|
Protesta de familiares y otros por las personas desaparecidas por la Marina en Nuevo Laredo |
A
50 años de la masacre de Tlatelolco, a 4 años de Ayotzinapa y Tlatlaya, a 2
años de Nochixtlán, estos y tantos otros crímenes del Estado quedan en la más
completa impunidad. Y las fuerzas armadas y policías de este Estado criminal
siguen matando, desapareciendo y torturando a miles de personas. En un foro de “escucha”
en Ciudad Juárez, López Obrador insistió que para lograr la “pacificación y la
reconciliación”, las víctimas tendrían que conceder “el perdón”. Las víctimas y
sus familiares comenzaron a gritar con toda razón “¡Ni perdón ni olvido!” y “¡Sin
justicia no hay perdón!” “Perdonar” crímenes de lesa humanidad solo
contribuiría a perpetuar la monstruosa guerra contra el pueblo por parte del
Estado, coludido en todos sus niveles con el crimen organizado, que ha
resultado en más de 200 mil asesinatos en los últimos 12 años. La única
esperanza de justicia es la resistencia decidida del pueblo para desenmascarar
y denunciar estos crímenes, y la única salida definitiva a tantos horrores es
una revolución que tumbe este Estado criminal y el podrido sistema inhumano
actual, responsable de tanta miseria y sufrimiento innecesario.
Ayotzinapa: fue el Estado, y siguen
mintiendo para encubrirlo
Las
evidencias recopiladas por el Grupo Interdisciplinario de Expertos
Independientes (GIEI) no dejan lugar a dudas de que el gobierno federal, así como
el estatal y municipal, participaron directamente en el operativo conjunto que
resultó en el asesinato de 6 personas y la desaparición de los 43 normalistas
de Ayotzinapa y que luego actuaron para encubrir este crimen terrible. Militares
y policías de los tres niveles de gobierno vigilaban a través del sistema C-4 a
los normalistas desde que salieron de la Normal. Las policías y las FFAA (así
como los narcos) participaron en el operativo coordinado para impedir que los
normalistas salieran de Iguala, y el ejército tomó el control del C-4 en las
horas críticas y suprimió los videos de estos crímenes.
Sigue...