Con el reciente Informe gubernamental sobre Ayotzinapa, se adelanta la impunidad del ex presidente Enrique Peña Nieto, así como del secretario de la Defensa Nacional en aquel entonces, Salvador Cienfuegos, además de seguir encubriendo los crímenes atroces y los motivos inconfesables del Ejército, la Marina y el gobierno, en relación con el asesinato de seis personas y la desaparición de los 43 normalistas en Iguala en 2014.
El hecho de que el gobierno actual se vea obligado a
reconocer que la llamada “Verdad Histórica” sobre el caso fue una vil mentira
construida a sabiendas por el gobierno de Peña Nieto a partir de torturas,
fabricaciones, desapariciones de personas y evidencias, es testimonio de la
fuerza de la incansable lucha de los padres de familia y muchos más en el país
y en el mundo que siguen exigiendo justicia. También es testimonio de esa lucha
la detención del ex procurador y principal protagonista público de la cínica
“Mentira Histórica”, Jesús Murillo Karam, así como varios oficiales menores,
aunque queda por verse si se va a realizar un juicio serio en su contra. Es una vergüenza que haya tardado casi 8
años desde el crimen y casi cuatro años del gobierno del supuesto
"cambio" para finalmente reconocer hechos que se conocieron y se
documentaron ya desde hace mucho tiempo.