Lo que sigue es la
ponencia presentada por el Movimiento Popular Revolucionario (MPR) durante la
Semana Nacional de Resistencia “¡Alto a la guerra contra el pueblo!”
Protesta magisterial enfrenta a la policía en el DF |
Buenas tardes. Es un
gusto estar aquí y creo que es muy importante que estemos aquí todos, como parte
de esta Semana Nacional de Resistencia, porque el Estado está haciendo una
guerra contra el pueblo, y el 99% de la gente no lo sabe. Muchos saben
que hubo cien mil muertos con Calderón y algunos saben que esta matanza sigue
ahora. Pero casi todos piensan que toda esta carnicería es por el narcotráfico,
—porque así nos lo dicen el Presidente, su gabinete, y los grandes medios, cuando
no es que simplemente callan estos crímenes. Pero al contrario de lo que dicen,
en realidad el mismo gobierno está cometiendo muchos de los asesinatos y las
desapariciones, y muchas de las víctimas no tienen nada que ver con el
narcotráfico.
Veamos lo que pasó en
Veracruz en septiembre de 2011, porque es uno de los horrores más conocidos y
más emblemáticos de esta guerra. Algunos de ustedes han de recordar las
imágenes de los cadáveres de 35 hombres y mujeres, muchos con las manos atadas
con cintas de plástico, tirados en la calle frente a uno de los centros
comerciales más grandes de Boca del Río, Veracruz. Nos dijeron que sicarios del
cartel Jalisco Nueva Generación mataron a 35 Zetas, pero no fue
así. Esta matanza no fue entre dos cárteles. Fue la Marina, un cuerpo de elite de
la Marina entrenado para operar como un escuadrón de la muerte, que agarró a 35
personas al azar—por ser trabajadores pobres, jóvenes, mujeres, transexuales,
—gente oprimida, despreciada y temida por los que detentan el Poder— los asesinaron,
y luego aventaron los cadáveres en dos camiones de redilas y los arrojaron sobre
el pavimento frente al centro comercial. ¿Cómo lo sabemos? Primero, porque un
elemento de una fuerza de elite de la Marina declaró que los Matazetas
son en realidad fuerzas especiales de la Marina. Hablando de un video de los Matazetas,
dijo (y aquí lo estoy citando) “no tuvimos duda de que se podía tratar de estos
compañeros de la Marina…Incluso, el que aparece al centro como líder del grupo
y hace la presentación es un compañero fácilmente identificable por quienes
formamos parte del cuerpo de fuerzas especiales”. Esto viene del libro Escuadrones
de la muerte en México, de Ricardo Monreal, que fue citado en la revista Proceso,
(el 30 de junio de 2013).
"Matazetas": en realidad escuadrón de la muerte de la Marina |
Tal vez algunos de
ustedes también vieron los videos de los dizque Matazetas en YouTube. En
el segundo video, cinco tipos encapuchados se atribuyen la muerte de estas 35
personas y afirman que van a “limpiar Veracruz” de los que secuestran y
extorsionan. Pues, las víctimas no secuestraron ni extorsionaron a nadie.
Los periodistas que indagaron revelaron que el procurador de Veracruz mintió al
decir que varias de las víctimas eran narcotraficantes que aparecían en la
Plataforma México, (la base de datos de criminales que tiene el gobierno
federal); la verdad es que ninguna de estas personas aparece en la Plataforma
México, ni existe evidencia alguna de que tuvieran que ver con el crimen
organizado.
La imagen de esos 35
cuerpos de hombres y mujeres tirados en la calle provocó pavor y desesperanza, y
esto es justamente uno de los objetivos principales de esta guerra contra el
pueblo—intimidar y desmoralizar a la gente, evitar que identifique la fuente de
tanta angustia en esta sociedad, y luche por erradicarla. Por lo menos desde
2008, existen escuadrones de la muerte de la Marina, el Ejército y de la
Policía Federal, que a diferencia de los anteriores escuadrones de la muerte de
las FFAA, ahora desaparecen y matan a mucha más gente, de manera mucho más
arbitraria, en lo que es en esencia una guerra preventiva, una
contrainsurgencia en contra del pueblo y sobre todo en contra de las clases más
oprimidas del pueblo, con el objetivo de prevenir cualquier insurgencia.
Gente inocente asesinada por la Marina en Veracruz |
No son solo los
escuadrones de la muerte los que hacen esta guerra contra el pueblo. La policía
y las fuerzas armadas uniformadas también matan, desaparecen, torturan y
encarcelan a mucha gente inocente. Las más de las veces es completamente
arbitrario quiénes son las víctimas, y por eso asusta más. Veamos un ejemplo: el joven Jethro Ramsés Sánchez
Santana fue a una feria para divertirse el 1º de mayo de 2011 en Cuernavaca; de
repente se lo lleva la policía por una supuesta riña con un taquero sobre la
cuenta, termina en manos del ejército, lo torturan y lo matan. Meses después su
cuerpo aparece en Puebla. Mira, un Estado que trata así a la gente no merece
existir, y si tuviéramos el poder nosotros—o sea, las clases de abajo con una
dirección comunista— jamás dejaríamos que esto pasara. ¿Por qué torturan y
matan al joven por un supuesto conflicto entre la gente? Hay infinidad de
maneras mejores para tratar una situación así, y de hecho, en una sociedad
revolucionaria la policía y los soldados arriesgarían sus propias vidas antes
que dejar que uno de las masas muriera. Pero bajo el Estado actual, detener
arbitrariamente, torturar y asesinar a la gente, sobre todo a los jóvenes, es
habitual y constante, como señala el informe de Human Rights Watch de 2011, en
tanto que Amnistía Internacional acaba de acreditar que participan policías o
soldados en más de 50% de las desapariciones en el país.
No todo este terror es arbitrario. Como ustedes lo saben, el Estado también
reprime selectivamente: asesina a activistas como Digna Ochoa, la abogada
que interrogó a oficiales del ejército cuando defendió a los campesinos ecologistas
de Petatlán, Guerrero y fue asesinada en el Distrito Federal en octubre de 2001;
en 2012 Carlos Sinuhe Cuevas Mejía, activista y pasante de la Facultad de
Filosofía y Letras de la UNAM fue asesinado con 16 tiros, después de ser difamado
y amenazado de muerte en volantes firmados por un grupo inventado por la
policía política.
¿Por qué lo hacen? ¿Qué creen ustedes? Como muchos han dicho, el Estado
asesina a luchadores sociales para callar las denuncias, desbaratar luchas
justas y asustar a muchos más que odian las injusticias pero aún no se atreven
a combatirlas.
Protesta por asesinato de Digna Ochoa |
Mucha gente ya entiende que los tres niveles del gobierno están coludidos
con el crimen organizado, pero lo que muchos no saben es que esta
colusión no solo es cuestión de que los narcos sobornan a ciertas autoridades
para que les protejan, sino que hay una colaboración estructural desde las
más altas esferas del Estado. Como lo describe el libro Todo lo que
debería saber sobre el crimen organizado en México, (lo voy a citar, porque
es importante): “La especificidad fundamental del crimen organizado en México
es que se origina, se sostiene y nutre desde las estructuras del Estado, en
particular de aquellas que teóricamente existen para combatir, precisamente, a
la delincuencia”. Es decir, instituciones como la PGR, la Policía Federal, el
Ejército, la Marina, el CISEN, y cada presidente en turno y su gabinete de
“seguridad”, originan, sostienen y nutren al crimen organizado—y de esta
relación sobran evidencias.
¿Por qué este Estado ejerce toda esta violencia reaccionaria? No es simplemente
porque es corrupto, y que oficiales sobornados coluden con el crimen
organizado. Tampoco es porque el Estado es “inexistente” o “fallido”, y que
hace falta fortalecerlo y “democratizarlo”, como dicen, por ejemplo, Javier
Sicilia del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, expertos como Edgar
Buscaglia y otros,. El problema fundamental es que este Estado representa y defiende
intereses antagónicos a los intereses de la gran mayoría de la gente, es decir,
es un Estado capitalista, burgués.
Veamos por ejemplo los intereses de los campesinos e indígenas en San José
del Progreso en Ocotlán, Oaxaca que luchan por cerrar una mina de oro y plata
que se apoderó de la tierra con engaños, acapara el agua secando los pozos y
manantiales, y contamina el subsuelo. El gobierno, con el ejército, la policía
federal y estatal, apoya a la mina y detienen, torturan y asesinan a los que se
oponen a la mina. Junto con la empresa también han organizado un grupo
paramilitar que reprime a la gente. Cosas semejantes están pasando por todo el
país. El Estado defiende las necesidades del sistema capitalista-imperialista
de que uno u otro grupo de capitalistas se apodere de esos recursos naturales, explote
a una pequeña parte de la gente que antes los poseían en común y saque la
máxima ganancia para triunfar sobre sus competidores. Estas relaciones de
propiedad privada, competencia y explotación conllevan la destrucción del medio
ambiente y mayor miseria y opresión de los pueblos indígenas. Por defender estos
intereses, este Estado también militariza muchas zonas del campo e intenta desbaratar
las policías comunitarias. Por eso mandaron 6 mil soldados y policías federales
a invadir la Montaña de Guerrero en agosto para detener a coordinadores y
policías comunitarias, y no mandaron ninguno en septiembre, cuando la gente
sufría los estragos del huracán Manuel.
¿Por qué este Estado no encarcela a los asesinos de mujeres, no busca a las
mujeres y niñas desaparecidas que están esclavizadas en la explotación sexual,
y en cambio sí hostiga y amenaza a los familiares y otros que denuncian estos
crímenes y luchan por justicia? La Organización Internacional para las
Migraciones dice que cada año 20 mil personas son secuestradas en México para
meterlas forzosamente en la explotación sexual o laboral, y el 80% de estas
personas son mujeres y niñas. Los feminicidios van en aumento y no es por la falta
de leyes que la policía no detiene a los asesinos, sino es porque defienden la
supremacía masculina que es fundamental a este sistema. Tal vez algunos de
ustedes escucharon que hace poco el Cardenal de Celaya exhortó a “no hacer
escándalo” por los feminicidios porque a su parecer son “crímenes normales”. Esta
es una manera de justificar los 55 asesinatos de mujeres en Guanajuato en lo
que va del año. El Cardenal es representativo del tipo de instituciones e
ideología que promueve este sistema, junto con mil maneras más de someter a las
mujeres, y el Estado refuerza todo esto—al proteger a asesinos de mujeres, a
tratantes y otros explotadores que las esclavizan, al encarcelar a mujeres que
abortan, y al amenazar y asesinar a mujeres que luchan por parar todo esto.
Chava protestando contra la represión |
De los 35 asesinados en Veracruz de que hablé antes, más de la mitad tenían
menos de 30 años de edad. Uno, Alan Michel Jiménez Velásquez, fue un chico de
15 años. Salió para comprar comida para sus pollos. Lo agarró la policía
estatal y encañonaron a su mamá cuando se acercó. Su hijo tuvo que gritarle
“Mami, no te acerques, hazte para allá, porque te van a disparar”. La policía se
lo llevó y la mamá solo lo encontró más de una semana después, asesinado por la
Marina. Este sistema no tiene futuro alguno para la mayoría de los jóvenes, no
puede explotarlos de manera redituable y los considera una amenaza, por su
rebeldía y su potencial revolucionario. Hay que preguntarnos, ¿cuántos jóvenes inocentes
han sido ejecutados por agentes del Estado en esta “limpieza social”? Por otra
parte, muchos jóvenes también mueren como carne de cañón para los cárteles, pero
no son ellos los que crearon las condiciones que les orillan a esa vida. No son
ellos los que determinan que no hay espacios para estudiar ni tampoco trabajo ni
salarios justos, y que sí hay grandes consorcios criminales que te ofrecen
dinero y status social, a costo de matar gente y de morir muy joven. Todo esto es
producto del sistema capitalista.
Como ya mencioné, podrían convertirse en una gran fuerza revolucionaria los
más de cincuenta millones de pobres en el país que se agotan trabajando para
apenas sobrevivir. Las clases dominantes los desprecian pero también los temen,
porque saben que podrían tumbarlas y su sistema. Por eso, la mayor parte de los
muertos en esta guerra contra el pueblo son de los de abajo, de las clases que
no tienen ningún interés en mantener el sistema y tienen la más ardiente
necesidad de eliminarlo.
Para decirlo en pocas palabras, el objetivo fundamental de la violencia
ejercida por el Estado contra la gente es de mantener el sistema que explota y
oprime a la gran mayoría. Como lo dijo Bob Avakian y lo citamos en el cartel
para esta Semana Nacional de Resistencia, “El papel de la policía no es de
servir y proteger a la gente, es para servir y proteger el sistema que gobierna
sobre la gente. De reforzar las relaciones de explotación y opresión, las
condiciones de pobreza, miseria y degradación que el sistema ha impuesto sobre
la gente y está determinado a mantenerlos allí.” Otra manera de decirlo es que
el problema NO es que la policía y el ejército no hacen su trabajo. Nos
dicen que su trabajo es proteger a la gente, y por esa mentira, se piensa que
no hacen su trabajo, por ejemplo cuando reportas que está desaparecido tu
familiar y te dicen “pues, trae pruebas”. En cambio cuando de reprimir las
protestas se trata, es obvio que ¡sí hacen su trabajo con empeño! Tanto lo que
hacen, de reprimir, desaparecer y asesinar a la gente ellos mismos, como lo que
no hacen de proteger a la gente, ES SU TRABAJO, su trabajo de servir y
proteger al sistema que explota y oprime a la gente.
En vez de este Estado que desaparece y mata a la gente y protege al crimen
organizado, necesitamos un Estado que proteja a la gente y elimine el crimen
organizado. En vez de este Estado que agrede, despoja y asesina a los pueblos
indígenas, necesitamos un Estado que los defienda, los apoye y establezca su
autonomía y plena igualdad. En vez de este Estado que consiente y protege el
asesinato, la trata y la maternidad forzosa de las mujeres y su sometimiento a
los hombres, necesitamos un Estado que defienda la liberación de las mujeres,
encarcele a los feminicidas, elimine la esclavitud sexual y establezca el
derecho al aborto a solicitud sin pedir disculpas. En vez de este Estado que
defiende la explotación, amuela y asesina a los de abajo, necesitamos un Estado
que los represente, que prohíba la explotación, y que se apoye en ellos para
seguir transformando la sociedad y el mundo. En vez de este Estado que reprime
y asesina a los que disienten, necesitamos un Estado que no sólo permita sino
que aliente el disentimiento, que escuche y responda a los argumentos de sus oponentes,
y fomente el más amplio debate en la sociedad sobre cómo resolver los problemas
en los intereses de la gran mayoría y finalmente de la emancipación de la
humanidad en todo el mundo. Así puede y tiene que ser el nuevo Estado que se
establezca por medio de una revolución de los millones de oprimidos en este
país, una revolución que derrote y desmantele el actual Estado y establezca un
nuevo sistema socialista que abre el camino a un mundo comunista.
Protesta por asesinato de Jethro Ramsés Sánchez Santana |
Tal revolución es posible y aunque tal vez tú no lo creas, los que dominan
y sostienen este sistema sí lo creen y lo tienen bien presente. Por eso espían,
intimidan, reprimen, torturan y asesinan a los que disienten, y en general a
los que llevan el grueso del trabajo y el peso del sufrimiento bajo este
sistema. Hay bases reales para esta revolución; están latentes en los millones
de oprimidos de quienes hemos hablado, que de repente pueden despertarse y
lanzarse a la lucha política, por las agudas contradicciones y crisis de este
sistema y los conflictos entre las mismas clases dominantes, como lo vimos por
ejemplo en Egipto hace un par de años, aunque ha faltado la dirección necesaria
para lograr una revolución emancipadora. Para que la lucha de la gente no sea
desbaratada, para que no tengamos que dar las mismas luchas contra los horrores
y los crímenes de este sistema y este Estado vez tras vez, generación tras
generación, sin jamás poder acabar con ellos, necesitamos resistir ahora de manera que sirva para desarrollar la
conciencia de la gente, su combatividad y la organización capaz de dirigir a
decenas de millones para hacer esta revolución y establecer una sociedad
completamente nueva y liberadora. Así vemos la importancia de esta Semana
Nacional de Resistencia Alto a la Guerra Contra el Pueblo los comunistas.
Necesitamos mucha más denuncia de esta guerra contra el pueblo que hace el
Estado. Necesitamos mucha más resistencia, una red nacional de resistencia, que
una y movilice a muy diversos sectores de la sociedad, que se mantenga
independiente del Estado y que dé a conocer su carácter criminal. Y necesitamos
sobre todo, una revolución que extirpe la raíz de todos estos crímenes y abra
un nuevo camino hacia la emancipación de la humanidad. ¡Combatamos los ataques
contra el pueblo y cambiemos como la gente está pensando y actuando en medio de
estas luchas, a fin de preparar y acelerar esta revolución! Gracias.
1 comentario:
excelente ponencia.
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