28 de septiembre, Día de la despenalización del aborto en América Latina y el Caribe
Imagina que eres una joven en Guanajuato. No se te ha bajado la regla por unos meses, pero no piensas que estás embarazada porque siempre ha sido muy irregular tu período menstrual. Vas al baño y ves que estás sangrando, ves coágulos como a veces te pasa y sientes los dolores normales de tu menstruación. Pero es mucha sangre y te llevan al hospital. La doctora te trata muy mal y te dice que tú tiraste una niña en un basurero. Ya que en estos momentos el ministerio público tenía un feto encontrado sin saber de quién era, te acusan a ti para tener un "culpable". La doctora te denuncia, te insulta diciendo que "ni las perras tiran a sus hijos" y el ministerio público te hostiga para que digas que tú tiraste "la niña". Te condenan por "homicidio en razón de parentesco" con sentencia de 26 años. Después encuentran que el feto era de otra mujer, pero buscan en la letrina de tu casa y encuentran que hubo un producto entre los coágulos que salieron de ti. Sigues presa, junto con otras seis mujeres condenadas también por “homicidio en razón de parentesco”, simplemente porque sufrieron abortos espontáneos. Pierdes varios años de tu vida en la cárcel, sufres la agresión y el desprecio de “la sociedad”—hasta que finalmente la denuncia de parte de feministas y otros que luchan por el derecho de las mujeres a controlar su reproducción ponen en el banquillo de los acusados a los que te acusaron injustamente que son los que realmente han cometido un crimen y exigen tu liberación.
Esto es lo que pasó a una de las 7 mujeres condenadas a hasta 29 años de cárcel en Guanajuato, a pesar de que no se comprobó en ningún caso que los productos hayan llegado a término ni que haya nacido vivo ningún bebé, como lo ha documentado El Centro Las Libres. El feto no es un bebé y el aborto (espontáneo o inducido) no es homicidio. Fue una cacería de brujas, donde incluso la “defensora” de oficio de tres de las mujeres les dijo "De mi cuenta se corre que ustedes se queden aquí toda su vida, porque lo que han hecho, ni lo pagan con toda su vida". Algunos legisladores federales y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas por los Derechos Humanos denunciaron las irregularidades y finalmente, el gobernador, el procurador de Guanajuato y los legisladores retrocedieron un poco, redujeron la pena por “homicidio en razón de parentesco” de un máximo de 35 años a una pena de 3 a 8 años, y dejaron en libertad a las 7 mujeres encarceladas injustamente. Sin ninguna disculpa, ningún reconocimiento de la inocencia de estas mujeres ni de su propia culpabilidad por una terrible injusticia.
Muy al contrario: ahora se propone establecer un padrón de mujeres embarazadas que sería utilizado para identificar a cualquier mujer que aborte e intensificar la persecución, que ya ha resultado en 166 mujeres acusadas de aborto y por los menos 12 condenadas a sentencias de hasta 3 años bajo caución en el estado durante los últimos 10 años. Esto pone bien en claro que el verdadero propósito del movimiento contra el derecho al aborto es mantener y reforzar la opresión de la mujer, esclavizarla en la maternidad forzada, registrando a todas como “criminales potenciales” si no logran llevar su embarazo a término por las razones que sean.
¿Este es el mundo que queremos, dónde las mujeres están subordinadas al hombre, al Estado reaccionario y a la moralidad de la Edad de las Tinieblas del clero? ¿O queremos un mundo en que las mujeres tengan el derecho de controlar su propio cuerpo y reproducción, participen en pie de igualdad con los hombres en toda esfera de la sociedad y florezca una nueva moralidad emancipadora?
Esto es lo que está en juego en la lucha por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito. El mundo ha cambiado y las mujeres ya no quieren volver atrás. Las mujeres ya son el 42% de la fuerza laboral en México y el 50% de los que estudian licenciatura. El mismo funcionamiento del sistema capitalista-imperialista mundial ha destruido en gran parte la economía campesina y otras formas económicas tradicionales, ha provocado grandes migraciones, la incorporación progresiva de las mujeres a la fuerza laboral, y todo eso ha tendido a resquebrajar hasta cierto punto la familia y la moral patriarcal tradicional, sin liberar a las mujeres, que ahora enfrentan muchas nuevas formas de opresión "modernas", además de las “tradicionales”, que incluyen mayor violencia y humillaciones, el feminicidio, la esclavitud en la “industria del sexo”, el uso de su cuerpo como mercancía que nos bombardea en la tele y los espectaculares, y muchos otros ultrajes.
Se confrontan dos alternativas, radicalmente opuestas: avanzar hacia la verdadera liberación de las mujeres y de toda la humanidad, o ceder ante las fuerzas retrógradas que buscan reimponer la reaccionaria moralidad patriarcal tradicional.
La lucha sobre el derecho al aborto es parte de la contienda entre estas dos alternativas, estos dos futuros posibles. No se trata solamente de Guanajuato. No se sabe cuántas mujeres están encarceladas ahora por aborto, espontáneo o inducido, en todo el país, pero en Veracruz, 10 mujeres estaban en la cárcel por “homicidio” (la mayoría por interrumpir un embarazo) hasta marzo pasado cuando fueron “indultadas”. En Puebla, 39 mujeres están bajo proceso por aborto, 2 en Michoacán, 1 en Querétaro y 7 en Sonora.
En 2006, cuando casi todo aborto fue ilegal, se estima que más de 870,000 mujeres abortaron en México y alrededor de 150,000 de ellas fueron hospitalizadas por complicaciones. A partir de abril de 2007, el aborto en el primer trimestre en el Distrito Federal dejó de ser delito. Hasta ahora es el único lugar en México y en toda Latinoamérica donde se puede obtener un aborto legal y seguro hasta las 12 semanas del embarazo, como lo han hecho más de 50 mil mujeres
Contra esta pequeña pero importante victoria en la lucha por los derechos reproductivos y la emancipación de la mujer, se alzaron fuerzas reaccionarias y fundamentalistas: el Papa y la jerarquía de la iglesia católica, las iglesias evangélicas fundamentalistas, políticos poderosos del PAN, PRI y parte del PRD, y fuerzas fascistas católicas y evangelistas como el Yunque y el Ejército de Dios. Intensificaron su "cruzada" contra el derecho al aborto, imponiendo reformas constitucionales en 18 estados que declaran “ser humano” todo óvulo fecundado, lo cual apunta a prohibir el aborto bajo toda circunstancia en todo el país. Así se impone la maternidad forzada y toda mujer embarazada que tiene un aborto, espontáneo o inducido, que le cause hemorragia, tiene que "escoger" entre la muerte o la cárcel, acusada de aborto o de homicidio. En noviembre de 2009, el gobernador de Veracruz propuso ante el Congreso una enmienda para agregar a la constitucional federal que “la vida se inicia en el momento de la concepción”, lo cual penalizaría el aborto en todo el país.
Hasta ahora, pese a estas reformas constitucionales clericales, todavía existe legalmente el derecho al aborto en caso de violación y algunos otros causales en la mayoría de los estados, pero en los hechos es casi imposible obtenerlo. Las estimaciones de violaciones de mujeres en México varían de una cada 4 minutos a una cada 18 segundos. Las autoridades del Ministerio Público, del DIF y personal médico y administrativo de los hospitales violan descaradamente la Norma Oficial Mexicana 046 (NOM 046) que estipula que es deber de las autoridades de salud garantizar que las mujeres violadas tengan acceso a un aborto seguro. Apenas en agosto de 2010, Amalia, una niña de 11 años, dio a luz en Quintana Roo, después de haberle negado un aborto seguro y legal, aunque su embarazo fue resultado de ser violada por su padrastro. Una joven violada en Guanajuato da testimonio en Youtube de que cuando pidió un aborto legal el ministerio público le dijo que “si intenta interrumpir el embarazo va a ir a la cárcel”.
Las leyes contra el aborto no defienden la “vida” sino condenan a muchas mujeres a muertes innecesarias. En El Salvador, Nicaragua, Chile, la República Dominicana y Polonia la ley prohíbe todo aborto, sin excepción alguna, gracias en gran medida a la ofensiva encabezada por el Vaticano y secundada por las iglesias protestantes fundamentalistas. Esto significa que los médicos no pueden intervenir para salvar la vida de una mujer si el feto está vivo, incluso si ese feto no tiene posibilidad de desarrollarse en bebé. Las mujeres se mueren porque se les administran medicamentos para parar las contracciones cuando están en medio de un aborto espontáneo, o cuando estalla la trompa de Falopio porque no se saca el producto en gestación atrapado ahí. Las mujeres que abortan y los médicos que les ayudan quedan encarcelados y gente de Pro Vida está en los hospitales llamando a las autoridades para que investiguen todo aborto espontáneo.
El derecho al aborto es una batalla clave en una "guerra" social más amplia en que las fuerzas anti-aborto también buscan prohibir los anticonceptivos, la educación sexual, la homosexualidad, el matrimonio gay, y hasta la laicidad del Estado y de la educación. Controlar su propio cuerpo y su reproducción es parte fundamental de la lucha por liberar a la mujer de miles de años de opresión, de subordinación al hombre en la familia y en la sociedad, de ser vistas y tratadas como instrumentos de la reproducción y propiedad del hombre en vez de como seres humanos iguales e independientes, que participen plenamente en la vida social. Nos demos cuenta o no, estamos inmersos en una gran lucha de si la humanidad va a avanzar hacia la plena liberación de la mujer, que a fin de cuentas implica y requiere la transformación revolucionaria de todas las relaciones y las ideas tradicionales y la emancipación de toda la humanidad, o si va a retroceder a reforzar la subordinación de la mujer al hombre y todas las relaciones patriarcales que son un pilar de todo sistema de explotación y opresión.
Un ejemplo de las fuerzas anti-aborto es el obispo de Querétaro, con su documento titulado “Crisis o país de zombis”. Habla de una “crisis de época” que “rastreando su origen, podemos ubicar uno de sus elementos esenciales en la crisis de la mujer, el mal llamado feminismo, cualquiera que sea el contenido de sus múltiples acepciones”. Y, según, “La crisis de indefinición o de carencia de sentido del ser mujer lleva necesariamente a la incomprensión de lo que significa para el hombre el ser varón”, y nos remite a Génesis (2, 18) y Romanos (1, 26), que relatan el mito misógino de como dios supuestamente formó la mujer de una costilla del hombre y como entregó a los gentiles a las “pasiones infames” de la homosexualidad. El obispo le echa la culpa de los problemas sociales al “feminismo”, arremete en contra de “la separación de la sexualidad de la reproducción” y declara que quien no defienda los “auténticos valores” patriarcales y esclavizadores de la Biblia “está llevando a las personas, mediante la disolución del matrimonio y de la familia, a un verdadero desastre social”.
Frente a los padrecitos que exigen quitar los pocos derechos que han conquistado las mujeres, declaramos que ¡No tenemos miedo, ya basta de opresión! No queremos su moral ruin. Necesitamos una nueva moral: una moral que defienda e impulse todo lo que emancipa a las mujeres y a toda la humanidad, y combate y luche por eliminar toda forma de opresión, desigualdad y esclavitud. Defendamos los derechos de la mujer a una vida social plena y a completa igualdad en toda esfera. Apoyemos relaciones sociales y relaciones íntimas de respeto mutuo, que permitan que florezcan juntas las dos personas en una pareja, sin someter la mujer al hombre por supuesta orden de “dios”. No obliguemos a nadie a tener hijos contra su voluntad, y valoremos a los niños como una alegría que representa el futuro y como una responsabilidad de toda la sociedad.
¡Compañeras! ¡Compañeros! La lucha por otro futuro comienza hoy. ¡Luchemos por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito para todas las mujeres!
Aurora Roja
Voz de la Organización Comunista Revolucionaria, México
Visita nuestra página: http://aurora-roja.blogspot.com
Escríbenos: auroraroja.mx@gmail.com
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