Protesta el 1° de mayo de 2020, Día Internacional de los Trabajadores |
Para este
sistema, los inmigrantes son “cosas” para explotar, satanizar y desechar.
Para la
revolución comunista, son seres humanos valiosos que cambiarán el mundo.
"Estar
aquí es peor que haber estado secuestrada” dice Aurora, hablando de la estación
migratoria de Acayúcan, Veracruz.
“Entre Chiapas y Veracruz nos secuestraron a mí, mi esposo y mis dos hijos (de
5 y 2 años)… Nuestra familia como pudo juntó dinero [para pagar el rescate] y nos
volvieron a bajar a Chiapas… Entonces, nos agarró Migración.… Yo ya no aguanto
más; estar aquí [en la estación migratoria], es peor que haber estado
secuestrada… Estar aquí es lo más
horrible que me ha pasado en la vida. Uno no puede hacer nada, el calor es insoportable,
la gente llora, grita, se desespera, y tú no puedes hacer nada. Los niños no
comen, pero es que quién va a comer con esa comida echada a perder, mal
cocinada y con la peste de los baños… Mis hijos tienen ronchas del sudor y
suciedad. Uno no puede ir al baño porque están a rebosar y la peste inunda todo….
Que nos deporten si es su gusto, pero que ya nos dejen salir de aquí. Que si nos
van a matar, que por lo menos sea viendo el cielo, sintiendo el aire, siendo
libres, pero que no me quiero morir aquí de tristeza, de soledad, peor que un
animalito, peor que una cosa, peor que nada”.[1]
Como Aurora, decenas de miles de migrantes más han sido apresados en
estas infernales cárceles migratorias en los últimos años. Esperando un permiso
de un año, con la condición de quedarse en el sur de México. Aunque a la
mayoría les toca la deportación a las tierras de donde tuvieron que huir—del
terror del gobierno y las pandillas, de la pobreza, la violencia doméstica o
los estragos del cambio climático.
Los migrantes detenidos han
montado repetidas protestas y rebeliones contra las condiciones infrahumanas,
el maltrato de los agentes del Estado, la hipocresía y los engaños del gobierno
federal. Una de las más recientes protestas fue en
Tenosique, Tabasco el 28 de marzo. Se levantaron por las condiciones
inaguantables y el temor de infección de Covid-19. Hubo un incendio. En vez de
auxiliarlos, los policías los encerraron
y trancaron las puertas mientras se acumulaba el humo. Finalmente unos
migrantes jóvenes rompieron las puertas y pudieron escapar, pero era demasiado
tarde para Héctor Rolando Barrientos Dardón, un migrante guatemalteco de 44
años. Héctor murió y por lo menos 13 personas sufrieron lesiones. Él y 41
personas más eran solicitantes de asilo que debían ser liberados dos días
después. El Estado mexicano no acepta ninguna responsabilidad; al contrario,
consignó a cuatro migrantes hondureños como supuestos culpables.
Pese al discurso, el Estado
mexicano maltrata y deporta masivamente a los migrantes
Con gas pimienta, toletes y
aparatos que dan toques eléctricos, la Guardia Nacional atacó a la caravana de migrantes que intentó
entrar al país por Tabasco y Chiapas en enero de 2020. “No hubo represión”
mintió López Obrador y repitió sus falsas promesas de “4 mil trabajos” a los
integrantes de la caravana, así como salud y asilo en México. Pero en los puestos fronterizos se les informaba la verdad: la única oferta de
trabajo sería en los países de donde los migrantes venían huyendo. Con engaños y represión, fueron cercados, detenidos y encerrados. Los
que escaparon fueron perseguidos. En un par de días cuatro mil migrantes
estuvieron presos en las “estaciones migratorias” de Chiapas y Tabasco. A los
migrantes que entraron por Tabasco, los agentes les prometieron que los
llevarían a solicitar el asilo y que vivirían en albergues en libertad. Así lograron que la mayoría se
entregara. Una estudiante mexicana que acompañaba a la caravana (y quedó
detenida cinco días en Villahermosa) informó que los llevaron al centro de
detención y cuando les pidieron quitar
las agujetas, “como ocurre en las cárceles, ya
saben que han sido engañados”.[2]
Seis días después, en su “mañanera” del 24 de enero, López Obrador
habló así de la caravana: “Se les ofreció trabajo, refugio, todo… No quisieron”.[3]
Todo esto es falso. No hubo oferta de trabajo alguno en México, y tampoco refugio para la
gran mayoría. Los agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) impidieron que los migrantes hablaran
con la Comisión Mexicana de Ayuda a los Refugiados, (Comar), único organismo que
procesa solicitudes del asilo. No permitieron que la Comar entrara en las cinco
cárceles migratorias donde estaban los detenidos de la caravana, hasta
finalmente permitir que entrara solo en una, la de Tapachula (Siglo XXI). Para
cuando habló López Obrador, ya habían deportado a por lo menos 679 migrantes. Solo 12 participantes en la caravana habían
logrado solicitar asilo y fueron los que eludieron ser detenidos por los
agentes del INM y llegaron solos a la oficina de la Comar en Tapachula. Un
migrante deportado informó que fue detenido un día, encarcelado en Siglo XXI, y
subido al autobús para Honduras el día siguiente, sin recibir información
alguna sobre su supuesto derecho a pedir asilo.[4]
¿Estás
con el imperialismo estadounidense que domina y desangra a los pueblos, o con
los migrantes que luchan por vivir y no sucumbir?
Detrás de
la finta de supuesto “humanismo” y “respeto a los derechos humanos”, el
gobierno de López Obrador sigue cazando, criminalizando y deportando en masa a
los inmigrantes, en su mayoría centroamericanos de Guatemala, Honduras y El
Salvador, el llamado “Triángulo Norte”, incluso ahora en medio de la pandemia
de coronavirus, en colaboración y bajo
la batuta del gobierno de Estados Unidos. Aunque no quieran verlo mucha
gente honesta engañada por las promesas de una “4ª Transformación” de México,
es verdad lo que denunció Salvador Lacruz, director de un
centro de derechos humanos en Tapachula, Chiapas, en 2019: el gobierno de López Obrador “está imponiendo
en la práctica el escenario más violento y más represor hacia las personas
refugiadas que hemos visto, y esto no es poco decir, porque el sexenio de Peña
Nieto estuvo extremadamente violento”.[5]
Protesta exigiendo liberación de migrantes en la Estación Migratoria Siglo XXI en Chiapas |
No se
justifica callarse ante los crímenes más graves que nunca del Estado
mexicano contra los migrantes, porque a uno le guste el discurso o algunos
programas de su nuevo jefe, López Obrador. En los
primeros cinco meses de su gobierno, deportaron a más de 80 mil 500 personas,
el 54% más que en los mismos meses del año anterior bajo Peña Nieto. La Guardia
Nacional (que es el mismo ejército mexicano con nuevo uniforme) se dedica a
capturar, maltratar y deportar a los migrantes. Es el colmo de la hipocresía cuando se callan o hasta justifican esta mayor
saña del gobierno actual personas que en su momento denunciaron con toda razón la guerra contra los
migrantes por parte del ejército y la Policía Federal con el Plan Frontera Sur
bajo Peña Nieto o la Iniciativa Mérida bajo Calderón. Hoy como ayer, el Estado
capitalista no se concentra en combatir el crimen organizado, como dicen, sino
en reprimir y deportar a los migrantes, así como en reprimir al pueblo
mexicano, en gran medida en colusión con los cárteles y bandas criminales.
Los
migrantes centroamericanos, igual que los migrantes mexicanos, arriesgan la
vida para llegar a Estados Unidos porque el imperialismo estadounidense ha
jodido a los pueblos de estos países oprimidos aún más que jode al pueblo en
Estados Unidos. Así es como funciona este sistema capitalista
basado en la explotación y la búsqueda de la mayor ganancia, y no puede
funcionar de otra manera. Los grandes capitalistas sacan enormes ganancias de
la explotación de los migrantes en Estados Unidos, por ejemplo, en la
agricultura o en las grandes fábricas empacadoras de carne, donde ahora los han
obligado a trabajar sin protección adecuada contra Covid-19, resultando en un
cúmulo de muertes innecesarias. Y sacan ganancias aún mayores sobreexplotando a
la gente en los países de origen de estos migrantes, donde las desigualdades
generadas por el mismo funcionamiento del sistema mundial obliga a la gente a
trabajar por una miseria, cuando es que encuentren trabajo. Cuando no, más y
más gente se ve orillada u obligada a entrar en el "negocio" internacional
de la droga y el crimen organizado en general, con la activa participación de
gobernantes y grandes capitalistas “legales”.
Migrantes de la caravana de enero de 2020 |
Como
relata Carlos, un migrante hondureño, “Estoy viajando para
ayudar a mi abuela a vivir mejor. Yo soy de ‘Tegus’ [Tegucigalpa] y ahí hay
pocas oportunidades si no es con las pandillas, y yo no quiero entrar a ese
mundo. Yo quiero hacer las cosas bien… Una vez que entras a las pandillas, ya
no puedes salir. Las pandillas mataron a mi papá cuando tenía 7 años, a un tío
cuando tenía 6 y a un primo cuando yo tenía 5. Casi no conoce uno a su familia
por lo mismo”.[6] O lo
que cuenta un psicólogo en El Salvador: “Tenemos casos de adolescentes violadas
en repetidas ocasiones por pandilleros. Las vigilan constantemente… Algunas logran
huir con su familia, aunque conocemos casos donde las pandillas han logrado
encontrarlos y los han amenazado. En ocasiones, las pandillas llegan a dejar
cuerpos desmembrados para intimidar a quien acoge a familias que se han
desplazado”.[7]
Los migrantes huyen de este infierno de
pobreza, hambre y violencia despiadada que ha generado el mismo funcionamiento
del sistema capitalista-imperialista. Honduras,
Guatemala y El Salvador son dominados y saqueados por los imperialistas
estadounidenses. Roban la riqueza creado por los trabajadores,
distorsionan la economía, arruinan a los campesinos y destruyen el medio
ambiente. Estados Unidos respalda e impone presidentes corruptos, patrocina
golpes de estado contra presidentes que les estorban, arman y financian las
fuerzas armadas y policías y patrocinan guerras contrarrevolucionarias para
mantener su dominación. Y luego cuando la gente huye de ese infierno, es
vilipendiada y reprimida por los representantes del mismo sistema que creó ese
infierno en primer lugar.
El
capitalismo-imperialismo ha generado una crisis mundial de refugiados
Esto no es solamente la situación en América: el
capitalismo-imperialismo ha generado una crisis mundial de 70.8 millones de refugiados, expulsados de sus hogares, apenas sobreviviendo
en campos de refugio, o enfrentando los garrotes y balas, los muros, campos de
concentración y la deportación al tratar de llegar a los países imperialistas
como Estados Unidos, varios países europeos, etc. La devastación de sus países
de origen tiene diversas causas —guerras reaccionarias, la destrucción del
medio ambiente y el calentamiento global, la falta de empleo, el crecimiento
del lastre del crimen organizado— pero tienen su raíz en el funcionamiento
"normal" del actual sistema.
Algo básico es que los capitalistas emplean y explotan a los
migrantes (así como a los trabajadores en general) en la medida de que puedan
sacarles ganancias, y echan a sus fuerzas represivas a contener, controlar y
reprimir a los demás, que consideran “población excedente”, porque no es
rentable ponerlos a trabajar. No es simplemente que sean ojetes: así funciona
este sistema. Si los capitalistas no sacan ganancias, al rato van a la quiebra
y otros toman su lugar. Es un sistema absurdo y criminal: hay mucha gente (incluso
en los países imperialistas, ni hablar de los oprimidos) a quien le falta
vivienda digna y hay mucha gente a quien le falta trabajo que podría
construirla. Pero no se hace, porque no se saca ganancia de construir buenas
casas para gente pobre que no puede pagarlas. Lo mismo con la desnutrición, la
ropa, los aparatos electrónicos y todo lo demás que es necesario para el
bienestar tanto físico como cultural de la gente.
La
futura sociedad socialista dará la bienvenida a todos los migrantes que quieran
contribuir a construir un mundo nuevo y mucho mejor
Es absurdo que siga tanto sufrimiento completamente innecesario. Para
acabar con eso, hace falta una revolución, hace falta tumbar este sistema
regido por las ganancias de unos cuantos, transformar en propiedad de todo el
pueblo los principales medios de producción —las fábricas, máquinas, medios de
transporte, etc. de las grandes empresas— para poder trabajarlos en común, con
una economía planificada regida no por las ganancias sino por las necesidades del
pueblo y el avance de la revolución encaminada finalmente a la emancipación de
toda la humanidad.
La sociedad socialista dará la bienvenida a los migrantes en el
esfuerzo común por construir un mundo nuevo y mucho mejor. No habrá nada que
impida que la gente que pueda trabajar se integre a los esfuerzos por construir
y producir lo que hace falta. Habrá mucho que hacer y se
desatará la participación y creatividad de todos para construir una nueva
sociedad, dando prioridad a superar las bárbaras desigualdades e injusticias
heredadas del capitalismo y la dominación imperialista. Se aplicarán los
principios y métodos señalados por el nuevo comunismo de Bob Avakian. Por
ejemplo: se tendrá “la orientación de darle la bienvenida a los inmigrantes de
todo el mundo quienes tengan un deseo sincero de contribuir a las metas y
objetivos de esta República…”[8]
y se otorgará la ciudadanía a todos los que así lo deseen (con la excepción de
dirigentes contrarrevolucionarios o personas condenadas por crímenes de guerra
o de lesa humanidad).
Ataques
racistas del régimen fascista de Trump/Pence con la colaboración del gobierno
mexicano
Sin tal revolución, la situación sigue empeorando. El gobierno de
Estados Unidos siempre ha perseguido a los migrantes como si fueran animales,
pero esto lo aumenta con creces el régimen fascista de Trump y Pence. Lanzan
ataques xenófobos y racistas contra los inmigrantes como la punta de lanza de
su embestida contra la humanidad en general, lo que podría llegar a dimensiones
genocidas. Miles de migrantes menores de edad fueron separados de sus padres en
detención en EU en 2017-18. En 2019, más de 80 mil migrantes fueron
encarcelados, hacinados en jaulas y en “hieleras” (cuartos
helados), durmiendo en pisos de cemento y sufriendo abusos físicos e insultos
racistas. Antes de la pandemia del coronavirus, murieron por lo menos 37
migrantes[9]
detenidos por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus
siglas en inglés) bajo la presidencia de Trump, y se intensifican los ataques
armados de supremacistas blancos, alentados por este régimen, como la masacre
de 22 personas, principalmente mexicanas o estadounidenses de origen mexicano,
en El Paso, Texas el 3 de agosto de 2019.
Imponen la devolución de inmigrantes centroamericanos
solicitantes de asilo en Estados Unidos a México, para esperar la resolución de
su caso, en diciembre de 2019, con el mal llamado “Protocolo de Protección al
Migrante”, también conocido como “Programa Quédate en México”. Incluso antes, el
gobierno mexicano aceptó formalmente que EU se deshiciera de estos migrantes
como si fueran basura el 7 de junio de 2019. En ese año tiraron a 60 mil
personas a este lado de la frontera, donde miles tienen que vivir en
campamentos a la intemperie y muchos son secuestrados, esclavizados o hasta
asesinados por bandas criminales con la tolerancia o colaboración de la policía
y la Guardia Nacional (GN). A la par, el gobierno mexicano lanza el despliegue
masivo de la GN para impedir que los migrantes crucen a EU y también para
servir de “patrulla fronteriza” para Estados Unidos en la frontera sur con
Guatemala.
Para colmo, las fuerzas represivas mexicanas han
amenazado a los albergues y a Médicos Sin Fronteras, (los únicos que atienden
la salud de los migrantes en la frontera norte), y han detenido, golpeado,
robado y deportado a migrantes en las entradas de los albergues.[10]
El
régimen fascista aprovecha la pandemia para intensificar la explotación y la
expulsión de los migrantes con la plena colaboración del gobierno de López
Obrador.
La pandemia de Covid-19 en EU y luego en México es una amenaza
mayúscula para los migrantes. En EU, ICE continúa las redadas y deportaciones
en medio de la pandemia, y se ha suspendido casi todo derecho a debido proceso
para los migrantes: suspensión de audiencias, deportaciones “exprés” en la
frontera, suspensión de toda solicitud de residencia permanente y hasta carencia
de agua, jabón, cubrebocas y “distancia social” en los campos de concentración.
Inmigrantes que trabajan en la agricultura, procesadoras de alimentos, el
sector salud, y otros servicios considerados indispensables ahora se llaman
“trabajadores esenciales”, pero no les dan papeles a los indocumentados, los
obligan a trabajar con alto riesgo de contagio, sin medidas de protección, o
hasta cuando están enfermos.
Protestas y huelgas de hambre de migrantes detenidos, así como de activistas
y revolucionarios desde fuera, exigen su liberación por el peligro de contagio
y muerte entre los encarcelados. Hasta ahora ICE solo ha soltado a unos cientos
de los 32 mil migrantes detenidos y el número de muertes aumenta cada día. Hasta
el 10 de abril, habían muerto de Covid 61 migrantes bajo custodia de ICE.
EU
también está deportando a migrantes ya infectados con Covid. En un
albergue en Nuevo Laredo, 15 migrantes se infectaron por un migrante enfermo
deportado de Houston, Texas. El gobierno de Guatemala cerró sus fronteras
después del arribo de un avión de EU en el que por lo menos la mitad de los migrantes
abordo estaban infectados. Christie Thornton, profesora de la Universidad de
Johns Hopkins tuiteó con razón que “El gobierno de Estados Unidos propaga a
sabiendas y activamente el virus a Centroamérica por medio de la deportación”.
Del 21 de marzo al 10 de abril, EU deportó a
10 mil migrantes a México. La Migra mexicana, a su vez, echó a miles de
centroamericanos a la frontera sur y de ahí a sus países de origen. Antes de
negociar la deportación pese a las fronteras cerradas de Guatemala, El Salvador
y Honduras, el INM los abandonaba a su suerte en Tabasco o Chiapas, sin
hospedaje, trabajo, dinero ni protección contra el coronavirus. Los albergues
no gubernamentales intentan ayudar, pero varios han tenido que cerrar ante la
avalancha de personas deportadas, por falta de espacio y de recursos para cuidarlas.
El INM “libera” a los detenidos para deportarlas
Protestas y rebeliones de migrantes en los
centros de detención en México exigieron su liberación para no morir de Covid
desde marzo. Organizaciones defensores de migrantes metieron un amparo y el 18
de abril, un juez ordenó la liberación de todos los migrantes “vulnerables” detenidos
por el INM, así como garantías para su regularización y salud en el país. Una
semana después, la Secretaría de Gobernación sacó un comunicado anunciando que
habían vaciado casi por completo los centros de detención, “liberando” a 3 mil
653 personas, sin decir dónde quedaron. Pero al final del comunicado se
menciona, como si fuera otro dato no relacionado, que “se logró el retorno vía
terrestre a Guatemala y vía aérea a Honduras y El Salvador de 3 mil 653
nacionales de esos países”. ¡El número exacto de personas “liberadas”!
Con hipocresía de clase mundial, la Secretaría
de Gobernación se auto-elogia de “garantizar a plenitud sus derechos humanos”
de estos migrantes. Así intenta ocultar el hecho criminal de que no tomó
ninguna acción para proteger ni cuidarlos, sino que los deportaron sin ninguna
revisión sanitaria de regreso a la situación desesperada de la que huyeron, para
deshacerse del “problema”. Nadie debe dejarse engañar por sus melosas palabras:
“estaciones migratorias” son en realidad cárceles insalubres y tenebrosas, “regreso asistido” es deportación forzada, “rescate” significa detención
arbitraria y muchas veces violenta. Son guardianes del orden social capitalista,
el sistema que sacrifica las vidas de millones para mantenerse y acumular más
capital.
Organización Comunista Revolucionaria, México
auroraroja.mx@gmail.com
aurora-roja.blogspot.com
11 de
mayo de 2020
[1] Aurora, una migrante nicaragüense, lo relató al ser atendida por
Médicos Sin Fronteras en la estación migratoria. Sin Salida. La
Crisis Humanitaria de la población migrante y solicitante de asilo atrapada
entre Estados Unidos, México y el Triángulo Norte de Centroamérica (TNCA), Informe
de Médicos Sin Fronteras; MSF–Mexico-Sin
Salida-CAST-WEB.pdf, p. 34, febrero 2020.
[2] Citado en “México ofrece
refugio, pero impide que migrantes hablen con la institución que regula el
asilo”, Alberto Pradilla, Animal
Político, 25 de enero de 2020.
[5] Citado de Proceso, en nuestro volante “No acataremos las órdenes del régimen
fascista de Trump!”, 29 de junio de 2019.
[8] Constitución para la Nueva
Repúbica Socialista en América del Norte, página 64, Bob Avakian, RCP
Publications, 2010. Se puede bajar en revcom.us. Este proyecto de Constitución
es para una futura sociedad socialista en el territorio que ahora es Estados
Unidos, pero muchos de sus principios tienen aplicación universal y nos ofrece
una visión a la vez realista y inspiradora del mundo muy distinto que es
posible.
[9] Bajo el régimen de Trump
hasta el 3 de abril de 2020, EFE, NewsTucson,
Arizona, 3 de abril de 2020.
[10] Por ejemplo, la GN amenazó con entrar para revisar a los
migrantes en dos albergues Saltillo, Coahuila y Agua Prieta, Sonora en junio y
julio de 2019 (en descarada violación de la Ley de Migración). Azotaron a las
personas que estaban afuera contra el portón de la Casa del Migrante en Saltillo
donde mantenían el acoso durante cuatro días. Alberto Xicoténcatl, director de la Casa del Migrante
denunció que también acosaron a los albergues en Tijuana, BC y Tenosique,
Tabasco, remarcando que “Se está criminalizando a los migrantes”.
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