Manifestaciones contra COP21 en París, a pesar de prohibición gubernamental |
Esta crisis, impulsada por la quema incesante de petróleo,
carbón y gas natural, la destrucción de los bosques, y los métodos agrícolas
perjudiciales, es el trasfondo y el contexto del acuerdo sobre el clima que se
aprobó en París el 10 de diciembre de 2015. Las grandes potencias del mundo lo
aclamaron. Obama dijo que el acuerdo representa “un punto de viraje para el
mundo” y que está a la altura del desafío de nuestro tiempo y crea una
situación en que “el planeta estará en mejores condiciones para la próxima
generación”. En las palabras del climatólogo James Hansen, esas son “malditas
mentiras”.
Como si Estados Unidos quería demostrarle al mundo
hasta qué medida el acuerdo no representa ningún camino hacia una solución a la
crisis ambiental, sólo unos días después de que los representantes de Estados
Unidos aprobaran el acuerdo de París, el Congreso estadounidense aprobó, y
Obama firmó, una ley de gastos que incluye disposiciones para levantar la
prohibición contra la exportación del petróleo crudo. Se calcula que el
levantamiento de esa prohibición podría aumentar la producción estadounidense
de petróleo por más de tres millones de barriles diarios y podría causar la
emisión de más de 500 millones de toneladas adicionales de contaminación de
carbono al año. De acuerdo a Kassie Siegel del Instituto de Leyes Climáticas
del Centro para la Diversidad Biológica: “Levantar la prohibición de exportar
petróleo crudo minaría todo el progreso que nuestra nación pudiera lograr en la
lucha contra el cambio climático. Aumentaría la contaminación que calienta el
planeta y desataría más fracturación hidráulica (‘fracking’) y perforación
peligrosa en las comunidades vulnerables y el preciado hábitat de fauna y flora
de Estados Unidos”.
Es descarado y vergonzoso que Estados Unidos haga esto
mientras sigue felicitándose a sí mismo por supuestamente encontrar la solución
al cambio climático mundial. Pero al menos indica una verdad: este sistema se
ve impelido implacablemente a producir, refinar, transportar y
vender combustibles fósiles y usarlos como un arma en su contienda estratégica
con otras potencias. El acuerdo de Paris no minó ESO de ninguna manera.
La lección crucial para sacar del acuerdo de París, al
tomar en cuenta tanto lo que el acuerdo sí representa y lo que no representa, no es simplemente que no
logró lo que dice lograr, pero que este sistema capitalista imperialista no puede solucionar el problema de la crisis
ambiental. Así de profunda es la crisis, y la devastación ambiental está
estrechamente ligada a toda la demás opresión y horror que este sistema causa
por todo el planeta.
Este sistema no solamente arrasa el planeta y destruye
a sus habitantes, en un sentido fundamental está fuera del control de los
propios gobernantes imperialistas. Incluso si los líderes capitalistas
imperialistas de este sistema quisieran impedir sinceramente que el sistema se
precipite hacia una catástrofe ambiental, no podrían hacerlo.
Lo que se requiere en verdad, y lo que las
potencias idearon
Para abordar en más detalle por qué este sistema no es
capaz de solucionar esta crisis, miremos lo que se requeriría para siquiera
empezar a lidiar con el calentamiento global, el cual es sólo un elemento de la
crisis ambiental que va en desarrollo.
» Los intereses capitalistas han invertido muchos
billones de dólares en las reservas de combustibles fósiles y en tecnología,
transporte y maquinaria que consumen combustibles fósiles, y gastan miles de
millones más cada año buscando nuevas reservas. Pero lo que se necesita es una
transformación muy rápida que abandone la producción de fuentes de energía
dominadas por combustibles fósiles, y se apoye de forma general en fuentes de
energía renovables como la energía solar, la del viento y la geotérmica (la
energía del calor del interior de la Tierra). No
se puede dejar que esas inmensas inversiones de capital determinen la clase de
energía que se produzca; al contrario, hay que abandonarlas.
» Habría que reorganizar y reestructurar completamente
el transporte en lugares como Estados Unidos y las ciudades por todo el mundo;
y habría que transformar radical y rápidamente el sistema poco económico y
desastroso para el medio ambiente en que los individuos se desplazan en carros
particulares, y reemplazarlo con sistemas de transporte público seguros,
ecológicamente racionales y fáciles de usar.
» Habría que transformar radicalmente la agricultura y
la producción de comestibles, dejando atrás la agricultura de hoy que es
altamente intensivo en capital, consume mucha energía, es dependiente de
químicas y pesticidas, y es orientada hacia sacar ganancias para el capital
global sumamente concentrado que se deriva de la mano de obra explotada y
oprimida en Estados Unidos y por todo el mundo. Ese sistema de agricultura daña
el clima, las personas y los animales y, lo que es más, es dañino para la
propia tierra. Un gran porcentaje de las emisiones de carbono que propulsan el
cambio climático global viene ahora de la agricultura, la expansión de la
producción de ganado y la destrucción de los bosques y las selvas.
» Todos esos cambios —y lo descrito arriba representa
sólo una pequeña parte de lo que habría que hacer— tienen que ocurrir en una
escala mundial, con la gente trabajando en conjunto por todo el planeta,
juntando sus conocimientos científicos, los recursos y las masas de personas
para cumplir con todo lo necesario para lidiar con esa crisis.
Para repetir, aquí se tratan de unos puntos clave pero
esenciales de lo que habría que hacer para poner fin a la mortífera inyección
de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero a la atmósfera de la
Tierra. Cualquier evaluación seria del acuerdo de París tiene que comenzar con
lo que se requiere en concreto para dar solución a la crisis. Un acuerdo que no
hace eso, sino que al contrario parte de lo que conviene económica y
políticamente a los intereses de este u otro grupo en el poder, o del conjunto
de todos los grupos que ahora están en el poder, falla ante el desafío de lo
que concretamente hay que hacer para asumir los retos
que los científicos señalan hoy y que han señalado ya por décadas.
En lugar de presentar un plan como éste, las potencias
llegaron a París con metas, planes y objetivos que eran fundamentalmente
distintos. Su meta NO era asumir los retos planteados por los científicos, sino
lidiar con la crisis de una manera que les permita conservar su sistema (por
ahora) y promover los intereses inmediatos de las potencias dominantes. Esto es
evidente en todo aspecto de la conferencia de París. Salta a la vista esta
contradicción en el acuerdo: La meta declarada de las negociaciones sobre el
clima ha sido mantener el alza mundial de las temperaturas “muy por debajo” de
dos grados Celsius (3,6 grados Fahrenheit) en comparación con la época
preindustrial. Se han dado grandes cambios a raíz del alza de sólo un grado
Celsius que ha ocurrido ya, y los científicos dicen que un alza superior a dos
grados C. podría ser desastrosa. Pero
los que dominaron el proceso en París reconocieron francamente antes del inicio
de la conferencia que ni siquiera iban a intentar crear un acuerdo que
mantuviera el alza de temperaturas por debajo de dos grados C.
Todas las metas para la reducción de gases
invernaderos que formularon en la conferencia son voluntarios, y cada país
fijará su meta según sus intereses nacionales y no según los del ambiente y la
humanidad. La pura verdad es que aunque cada país cumpliera cabalmente con
todos sus compromisos, lo cual es sumamente improbable, eso conduciría a un
aumento catastrófico de 3 grados C o más. La conferencia no estableció ningún
horario para cuando se tiene que dejar de usar el combustible de fósil —
mientras que la mayoría de los científicos afirman que es preciso que se lo
elimine por completo a nivel mundial antes del año 2050, y antes del 2030 para
los países ricos, para mantener el calentamiento a 1,5 grados C o menos (que es
lo que hace falta). Eso ni siquiera estaba sobre la mesa en París.
Este es un acuerdo climático que en lo más básico
acepta que la temperatura seguirá subiendo y no propone un plan concreto para
pararla. (El acuerdo si propone futuras reuniones sobre el clima cada 5 años, y
las promesas de que en el futuro los países propondrán mejores metas — metas
que no se especifican. En realidad no hay ningún plan para impedir que siga
subiendo la temperatura.) El acuerdo no es un plan para lo que realmente se
requiere para parar el calentamiento planetario — es más bien un plan que
pretende manejar una crisis que sólo va a empeorar bajo este sistema.
Además, no hay ningún compromiso obligatorio serio de
que los países imperialistas y ricos tengan que ayudar a los países que no
tienen recursos y que son los más afectados por los cambios climáticos. Hay una
meta no obligatoria de $100 mil millones que incluye ayuda y diversas formas de
inversión. Estados Unidos en particular se esforzó fuertemente para asegurar
que no se incluyera ninguna terminología en el acuerdo que hiciera alusión
alguna a “reparaciones” que los países ricos pagarían. Ante una situación en la
que por siglos los países imperialistas han robado, saqueado y explotado a los
países oprimidos; en la que los principales responsables del carbón en el
ambiente son los imperialistas; y en la que un criterio básico para un
verdadero cambio requiere la cooperación a nivel mundial, como se dijo
anteriormente, el acuerdo de París obra por conservar las horrorosas relaciones
de poder que dominan el planeta. De ninguna manera promueve la mutua
colaboración.
Gran parte del supuesto “plan” para el “éxito” de la
conferencia de París, muy alabada en la prensa, es la alegación de que el
acuerdo desatará toda clase de inversión capitalista en la energía limpia. En
primer lugar, ese es un deseo que se basa en una idea incorrecta de la realidad
de cómo funciona el capitalismo. Además, NO es un plan para realmente
transformar el planeta tal como se esbozó más arriba para verdaderamente
abordar la crisis — es una manera de hacerse ganancias. Para dar sólo una idea
de la realidad de la situación: después de décadas de advertencias sobre el
cambio climático, hoy solo el 1,6% de la energía usado en el mundo viene de la
energía solar o del viento. Las compañías energéticas siguen produciendo
combustibles de fósil y tienen enormes cantidades de recursos todavía en el
suelo que pretenden extraer, y seguirán invirtiendo miles de millones de
dólares cada año para encontrar más reservas. Todo eso sube y baja según
las “realidades del mercado”, los bajones de la economía, etc., y NO según las
necesidades ambientales del planeta.
El International
Business Times predice (y
saluda la predicción) que para el 2040 habrá más dinero invertido en energías renovables
que en combustibles de fósil. Pero la realidad es que aún si eso se diera,
seguirían quemando una gran cantidad de combustibles de fósil. Como dice el
propio artículo del International
Business Times: “La contaminación que causa el cambio climático seguirá
aumentando hasta el 2029, y para el 2040 las emisiones estarán a 13% por encima
de las del 2014”. Una vez más, eso no tiene nada que ver con la necesidad de
combatir el cambio climático. Es un plan para sacar ganancias y, en el proceso,
intentar mitigar un tanto el desastre del calentamiento climático.
Desertificación por impacto de calentamiento global |
Un ejemplo llamativo de lo lejos que este acuerdo está
de verdaderamente abordar la realidad del cambio climático: El acuerdo de París
ni siquiera menciona las emisiones de las aerolíneas y del transporte marítimo,
que ahora representa el 5% del total de emisiones mundiales de gases
invernaderos, y en el futuro serán un porcentaje aún mayor. Ese 5% es
equivalente al total de carbono que emiten los 164 países menos contaminadores.
Qué condenación más patente de lo desequilibrada que es la economía
imperialista mundial — ¡las emisiones de aerolíneas y del transporte marítimo,
que por lo general sirven a los países imperialistas, equivalen a la
contaminación de 164 países! ¡Y el acuerdo de París ni siquiera lo menciona!
Este no es un plan para combatir el calentamiento planetario — es un plan para conservarel actual orden
imperialista mundial.
Y por último, las emisiones de las fuerzas armadas de
Estados Unidos —la institución más contaminadora de carbón del mundo— ni
siquiera constan en los cálculos de París. La pura verdad: los imperialistas
estadounidenses no van a usar baterías para sus aviones de caza, van a seguir
usando combustible para jets. Y NO van a permitir que la contaminación de parte
de sus fuerzas armadas sea un punto de discusión en ninguna conferencia sobre
el medioambiente. Para ellos, lo primero viene primero. Y eso NO quiere decir
las necesidades del planeta, sino las necesidades de este sistema, incluyendo
la capacidad de hacer llover la muerte y el terror desde el cielo en aras de
proteger y extender su imperio.
Lo que se requiere para una solución que
beneficie a la humanidad
Un resumen del punto principal: La conferencia de
París ni siquiera intentó lograr lo que en realidad se requiere
para responder a la crisis ambiental. Engendró un acuerdo que conserva el
actual podrido y opresivo orden imperialista y no aborda de ninguna manera lo
que sería necesario para ponerse a la altura de la crisis climática. Eso se
debe a la estructura y dinámica profundas del orden mundial
capitalista-imperialista. ESE es el problema. Y es POR ESO que solo una
revolución puede efectuar una verdadera solución que beneficie a la humanidad.
Solo una verdadera revolución puede dar lugar a una
sociedad socialista que PUEDA solucionar los problemas que hemos esbozado y
muchísimos otros. La clase de transformaciones que se requiere: el cambio de
combustible de fósiles a la energía renovable; sistemas de transporte que
cuadren con las necesidades de la sociedad pero que no inunden el medioambiente
con carbón y otros contaminantes; agricultura que satisfaga las necesidades de
la población pero que no perjudique el planeta — todo eso es posible bajo el
socialismo. Y, al mismo tiempo, los países socialistas deben y pueden ser bases
de apoyo para extender la revolución mundial y luchar por la mayor
transformación ecológica posible a nivel mundial.
Como señalamos en la polémica “El‘Esto lo cambia todo’ de Naomi Klein contra Hacerle frente concretamente a lacrisis climática”:
Una
sociedad socialista puede movilizar a las personas, el conocimiento científico
y los recursos para restringir dramáticamente y por fin ir más allá del uso de
los combustibles fósiles, a la vez que soluciona los problemas prácticos y
económicos que acompañarán esta transición a las energías renovables. Y lo
haría como parte de transitarse a un mundo en el que la sociedad humana tendría
una base económica que cuida al planeta como uno de sus principios
fundacionales.
Y, luego,
La
sociedad capitalista chilla a la gente a que "compre, compre,
compre", y mide a las personas según el dinero y los "botines" que
poseen. El socialismo hará que sea posible no sólo propagar la oposición al
consumismo como una especie de principio moral, sino tener una sociedad entera
en la que las ganancias ya no rijan, y en la que, para el funcionamiento de la
economía, ya no sea necesario vender más y más bienes. En esta sociedad nueva,
las relaciones entre las personas no se basarán en la compra y venta.
Además,
ya sería posible que las personas, en una creciente escala y en masa, vean a sí
mismas como emancipadores de la humanidad y del planeta y no según el marco del
capitalismo de una carrera por la acumulación de "todos contra
todos". Las personas empezarán a ver la naturaleza como un rico tejido
viviente del que los seres humanos son una parte, y no como objetos para meter en
la producción y generar ganancias o que se estropean de manera descuidada.
Aprenderán que la formación del mundo natural ha estado en marcha por miles de
millones de años y que cada generación humana tiene la responsabilidad de
pasarlo a la siguiente en un estado mejorado.
Todo eso da una mera vislumbre de lo que podrían hacer
una sociedad y pueblo revolucionarios. Ese mundo es posible. De eso es de lo
que el Partido Comunista Revolucionario se responsabiliza: de construir un
movimiento para una revolución concreta con el partido en el centro para
derrotar y desmantelar las instituciones del estado de la vieja sociedad, para
crear un poder estatal nuevo y un sistema socialista y para trabajar con
urgencia hacia la plena emancipación de la humanidad y la protección del
planeta para las generaciones actuales y futuras.
El deseo de poner alto a lo que el sistema
imperialista hace al planeta ha movilizado a miles y a veces hasta cientos de
miles de personas a tomarse las calles, y se han visto poderosas y valientes
luchas en contra de la perforación en el Ártico y el oleoducto Keystone XL. Y
en París los manifestantes se lanzaron a las calles durante la conferencia, a
veces frente a medidas de un estado policial. Cientos de miles de personas
protestaron alrededor del mundo. Esas luchas hoy son tanto indispensables como
urgentes para luchar contra la crisis del ambiente, y son parte indispensable
del camino a la revolución que se necesita de urgencia para desencadenar el
potencial de los habitantes del planeta para lidiar con la devastación del
ambiente de tal manera que pueda llevar a la humanidad y el planeta a un lugar
radicalmente diferente y mejor.
***
Unos
datos básicos sobre el calentamiento global / el cambio climático
- Lo que impulsa el calentamiento global son
la combustión de petróleo, carbón y gas impulsa; la tala de los bosques; y
el gran crecimiento de la producción ganadera en la agricultura. Estos
procesos emiten el dióxido de carbono, el metano y otros “gases de
invernadero” que se acumulan en la atmósfera y atrapan el calor del sol,
calentando el planeta.
- Desde el inicio de la revolución
industrial en los años 1700, la temperatura media global ha aumentado casi
1 grado Celsius (C), unos 1,6 grados Fahrenheit (F).
- Diferentes partes del planeta se han
calentado a un ritmo diferente ya que la producción y la sociedad
capitalistas han provocado un crecimiento del principal gas invernadero,
el dióxido de carbono (CO2), de 250 a 400 partes por millón. El Ártico,
por ejemplo, se ha calentado más rápido que cualquier otra región en los
últimos 30 años. “En el primer semestre de 2010, las temperaturas del aire
en el Ártico eran 4° Celsius (7° Fahrenheit) más caliente que el período
1968 a 1996”, según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de
Estados Unidos (NOAA). Esto ha causado gran derretimiento del hielo marino
en el Océano Ártico, el adelgazamiento de ese hielo, y el comienzo del
derretimiento de la tierra que estaba congelada en forma permanente
(permafrost). Todo esto causa la destrucción de los ecosistemas árticos y
amenaza con provocar cambios climáticos mayores en todo el mundo.
- El objetivo declarado del acuerdo de París
es mantener el aumento de temperatura global “muy por debajo” de 2 grados
C (3,6 grados F). Los científicos han calculado que un aumento de 2 grados
C o más podría ser catastrófico para los ecosistemas mundiales. Ya se han
producido dislocaciones tremendas a raíz del aumento de sólo el 0.9 grados
C que ya ha sucedido. Incluso si todas las emisiones de efecto invernadero
se detienen completamente, el aumento de la temperatura y otros efectos
del cambio climático continuarán durante largos períodos de tiempo debido
a todos los gases ya emitidos en la atmósfera.
- Incluso si todas las promesas de todos los
países individuales que se acordaron en París se llevaran a cabo por
completo, lo cual es poco probable, los gases de efecto invernadero se
elevarían hasta el punto donde la temperatura global aumentaría de 2.7 a
3.7 grados C (5 a casi 7 F), mucho más allá del punto del peligro tremendo.
- Estados Unidos es, por mucho, el mayor
contribuyente a la crisis climática históricamente al haber producido el
28,8% del CO2 emitido desde 1880 hasta 2007.
- China es actualmente el mayor productor de
CO2, pero Estados Unidos todavía produce 2½ veces más contaminación de
carbono por persona que China. Y se ha estimado que cerca de la mitad de
todas las emisiones de China provienen de la producción de bienes de
consumo con destino a los países ricos.
- Estados Unidos produce 14 veces más
contaminación de carbono que Nigeria y Bangladesh combinados, mientras que
esos dos países en su conjunto tienen una población más grande que Estados
Unidos.
- El nivel del mar se incrementó casi 20
centímetros de 1870 a 2000 por el derretimiento de las capas de hielo y los
glaciares, y su tasa de aumento se ha incrementado. El Grupo
Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) predice
que el nivel del mar podría subir hasta un metro en este siglo, pero otros
estudios han señalado que las predicciones del IPCC se han quedado atrás
del ritmo real del aumento del nivel del mar y predicen que los mares
podrían elevarse de uno a tres metros durante este siglo.
- El calentamiento global hace calentar los
océanos, alterando la vida y las especies del mar. Además, según la
Evaluación Nacional del Clima, “en los últimos 250 años, los océanos han
absorbido 560 millones de toneladas de CO2, lo que aumenta la acidez de
las aguas de superficie en un 30%”. La tasa de acidificación que se está
dando ahora es aproximadamente 50 veces más rápida que cualquier cambio
que se conozca en la historia. Esto amenaza con interrumpir toda la base
de la vida marina ya que el agua de mar más ácida puede hacer que sea
imposible que las criaturas del mar produzcan conchas y que los arrecifes
de coral se formen.
****
--Bob Avakian, Lo BAsico 1:29
1 comentario:
arrollo económico que cumpla con las necesidades de la gente ahora, balanceado con las necesidades de generaciones futuras y de proteger el medio ambiente. No les importa nada de la exquisita diversidad en el medio ambiente y en la tierra, y los tesoros https://tercerefecto.com/que-hacer-en-cartagena-panoramas-increibles/
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