Enfrentamos una emergencia ambiental: es hora de actuar
El planeta y la humanidad se enfrentan a una emergencia ambiental de la cual un aspecto crítico es el calentamiento global.
Un desastre planetario en marcha
Ya se ha comprobado científicamente que la actividad humana está provocando el calentamiento del planeta por la acumulación de gases de efecto invernadero (los GEI: dióxido de carbono, metano, vapor de agua, entre otros) debido a la quema de combustibles fósiles como el petróleo, carbón, gasolina, etc., además de la deforestación y otras causas.
El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (PICC), afiliado a la ONU, con la participación de muchos científicos, llegó a la conclusión de que, en lo que resta del siglo, lo más probable es un aumento en la temperatura promedio de 3° C, pero es posible que sea entre 1.1° y 6°. Las estimaciones del PICC son conservadoras, debido a la presión de los gobiernos: en 2001 pronosticaron un aumento de entre 0.15° y 0.30° en cinco años, pero la realidad superó sus pronósticos, con un aumento de 0.33°.
¿Estas cifras qué significan? Calculan que con un aumento de temperatura de 2.4° —menos de la proyección más probable del PICC— un tercio de las especies en el planeta podría desaparecer, gran parte de las planicies agrícolas del mundo se convertirían en desiertos y las islas y ciudades costeras de poca elevación quedarían bajo agua por el derretimiento de los glaciares polares. Con un aumento de 3.4°, la mayor parte de América Latina, África y otros lugares se convertiría en desierto. Con un aumento de 6.4°, la mayoría de la vida en el planeta desaparecería.
Una medida, entre otras, que es esencial para detener este desastre histórico en marcha para el planeta y la humanidad es reducir drásticamente las emisiones de GEI: una reducción de entre 50 y 70% en esas emisiones, entre otras medidas, sería esencial para evitar que se eleve más de 2°, según diversos científicos. Sin embargo, el mayor acuerdo a que han llegado los gobiernos fue, en el marco del Protocolo de Kyoto, de reducirlas en un 5.6 por ciento, mas Estados Unidos no lo aceptó y quedaron en una supuesta reducción del 3 por ciento, pero en realidad, de 2000 a 2008, las emisiones de gases de efecto invernadero aumentaron en 29%.
La destrucción del medio ambiente ya está en marcha. Por ejemplo, por diversas causas, ya está muerto el 80% de los arrecifes del Caribe, que son el hábitat de buena parte de los peces que comemos, así como de la flora que genera una parte importante del oxígeno que respiramos.
Los portavoces del sistema hablan bonito mientras se acelera la destrucción del planeta
En este contexto salta a la vista la criminal hipocresía de los representativos del sistema actual que asistirán a la 16 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP16) en Cancún del 29 de noviembre al 10 de diciembre de 2010. Aunque ya se comenta de antemano que no se espera gran cosa de la Conferencia, nos hablan bonito sobre su supuesta "preocupación" por el medio ambiente mientras el sistema que presiden acelera la destrucción del planeta y pone en riesgo el futuro de la vida en la tierra.
Como si la gente común fuéramos la causa del problema, nos predican que ahorremos agua, que apaguemos las luces, que separemos la basura, que compremos productos "ecológicos", etc., etc. Por supuesto que es bueno hacer estas cosas, pero no es por medio de apagar los focos de la casa y separar tu basura que se van a reducir las emisiones de GEI en 50 a 70%. El consumo de electricidad en las viviendas es responsable de sólo una pequeña porción del consumo de combustibles fósiles.
Para detener el desastre en marcha, es esencial reorientar toda la economía para eliminar la dependencia de combustibles fósiles en el transporte, la generación de electricidad, la producción, etc., y desarrollar nuevas fuentes de energía alternativas no contaminantes, además de otras medidas, como detener y revertir la deforestación, proteger y preservar la variedad de los ecosistemas, transformar la estructura de la agricultura y las ciudades, etc.
Si vamos a ser realistas eso no es algo que los representantes de este sistema van a hacer. Ahí están los hechos: se necesita una reducción de GEI de cuando menos 50%, se comprometen a reducirlos en 3% y en la práctica los aumentan en 29%. ¿Por qué? Porque el sistema mundial de capitalismo-imperialismo en que vivimos ha creado esta crisis y es incapaz por su propia naturaleza de detenerla. En este sistema, todo se produce a base de la competencia entre diferentes empresarios, compañías y bloques de capital por la más alta ganancia. El uso de combustibles fósiles es, simplemente, lo más rentable ahora, y los costos para la humanidad de la destrucción del medio ambiente que su uso provoca no entran en los cálculos de las empresas capitalistas. Los capitales que no logran la mayor rentabilidad inevitablemente pierden en la competencia en el mercado frente a otros, lo mismo que unos países contra otros, y es por eso que vemos que, en vez de actuar para detener la destrucción del planeta, los grandes capitalistas y los gobiernos que representan los intereses de su sistema más bien están en una feroz competencia entre si para controlar los nuevos campos petrolíferos expuestos por el derretimiento del hielo polar.
Por un nuevo sistema que cuide el planeta, las especies y los seres humanos
Así las cosas, lo más realista es la revolución. Aunque a veces es posible que las luchas populares obliguen a los representantes de este sistema a reformar uno u otro aspecto de su sistema, un cambio de la magnitud necesaria para detener la destrucción es impensable bajo este sistema. Necesitamos un nuevo sistema que cuide el balance ecológico del planeta, las necesidades de la humanidad y las demás especies, en vez de subordinarlo todo a las ganancias de unos cuantos. Existen muchas iniciativas y propuestas por parte de los científicos, los ambientalistas, los campesinos, las comunidades indígenas y muchos más en este sentido, pero son bloqueadas, sofocadas y reprimidas por este sistema y sus representantes. Necesitamos un nuevo sistema, un nuevo socialismo enriquecido con el conocimiento científico de la ecología del siglo 21, así como con las lecciones de la experiencia pasada y la nueva teoría comunista, para darle nuevo brillo y más profundo contenido a la perspicacia de Carlos Marx hace 150 años cuando dijo: “Considerada desde el punto de vista de una formación económica superior de la sociedad [socialismo y comunismo], la propiedad privada de algunos individuos sobre la Tierra parecerá algo tan monstruoso como la propiedad privada de un hombre sobre su semejante. Ni la sociedad en su conjunto, ni la nación ni todas las sociedades que coexistan en un momento dado, son propietarios de la Tierra. Son, simplemente, sus poseedoras, sus usufructuarias, llamadas a usarla. . . y a transmitirla mejorada a las futuras generaciones”.
La batalla por el futuro del planeta y la humanidad es ahora
La COP16 se celebra en México, así que, aunque vendrán manifestantes de muchos países, tenemos aquí un deber mayor ante la humanidad de aprovechar esta oportunidad para denunciar esta farsa oficial, crear conciencia en la gente aquí y en todo el mundo acerca del peligro que enfrentamos, y comenzar aquí y ahora la lucha por otro futuro mucho mejor para la humanidad, para las demás especies y para el planeta en su conjunto.
¡La COP16 es palabrería hipócrita mientras siguen destruyendo el planeta!
¡Cuidemos el planeta, las especies y los seres humanos, no las ganancias de unos cuantos!
¡Abajo el capitalismo-imperialismo! ¡La revolución es la solución! ¡Por un nuevo socialismo!
Aurora Roja
Revista de la Organización Comunista Revolucionaria, México
http://aurora-roja.blogspot.com auroraroja.mx@gmail.com
Conocer la realidad para transformarla:
Visita www.revcom.us para descarga gratuita del número especial de Revolución (No. 199) sobre la crisis ambiental: http://www.revcom.us/quick/199es.php
Sobre las conclusiones del PICC: http://colombia.indymedia.org/news/2007/04/61755.php
Sigue...
Suscribirse a:
Entradas (Atom)