Manifestación "Trump/Pence ¡Fuera Ya! en Nueva York de Rechazar el Fascismo
Crueles y
desquiciadas, gangsteriles y totalmente infundadas
6 de enero de 2021 | revcom.us
Durante las últimas semanas, a pesar de perder las elecciones de 2020,
Trump ha estado luchando ferozmente para mantenerse ilegalmente en el poder. En
tan sólo la última semana, lo siguiente es lo que ha pasado:
- Trump reiteró su llamamiento
a celebrar manifestaciones fascistas el 6 de enero en Washington D.C., con
la promesa de que la cosa va a “ser alborozada”. Trump ha dicho que la
cosa será “GRANDE” y que va a asistir. Los “Muchachos Orgullosos”
violentos, misóginos y supremacistas blancos han jurado estar presentes y,
a su vez, han convocado a más manifestaciones durante el fin de semana
previo a la toma de posesión y durante ésta. Para tener una idea de lo que
esto implica, lea nuestra cobertura de las manifestaciones fascistas
anteriores en Washington, D.C. que llamaron a revocar la victoria
electoral de Biden (vea aquí y aquí), así como este artículo del Washington
Post sobre las siguientes manifestaciones. Algunos comentaristas conservadores han
advertido que Trump podría utilizar cualquier trastorno o violencia para
invocar la Ley de Insurrección, que le permitiría a Trump despachar a
soldados para “restaurar el orden”, los que a su vez él podría aprovechar
con fines fascistas.
- Al cierre de esta edición,
unos 140 congresistas republicanos de la Cámara de Representantes siguen
con su plan para echar por tierra las elecciones consiguiendo que el
Congreso se niegue a inscribir a los “electores” legalmente
elegidos, impugnando la validez de los votos enviados
por algunos de los estados que votaron por Biden. Y el miércoles 30 de
diciembre, el senador por Misuri Josh Hawley dijo que se sumaría al plan
de esos congresistas, lo que implica que ahora tanto el Senado como la
Cámara de Representantes tendrán dos horas de debate sobre cada estado en
torno al que los republi-fascistas impugnan la victoria de Biden (entre
ellos probablemente Arizona, Georgia, Michigan, Pensilvania y Wisconsin)1.
- El sábado 2 de enero
ocurrieron tres cosas importantes. Primero, el senador por Texas Ted Cruz
reclutó a otros diez senadores en apoyo a una resolución para retrasar la
ratificación de las elecciones por diez días, mientras que las alegaciones
de fraude falsas y refutadas muchas veces reciben una “audiencia”. Su
objetivo es retrasar y, por lo tanto, abrir espacio para más trastornos y
posibles levantamientos. Segundo, el vicepresidente Mike Pence, quien
tiene el deber de presidir la ratificación de la votación oficial del
Senado, apoyaba la maniobra escandalosa de Cruz. Luego, como se informa en
el Washington Post del
domingo 3 de enero, Trump llamó por teléfono a Brad
Raffensperger, el funcionario de Georgia a cargo de las elecciones en ese
estado, primero para intimidarlo para que cambiara los totales de votos y
luego para amenazarlo con cargos criminales cuando se negó a hacerlo.
- Finalmente, el domingo 3
enero, el Washington Post publicó una columna de “Opinión” de parte
de todos los ex secretarios de defensa con vida que afirmaban que las
elecciones ya habían terminado y advertían a Trump contra el uso de las
fuerzas armadas para mantenerse en el poder. Entre ellos figuraban Dick
Cheney y Donald Rumsfeld, quienes fueron fascistas de peso que estaban en
el poder durante los años de Bush. Claramente, existen diferencias y
grietas en los círculos gobernantes de Estados Unidos; y cuesta trabajo
imaginar que estas personas hubieran intervenido de tal manera si no
hubieran pensado que estaba en marcha algo verdaderamente extraordinario y
claramente peligroso para los intereses imperialistas fundamentales de
Estados Unidos.
Decir que esta situación es extraordinaria o que no tiene precedente ni
comienza a estar a la altura de la cosa. Y es una ironía, y un ultraje, que
hasta ahora las principales voces en los medios de comunicación que están
haciendo sonar la alarma sobre esta situación hayan sido los comentaristas y
senadores republicanos más tradicionales como Ben Sasse de
Nebraska, quienes, por diversas razones, se oponen a estas maniobras de Trump.
¿Qué están haciendo los demócratas en toda esta cosa? En realidad están
colaborando con Trump en una maniobra mal concebida para aprobar un anexo al
proyecto de ley de estímulo, mientras él está maniobrando para echar
por tierra las elecciones .
Todo eso ilustra una verdad básica y esencial. El régimen fascista de
Trump y Pence de los últimos cuatro años —el que todavía está en el poder
mientras hablamos y sigue dando manotazos desesperadamente para permanecer en
el poder— no fue un problema pasajero del que lograremos zafarnos sin dolor.
Como Bob Avakian lleva 25 años analizando, el fascismo en Estados Unidos es un
movimiento profundamente atrincherado, organizado y dirigido por un sector de
la clase dominante imperialista que está convencido de que esta es la solución
necesaria a los problemas, conflictos y desafíos extremadamente intratables que
ese sistema enfrenta. Este movimiento fascista ha organizado a decenas de
millones de personas en torno a su programa político de supremacía blanca, supremacía
masculina y vil chovinismo de Estados Unidos Ante Todo.
Algunos hechos
básicos
Hecho: Biden ganó decisivamente las elecciones por más de 7 millones de
votos del voto popular y 78 votos en el Colegio Electoral.
Hecho: En todos los estados con una votación reñida, funcionarios
demócratas así como republicanos han hecho conteos de los votos, recuentos de
los votos, revisiones a mucho detalle y otra vez recuentos, y el resultado es
el mismo: Biden ganó2.
Hecho: Los abogados de Trump y otros fascistas han acudido a los
tribunales más de 60 veces, incluida la Corte Suprema, y en cada ocasión vez
menos una (y ese caso fue un asunto insignificante que no afectó nada), el
resultado fue el mismo: Biden ganó.
Hecho: Barr, el procurador general de Trump, quien es un fascista
cristiano de larga trayectoria que sirvió servilmente a Trump durante casi dos
años, dijo que no hubo fraude lo suficientemente importante como para afectar
el resultado de las elecciones. El jefe de seguridad cibernética de Trump,
Christopher Krebs, dijo que éstas eran las elecciones más seguras jamás, una
declaración por la que fue inmediatamente despedido.
Podríamos seguir con otros ejemplos. Pero nosotros no necesitamos
hacerlo. La verdad es la verdad. Trump perdió. Biden fue elegido a la
presidencia. No obstante, Trump y decenas de millones de sus seguidores no solo
insisten en vivir una mentira peligrosa hasta sus últimas consecuencias, sino
en usar la fuerza para meterla por la garganta del resto del mundo.
¿Cuáles son las
implicaciones?
Cinco implicaciones extremadamente negativas.
Primero, existe un intento de echar por tierra unas elecciones legales y
volver a instalar un peligroso régimen fascista. Quizá las probabilidades estén
en contra de eso ahora, pero sería extremadamente imprudente confiar en que las
cosas siguieran igual. ¡Solo veamos la última semana!
Segundo, existe un intento, que en realidad está cobrando impulso de
forma importante, de cuajar un ariete fascista para el período entrante. Este
ariete estaría conformado por un bloque de funcionarios electos que ven y actúan
como si la administración de Biden fuera ilegítima Y ADEMÁS por una fuerza
armada de batalla callejera a la espera de recibir órdenes para dominar la
plaza pública. Por lo tanto, habría un brazo político bien organizado y una
fuerza paramilitar fanática que respondieran directamente a Trump y que podrían
estar en posición, si las condiciones cambiaran en ciertos sentidos, para
volver a tomar el control en un golpe de estado literal. Si no hicieran eso,
estarían posicionados para desbaratar y obstruir la administración de Biden y
Harris y corromper y pervertir aún más los términos del debate político en esta
sociedad.
Tercero, existe un intento concertado de imponer a martillazos la idea
que los votos de los negros no deben contarse, al menos en cualquier contienda
electoral en la que sus votos podrían tener un efecto decisivo. La ofensiva
jurídica de Trump ha puesto específicamente en la mira a las importantes
ciudades de Atlanta, Filadelfia, Detroit y Milwaukee, todas las cuales tienen
poblaciones afroamericanas grandes que “tuvieron un efecto decisivo” en sus
respectivos estados. No se dice abiertamente, pero se da a entender fuertemente
que no se debería permitir que los márgenes en el conteo de los votos en estas
ciudades, es decir, los votos demócratas contra los votos republicanos, tengan
un efecto decisivo3. Esto va a las
raíces de este régimen, un punto enfatizado repetidamente por Bob Avakian sobre
la conexión directa entre el régimen de Trump y la Confederación esclavista
(ver aquí y aquí).
Cuarto, existe una lucha entre las fuerzas fascistas en la clase
dominante sobre la mejor manera de hacer avanzar su programa para rehacer
completamente las normas de gobierno de Estados Unidos. Trump está decidido a
mantener las cosas bajo su control mientras al parecer otras fuerzas, por
ahora, están menos dispuestas a vincular este movimiento a los intereses y
deseos inmediatos de Trump. Al parecer, éstas consideran que un camino más
ventajoso es reconocer a Biden, mientras maniobran para obstruir y sabotear su
administración de formas que no están muy vinculadas al propio Trump. Esto se
puede ver, para tomar tan sólo un ejemplo dramático entre otros, en Pat
Robertson, el agente fascista cristiano de larga trayectoria, fundador de
Christian Broadcasting Network [Red de Radiodifusión Cristiana], que le dice a
Trump que se marche de la escena. En este momento, las fuerzas en torno a Trump
se han resistido a hacer eso y, como hemos descrito, han tomado muchísima
iniciativa en los últimos pocos días. Para que quede claro: todos aceptan el
programa de supremacía blanca, supremacía masculina y vil chovinismo pro
estadounidense, respaldado por una severa represión y una dominación religiosa
impuesta, pero existen diferencias entre ellos sobre la manera de lograrlo.
Quinto, se está haciendo más daño a la integridad epistemológica: la
noción de que la verdad es la verdad, sin importar sus implicaciones. Hemos
escrito sobre esta cuestión anteriormente: lo que resulta cuando se dirija a
decenas de millones de personas de modo que nieguen los hechos básicos de la
realidad y adopten ideas literalmente locas, cada una más lunática que la
anterior4. Pero los sujetos
como Hawley —quien dice que apoya el intento de negarle a Biden la presidencia
porque “los votantes de su estado” estaban “profundamente enojados y
desilusionados” por las elecciones— ahora agregan una nueva matiz al engaño: la
idea de que, cuando los partidarios de uno piensen, impulsados por sus prejuicios
y su ignorancia, que algo ocurrió, sin importar qué tan descabellado y
ridículo, “bueno, pues que detengamos todo, impidamos que se aplique la ley y
llamemos a realizar una investigación para desahogar sus alegaciones”. Esta es
la lógica de los juicios por brujería —el juez de semejantes juicios se hace
pasar por neutral— únicamente quiere conocer las alegaciones. Pero una vez que
se da crédito a las alegaciones —en tal caso las falacias que se propagan para
“justificar” las alegaciones escandalosas, como “las brujas están echando
maldiciones que perjudican a la gente”—, pues se está en el camino hacia
exactamente lo que ha pasado en cada febril juicio de brujas, sin excepción: el
encarcelamiento, la tortura y la matanza de personas inocentes.
¿Cuáles son las
apuestas?
Si esto prosperara en la realización de su objetivo máximo —un golpe de
estado—, las consecuencias para la humanidad serían incalculablemente
negativas, y posiblemente catastróficas. Y si lograra abrir brecha en lograr
sus “objetivos menores” —lo que equivaldrán a impulsar la cohesión, la
influencia y las capacidades agresivas del movimiento fascista organizado—, eso
también tendría repercusiones extremadamente negativas; lo que incluye sobre la
situación de las masas de personas y además sobre la capacidad
para desarrollar esa lucha de aquellos que quieren ver un mundo mejor.
Pero todavía hace falta algo que se aproximara a estar a la altura de
una respuesta de aquellos que se oponen a este fascismo — ya sea de parte de
las “personas decentes” y de aquellos que quieren ver acciones contra las
injusticias amargas del mundo, o de parte de los políticos demócratas de peso,
cuyo papel en esta sociedad es acorralar, desviar y reprimir a aquellos
sectores de la sociedad que quieren un mundo más justo. De hecho, la inacción
de los demócratas, el hecho de que éstos no usan sus podios, púlpitos, dinero y
extensos recursos organizativos para alzar la voz contra esta situación por la
trayectoria escandalosamente peligrosa que lo es — pues, todo ello es
inaceptable.
Eso se debe al programa de los demócratas, a diferencia de
los fascistas, para enfrentar las múltiples crisis las que enfrentan el sistema
estadounidense y aquellos que lo gobiernan: un programa que incluye TANTO
gestos hacia la diversidad, la inclusión y reformas limitadas (cuyo propósito
es mantener unido al imperio) COMO conciliarse con los fascistas y aplacarlos,
“tender la mano entre republicanos y demócratas”, lo que como ha dicho BA,
únicamente puede darse bajo los términos del fascismo. El programa
marginalmente “incluyente” de los demócratas es extremadamente peligroso para
la humanidad, precisamente porque seduce a aquellos que sólo desean volver a la
normalidad y disfrutar lo que son, de hecho, los privilegios del imperio — o
estar en la escaramuza por conseguirlos. Un programa que, de hecho, también se
apoya en la proyección del poderío militar y represión interna, si bien no de
una forma tan descarada y descaradamente despiadada.
Lo que está en juego en zafarse del control absoluto y en tomar acciones
es la supervivencia de la esperanza para la humanidad — ciertamente a largo
plazo y quizás de manera muy directa.
¿Y qué hay que hacer
ahora?
Muchas cosas, pero dos cosas sobre todo y de forma muy inmediata:
Incumbe a todos los que se preocupan por el futuro de la humanidad
explorar más a fondo el carácter de la amenaza que enfrentamos. Esto no surgió
únicamente con estas elecciones, y obviamente no va a desaparecer — de hecho,
está haciendo metástasis aún más en formas extremadamente peligrosas ante
nuestros ojos. Bob Avakian ya ha hecho el análisis
basado en hechos y científicamente fundamentado de las raíces profundas y las
dinámicas vivas del mundo real de esta amenaza — y es esencial que cualquier
persona que va en serio para enfrentar esta amenaza conozca los caminos que Bob
Avakian ha propuesto para combatirla como parte de la construcción de un
movimiento para una revolución real.
También incumbe que ACTÚEN todos los que se preocupan por el resultado
de este período extremadamente peligroso en el que nos encontramos — y es
urgente en lo inmediato que lo hagan. Rechazar el Fascismo ha propuesto formas
para que las personas se unifiquen frente a esta amenaza, para desarrollar
comprensión, fuerza y efectividad — para la lucha de hoy y la lucha por venir.
Haga clic aquí para averiguar
qué está haciendo Rechazar el Fascismo en este momento, esta semana, para
contrarrestar esta situación... y para conocer su programa más amplio y para
participar.
A manera de concluir donde comenzamos: si pensabas que la amenaza
fascista ya había terminado, pues no es así. Enfréntate a la realidad; y
empieza a tomar acciones independientes, con otras personas, que realmente podrían
cambiarla.
1. Por ley, se
necesitaba al menos un senador para forzar un debate sobre los
electores, y Hawley era el primer senador en ofrecerse.
2. Se supone que el
Congreso registre y cuente los votos que han sido certificados por los estados
individuales, y no decidir si los votos son correctos, lo que es el trabajo de
los estados, algo que ocurrió el 14 de diciembre.
3. Cabe señalar que
la mayoría de las ciudades en realidad obtuvieron un porcentaje más alto a
favor de Trump en 2020 que en 2016. Trump perdió muchísimo terreno en los
suburbios alrededor de estas ciudades, donde se dio una marcada discrepancia
desfavorable para Trump en el voto anti-Trump entre las elecciones de 2020 y
las elecciones de 2016. No obstante, todo el fuego está apuntado contra las
ciudades.
4. Hace algunos
meses, Trump dijo, antes de que se iniciara la votación, que podría perder
únicamente si las elecciones estuvieran amañadas, y cuanto más dijera esta
mentira, más personas que realmente querían que él ganara comenzaran a creer en
esta conspiración-explicación, y a estar preparadas por dicha
conspiración-explicación, de que toda especie de funcionarios del gobierno, del
Partido Demócrata, del Partido Republicano, pues todos ellos estaban
involucrados en hacer que Biden ganara.
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