Marcha ¡Alto a la Guerra contra el Pueblo!, 26 oct 2014 |
Discurso del Movimiento Popular Revolucionario en la Marcha-Mitin de la Red
Nacional de Resistencia ¡Alto a la Guerra contra el Pueblo!, Chicoloapan,
Estado de México, 26 de octubre de 2014
Lo que estamos haciendo hoy, con esta marcha y este mitin, es diferente y
es muy importante.
Porque no estamos aquí esperando que el gobierno se investigue a sí mismo,
o que va a hacer justicia por los crímenes que ellos mismos han cometido y
siguen cometiendo o solapando. No estamos pidiendo al Estado y no estamos
gestionando ningún tipo de apoyo del gobierno.
Estamos levantando una resistencia que es completamente independiente del
Estado y todas sus instituciones y dependencias, y todos los partidos políticos
que avalan y participan en el gobierno; una resistencia que se apoya en el pueblo
y moviliza al pueblo para exhibir la naturaleza criminal e ilegítimo del
gobierno y sus cuerpos uniformados que matan, desaparecen, torturan y
encarcelan injustamente a muchos miles de personas.
Osorio Chong declara que el caso de Tlatlaya, donde el ejército mató a
sangre fría a 21 personas que ya se habían rendido, es un “caso aislado”, y que
el ejército es muy bueno. No, Tlatlaya no es un “caso aislado”, las fuerzas
armadas no son buenas, son matones que cometen masacre tras masacre, no solo de
prisioneros sino de la gente que lucha contra las injusticias de este sistema.
Así también son los policías. Masacraron a cientos en Tlatelolco en 68, a 45 en
Acteal, Chiapas en 1997, masacraron en Aguas Blancas, y en El Charco en
Guerrero, y masacraron a jóvenes normalistas de Ayotzinapa en Iguala hace un
mes.
Peña Nieto proclama que el ejército está comprometido con “el respeto a los
derechos humanos y la justicia”. No, son asesinos y son torturadores, formados
y adiestrados por sus altos mandos, para aterrorizar y suprimir al pueblo. Por
eso 64% de la gente en este país teme ser torturada si cae detenida, porque la
tortura es generalizada entre todos, como documenta el informe de Amnistía
Internacional de 2014. Todos los cuerpos militares y policiales utilizan la
tortura de manera sistemática. ¿Por qué el Estado necesita usar este terror?
Porque sirve y protege a un sistema que amuela, amarga, destruye y le temen al
potencial de la gran mayoría de la gente.
¿Por qué protegen a los que están asesinando y desapareciendo a miles de
mujeres? ¿Por qué amenazan y criminalizan a las mujeres que denuncian estos
crímenes, o que fueron violadas, y exigen justicia? Porque este sistema
necesita mantener y reforzar la opresión de las mujeres por los hombres, como
una piedra angular de toda la estructura de opresión, degradación y brutal
explotación que produce e impone a la gente a diario y año tras año. ¿Por qué
colaboran en y encubren las desapariciones, la extorsión y las masacres de
migrantes centroamericanos? Porque sirven a un sistema que se nutre del dinero
del crimen organizado y se dedica a hacer la voluntad y el trabajo sucio de
Estados Unidos, poder imperialista que domina a México, a los países centroamericanos
y muchas otras partes del mundo, y que vive de sobreexplotar a millones de
migrantes a la vez que caza, deporta o aniquila a decenas de miles.
Ahora estamos demostrando que las fuerzas armadas, la policía y sus fuerzas
paramilitares ejercen una violencia criminal contra el pueblo; es una violencia
institucional que es completamente ilegítima, porque mantiene y refuerza
la discriminación, la opresión y la miseria que sufre la gran mayoría de la
gente. Y estamos levantando una resistencia resuelta a todos estos crímenes
impunes, cometidos y solapados por este Estado.
Cuando algunos se ponen de pie y denuncian, pueden inspirar a muchos más a
levantar la cabeza y comenzar a resistir.
Cuando Yakiri Rubí Rubio se defendió y no dejó que la mataran los
criminales que la violaron, cuando ella se mantuvo firme ante la cárcel y la
acusación primero de homicidio y ahora de “exceso de legítima defensa”, inspiró
a muchas mujeres y también hombres a salir en su defensa. Y como ella ha dicho,
son muchas las mujeres que le cuentan como también fueron violadas, muchas
hablan de esto por primera vez después de a veces años de silencio y angustia.
Cuando los padres de familia y los alumnos de Ayotzinapa, denuncian los
asesinatos y desapariciones de 43 de sus compañeros, inspiran a miles en todo
el país a comenzar a convertir su ira en resistencia y salir a reclamar
justicia. ¡Hombro con hombro, coco con codo Ayotzinapa, Ayotzinapa somos todos!
También inspiró a gente por aquí cuando la Red Nacional de Resistencia ¡Alto
a la Guerra contra el Pueblo (RNR-AGCP) se unió con el Observatorio Ciudadano
Nacional del Feminicidio, y salimos a la calle en Chimalhuacán a exigir
justicia para Alejandra Flores, joven de 16 años violada por un policía que
luego mató a su novio cuando lo encaro para pagar por ese crimen.
La Semana Nacional de Resistencia, y seguir adelante a extender y
fortalecer esta Red de resistencia, puede lograr un cambio muy importante en
esta sociedad. No podemos hacer que este Estado cambie de naturaleza y sirva al
pueblo, porque es como dice el dicho, “genio y figura hasta la sepultura”. Pero
sí podemos lograr que cientos de personas, y luego miles y cientos de miles, se
pongan de pie para denunciar y resistir las atrocidades que comete el Estado
contra el pueblo. Sí podemos lograr que muchos caigan en la cuenta de que el
Estado es el principal culpable; que en vez de aceptar las justificaciones de
que están combatiendo a los “malosos” y que los asesinados y encarcelados
cayeron porque “hicieron algo”, mucha más gente se una a las víctimas de esta
guerra contra el pueblo y a la RNR que lucha por parar esta guerra.
Podemos lograr que el temor y aislamiento que se palpa se convierta en
coraje y comunidad, porque estamos forjando una resistencia popular que va a
poner a los gobernantes y sus matones a la defensiva, que va a desatar la ira y
la iniciativa, largamente suprimida, de millones que han sufrido a las manos de
este Poder o que ya no quieren seguir tolerando más crímenes en silencio. Si
despertamos, sacudimos, concientizamos y movilizamos a miles que vean
inadmisibles estos crímenes y se convenzan a ponerse de pie, podemos arrancar
algunas victorias parciales, podemos ponerles contra la pared y crear una
situación donde tienen que ceder en parte para tratar de recuperar la
aprobación y legitimidad en los ojos de parte de la gente. Y aún más
importante, podemos fortalecer la conciencia, la organización y la capacidad
combativa de sostener la resistencia política en contra de este Poder, y crear
un nuevo ambiente de mucho ánimo y verdadera esperanza. Un ambiente que
contribuirá a la vez a fortalecer el movimiento para la revolución y la
organización y dirección que hacen falta para que pudiera triunfar una
revolución de millones, que es lo único que podrá derrotar y barrer con este
Poder y poner fin a todos estos crímenes por siempre.
¿Por qué hablo de la revolución? Porque la neta solo una revolución puede
parar esta locura letal, porque hay que llegar a la raíz y eliminarla. Hay que
quitar las relaciones y las reglas de este sistema que oprimen y mantienen
abajo a la gran mayoría; hay que crear una nueva sociedad, con nuevas
relaciones y nuevas reglas que sirvan para levantar y liberar a los
anteriormente oprimidos y para llevar adelante la lucha hasta superar toda
división y opresión de clase social, de raza y nacionalidad y de género, hasta
emancipar finalmente a toda la humanidad en el mundo entero.
Todo esto es posible y es urgentemente necesario aquí y en todo el mundo.
El primer gran paso para abrir este camino es derrotar a este Estado y
deshacernos de este sistema capitalista que el Estado defiende. El triunfo de
una revolución de masas que logre esto establecerá un nuevo Poder, un nuevo
Estado que en realidad defienda y proteja al pueblo y su lucha por vencer y
transformar todo lo que oprime y subordina a algunos de los seres humanos a
otros que viven y se benefician de esa opresión. El nuevo Estado revolucionario
tendría policías y fuerzas armadas que arriesgarían la vida para defender al
pueblo, antes que matar o dejar morir sin ninguna necesidad a una de las masas.
En vez de reprimir la crítica y luchas justas, ese Estado alentaría y
respaldaría la lucha por eliminar todas las injusticias y toda forma de
opresión, y se apoyaría en la lucha cada vez más consciente de la gente para
seguir la revolución y apoyar esta misma revolución en todos los demás países.
Para vislumbrar un poquito de cómo sería un nuevo Poder revolucionario,
veamos las mejores experiencias de la policía comunitaria, por ejemplo cuando hacen
que personas que han robado o lastimado a otros repongan el daño y se reeducan
mediante servicio comunitario, en vez de encerrarlos en prisiones llenas de
abusos que los tratan de deshumanizar. Es un pequeño sabor de otro tipo de
poder que sirve al pueblo en vez de dominarlo y reprimirlo. La Organización
Comunista Revolucionaria y el Movimiento Popular Revolucionario nos unimos a la
RNR-AGCP y luchamos por contribuir a extender y fortalecer esta resistencia,
uniendo a todos los que vean inaceptables estos crímenes para luchar por parar
esta guerra contra el pueblo. Y lo hacemos con el entendimiento de que solo la
revolución podrá poner fin por siempre a estos crímenes, y que fortalecer y
extender la resistencia de la gente es parte imprescindible de nuestro deber de
construir el movimiento para la revolución que finalmente podrá levantar y
dirigir a millones para quitar a este Poder y este sistema del camino, y poner
en su lugar un nuevo Poder liberador que sirve al pueblo y a su lucha de acabar
con toda forma de opresión y explotación.
Para concluir, quiero regresar al punto principal—que esta resistencia que
estamos levantando aquí ahora, es algo diferente y algo sumamente importante,
para defender a la gente y abrirnos un nuevo horizonte. Aunque no seamos muchos
ahora, esta resistencia puede crecer a cientos y a miles, porque nos basamos en
algo que es verdad y que podemos mostrar en los hechos: que el actual Estado,
el Poder en este país, es criminal e ilegítimo, y no puede ser convertido en un
Poder que serviría a la gente. Por eso no vamos a apoyarnos en el gobierno ni
ninguna institución del Poder actual, sino que vamos a apoyarnos en el pueblo,
que sí es capaz, mediante lucha, convencimiento y con la experiencia de sufrir
los golpes de este Estado, de ponerse de pie para resistir y denunciar todos
estos crímenes, de poner a los jefes políticos y las fuerzas armadas y
policiales en el banquillo de los acusados ante la sociedad entera y de crear
un nuevo aire de lucha, de comunidad y de verdadera esperanza entre cada vez
más amplios y diversos sectores del pueblo.
¡Alto a la Guerra Contra el Pueblo! ¡El Gobierno no es omiso, es criminal!
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