Leer el texto completo a continuación o bajarlo en PDF: Ayotzinapa-Faro y revolucion
La tenaz lucha de las madres, padres, normalistas, abogados
y asesores de Ayotzinapa, así como la amplia protesta de mucha otra gente, es
un faro de lucha contra el Estado criminal. Ha sido punta de lanza contra
los cientos de miles de asesinatos, desapariciones, desplazamientos forzados,
trata, acoso y feminicidios que quedan en la más absoluta impunidad frente a un
Estado cada vez más militarizado y coludido con el crimen organizado. Un Estado
cuya razón de ser es la defensa y reproducción del depredador sistema
capitalista que explota y oprime al pueblo. Nada de todos estos horrores
tiene por qué existir. Es posible otra sociedad radicalmente diferente y mucho
mejor. Para que la gente se libere de todo esto y forje un nuevo futuro
brillante, hace falta una revolución real.
1. Ayotzinapa: pruebas contundentes del carácter represor y corrupto del
Ejército y de todo el Estado mexicano y la necesidad de una revolución real
Las madres y padres de los 43 normalistas desaparecidos de
Ayotzinapa con mucha razón sospecharon que el Ejército participó en este crimen
de Estado. Ya que al ir a Iguala “nos dijeron los mismos pobladores de Iguala,
que ahí (en el Batallón) se habían llevado a unos estudiantes”. Como cuenta una
madre de los 43, “Desde el primer día que supimos que nuestros hijos estaban
desaparecidos, tuvimos conocimiento de que el Ejército había participado.
Recuerdo el 27 de septiembre, cuando nuestros hijos no llegaron a casa, no
sabíamos qué hacer. Nos juntamos en la Normal esperando que llegaran, pero para
nuestra mala suerte esa noche muchos muchachos no llegaron. El día 28 nos
fuimos todas las madres y padres a Iguala, nos repartimos en grupos y
recorrimos las colonias. Muchos nos decían que fuéramos al 27 Batallón de
Infantería porque normalmente ahí se llevan a los detenidos. Nos decían
seguramente ahí están sus hijos. Fuimos y preguntamos a los militares por
nuestros hijos, lo que nos respondieron es que ellos no se habían dado cuenta,
que no sabían de qué les hablábamos”.[1]
Los hechos que se han revelado desde aquel entonces han comprobado que las
madres y padres tenían razón y que el Ejército mintió y sigue mintiendo.
Sigue...