia capitalista entre las constructoras en la Ciudad de México las ha llevado a construir edificios cada vez más altos, por el alto precio de la tierra. (La tierra se encarece debido a la sobrecentralización del aparato productivo y la población característica del desarrollo capitalista.) Tanto los gobiernos como las empresas hacen caso omiso del suelo comprobadamente movediza de la zona lacustre, porque las dinámicas del capitalismo no permiten tomar en cuenta ni la naturaleza ni el bienestar del pueblo. No entran en los cálculos de ganancias y crecimiento; lo que manda son las necesidades de la acumulación capitalista.

Todo eso puso el escenario para una tragedia mucho mayor en el sismo del 19 de septiembre de 2017. Fueron principalmente los edificios altos, varios incluso de construcción reciente, que se desplomaron, provocando cientos de muertes en la Ciudad de México y otros estados del centro del país. Desde el punto de vista de los intereses del pueblo, es una locura “hacer crecer de manera vertical” una ciudad en una zona sísmica; pero desde el punto de vista de las clases dominantes y el funcionamiento del sistema capitalista, es completamente “racional”. Para colmo, varios de estos edificios se han construido con materiales de ínfima calidad, rindiendo mayores ganancias para las constructoras pero viviendas y lugares de trabajo mucho más peligrosas para la gente.

El gobierno de López Obrador en el Distrito Federal fue el gobierno de un representante político de las clases dominantes que cumplió con los requisitos para semejante gobierno: crear condiciones propicias para la acumulación del gran capital y mantener a las masas bajo el dominio del sistema mayormente capitalista por medio de una combinación de represión y programas sociales. No tiene nada de sorprendente: la misma dinámica de la economía capitalista y la estructura y naturaleza del Estado que la defiende y promueve exigen que sea así, esté quien esté al mando de ese aparato.

Las elecciones bajo este sistema son una trampa

Las elecciones son como un juego de naipes con la baraja arreglada. Si le entras no puedes ganar, porque las clases dominantes controlan todo el proceso. Como hemos señalado, el Estado tiene que servir  a la base económica de la sociedad y tiene que proteger al sistema político y las relaciones sociales e ideas que corresponden a las relaciones económicas (o el modo de producción), para que el sistema funcione y no se deshaga la sociedad. Por eso las clases dominantes controlan todo el proceso de elegir al jefe de Estado y los demás representantes políticos del sistema.

¿Quiénes eligen a los candidatos? Personas y grupos que tienen poder y mucho dinero y juegan un papel importante en el sistema. Ellos deciden respaldar a unos y oponerse a otros. Enormes cantidades de dinero para publicidad (y compra de votos) fluyen a los “escogidos”. Esto lo admitió Alfonso Romo, mano derecha de López Obrador, en una reunión de ejecutivos de empresas, diplomáticos y académicos convocada por el Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (Comexi). Hablando de la victoria del PRI en 2012, dijo “Y miren dónde estamos. Y pregunto: ¿Eso no es culpa también del sector privado? ¿Quiénes fuimos los que lo pusimos (a Peña Nieto)?” (Proceso No. 2156, p. 23, negrillas nuestras.).

Los principales medios (que son aparatos de propaganda de las clases dominantes), presentan de manera positiva a uno y negativa a otro, difunden unos escándalos y callan otros, y a menudo las instituciones del Estado intervienen directamente para descalificar a uno y apuntalar a otro (como el intento de desaforar a AMLO en 2006 o la amenaza de investigar a Anaya por corrupción ahora). Además, las instituciones que organizan las elecciones y los tribunales que las certifican son parte del aparato del Estado, que tiene el propósito de mantener al sistema y el monopolio de poder de las clases dominantes.

 Si resulta que en ciertas circunstancias las elecciones salen del carril y llega al poder un jefe (o jefa) de Estado que tome medidas que no son aceptables para los sectores predominantes de las clases dominantes (y en los países oprimidos como México, sobre todo para los imperialistas de EU), lanzan ataques económicos y políticos para aislar y socavarlo, y a menudo recurren a las FFAA para sacarlo. ¡Fíjense como estos “caballeros andantes” de la democracia no tienen inconveniente alguno de organizar golpes de Estado para quitar a gobiernos “debidamente elegidos”, si plantean obstáculos a los intereses imperialistas! Así quitaron a Allende en Chile, a Arbenz en Guatemala, a Mossadegh en Irán, a Sukarno en Indonesia, e intentan hacerlo ahora con Maduro en Venezuela, aunque ninguno en realidad planteó salir del actual sistema capitalista-imperialista mundial. Hace poco, el (entonces) secretario de Estado de EU, Tillerson, desde México llamó a un golpe militar en Venezuela para quitar a Maduro, en nombre de “restaurar la democracia”, o sea, para restaurar una forma de dictadura burguesa más de su gusto.

Las elecciones no determinan las decisiones básicas del gobierno, ni el rumbo de la sociedad
La propaganda y los debates electorales centran en ligerezas y promesas huecas, mientras evaden todo análisis de las cuestiones esenciales. ¿Cuándo se ha visto un debate electoral de la sistemática y brutal opresión estructural de los pueblos indígenas, o de las mujeres?  ¿De los asesinatos de los jóvenes y la ausencia de futuro alentador alguno para ellos? ¿Qué tal un debate sobre la dominación imperialista del país y el mundo y el papel del Estado mexicano como perro de ataque para esta dominación, sobre todo de Estados Unidos, cazando a los inmigrantes centroamericanos, o asediando gobiernos incómodos para EU? ¿El calentamiento global y la destrucción del medio ambiente? ¿La sistemática tortura, detención arbitraria, desaparición forzada y asesinato ejercido por la policía y las FFAA? ¿La colusión profunda del Estado mexicano, y de Estados Unidos, con el crimen organizado? Nunca. Pero insisten, “Tú puedes decidir el país que tu quieras”. No, solo puedes escoger entre candidatos que representan mantener todo esto.

 Además, las elecciones no determinan lo que vaya a hacer el gobierno. Veamos:
  • 2000—Se votó por una prometida “transición democrática”, y no hubo tal cosa. El gobierno de Fox, prometió respetar la “libertad de expresión” y “resolver la situación” con el EZLN “en quince minutos”, pero arrancó con la brutal represión de manifestantes contra el Foro Económico Mundial en Cancún y el rechazo por el Congreso de la Ley COCOPA, con la que el EZLN esperaba que se legalizaran los municipios autónomos. Solo cambió cuál partido mandaba, oprimía y robaba desde el Poder.
  • 2006—La campaña de Calderón prometía “manos limpias” y ser “el presidente del empleo”. Nada de esto pasó. Siguió la corrupción y la crisis capitalista mundial de 2008-2009 llevó a mayor desempleo. El "cambio" más importante del sexenio, la “guerra contra el crimen organizado”, (en realidad, contra el pueblo), el “cambio”, nunca se mencionó en la campaña presidencial. Fue decidido por los representantes políticos de las clases dominantes de EU y México, y lanzado por Calderón tan pronto como tomara posesión. Se intensificó la militarización del país y fueron asesinados más de 100 mil personas bajo su gobierno, principalmente jóvenes.
  • 2012—El voto por el PRI (aparte de los votos comprados) fue en parte importante por la ilusión falsa de que pactaría con los narcos y así bajaría la violencia reaccionaria. En realidad continuó con la funesta política ya decidida por las clases dominantes, y los asesinatos y desapariciones han superado por  miles incluso al sexenio anterior—con 46 mil en 2017, el año más mortífero en la historia.
Las decisiones importantes no se toman por medio de elecciones. Las toma el jefe de Estado, en consulta con otros notables de las clases dominantes, y en particular bajo la presión del gobierno de EU, de acuerdo con las necesidades del sistema y las políticas que consideran mejores para mantener y fortalecerlo.

Las elecciones sirven para legitimar el sistema
Las elecciones son el principal mecanismo para legitimar al sistema y el Estado que lo representa. Nos jalan a participar en un proceso en que todas las opciones representan el mismo sistema y el mismo monopolio de poder político de parte de los capitalistas, imperialistas y terratenientes. Si te dejas engañar que así puedes cambiar las cosas, en realidad solo estás contribuyendo a prolongar y validar la continuidad del mismo infierno.      Piensa en todas las maneras en que tratan de hacernos participar en su circo electoral. “Tú puedes decidir el gobierno que quieras”; “Si te importa tu país, tienes que votar”; “Si no participas, no puedes quejarte”;  O si votaste por el que quedó, tampoco puedes quejarte, porque “tú lo elegiste”. Además de la masiva propaganda que intenta engañar a la gente, se obliga a votar a muchas personas,  (entre el más de 25% de la población que está inscrita en programas gubernamentales), so pena de perder los reducidos fondos o servicios que reciben.

¿Por qué les importa tanto que participemos en las elecciones? Porque así nos entrenan a pensar dentro de los límites de este sistema y nos involucran en un proceso que les da un sello de aprobación a todas las injusticias y atrocidades que cometen. Nos dicen, “Esta persona al frente del Estado representa la voluntad del pueblo, y lo que hace es lo que quiere la mayoría.”

Las elecciones disfrazan de un gobierno “elegido por la voluntad popular”, lo que en realidad es una dictadura de estas clases dominantes. Gane quien gane la presidencia, actuará de acuerdo con el funcionamiento y las dinámicas del sistema capitalista-imperialista, y seguirán todos los horrores innecesarios e inadmisibles que conlleva.

“Cambiar el mundo, sin tomar el poder” no desmontará el capitalismo ni cambiará el mundo

A diferencia de los que buscan puestos en el Estado actual, como ya señalamos, la dirigencia del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y otros sostienen no tomar el Poder sino organizar “desde abajo” proyectos autónomos o alternativos para lograr el “buen gobierno” y ciertas reformas económicas y políticas. Afirman o sugieren que agregando más y más localidades autónomas, se podrá lograr el cambio que se necesita,  sin derrotar las fuerzas del actual Estado y barrer con el sistema capitalista. Ya que no plantean tumbar el Estado reaccionario actual, sus esfuerzos se encaminan a presionar al Estado a aceptar la existencia de los proyectos “autónomos y alternativos” y otorgar ciertas reformas dentro del mortífero sistema actual. Desde hace más de una década, el EZLN se declara “anticapitalista”, pero nunca plantean otro modo de producción que reemplazaría el capitalismo; a la vez, siguen afirmando que el problema es el “mal gobierno” y la solución es un “buen gobierno”, que tratan de crear dentro del mismo sistema, “desde abajo”, con las Juntas de Buen Gobierno (JBG) y municipios autónomos, pero también “desde arriba”, como veremos a continuación. Mientras AMLO, como hemos mencionado, es un representante político de un ala de las clases dominantes, el EZLN y otros partidarios de no tomar el poder sostienen una posición intermedia representativa de las clases medias: critican y denuncian el “mal gobierno” pero tampoco están a favor de ir al 'extremo’ de luchar por tumbarlo.

A fin de cuentas, comparten con los partidarios de ocupar puestos en el Estado actual la meta esencial de tratar de "democratizar" y reformar el Estado burgués y el sistema mayormente capitalista en el país que ese Estado defiende y protege. De hecho, desde el principio el EZLN ha reivindicado las consignas históricas de la revolución burguesa del siglo 18 de "Democracia, libertad y justicia", y las siguen proclamando hoy en día.

Como comenta Engels, “Los grandes hombres que en Francia ilustraron las cabezas para la revolución que había de desencadenarse, adoptaron ya una actitud resueltamente revolucionaria... Sólo ahora había apuntado la aurora, el reino de la razón; en adelante, la superstición, la injusticia, el privilegio y la opresión serían desplazados por la verdad eterna, por la eterna justicia, por la igualdad basada en la naturaleza y por los derechos inalienables del hombre.

“Hoy sabemos ya que ese reino de la razón no era más que el reino idealizado de la burguesía, que la justicia eterna vino a tomar cuerpo en la justicia burguesa; que la igualdad se redujo a la igualdad burguesa ante la ley; que como uno de los derechos más esenciales del hombre se proclamó la propiedad burguesa; y que el Estado de la razón, el ‘contrato social’ de Rousseau pisó y solamente podía pisar el terreno de la realidad convertida en república democrática burguesa. Los grandes pensadores del siglo XVIII, como todos sus predecesores, no podían romper las fronteras que su propia época les trazaba”.[13]

Los que buscan democratizar y reformar el sistema capitalista ya en pleno siglo 21, tampoco logran romper las fronteras del pensamiento de hace tres siglos. No importa que nunca, en ninguna parte, ningún Estado capitalista por democrático que sea haya dejado de reprimir y matar al pueblo, defender y fortalecer la opresión de las mujeres y las nacionalidades oprimidas. No importa que el sistema capitalista-imperialista actual, además de la explotación, pobreza, miseria y guerras reaccionarias que SIEMPRE lo han caracterizado, haya llevado a la humanidad al precipicio incluso de su posible extinción, ya sea por el rampante calentamiento global y destrucción del medio ambiente, ya sea por la guerra nuclear. ¡No! ¡Habrá que seguir tratando de reformar el sistema capitalista a que cumpla con sus promesas democráticas, aunque tres siglos de intentar precisamente eso han acabado siempre en fracaso!

Como señala Bob Avakian, “En un mundo de profundas divisiones de clase y grandes desigualdades sociales, hablar de la 'democracia’ sin señalar su carácter de clase y a qué clase beneficia no tiene sentido o tiene implicaciones peores. Mientras exista la sociedad dividida en clases no puede haber ‘democracia para todos’: dominará una clase u otra, y la clase que gobierna defenderá y promoverá el tipo de democracia que concuerde con sus intereses y metas. Por eso, debemos preguntar: ¿qué clase dominará y si su gobierno, y sistema de democracia, sirve para continuar las divisiones de clase, y las relaciones de explotación, opresión y desigualdad que corresponden a estas, o lleva a abolirlas?”[14]

La “democracia” sobre la base de relaciones capitalistas, por muy democráticas que sean las formas, siempre será democracia burguesa, democracia cuando mucho para las clases dominantes para gobernar, oprimir y suprimir a los obreros, campesinos y clases medias, como ocurre, no solo en México sino también en las repúblicas capitalistas más "democráticas". La liberación del pueblo nunca se logrará por medio de intentos de reformar y democratizar el Estado actual sino por medio de romper, hacer añicos ese viejo Estado y establecer un nuevo Estado proletario, a partir de la lucha revolucionaria de las masas encabezada por un partido comunista revolucionario, para emancipar a las masas antes oprimidas y servir al avance de la revolución mundial, así como suprimir los intentos de restauración capitalista.

Es más, proclamar el “anticapitalismo” cuando en realidad se está luchando por reformar y no acabar con el capitalismo es una farsa y un engaño. El único “anticapitalismo” consecuente es la lucha por abolir todas las relaciones económicas capitalistas. Esa lucha también requiere luchar por superar la división de la sociedad en clases, así como todas las relaciones sociales correspondientes (tales como la opresión de las mujeres, las naciones y pueblos oprimidos, la división entre el trabajo intelectual y manual, etc.), así como las ideas correspondientes (chovinismo masculino y nacional, el "yo primero", etc.). Marx demostró científicamente, y la experiencia desde su época ha confirmado, que la única vía para lograr eso es la revolución comunista que lleva a establecer el socialismo como transición, junto con el avance de la revolución mundial, hasta llegar al comunismo, la sociedad sin clases ni explotación ni opresión de ningún tipo en el mundo entero.

Aunque esa lucha sí es difícil, particularmente en la coyuntura mundial actual, es con esta vara que hay que juzgar al EZLN y toda fuerza política, porque, francamente, la única manera de escapar de los horrores del mundo capitalista-imperialista es poniéndole fin al capitalismo imperialismo con la meta de un mundo comunista y la emancipación de toda la humanidad.

Un problema fundamental con la posición del EZLN y otros que proponen luchar por un cambio sin tomar el Poder, es que deja intacto el actual Estado criminal, y por eso no puede llevar a parar los horrores que el sistema arroja; no puede liberar a los pueblos indígenas y al pueblo en general, no puede liberar a las mujeres, no puede eliminar la pobreza de la mayoría, no puede parar la destrucción del medio ambiente, ni lograr un cambio fundamental para la humanidad. Solo lleva a prolongar el sistema mayormente capitalista en el país y el sistema capitalista imperialista en el mundo, con todo el sufrimiento innecesario que conlleva, a cambio de lograr, cuando mucho, algunas mejoras limitadas para un grupo reducido de personas.

El problema no son los proyectos autónomos en sí, sino la idea de que de alguna forma su proliferación va a llevar a un cambio fundamental sin la necesidad de tumbar al Estado reaccionario, confiscar la propiedad de las clases dominantes y establecer el socialismo como transición al comunismo.

Los proyectos de autogobierno del EZLN, otros municipios autónomos como Cherán en Michoacán, las policías o guardias comunitarias en Ostula, Michoacán y en la región de la Montaña de Guerrero, entre otros, han surgido de la resistencia justa de los pueblos indígenas y campesinos, de la necesidad de defenderse de los ataques del sistema para no perecer. Han recuperado algunas tierras y limitado la tala de algunos bosques; han logrado resistir y parar (o posponer) algunos proyectos del gran capital que despojan a las comunidades y destruyen el medio ambiente, defenderse en alguna medida del crimen organizado y las fuerzas del Estado, y no dejarse aplastar por la guerra de exterminio que el capitalismo imperialismo está librando contra los pueblos originarios. Estas luchas son valerosas y dejan lecciones importantes, y en la medida que sigan en lucha contra los estragos y las injusticias de este sistema, deben ser apoyadas por todos los que odian la opresión y quieren un cambio radical.

Sin embargo, arrancar cierta autonomía a nivel local dentro de este sistema no es una solución. El sistema mayormente capitalista no va a desaparecer frente a proyectos de autogobierno. Tampoco va a dejar de embestir a los pueblos indígenas. Seguirá matando y destruyendo, hasta que sea tumbado.

Toda autonomía que afecte los intereses del sistema y las clases dominantes será atacada por ellos, y el asedio no termina hasta que o bien logran trastocarla y acoplarla a sus necesidades o bien la destruyen por la fuerza. Los municipios y policías autónomos han sufrido asesinatos, encarcelamientos, y hostigamiento continuo de parte de las fuerzas del Estado y sus paramilitares. Por ejemplo, en Ostula, Michoacán, en 2010 y 2011, asesinaron a un promedio de un comunero cada 15 días, echando mano del crimen organizado en colusión  con el Estado.

Está muy bien organizar la autodefensa y autogobierno donde hay condiciones para hacerlo como parte de resistir al sistema, pero no debemos engañarnos a pensar que sea posible extender el “autogobierno” por todo el país hasta hacer caer el Estado y desaparecer el sistema de explotación capitalista. Los capitalistas, imperialistas y grandes terratenientes no renunciarán a sus propiedades y su poder pacíficamente, y el Estado, que es su aparato de represión, no se reformará para ponerse al lado del pueblo.

Además del asedio militar, los municipios autónomos son “bombardeados” económica y políticamente por el sistema que los tiene cercados. Son muy limitados los cambios que pueden implementarse cuando el sistema capitalista sigue dominando todo el país: los principales medios de producción siguen en manos de los capitalistas y siguen explotando y destruyendo; siguen dominando a todos con su monopolio de poder político y militar; y siguen predominando las relaciones opresivas y la ideología capitalista en la sociedad en general. En estas condiciones, los proyectos autónomos solo pueden abarcar unos sectores muy reducidos del pueblo. En el intento de mantenerse de pie en el mar de explotación capitalista en que existen, enfrentan la coacción del Estado para colaborar de alguna manera, y de no “pasarse de la raya” para combatir el sistema.

Por eso, centrar en mantener un “autogobierno” dentro de los confines del actual sistema entra en contradicción con denunciar y luchar consecuentemente contra todos los crímenes del sistema y sobre todo con luchar por una revolución que es lo único que puede poner fin a todos estos crímenes. ¿Por qué? Porque si se lucha consecuentemente contra el sistema, el sistema vendrá para tratar de arrasar con la limitada autonomía que por un tiempo haya tolerado.

Un ejemplo de esto es lo que hizo el EZLN en febrero de 2001, cuando estaban en su marcha a la ciudad de México para que la Ley Cocopa se aprobara en el Congreso. Al mismo tiempo, hubo una muy brutal represión ordenada por el Estado Mayor Presidencial a los manifestantes contra el Foro Económico Mundial y la globalización imperialista en Cancún. El EZLN no dijo ni una sola palabra en contra de esa represión, aunque hacían pronunciamientos públicos todos los días cuando se dio. Guardar silencio ante este crimen correspondía a no molestar a Fox, que introducía la Ley Cocopa para su aprobación, ni a los congresistas a quienes llamó el EZLN en su quinta Declaración ‘a que legislen en beneficio de todos los mexicanos. A que manden obedeciendo…’, por medio de aprobar la Ley Cocopa”. Como decía Miroslava Breach, (periodista asesinada en 2017 por denunciar la colusión de autoridades políticas con el crimen organizado), “el silencio es complicidad”. Además, llamar al Congreso de la Unión a “mandar obedeciendo” es un ejemplo de intentar reformar el actual Estado, y negarse a reconocer que de hecho los diputados y senadores sí “mandan obedeciendo”, pero a las clases dominantes.

Desde poco después del levantamiento de 1994, ha existido un acuerdo, por lo menos tácito, en que el Estado tolera su existencia y sus Juntas de Buen Gobierno, sin reconocerlos oficialmente, a cambio de que el EZLN se limita a la “lucha civil y pacífica”. Esto no quiere decir que el Estado no siga hostigando. El Estado ha seguido atacando en varias formas, dando más dádivas a comunidades a su alrededor; armando, entrenando y azuzando a los paramilitares a atacar y asesinar a zapatistas, y en otras formas. Por otra parte, el EZLN colabora con el Estado reaccionario en asuntos como organizar elecciones, reportar o entregar “criminales” a las autoridades, entregar a “polleros” de migrantes (que el EZLN clasifica como un “crimen contra la humanidad”) después de una advertencia, por ejemplo.[15]

Como es sabido, en 2016 el EZLN propuso y convenció al Congreso Nacional Indígena (CNI) a participar en la elección presidencial de 2018, con una mujer indígena como candidata independiente. Declararon que el objetivo no era ganar la elección y “subir al poder”, sino generar “un proceso de reorganización combativa no sólo de los pueblos originarios, también de obreros, campesinos, empleados, colonos, maestros, estudiantes, en fin, de toda esa gente cuyo silencio e inmovilidad no es sinónimo de apatía, sino de ausencia de convocatoria […], podría generarse un movimiento donde confluyeran todos los abajos, un gran movimiento que cimbrara el sistema político entero.”[16]

¿Por qué convocar a “todos los abajos” para recolectar firmas para el Instituto Nacional Electoral (INE) y participar en las elecciones, en vez de organizarse para denunciar y resistir las atrocidades que comete este sistema, de manera independiente de y en contra del proceso electoral? ¿Por qué apuntar a “cimbrar el sistema político entero”, en vez de desenmascarar y resistir el sistema capitalista entero (económico y político), con lucha independiente de las instituciones del sistema, lucha que contribuya a forjar la conciencia, organización, combatividad y dirección necesarias tanto para fortalecer la resistencia independiente como para preparar lo que hace falta para hacer una revolución real?

Intentar poner una candidata independiente en la boleta y participar en la elección presidencial implicaba, por una parte, dar un claro mensaje a las clases dominantes de que el EZLN sigue comprometido con quedar dentro de las reglas del juego del sistema para la “lucha política”. Por eso, las clases dominantes le dieron la bienvenida a su campaña. Fue muy notable como los políticos (excepto AMLO y Morena) la alabaron, los medios burgueses le dieron publicidad favorable, la Marina acudió muy rápidamente para atender a los heridos del accidente automovilístico en Baja California y Peña Nieto expresó sus condolencias de una vez por la muerte de la activista joven. Por otra parte, este intento de campaña electoral jaló a personas que ya veían con asco las elecciones burguesas a regresar a participar en el proceso electoral, o a sacar su credencial de elector y entrarle por vez primera, contribuyendo así a darle más legitimidad a este circo.[17]

María de Jesús Patricio Martínez, la candidata independiente a la presidencia, elegida para representar al Concejo Indígena de Gobierno, explicó que “Es una propuesta que estamos llevando a cabo, de gobernar diferente y que el pueblo organizado sea al que obedezca ese gobierno. Solamente si nos organizamos lo podemos sacar, si no, no; nos van a seguir destruyendo, nos van a seguir dispersando, y nos van a seguir imponiendo esos proyectos de muerte que es lo que han traído a nuestros pueblos… Era necesario participar en esta fiesta de los ricos, pero no para llegar y hacernos como ellos, sino demostrarles que los pueblos indígenas queremos seguir viviendo y queremos que nos respeten, y queremos que no se sigan metiendo en nuestros territorios para dañarnos, para exterminarnos”.[18]

Es necesario organizarnos y resistir, pero es una ilusión falsa creer que si simplemente estamos organizados podemos impedir que sigan “imponiendo esos proyectos de muerte”, entre muchos otros crímenes, o hacer que los “ricos… nos respeten”. La competencia entre los mismos capitalistas los obliga a seguir expandiendo sus negocios y proyectos, so pena de ser derrotados en la competencia entre unos y otros e ir a la bancarrota. La lucha organizada de la gente puede arrancar, a veces, ciertas concesiones del enemigo de clase. Por ejemplo, la defensa física no violenta de Atenco logró un amplio apoyo social y logró detener por el momento el proyecto del aeropuerto, que fue una victoria importante. Pero las fuerzas combinadas de los tres niveles del Estado (con el PAN en la presidencia, Peña Nieto del PRI como gobernador, y el PRD, en que todavía militaba AMLO, a nivel municipal) no tardaron mucho en tomar su venganza matando a dos personas y violando a dos docenas de mujeres. Y ahora vuelven con un nuevo proyecto de aeropuerto. Además, aunque se pare temporalmente un ataque en un lugar, el sistema sigue expulsando a una enorme cantidad de campesinos e indígenas de sus tierras en otros lugares.

Como muchos lo han señalado, la situación para los pueblos indígenas es peor ahora que en 1994; el gran capital, el crimen organizado y las fuerzas armadas del Estado intensifican el despojo de los recursos naturales y  la expulsión de los pueblos de sus tierras, y la resistencia y proyectos de autonomía enfrentan la represión brutal. Todo esto es verdad. Organizar y fortalecer la resistencia es imprescindible, pero si se hace sobre la base de ilusiones reformistas solo desarma a la gente, debilita su capacidad de resistir y lleva a la desmoralización.

Si la resistencia de veras va a fortalecer la lucha por la emancipación, ha de orientarse con la sencilla verdad de que, "El Estado no es omiso, es criminal" y no con la ilusión falsa de que de alguna manera es posible hacer que este Estado obedezca al pueblo. Debe prender y avivar el espíritu de "Al carajo con todo el sistema” en vez de implorar a las clases dominantes que “nos respeten”. Se necesita resistencia realmente independiente de y en contra del sistema y su Estado, y los comunistas y revolucionarios tienen que trabajar para poner en claro ante todos por qué el Estado comete o solapa estos crímenes, y cómo están arraigadas en la naturaleza y el funcionamiento del sistema capitalista. Tal resistencia puede arrancar algunas victorias parciales y temporales, puede inspirar e instruir al pueblo y crear condiciones mucho mejores para la revolución, pero no puede poner fin a todos los horrores de este sistema. Hay que decirle la verdad a la gente, y mostrarle la posibilidad de sí acabar con todas estas atrocidades por medio de la revolución comunista y solo así. Por eso decimos “Luchar contra el Poder, y transformar al pueblo, para la revolución”.

El EZLN lucha por reformar el actual estado y el sistema capitalista
A lo largo de su historia, el EZLN ha planteado que el problema es el “mal gobierno”, y la solución es un “buen gobierno”, y ha intentado lograr un “buen gobierno”, tanto “desde arriba”, como “desde abajo”, dentro del mismo sistema mayormente capitalista.

 Para poner esto más en claro, veamos brevemente planteamientos en su historia política:
  • En la primera Declaración de la Selva Lacandona, dijeron el problema era “la dictadura que padecemos, monopolizada por el partido en el poder y encabezada por el ejecutivo federal que hoy detenta su jefe máximo e ilegítimo, Carlos Salinas de Gortari…” y de ahí, “pedimos a los otros Poderes de la Nación se aboquen a restaurar la legalidad y la estabilidad de la Nación deponiendo al dictador”. Es decir, llaman al Congreso y al poder judicial, que son ramas del aparato del gobierno burgués, a deponer a Salinas, por el fraude electoral de 1988.
  • En la Segunda Declaración, convocaron a la Convención Nacional Democrática (CND) para hacer “propuestas de un gobierno de transición y una nueva ley nacional, una nueva Constitución que garantice el cumplimiento legal de la voluntad popular”; declaran “la posibilidad de tránsito pacífico a la democracia y a la libertad se enfrenta a una nueva prueba: el proceso electoral de agosto de 1994”. Excluyen de la CND a los que se opongan a las elecciones, y llaman a votar “no por el PRI, ni por el PAN”, una manera avergonzada de apoyar al PRD y su candidato, Cuauhtémoc Cárdenas.
  • Tercera Declaración de la Selva Lacandona, enero de 1995: Como acostumbra hacer, el EZLN niega la dirección política que ellos mismos dieron con respecto a esas elecciones y culpan a otras fuerzas de su propia posición. Declaran: “El proceso preelectoral de agosto de 1994 trajo la esperanza, en amplios sectores del país, de que el tránsito a la democracia era posible por la vía electoral. Sabiendo que las elecciones no son, en las condiciones actuales, el camino del cambio democrático, el EZLN mandó obedeciendo al hacerse a un lado para dar oportunidad de lucha a las fuerzas políticas legales de oposición”. Según esto, “mandar obedeciendo” quiere decir: llamar a la gente a votar, vetar a la gente que argumenta por no votar, apoyar (veladamente) al PRD y Cárdenas (un representante político del ala “izquierda” de los grandes capitalistas pro-imperialistas)[19] y fomentar la ilusión falsa de que una reforma democrática del gobierno podría llevar a un cambio importante para la vida de la gente.
  • Quinta Declaración de la Selva Lacandona, julio de 1998: Llama a luchar por la Ley Cocopa y celebra la mayor presencia del PAN y el PRD en el Congreso, como un logro para el pueblo, y fomentan la ilusión falsa de que estos representantes políticos de las clases dominantes podrían “mandar obedeciendo” al pueblo. “Es esta la hora del Congreso de la Unión. …hay en las cámaras de Diputados y Senadores una nueva correlación de fuerzas que dificulta las arbitrariedades propias del presidencialismo y apunta, con esperanza, a una verdadera separación e independencia de los poderes de la Unión. La nueva composición política de las cámaras baja y alta plantea el reto de dignificar el trabajo legislativo, la expectativa de convertirlo en un espacio al servicio de la Nación y no del presidente en turno… Llamamos a los diputados y senadores de la República… a que legislen en beneficio de todos los mexicanos. A que manden obedeciendo…”
  • Comicios presidenciales de 2000: El EZLN vuelve a promover ilusiones electorales. Al ver que Cárdenas no iba a ganar la presidencia, apela a los diputados y senadores: “Esperamos que el próximo Poder Legislativo…no desempeñe su trabajo atado a compromisos con sus direcciones partidarias o con el Ejecutivo electo, sino con los mexicanos y mexicanas que, votantes o no de sus candidaturas, forman la nación mexicana para y con la que habrán de hacer leyes”. Otra vez, en vez de denunciar el carácter reaccionario de las elecciones y del sistema que legitiman, independientemente del candidato que gane, el EZLN refuerza y fomenta las más cretinas ilusiones parlamentarias.
  • Sexta Declaración de la Selva Lacandona, 2005: Después de más de una década de alianza, por lo menos tácita, con el PRD, el EZLN lo critica por haberles “traicionado” y se distancia de ese partido. Sin embargo, no critica la meta política que fue la base de esta alianza: democratizar el actual Estado. Como señalamos en ese entonces, “Desde las pláticas entre el EZLN y la dirigencia de ese partido el 15 de mayo de 1994, existía una alianza de hecho y una división del trabajo entre estas dos fuerzas políticas. El PRD se encargaba de la transición democrática ‘desde arriba’ y desde dentro del sistema electoral y gubernamental, y el EZLN se encargaba de la transición democrática por medio de ejercer presión ‘desde afuera’ y ‘desde abajo’, incluyendo por medio de los municipios autónomos que se esperaba legalizar y ampliar por medio de la Ley Cocopa”[20]. Vuelven a llamar por una nueva Constitución que retome el espíritu de la Constitución de 1917 (que es una constitución burguesa que, entre otras cosas, consagra la propiedad privada capitalista),[21] lanzan “La “Sexta”, reafirman que “no lucha por el poder”, y lanzan la “otra campaña”, que es alabado por los medios y los políticos de la gran burguesía, porque representa otro paso en el camino de dedicarse a la “lucha civil y pacífica”; es decir “la lucha” por reformar el actual sistema y así reforzar y prolongar su despiadado dominio. 
En el mundo real, no se puede poner fin a la represión y todos los demás horrores que vivimos y crear un nuevo sistema económico y político sin explotación, a menos que se destruya el viejo sistema que rige. Solo una guerra popular revolucionaria puede ganar la liberación del pueblo y sentar las bases para una nueva sociedad liberadora, que actúe como base de apoyo para la revolución mundial. El subcomandante Galeano (Marcos) llama “dogmático” y “sectario” al que lo diga, pero es la verdad, y es lo que hace falta que hagamos todos los que queremos una verdadera emancipación de los oprimidos, y finalmente de toda la humanidad.

En cambio, la visión de “Cambiar el mundo, sin tomar el Poder”, o como lo dice el EZLN, “no luchamos por tomar el poder”, es un engaño. Lo que realmente está en juego no es cómo mejor reformar el actual sistema, sino cómo hacer una revolución de millones que derroque el viejo Estado, cree un nuevo Estado revolucionario, y un nuevo sistema económico y político que ya no se base en la explotación; ya no se rija por la competencia salvaje de los grandes capitalistas por la máxima ganancia, sino por la lucha para superar todas las contradicciones heredadas de las sociedades de clase, y finalmente emancipar a toda la humanidad. No luchar por el poder en este sentido, es aceptar la permanencia del actual sistema con todos sus horrores y solo buscar mitigarlos un poco para una pequeña minoría de la gente.

En esta época de calentamiento global y armas nucleares, de grandes carencias y miseria al lado de riqueza opulenta, de enormes y avanzados medios de producción que se mueven con el trabajo de millones pero son monopolizados por unos cuantos, el futuro de la humanidad depende de finalmente superar el históricamente anticuado sistema capitalista-imperialista. El mismo desarrollo de este sistema ha sentado las bases materiales para una sociedad superior y mucho mejor, y las intensificadas contradicciones del sistema no tienen otra resolución en los intereses de la gran mayoría.

Es una lucha ardua y difícil, pero contamos en esta lucha con el nuevo comunismo desarrollado por Bob Avakian a partir de resumir las grandes lecciones positivas pero también los errores de las revoluciones socialistas del pasado, analizar nuevas condiciones y aprender de otras esferas para lograr un avance cualitativo en el método y enfoque científico para hacer la revolución y emancipar a la humanidad, sentando bases para una nueva etapa de la revolución comunista que tan urgentemente necesitan las masas oprimidas.[22]

La Organización Comunista Revolucionaria, México, lucha por aplicar ese nuevo comunismo y ha trazado una orientación estratégica y programa básico inicial para la revolución liberadora que hace falta en México.[23]

Es hora de desechar las falsas ilusiones de democratizar y reformar el caduco e inhumano sistema capitalista-imperialista, ya sea por dentro o por fuera del Estado burgués. Hace falta dedicarnos a la urgente necesidad más fundamental de las masas oprimidas: una revolución real que barra con este sistema y contribuya finalmente a la emancipación de toda la humanidad.

Organización Comunista Revolucionaria, México
Abril de 2018-04-28

Visítanos: http://aurora-roja.blogspot.com
Contáctanos: auroraroja.mx@gmail.com



[1] Bob Avakian es Presidente del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos, y líder en el movimiento comunista internacional.
[2] Bob Avakian “Los pájaros no puede dar a luz cocodrilos, pero la humanidad puede volar más allá del horizonte, Primera Parte: Revolución y Estado”, disponible en revcom.us o en folleto distribuido por Aurora Roja, página 23.
[3] Carlos Marx, “Carta a Kugelmann”, 18 de abril de 1871.
[4] Bob Avakian, op. cit., p. 7; También citado en Lo BAsico de los discursos y escritos de Bob Avakian, p. 15.
[5] Por ejemplo: “Venezuela provee el 12% del petróleo que importa Estados Unidos a diario, y desempeña cierto papel estratégico con respecto  a la capacidad de Estados Unidos de proyectar su poderío en el mundo. Pero el otro lado de la ecuación es muy diciente, y deja ver un aspecto de la dependencia estructural de Venezuela: ¡el 12% que Estados Unidos importa representa el 60% de la producción total de Venezuela!”. Fuente: Revolución, #94, 1° de julio de 2007. Disponible en: revcom.us.
[6] LGBTTI = Lésbico, gay, bisexual, transexual, transgénero e intersexual.
[7] Para mayor documentación y análisis científica de la Biblia, las religiones monoteístas, el fundamentalismo, y la moralidad, vea Bob Avakian, ¡Fuera con todos los dioses! Desencadenando la mente y cambiando radicalmente el mundo. JB Books, Chicago, 2009. Disponible de la editorial Aurora Roja.
[8] Silvia Ribeiro, “Política partidaria, transgénicos y comunidades campesinas”, 19 diciembre 2017.


[9] “Compromisos de Andrés Manuel López Obrador, precandidato a la Presidencia de la República, en el Foro Empresarial en Saltillo, Coahuila”, 17 de enero de 2012, en www.babeldelnorte.com. Nuestro énfasis.
[10] Citado en “El segundo aire de López Obrador”, noticiasnet.mx, 12 feb 2012, http://www.noticiasnet.mx/portal/principal/68706-segundo-aire-lopez-obrador.
[11] Jorge A Schiavon, “La diplomacia local del Distrito Federal (2000-2007)”, en Documento de Trabajo Número 172. CIDE, agosto de 2008.
[12] Miguel Ángel Vite Pérez, “Reflexiones sobre el desarrollo social de la Ciudad de México, en Intersticios Revista Sociológica de Pensamiento Crítico, Vol. 5(2), Octubre de 2011, pp. 290-291. http://www.insterticios.es.
[13] Federico Engels, “Del socialismo utópico al socialismo científico", C. Marx, F. Engels, Obra escogidas, Tomo III, Editorial Progreso, Moscú, 1978, pp. 121-122.
[14] Bob Avakian, Lo BÁsico, 1:22, RCP Publications, Chicago, 2011, p. 17-18
[15] El subcomandante Marcos, “Leer un video”, citado en La Jornada, 24 de agosto de 2004).
[16] Subcomandante Insurgente Moisés y Subcomandante Insurgente Galeano. Una historia para tratar de entender. 17 de noviembre de 2016. (http://enlacezapatista.ezln.org.mx/2016/11/17/una-historia-para-tratar-de-entender/)
[17] En ciertas circunstancias excepcionales, a veces puede ser necesario participar en elecciones burguesas como parte subordinada de desenmascarar la falsedad de la democracia burguesa y la necesidad de tumbar todo el sistema. Así lo hicieron los bolcheviques, por ejemplo, en algunos momentos de la revolución rusa, por ejemplo cuando la revolución de 1905 había sido derrotada y se introducía elecciones por primera vez en la historia de ese país. No existe tal necesidad de participar en las elecciones de 2018, en momentos en que amplios sectores de la población repudian a todos los partidos burgueses como la misma porquería. Por otra parte, la participación del EZLN en estas elecciones no tuvo el propósito de denunciar la farsa electoral y todo el sistema sino, como se menciona, objetivamente contribuyó a legitimarlo.
[18] “Palabras de Marichuy en el Encuentro con el Pueblo Mayo en Cohuirimpo, Sonora”. 13 De Enero De 2018.
[19] Revolución ¡sí¡, elecciones ¡no¡ documenta esto en detalle. Folleto del Centro de Investigación Popular, 1994.
[20] “Sobre el EZLN, El Pueblo Necesita la Revolución Proletaria, No la Democratización del Estado Existente”, Aurora Roja Número 13, febrero de 2006, página 11. Se puede descargar en http://aurora-roja.blogspot.com
[21] Ver “El carácter burgués de la Constitución de 1917”, Aurora Roja  No. 13.
[22] Ver Bob Avakian, El nuevo comunismo, La ciencia, la estrategia, la dirección para una revolución real y una sociedad radicalmente nueva en camino a la verdadera emancipación.
[23] Ver Organización Comunista Revolucionaria, México, La revolución liberadora, Orientación estratégica y programa básico, Editorial Flor de la Sierra, México, 2015.

No hay comentarios: