1. El torrente de indignación y denuncia del acoso y el
abuso sexual que comienza a cobrar fuerzas en México es justo, absolutamente
necesario y muy bienvenido. El reciente aluvión de denuncias en las cuentas
de #MeToo México sacó a relucir el terrible hecho de que en esta sociedad
caracterizada por la supremacía masculina, el acoso y el abuso sexual son muy generalizados.
Aquí e internacionalmente crece la furia de mujeres en contra de las relaciones
y las ideas patriarcales, las instituciones y autoridades que encubren a los
victimarios y criminalizan a las víctimas, y la asquerosa cultura dominante, que
inculca el machismo y el desprecio a las mujeres. Esta indignación social es
abrumadoramente positiva: rompe el silencio; desenmascara la fábula
misógina de que las mujeres son las culpables de la brutalidad que sufren; alienta
el rechazo a la dominación masculina; y desafía la cultura machista. Estas
exigencias de parar el hostigamiento y abuso sexual crean un ambiente mucho
más favorable para luchar por la emancipación de las mujeres y de la humanidad
en general.
3. El suicidio de Armando Vega Gil, músico y escritor
crítico y progresista, después de una acusación de acoso, es una tragedia que
quisiéramos que no hubiera pasado. En el debate que surgió a raíz de este
lamentable suceso, se han expresado varias conclusiones que a nuestro juicio son
equivocadas. Por ejemplo, no se debe rechazar toda denuncia “anónima”. El peligro
de represalias graves es real en muchos casos y el valor de una denuncia no
depende de que se divulgue la identidad de quién la hizo, sino de la veracidad
o no de su contenido. Parece bien el procedimiento que ha explicado MeToo Escritores
Mexicanos y Periodistas Unidas Mexicanas (PUM): subir denuncias confidenciales,
no anónimas; las personas responsables de la página conocen la identidad de la
persona que denuncia, y por lo general, también evidencias adicionales para
documentarla. Por otra parte, las expresiones de revanchismo y odio que
aparecieron en las redes por parte de algunos individuos, tanto en contra de
#MeTooMúsicosMexicanos como en contra de Armando Vega Gil, son erróneas y muy
perjudiciales para esta lucha. Se necesita otra moral muy distinta al cinismo,
el odio y la venganza personal que caracterizan esta sociedad capitalista. Nuestro
propósito no es ni debe ser la venganza personal sino el de desencadenar la
furia de las mujeres y unir a todos los que odian esta opresión para luchar en
contra del sistema y las fuerzas que defienden y mantienen el patriarcado, con
las miras en emancipar a las mujeres y a toda la humanidad.
4. ¿Contra qué tenemos que luchar y qué cambio necesitamos si
realmente queremos ponerle fin a todo este sufrimiento y crueldad? El acoso y
el abuso sexual son endémicos en todo el mundo y toda mujer (y toda persona
LGBT) tiene sus propios relatos “MeToo”. El auge de lucha contra todo esto
internacionalmente en años recientes ilustra contundentemente que no es
fundamentalmente un problema personal sino un problema social profundo que
exige una solución social radical. Más allá de la experiencia directa de
cada persona, toda expresión de la supremacía masculina hiere, degrada, humilla
y deshumaniza a todas las mujeres; y tras cada agravio o agresión machista, están
las relaciones sociales, la ideología y la cultura del patriarcado, defendidas
y reproducidas por las instituciones y autoridades de un sistema que no puede
ni busca eliminar la dominación masculina y el sometimiento de las mujeres.
Por eso el Ministerio Público, los tribunales, la policía y otras instituciones
protegen y encubren a los acosadores y abusadores, como relatan algunas de las
denuncias en las cuentas de #MeToo. Por otra parte, se ha documentado como las
mismas fuerzas armadas y policías violan y torturan a las mujeres, y desaparecen
y matan a la gente en general.
No
podemos confiar en las estructuras del Poder para hacer justicia, ni depender
de ellas para luchar por erradicar esta opresión. No debemos aceptar los
consejos de “pasar de la indignación social frente a un fenómeno real, de acoso
y de hostigamiento sexual, a la acción institucional” (como señaló el
coordinador de asuntos jurídicos de Inmujeres). En algunos casos graves se debe
dar la batalla también en los tribunales, pero lo más importante es ampliar
y extender la indignación social, no solo en las redes sociales sino
también en las calles, las escuelas, etc., y mantener la independencia de
esta lucha de las estructuras del Poder, que solo buscan domar y finalmente
desmantelarla.
5. En todas partes se desarrolla una aguda contienda sobre
la posición y el papel de las mujeres en la sociedad. La asoladora “modernización”
bajo el sistema capitalista-imperialista que domina el mundo ha incorporado a
las mujeres en el trabajo y la “vida pública”, a la vez que refuerza el
patriarcado, la misoginia, la maternidad forzada, la carga esclavizadora de
criar a los hijos y atender a la familia, y la violencia machista. Desde hace unos diez mil años surgió la familia
patriarcal y la dominación de los hombres a las mujeres, que ha sido
completamente entretejido con la división de la sociedad en clases. Aunque ha
cambiado algunas de las formas, el actual sistema capitalista no
puede eliminar esta opresión. A la vez que aprueban leyes inoperantes para
“una vida libre de violencia” para las mujeres, siguen en ascenso los
feminicidios, se agudiza el antagonismo fundamental entre las mujeres y las
estructuras, relaciones, ideas y agresiones de la dominación masculina. Solo la
revolución más radical—una revolución guiada por la teoría del Nuevo Comunismo—podrá
tumbar este sistema y finalmente eliminar toda forma de opresión de las mujeres,
como parte central de eliminar toda forma de opresión y explotación y crear finalmente
un nuevo mundo, sin divisiones de clase. Esta revolución es un camino muy
difícil, pero es el único que puede llevar a la emancipación de las mujeres y de
toda la humanidad. Se necesita apoyar y fortalecer la lucha contra todas las
injusticias y agresiones contra las mujeres, forjar la iniciativa de Fin al
Patriarcado y la Guerra Contra las Mujeres, y desatar la furia de las mujeres
como una fuerza poderosa para la revolución.
Aurora Roja, voz de la Organización Comunista Revolucionaria, México
auroraroja.mx@gmail.com aurora-roja.blogspot.com
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