Los estudiantes de Ayotzinapa pedían cosas básicas para su educación y les dieron balas, golpes, patadas, detenciones, desapariciones y tortura, con dos estudiantes asesinados por la policía. El procurador y el general Arreola de la Secretaría Seguridad Pública (SSP) de Guerrero alegaron que los alumnos atacaron con armas de alto poder y granadas. El gobernador juró que su policía no iba armada. Ahora se han desenmascarado estas y otras mentiras y parte de la verdad comienza a salir.
El 12 de diciembre de 2011, cientos de alumnos de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos, de Ayotzinapa, Guerrero, acompañados por indígenas de la Organización Campesina del Municipio de Tecoanapa, y de la organización Xanii Tsavvi (Sueño Mixteco), llevaron su lucha a Chilpancingo. Fueron a cerrar la carretera del Sol para exigir que el gobernador, Ángel Aguirre Rivero, les diera audiencia y resolviera demandas justas como: mejorar la alimentación de los alumnos, aumentar la matrícula anual de 140 a 170 alumnos; reducir el promedio requerido para ingresar a la escuela de 8 a 7; reparar las instalaciones de la escuela; trabajo para los egresados; y un nuevo director no corrupto ni represor.
En menos de una hora, Gabriel Echeverría de Jesús y Jorge Alexis Herrera Pino, alumnos de Ayotzinapa de 21 y 22 años de edad, respectivamente, cayeron asesinados por policías que les pegaron varios tiros en la cabeza y en el cuello. Otro alumno, Edgar David Espíritu Olmedo fue herido de bala en el estómago y se encuentra ahora en estado de coma. Hubo otros heridos, 24 detenidos, y un número desconocido de desaparecidos. La balacera continuó durante unos 30 minutos. Los manifestantes corrieron buscando refugio en los autobuses o en los cerros. Hubo impactos de bala en los autobuses con cristales destrozados y los policías persiguieron durante horas a los que huyeron por los cerros. La Policía Federal (PF) cercó a la Escuela Normal Rural. En una marcha el día 13 en Chilpancingo, los manifestantes denunciaron la desaparición de la señora Juana Mayo Avilés, de 65 años, una campesina de la comunidad de Las Ánimas, municipio guerrerense de Tecoanapa.
Primero asesinar, luego criminalizar a las víctimas
Como es la norma de la policía, el ejército y las autoridades políticas en el poder, después de asesinar, inmediatamente comenzaron a mentir, torturar y armar montajes para "justificar" su violencia criminal contra la gente inocente. La policía federal y ministerial del estado torturaron a uno de los normalistas detenidos, Gerardo Torres Pérez, lo llevaron a un lote baldío y le hicieron tirar cinco balas de un AK-47, para fabricar "evidencia" de que los estudiantes iban armados y comenzaron la balacera (La Jornada, 14 de dic., “Liberan a normalista al que intentaron inculpar de portación de un rifle AK-47”). Policías estatales rodearon la clínica del ISSSTE donde estaba mal herido Edgar David Espíritu e intentaron llevárselo para interrogarlo y "aplicarle pruebas" para fabricar más supuesta “evidencia” de que disparara un arma de fuego. Como bien lo denunció un representante de los alumnos de Ayotzinapa, “Quieren disfrazar la bestial embestida que hicieron contra nuestros compañeros culpándonos que nosotros iniciamos la agresión con armas de fuego”. El Procurador estatal arengó ante los medios contra los “seudo-estudiantes”, los “vándalos” que hicieron necesario “restablecer la paz”, como dice fue la orden del gobernador. Los medios desinformaron con reportajes de un “enfrentamiento” en que los culpables eran los manifestantes; concentraron la nota en el incendio de una bomba de gasolina y el trabajador que sufrió quemaduras graves y le restaron importancia al asesinato de los normalistas, tachando de criminales a los alumnos víctimas de esta sanguinaria agresión y retratando la policía asesina como los “buenos” (como siempre lo dice Calderón), los protectores de “la sociedad”.
El gobernador Ángel Aguirre (ahora del PRD, antes del PRI) insistió que los policías estatales no iban armados y que su gobierno no reprime a la protesta social. El 13 de diciembre, un día después de los asesinatos, publicó un desplegado a toda plana en La Jornada con el título, “El Gobierno del Estado de Guerrero ha atendido los planteamientos y peticiones de la comunidad estudiantil de la Escuela Normal Rural ‘Raúl Isidro Burgos’ de Ayotzinapa”, con todo y fotos de su “amable” visita a Ayotzinapa en septiembre pasado y el tractor que se les entregó. Pero si uno se esfuerza por leer la letra chiquita del cuadro sobre las demandas del pliego petitorio, descubre que de hecho el gobierno rechazó varias de ellas, por ejemplo, el aumento de matrícula a 170 alumnos. El gobernador dice que no habrá tal, porque “no existe demanda de maestros de educación primaria". Hasta dice que el presupuesto federal prohíbe crear plazas de primaria.
Pero sí faltan maestros. Muchas comunidades rurales, sobre todo indígenas, no tienen maestros de primaria; campesinos indígenas de la región de la Montaña en Guerrero denunciaron en 2010 que hubo ausencia de 50 maestros de primaria en 46 comunidades de la región y llevaban 12 meses con las escuelas cerradas. Lo que el gobierno llama “el comportamiento demográfico” que supuestamente justifica cerrar escuelas por la migración de la gente, en realidad es el resultado de la embestida del gran capital por expulsar del campo a los campesinos, apoderarse del agua, los bosques, el oro y la tierra, despojando a las comunidades indígenas y forzándoles a emigrar o morir de hambre o ante las balas de los militares y paramilitares.
“No más maestros” es la posición de todos los niveles de gobierno, no porque ya no hay niños que los necesiten, sino porque educar a esos niños ya no es de interés en el nuevo esquema educativo diseñado por instituciones imperialistas como la OCDE (Organización de Cooperación para el Desarrollo Económico) y el Banco Mundial. La “reforma educativa” que se está imponiendo aquí bajo el membrete de Alianza para la Calidad Educativa (ACE), y bajo otros nombres en Chile, Colombia, EU, Reino Unido, etc. es un ataque general contra la educación pública que crea mayor desigualdad, impone menos y peores escuelas para la mayoría y una educación elitista, privatizada y con valores “del mercado” para una minoría selecta.
Desde la Segunda Guerra Mundial los alumnos y las comunidades campesinas han tenido que luchar constantemente para mantener las escuelas normales rurales, como una oportunidad para que los hijos de campesinos estudien y regresen a las comunidades rurales como maestros. Hoy solo quedan 16 de las 39 que había. El gobierno quiere eliminar estas escuelas porque chocan con los intereses del sistema: por una parte por chocar con el modelo educativo elitista al servicio del gran capital que vienen imponiendo, y por otra parte por querer sofocar el activismo social en estas escuelas que la nefasta dirigente del Sindicato magisterial, Elba Esther Gordillo, y otros funcionarios han llamado "semilleros de guerrillas". Quieren un pueblo aplastado y sumiso que ni se atreve a protestar, pero lo que necesita el pueblo es más y no menos resistencia contra este sistema inhumano.
La lucha de los alumnos de Ayotzinapa y de todas las escuelas normales rurales es justa y debe ser apoyada. Es parte de la resistencia al sistema capitalista-imperialista que está amolando a la gente por todo el mundo, arruinando el campo, destruyendo el medio ambiente, privatizando la educación, negando a millones los medios para sobrevivir, y masacrando a inocentes en nombre de combatir el narcotráfico o "el terrorismo", cuando los más grandes terroristas y criminales son los que detentan el poder.
Las movilizaciones y denuncias desbaratan el montaje y los poderosos se ponen a pelear entre ellos mismos
La respuesta contra el ataque sangriento y los asesinatos policiales fue inmediata. Los alumnos de las 16 escuelas normales rurales que aún existen, maestros, campesinos, estudiantes universitarios, centros de derechos humanos, y otras fuerzas en resistencia condenaron el ataque con marchas y denuncias en Guerrero, Oaxaca, Michoacán, el DF y otros estados. Los alumnos de otras normales rurales en Durango, Chiapas y otras partes llegaron a Chilpancingo y se unieron a las protestas ahí. Respaldaron las denuncias los videos en Youtube que muestran a la PF golpeando y pateando a los manifestantes, los policías estatales uniformados que portaban armas, un policía vestido de civil (identificado como ministerial) que disparó contra manifestantes desarmados, y los cuerpos de Jorge Alexis y Gabriel sobre el pavimento: dos jóvenes más muertos por la policía cuando apenas empezaban su vida. Uno de los tiradores vestidos de civil fotografiados ha sido identificado como David Cortés Flores, Comandante de la policía ministerial (Proceso, 18 de diciembre).
Esta represión no es un acontecimiento aislado. En los 15 días anteriores al este ataque, hubo una racha de asesinatos, desapariciones y atentados contra luchadores sociales. La mayoría de ellos formaban parte del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD). Nepomuceno Morelos Muñoz fue asesinado a tiros en Hermosillo, Sonora el 28 de noviembre. Denunció el secuestro de su hijo en 2010, participó en las caravanas del MPJD y en el segundo diálogo en el castillo de Chapultepec, Calderón le prometió protección policial porque fue amenazado de muerte: otra promesa falsa. El 2 de diciembre, Norma Andrade, fundadora de Nuestras Hijas de Regreso a Casa, fue herida de 5 balas al salir de su casa en Cd. Juárez y tuvo que ser hospitalizada. El 6 de diciembre Trinidad de la Cruz Crisóforo, dirigente de los campesinos de Ostula, comunidad nahua de Michoacán, fue torturado y asesinado cuando Policías Federales abandonaron la caravana del MPJD que lo acompañaba rumbo a Ostula, y poco después pararon la caravana los paramilitares que se llevaron a Trinidad y lo mataron. Entre el 6 y 7 de diciembre, Marcial Bautista Valle y Eva Fe Alarcón Ortiz, presidente y coordinadora de la Organización de Campesinos Ecologistas de la Sierra de Petatlán y Coyuca de Catalán, A.C. e integrantes del MPJD, fueron desaparecidos por hombres armados que los bajaron del camión rumbo a Chilpancingo.
Es en el contexto de esta embestida en contra de varios dirigentes de la resistencia que se da el ataque a los alumnos de Ayotzinapa. Crece la ira entre sectores de la gente que comienza a darse cuenta de que la violencia del Estado no se justifica; no es “legítima” de manera alguna, sino que es para someter a la gran mayoría de la población, a los que no tienen ningún poder político y son oprimidos en esta sociedad.
Para la noche del 13 de diciembre, los poderosos comenzaron a comprender que estaban perdiendo “legitimidad” ante los ojos de muchos y también salieron a relucir contradicciones entre las filas de los mismos reaccionarios. Comenzaron a maniobrar para echarse la culpa unos a otros por los asesinatos. Cada partido y grupo teme quedar desenmascarado ante la gente, sobre todo en estos tiempos de crisis y de elecciones, cuando todos se dedican a desprestigiar a sus contrincantes para tratar de salir airosos.
Es en este contexto que, aunque sigue en otros tonos la campaña de desinformación y desprestigio en contra de los normalistas, ha salido suficiente información para comprobar que las autoridades responsables de estos bárbaros asesinatos mintieron hipócrita y criminalmente. El gobernador Aguirre, que primero decía que los policías de Guerrero iban desarmados y sólo llegaron hasta después, y cuyos huestes torturaron a los estudiantes tratando de inventar un ficticio "enfrentamiento" con estudiantes supuestamente armados, frente a un video difundido por la SSP federal que mostraba un policía ministerial del estado como el asesino de los estudiantes, tuvo que admitir que sí iban armados, pero que no eran los únicos que dispararon. Aunque no sólo el gobernador sino varios testigos del enfrentamiento sostienen que la Policía Federal también disparó indiscriminadamente contra los estudiantes, la SPP federal sigue mintiendo y encubriendo su propio papel.
Míralos bien. Este es el tipo de autoridades que nos gobiernan: que mandan a sus policías a reprimir y asesinar a la gente inconforme, luego mienten y recurren hasta a la tortura para tratar de culpar a las víctimas de su propio muerte. Y este es el tipo de medios que nos desinforman, en su mayoría no solamente repitiendo las mentiras del gobierno sino también esforzándose ellos mismos por desprestigiar más a las víctimas. Así es la naturaleza de las autoridades y sus fuerzas represivas bajo este sistema. Como bien lo dice Bob Avakian en su libre Lo BAsico: “El papel de la policía no es de servir y proteger a la gente, es para servir y proteger el sistema que gobierna sobre la gente. De reforzar las relaciones de explotación y opresión, las condiciones de pobreza, miseria y degradación que el sistema ha impuesto sobre la gente y está determinado a mantenerla allí. La ley y el orden que representa la policía con toda su brutalidad y asesinato es la ley y el orden que refuerza toda esta opresión y locura”.
Y luego, cuando su naturaleza criminal comienza a quedar al descubierto, cínicamente fingen que “les preocupan” estos asesinatos: el gobernador Aguirre cesa a cuatro oficiales de su gobierno, Peña Nieto del PRI y Josefina Vázquez Mota del PAN “lamentan la muerte” de los estudiantes, Jesús Zambrano (líder nacional del PRD) llama por “una investigación objetiva y creíble”, y hasta Elba Esther Gordillo, autor intelectual del asesinato de docenas de maestros democráticos supuestamente reprueba la violencia contra los alumnos. No son más que lágrimas de cocodrilo, cínica “preocupación” por no quedarse demasiado desenmascarados, de parte de representantes políticos de los grandes capitalistas y su sistema que, a pesar de las fuertes contradicciones en sus propias filas, están bien unidos en la necesidad de mantener su yugo de dominación sobre el pueblo y reprimir la resistencia y las protestas populares. De la supuesta “investigación” que lleva a cabo la PGR, no se puede esperar justicia.
Las movilizaciones y protestas continúan y los alumnos de Ayotzinapa exigen la destitución del gobernador Ángel Aguirre Rivero. Hay que apoyar y fortalecer esta lucha, desenmascarar las maquinaciones y maniobras de todas las fuerzas que representan el sistema y su Estado y buscan desviar la lucha para “controlar los daños” y reforzar la legitimidad de un sistema y un Estado que son la fuente de estos asesinatos y de todos los horrores que sufre la gran mayoría de la gente. Hay que forjar un movimiento para la revolución de cada vez más amplios sectores de las masas en contra del actual orden social criminal y caduco, para crear el mundo mucho mejor que es necesario y posible por medio de la lucha revolucionaria de millones.
¡Justicia para Jorge Alexis Herrera Pino y Gabriel Echeverría de Jesús!
¡Condena para los policías asesinos y los que dieron la orden de matar estudiantes!
¡Alto al asesinato y la criminalización de los luchadores del pueblo!
¡Todo el maldito sistema es culpable!
Testimonio de la mamá de uno de los estudiantes asesinados: "Mi hijo no era asesino; nomás fue a una escuela de pobres"
Sigue...
Veracruz: el gobierno miente y encubre el asesinato de gente inocente
El 20 de septiembre de 2011, dos camionetas se detuvieron en medio del Bulevar Adolfo Ruiz Cortines, una de las calles más transitadas de Boca del Río, frente a uno de los centros comerciales más concurridos. Tiraron cadáveres sobre el pavimento y dejaron otros en las redilas. 35 en total, 23 hombres y 12 mujeres, muchos con las manos o los pies atados con precintos plásticos, sus cuerpos golpeados y quemados.
Esta horrorosa escena se dio a las 5:15 de la tarde, a unos metros del Centro de Convenciones del World Trade Center, donde se inauguraría dos días después el 11 Encuentro Nacional de Presidentes de Tribunales Superiores y Procuradores Generales de Justicia. ¿Llegaron rápido las fuerzas federales que habrían de estar “asegurando el terreno” en la zona desde días anteriores? No. ¿Llegaron las tropas de élite aerotransportadas de la Marina que podrían haberse presentado en minutos? No.
Las autoridades criminalizan a las víctimas como supuestos Zetas y el gobernador justifica los asesinatos
Pocas horas después, el procurador de justicia estatal, Reynaldo Escobar Pérez, dijo de las víctimas: “Se ha confirmado, a través de Plataforma México, que todos tenían antecedentes penales y se dedicaban a actividades tales como secuestro, extorsión, homicidio y narcomenudeo” (La Jornada, 21 de septiembre, página 5). Se armó la “historia oficial”, con el respaldo de oficiales de Gobernación y de las FFAA desde el DF: fue un “ajuste de cuentas” entre grupos de narcotraficantes, los muertos son Zetas, “gente mala” que lastima a la “gente buena” (cómo diría Calderón), y ¡sanseacabó! Los principales medios de comunicación difundieron obedientemente esta versión con su habitual mendacidad.
El gobernador Javier Duarte fue aún más lejos. Escribió en su cuenta de Twitter: “Es aberrante e indignante; repudio lo que ocurrió ayer; sin embargo, el mensaje es muy claro, en Veracruz no hay cabida para la delincuencia”. Después agregó: “Es lamentable el asesinato de 35 personas, pero lo es más que esas mismas personas hayan escogido dedicarse a extorsionar, secuestrar y matar". Dice que “repudia” esta masacre, mientras en realidad la reivindica. Justifica estas ejecuciones sumarias, como acción justiciera contra “la delincuencia”. Esto implica que los asesinos actuaron en causa común con el gobierno.
Entre las víctimas, ninguna evidencia de vínculos con el crimen y sí un joven inocente desaparecido por la policía
Uno de los asesinados fue Alan Michel Jiménez Velásquez, un joven de 15 años. Su madre, Rocío Velásquez Cruz, lo buscaba desde el 14 de septiembre, cuando fue detenido por policías estatales, quienes lo subieron a una patrulla. “A mi hijo, se lo llevó la 717 de la policía estatal, cuando iba a comprar comida para sus pollos, tenía 15 años y apenas iba a entrar a la escuela”. “Si, yo las vi, yo fui y abordé a las patrullas y los patrulleros de la patrulla 717 me apuntaron para que yo no me acercara a pedir informes sobre mi hijo, que si yo me acercaba me disparaban. Mi hijo me dijo: ‘Mami, no te acerques, hazte para allá, no te acerques porque te van a disparar’”. Durante siete días Rocío buscó a su hijo, primero con la policía y después en el Servicio de Medicina Forense, donde encontró su cuerpo el 22 de septiembre, entre los 35 cadáveres tirados el día 20. ¿Por qué desaparece un joven detenido por la policía estatal y 6 días después aparece, asesinado y arrojado sobre el pavimento por asesinos que se llaman "Matazetas"? Este joven encontrado entre los 35 cadáveres no fue delincuente, como según la versión era el caso con todos los muertos, y en cambio sí fue desaparecido por la policía. Estos hechos establecen un claro vínculo entre los asesinos y las fuerzas represivas oficiales.
El 30 de septiembre, el periódico Notiver publicó una lista de 28 personas identificadas de entre las 35 personas asesinadas. 18 tenían menos de 30 años de edad— 6 de ellos con menos de 20 años. Ninguno tenía historial de relación con el crimen organizado. Ninguno está en la base de datos de Plataforma México. Por lo menos 23 de estas personas murieron por golpes, sofocación o estrangulamiento. (Para los otros 5, no se especifica causa de muerte). El listado incluye Alan Michel Jiménez Velásquez, el joven ya mencionado detenido por la policía, “muerto por sofocación”. Está confirmado que otros en la lista estuvieron entre los asesinados del 20 septiembre, y que varios desparecieron días antes, como Abbi Lizbeth Poucholen Barrios, de 16 años, que desapareció la noche del 15 de septiembre, o Iván Cuesta Sánchez, joven transexual de 22 años que se llamaba “Brigitte” y desapareció 8 días antes del 20 de septiembre. Hasta ahora no se sabe quiénes se los llevaron.
El gobierno de Veracruz rechaza la lista publicada por Notiver y rehúsa dar a conocer su propia lista. Dicen que han identificado a todos y que han entregado los cuerpos a familiares. Entonces, ¿por qué no dan a conocer públicamente las identidades de los asesinados? ¿Qué esconden?
Gina Domínguez, la titular de Comunicación Social del gobierno de Veracruz, dijo en entrevista con Carmen Aristegui: “Crucé información y me dicen que sólo algunos nombres que ahí aparecen [en la lista de Notiver] pertenecen a víctimas reales”. Así admite que por lo menos “algunos” sí corresponden a los asesinados el 20 de septiembre; eso en sí confirma que mintió el procurador, porque ninguno de estos nombres aparece en Plataforma México, ni existe constancia alguna de asociación con el crimen organizado.
Respecto al testimonio de la mamá de Alan Michel de que su hijo fue detenido por policías estatales, Domínguez simplemente la descalificó porque, según, no existe una patrulla con el número 717. ¿Por qué el gobierno de Veracruz se agarra del número supuestamente equivocado de la patrulla para hacer la vista gorda a un testigo ocular de la detención y posterior desaparición por policías estatales de una de las personas asesinadas el 20 de septiembre?
¿Quiénes son estos “Matazetas” que no matan Zetas?
Pocos días después de la masacre aparece en Internet un video de cinco hombres encapuchados que se dicen “Matazetas” y se adjudican los asesinatos. Aparecen sentados en una mesa con mantel blanco, cada quien con su botellita de agua, como cualquier reunión de autoridades, excepto por las caras cubiertas. A diferencia del video matazetas del julio anterior, no dijeron que eran del cártel Jalisco Nueva Generación, sino que son “el brazo armado del pueblo”. Como en el video anterior, afirman su respeto por las fuerzas armadas y autoridades civiles del Estado y afirman que su único objeto es eliminar a Los Zetas.
Pero no existe ninguna evidencia de que nadie de entre los asesinados fuera Zeta, ni de que ninguno estuviera vinculado al crimen organizado. Las evidencias sí establecen que por lo menos algunas de estas personas fueron desaparecidas y torturadas antes de ser asesinadas, y que por lo menos el joven Alan fue detenido y desaparecido por la policía estatal.
Los precintos de plástico en las manos o los pies de varios cadáveres también hacen pensar en la participación de las fuerzas oficiales. El periódico Reforma reportó que con base en información obtenida de “fuentes cercanas a las investigaciones”, “los precintos de plástico han sido usados por cuerpos de seguridad institucionales y por efectivos de la Marina y el Ejército. ‘Estos precintos sólo los tienen en Estados Unidos o los usan fuerzas especiales de aquí: Marina o el Ejército’, consideró la fuente estatal que tuvo acceso a las primeras indagatorias y que pidió omitir su nombre” (Citado por Miguel Ángel Granados Chapa, “Plaza Pública: Escuadrón de la muerte”, Reforma, 3 de octubre de 2011).
Sean quienes sean estos asesinos, sean policías, militares o sicarios sin uniforme, operan como un escuadrón de la muerte encubierto y protegido por el gobierno, que ha mentido sistemáticamente en este caso para criminalizar a las víctimas, restar atención y hasta justificar a los asesinos y encubrir la participación de la policía. Desaparecen, torturan y matan a personas al azar o a las que consideran indeseables y las arrojan en la calle para crear un clima de terror y miedo entre la población en general.
¡Alto a las detenciones arbitrarias, las desapariciones forzadas, la tortura y las ejecuciones extrajudiciales! ¡Alto a la criminalización de víctimas inocentes! ¡Justicia para las miles de vidas robadas bajo la bandera de “la guerra contra el crimen organizado”! Sigue...
Esta horrorosa escena se dio a las 5:15 de la tarde, a unos metros del Centro de Convenciones del World Trade Center, donde se inauguraría dos días después el 11 Encuentro Nacional de Presidentes de Tribunales Superiores y Procuradores Generales de Justicia. ¿Llegaron rápido las fuerzas federales que habrían de estar “asegurando el terreno” en la zona desde días anteriores? No. ¿Llegaron las tropas de élite aerotransportadas de la Marina que podrían haberse presentado en minutos? No.
Las autoridades criminalizan a las víctimas como supuestos Zetas y el gobernador justifica los asesinatos
Pocas horas después, el procurador de justicia estatal, Reynaldo Escobar Pérez, dijo de las víctimas: “Se ha confirmado, a través de Plataforma México, que todos tenían antecedentes penales y se dedicaban a actividades tales como secuestro, extorsión, homicidio y narcomenudeo” (La Jornada, 21 de septiembre, página 5). Se armó la “historia oficial”, con el respaldo de oficiales de Gobernación y de las FFAA desde el DF: fue un “ajuste de cuentas” entre grupos de narcotraficantes, los muertos son Zetas, “gente mala” que lastima a la “gente buena” (cómo diría Calderón), y ¡sanseacabó! Los principales medios de comunicación difundieron obedientemente esta versión con su habitual mendacidad.
El gobernador Javier Duarte fue aún más lejos. Escribió en su cuenta de Twitter: “Es aberrante e indignante; repudio lo que ocurrió ayer; sin embargo, el mensaje es muy claro, en Veracruz no hay cabida para la delincuencia”. Después agregó: “Es lamentable el asesinato de 35 personas, pero lo es más que esas mismas personas hayan escogido dedicarse a extorsionar, secuestrar y matar". Dice que “repudia” esta masacre, mientras en realidad la reivindica. Justifica estas ejecuciones sumarias, como acción justiciera contra “la delincuencia”. Esto implica que los asesinos actuaron en causa común con el gobierno.
Entre las víctimas, ninguna evidencia de vínculos con el crimen y sí un joven inocente desaparecido por la policía
Uno de los asesinados fue Alan Michel Jiménez Velásquez, un joven de 15 años. Su madre, Rocío Velásquez Cruz, lo buscaba desde el 14 de septiembre, cuando fue detenido por policías estatales, quienes lo subieron a una patrulla. “A mi hijo, se lo llevó la 717 de la policía estatal, cuando iba a comprar comida para sus pollos, tenía 15 años y apenas iba a entrar a la escuela”. “Si, yo las vi, yo fui y abordé a las patrullas y los patrulleros de la patrulla 717 me apuntaron para que yo no me acercara a pedir informes sobre mi hijo, que si yo me acercaba me disparaban. Mi hijo me dijo: ‘Mami, no te acerques, hazte para allá, no te acerques porque te van a disparar’”. Durante siete días Rocío buscó a su hijo, primero con la policía y después en el Servicio de Medicina Forense, donde encontró su cuerpo el 22 de septiembre, entre los 35 cadáveres tirados el día 20. ¿Por qué desaparece un joven detenido por la policía estatal y 6 días después aparece, asesinado y arrojado sobre el pavimento por asesinos que se llaman "Matazetas"? Este joven encontrado entre los 35 cadáveres no fue delincuente, como según la versión era el caso con todos los muertos, y en cambio sí fue desaparecido por la policía. Estos hechos establecen un claro vínculo entre los asesinos y las fuerzas represivas oficiales.
El 30 de septiembre, el periódico Notiver publicó una lista de 28 personas identificadas de entre las 35 personas asesinadas. 18 tenían menos de 30 años de edad— 6 de ellos con menos de 20 años. Ninguno tenía historial de relación con el crimen organizado. Ninguno está en la base de datos de Plataforma México. Por lo menos 23 de estas personas murieron por golpes, sofocación o estrangulamiento. (Para los otros 5, no se especifica causa de muerte). El listado incluye Alan Michel Jiménez Velásquez, el joven ya mencionado detenido por la policía, “muerto por sofocación”. Está confirmado que otros en la lista estuvieron entre los asesinados del 20 septiembre, y que varios desparecieron días antes, como Abbi Lizbeth Poucholen Barrios, de 16 años, que desapareció la noche del 15 de septiembre, o Iván Cuesta Sánchez, joven transexual de 22 años que se llamaba “Brigitte” y desapareció 8 días antes del 20 de septiembre. Hasta ahora no se sabe quiénes se los llevaron.
El gobierno de Veracruz rechaza la lista publicada por Notiver y rehúsa dar a conocer su propia lista. Dicen que han identificado a todos y que han entregado los cuerpos a familiares. Entonces, ¿por qué no dan a conocer públicamente las identidades de los asesinados? ¿Qué esconden?
Gina Domínguez, la titular de Comunicación Social del gobierno de Veracruz, dijo en entrevista con Carmen Aristegui: “Crucé información y me dicen que sólo algunos nombres que ahí aparecen [en la lista de Notiver] pertenecen a víctimas reales”. Así admite que por lo menos “algunos” sí corresponden a los asesinados el 20 de septiembre; eso en sí confirma que mintió el procurador, porque ninguno de estos nombres aparece en Plataforma México, ni existe constancia alguna de asociación con el crimen organizado.
Respecto al testimonio de la mamá de Alan Michel de que su hijo fue detenido por policías estatales, Domínguez simplemente la descalificó porque, según, no existe una patrulla con el número 717. ¿Por qué el gobierno de Veracruz se agarra del número supuestamente equivocado de la patrulla para hacer la vista gorda a un testigo ocular de la detención y posterior desaparición por policías estatales de una de las personas asesinadas el 20 de septiembre?
¿Quiénes son estos “Matazetas” que no matan Zetas?
Pocos días después de la masacre aparece en Internet un video de cinco hombres encapuchados que se dicen “Matazetas” y se adjudican los asesinatos. Aparecen sentados en una mesa con mantel blanco, cada quien con su botellita de agua, como cualquier reunión de autoridades, excepto por las caras cubiertas. A diferencia del video matazetas del julio anterior, no dijeron que eran del cártel Jalisco Nueva Generación, sino que son “el brazo armado del pueblo”. Como en el video anterior, afirman su respeto por las fuerzas armadas y autoridades civiles del Estado y afirman que su único objeto es eliminar a Los Zetas.
Pero no existe ninguna evidencia de que nadie de entre los asesinados fuera Zeta, ni de que ninguno estuviera vinculado al crimen organizado. Las evidencias sí establecen que por lo menos algunas de estas personas fueron desaparecidas y torturadas antes de ser asesinadas, y que por lo menos el joven Alan fue detenido y desaparecido por la policía estatal.
Los precintos de plástico en las manos o los pies de varios cadáveres también hacen pensar en la participación de las fuerzas oficiales. El periódico Reforma reportó que con base en información obtenida de “fuentes cercanas a las investigaciones”, “los precintos de plástico han sido usados por cuerpos de seguridad institucionales y por efectivos de la Marina y el Ejército. ‘Estos precintos sólo los tienen en Estados Unidos o los usan fuerzas especiales de aquí: Marina o el Ejército’, consideró la fuente estatal que tuvo acceso a las primeras indagatorias y que pidió omitir su nombre” (Citado por Miguel Ángel Granados Chapa, “Plaza Pública: Escuadrón de la muerte”, Reforma, 3 de octubre de 2011).
Sean quienes sean estos asesinos, sean policías, militares o sicarios sin uniforme, operan como un escuadrón de la muerte encubierto y protegido por el gobierno, que ha mentido sistemáticamente en este caso para criminalizar a las víctimas, restar atención y hasta justificar a los asesinos y encubrir la participación de la policía. Desaparecen, torturan y matan a personas al azar o a las que consideran indeseables y las arrojan en la calle para crear un clima de terror y miedo entre la población en general.
¡Alto a las detenciones arbitrarias, las desapariciones forzadas, la tortura y las ejecuciones extrajudiciales! ¡Alto a la criminalización de víctimas inocentes! ¡Justicia para las miles de vidas robadas bajo la bandera de “la guerra contra el crimen organizado”! Sigue...
Una reflexión sobre el movimiento "Ocupar": Un comienzo inspirador... y la necesidad de ir más allá
Desalojo de "Ocupar Wall Street" |
Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos
(Reimpreso de Revolución #250, 13 de noviembre de 2011, disponible en línea en revcom.us
El aspecto principal —y hasta este momento cuando menos, abrumador— de estas protestas "Ocupar" ha sido su carácter muy positivo: de movilizar a la gente a ponerse en pie contra la injusticia y la desigualdad y la dominación de la vida política, social y económica y las relaciones internacionales de parte de una clase elite super-rica cuyos intereses se oponen a aquellos de la gran mayoría del pueblo; y de contribuir de maneras importantes a un ambiente en que la gente está planteando y bregando con grandes interrogantes acerca del estado de la sociedad y del mundo y si es posible crear algo mucho mejor y cómo. Si estas protestas siguen extendiéndose y evolucionando más, con su carácter básico y este impacto positivo, eso será algo muy bueno. Además, estas protestas "Ocupar" pueden constituir un importante factor positivo para contribuir a la revolución que se necesita — SIEMPRE Y CUANDO aquellos que tienen el necesario entendimiento comunista científico lo aborden de acuerdo a dicho entendimiento y la orientación y enfoque estratégico que se derivan del mismo.
A la vez y de la mano con este entendimiento, también es muy importante, de hecho es crucial, plantear de manera convincente el argumento, ante un amplio y creciente número de personas (tanto aquellos que están participando en las protestas como la gente en general), de que la idea (o el ideal), la que en este momento tiene mucha aceptación entre muchos participantes en las protestas o la gente que las apoya —de que un movimiento "horizontal" (a diferencia de un movimiento "jerárquico") en sí puede servir de vehículo para mucho cambio social y quizá hasta un modelo de una sociedad diferente— que esta idea (o ideal) no está a la altura ni puede estar a la altura de la realidad de lo que se necesita concretamente para arrancar de raíz y transformar en lo fundamental una sociedad, y de hecho un mundo, que se caracterizan por profundas desigualdades y relaciones de opresión y explotación dentro de cada país y están basados en la dominación de unas pocas potencias imperiales poderosas sobre la gran mayoría de los países del mundo y sobre la gran masa de la humanidad. Para arrancar de raíz y transformar todo eso, se necesita nada menos que una revolución sin precedentes: un volteamiento radical de las fuerzas gobernantes y potencias imperiales atrincheradas y violentamente represoras que hoy dominan la existencia social humana y las profundamente arraigadas relaciones políticas, sociales y económicas de explotación y opresión de las cuales aquellas son su encarnación y ejecutores. Para llevar a cabo tal volteamiento y transformación radical, se necesita un enfoque científico hacia la orientación estratégica, programa y organización que en realidad se requieren para la revolución que en realidad se necesita.
Se necesita esta revolución no solamente para lidiar con la relación antagónica y básica en que una clase explotadora constituye una pequeña parte de la sociedad que gobierna sobre las masas populares, sino también para transformar las relaciones entre diferentes sectores del pueblo mismo —lo que incluye la transformación de la contradicción entre aquellos que se dedican (principalmente) al trabajo manual y aquellos que se dedican (principalmente) al trabajo intelectual (la contradicción mental/manual)— de modo que esas relaciones ya no son opresivas y ya no tienen las semillas del antagonismo. Sin tal revolución, en lo fundamental se toparán con sus límites incluso los sucesos muy positivos, tal como lo que representa el principal carácter y contenido de las protestas "Ocupar". No se puede extender tal movimiento de manera lineal, y en su forma actual, hacia el cambio radical que en lo fundamental se necesita. Al igual que con los movimientos muy positivos del pasado (entre ellos los movimientos muy radicales y muy amplios de los años 60), si se deja que estos movimientos sigan su propio rumbo espontáneo (o sea, sin el necesario proceso en que los comunistas se unen con estas luchas y hacen trabajo para hacerlas avanzar pero que a la vez hacen trabajo para dar una dirección que desvíe las cosas hacia un camino más plena y conscientemente revolucionario), aun cuando cuenten con la participación de una cantidad muy grande de personas y tengan un impacto muy positivo, con el tiempo resultarán reprimidos y/o disipados, y/o llegarán a estar bajo la dominación de la clase dominante, de una u otra forma — a menos que se gane a las masas de personas partícipes, que éstas lleguen a estar firmemente convencidas de la necesidad de desarrollar la lucha, hacia un movimiento para la revolución, con el necesario entendimiento y organización —sí, con la necesaria estructura y dirección— que se requiere para eliminar este sistema por fin y crear un sistema radicalmente nuevo con el objetivo de abolir finalmente toda explotación y opresión.
De hecho, por positivas que sean cosas como las protestas "Ocupar" y pese a las intenciones y esfuerzos sinceros de muchísimos participantes en las mismas, en lo fundamental no pueden ofrecer los medios para que las personas de diferentes partes de la sociedad "participen en pie de igualdad", puesto que la propia naturaleza y funcionamiento del sistema capitalista imperialista —en su desarrollo histórico en Estados Unidos hasta la actualidad y en sus relaciones internacionales de explotación, opresión, saqueo y depredación— engendra una situación en que, en la propia sociedad estadounidense (y de una manera aún más pronunciada a un nivel internacional), existen profundas y muy arraigadas desigualdades entre diferentes sectores del pueblo las que no es posible superar en el marco y los confines de este sistema y sus relaciones y dinámicas fundamentales. De la mano con las opresivas divisiones basadas en la raza (o nacionalidad), género y orientación sexual, en esta sociedad existen importantes diferencias de posición social y económica. Algunos estratos de personas son parte de lo que se llama en términos generales "la clase media" y quienes por lo común ocupan una posición más privilegiada, en materia de su acceso a la educación (y el ámbito del trabajo con las ideas en general), empleos de mejor paga y los beneficios acompañantes, y una vida relativamente libre de la represión constante y fuerte, siempre y cuando no "se pasen de la raya", y no obstante están subordinadas y, sí, bajo el dominio de la clase dominante de este país y, sobre todo en estos tiempos, experimentan mucha disminución y degradación de la calidad de su vida y las perspectivas para el futuro y muchos se sienten mayor y agudamente indignadas y asqueadas por las desigualdades, injusticias y ultrajes básicos que de hecho son una parte integral del propio tejido y naturaleza de este sistema. Al mismo tiempo, decenas de millones de personas, sobre todo aquellos que viven en los barrios y ghettos de las ciudades y los inmigrantes, sufren una profunda discriminación y sienten el fuerte peso de vivir bajo este sistema, el que los somete a la más profunda y dura explotación, opresión y represión, atándolas en cadenas las que, en términos fundamentales y profundos, solamente se pueden romper haciendo añicos el control de este sistema y desmantelando completamente su aparato de represión violenta. Tal como se demuestra en el movimiento "Ocupar", existe una base para una amplia unidad entre estos distintos sectores del pueblo —en oposición a muchas manifestaciones de la naturaleza opresora y muy mortífera de este sistema y en una búsqueda básica de una forma mejor en que los seres humanos podrían relacionarse entre sí—, pero esa unidad no puede eliminar ni anular la realidad y los efectos de las profundas desigualdades que están tan profundamente arraigadas en este sistema y las que seguirán teniendo fuerza y efecto siempre y cuando este sistema permanezca en el poder y sus relaciones y dinámicas determinen los términos fundamentales y profundos de la situación. Ello es otra expresión más del hecho de que nada menos que la revolución, con una dirección basada en un análisis y orientación comunista, puede penetrar plenamente en las profundidades de las relaciones que oprimen y dividen a las masas populares, ni hablar de arrancar de raíz dichas relaciones.
Al unirse a la orientación muy positiva y básica de las protestas "Ocupar"; al seguir trabajando para ampliarlas y profundizarlas; y al aprender lo que se pueda de la ya rica experiencia de estas protestas y la iniciativa y creatividad, así como la resolución, exhibidas por muchos participantes, es crucial influenciar y convencer a más y más personas a que estudien en serio el análisis y orientación comunista científica — sobre todo en su encarnación en el punto de vista y enfoque estratégico de nuestro partido, el PCR, y de forma concentrada en la nueva síntesis del comunismo que he desarrollado durante las últimas décadas y en la que sigo trabajando y desarrollando. Porque, repito, como recalca el primer suplemento de Lo BAsico*, no se trata de "lo nuestro", en un sentido sectario y limitado — sino lo que se requiere, en conformidad con la realidad más profunda, para poner fin a los ultrajes e injusticias perpetrados constantemente por este sistema y el horrendo sufrimiento que éste ejerce constantemente sobre la gran mayoría de la humanidad, y crear una sociedad y mundo radicalmente nuevo y mejor.
Repitiendo, este entendimiento es crucial no solamente en un sentido básico y general sino también más específicamente en relación con la idea de una "revolución sin líderes" y conceptos relacionados —y en oposición a dicha idea y conceptos— que no corresponden a la realidad que hay que reconocer y transformar, a fin de alcanzar en realidad la clase de mundo que muchas personas del movimiento "Ocupar" están buscando y por la que están luchando.
* "Reforma o revolución: Cuestiones de orientación, Cuestiones de moral", suplemento del primer capítulo "Un sistema mundial de explotación y opresión", de Lo BAsico, de los discursos y escritos de Bob Avakian (Chicago: RCP Publications, 2011), pp. 25-31. Salió por primera vez en Revolución #32, 29 de enero de 2006, y se puede conseguir en revcom.us/a/032/avakian-reforma-revolucion-s.htm.
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