¿Y LAS MUJERES NO SOMOS “PERSONAS”?
La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), por la posición retrógrada y religiosa de 4 ministros, avaló las reformas constitucionales antiaborto de Baja California y San Luís Potosí, reformas que niegan la igualdad y los derechos reproductivos de las mujeres bajo la finta de “proteger la vida desde el momento de la concepción”. El 28 de septiembre de 2011, el mismo día que desde 1990 ha sido un día de lucha por el derecho al aborto, el Día por la Despenalización del Aborto en América Latina y el Caribe, fue el día en que la Corte desechó las acciones de inconstitucionalidad en contra de esas reaccionarias “reformas”.
Los cuatro ministros antiaborto no estaban solos. También actuó Calderón, al pedir al Senado retirar la Declaración Interpretativa del gobierno de México respecto del primer párrafo del artículo 4 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH), conocido como el Pacto de San José. Este párrafo de la Convención dice que la ley protegerá “en general” el derecho a la vida a partir de la concepción mientras la Declaración Interpretativa (que Calderón quería revocar) señala que los estados no tienen la obligación de legislar en ese sentido, sino tienen el derecho de establecer excepciones, como por ejemplo el derecho al aborto.
El PAN aplaudió esta petición de Calderón; Margarita Zavala le secundó al pronunciarse a favor de la “protección de la vida desde el momento de la concepción” y oponerse al dictamen de inconstitucionalidad, (respaldado por 7 de las 11 ministros de la Corte, uno menos de la mayoría calificada necesaria para invalidar las reformas antiaborto), “por enfrentar la protección a la vida desde el momento de la concepción contra los derechos de las mujeres”. El subsecretario de Asuntos Jurídicos y Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación entregó una carta a los ministros de la Corte que enfatizó que un cigoto o una mórula es un “ser humano” con todos los derechos de una persona y sacó un desplegado con el mismo mensaje en un periódico nacional. Jerarcas de la Iglesia católica, así como de Iglesias evangelistas, ortodoxas y maronita también se pronunciaron así. En San Luís Potosí, organizaciones civiles denunciaron que grupos “religiosos y de derecha” realizaron una campaña en escuelas secundarias para recabar firmas entre las y los estudiantes contra la invalidación de las reformas constitucionales antiaborto.
Este desenlace en la Suprema Corte, así como las “reformas” de este tipo en 18 estados del país, son un duro golpe contra las mujeres. Negar el derecho al aborto es imponer la maternidad obligatoria. Es negar a la mujer el derecho de decidir si quiere tener un hijo o no, si quiere ser madre o no, o cuándo quiere ser madre, con todo lo que esto implica para su vida. Negar el derecho al aborto es una forma de ejercer el control por la fuerza sobre la vida y el cuerpo de las mujeres, por parte de una sociedad machista, una sociedad caracterizada por la supremacía masculina.
Pero los verdugos de las mujeres quieren disfrazarse como “libertadores”. Gustavo Madero, presidente del PAN, afirma que la resolución que deja vigente estas reformas "amplía el marco de protección de las personas”. Aguirre Anguiano (ministro antiaborto) argumenta que no reconocer a los óvulos fecundados como "personas" es como el esclavismo, que negó que fueran personas los esclavos. Margarita Luna Ramos (otra ministra antiaborto) señala que si se interpreta que el cuarto artículo constitucional (derecho a decidir el número y espaciamiento de los hijos) admite el derecho al aborto, ¡sería establecer también el derecho al infanticidio! Esto es el mismo tipo de “razonamiento” que llevó al encarcelamiento de mujeres que sufrieron abortos en Guanajuato por “homicidio en razón de parentesco”, con sentencias hasta 29 años, hasta que finalmente fueron liberadas por la lucha contra esta gran injusticia.
Todo este culto a “la vida” no nacida es un sofisma—un argumento engañoso con que se pretende hacer pasar lo falso por lo verdadero. Es el nacimiento lo que marca el comienzo de la vida de un ser humano, de una “persona”. Por eso, se cumple un año de vida 365 días después del nacimiento, y no de la fecundación del óvulo más o menos nueve meses antes. Las fuerzas antiaborto se agarran de los fetos para negar que las mujeres sean personas, iguales y no subalternos a los hombres. Como señaló la ministra Olga Sánchez Cordero, estas leyes discriminan contra la mujer y fomentan actitudes como la del dicho, “la mujer, como la escopeta, cargada y en un rincón”. ¡La mujer no es incubadora, el feto no es bebé, y el aborto no es asesinato!
Lo que motiva estas leyes no es el gran amor “por la vida” no nacida que proclaman hipócritamente los poderosos (Iglesias, presidentes, legisladores, jueces, etc.) que las imponen. Lo que las motiva es impedir la legalización del aborto y revocar el avance parcial para la emancipación de la mujer que representa la despenalización en el DF. Fue justo después de la despenalización del aborto (hasta 12 semanas) en el Distrito Federal que se impusieron como un relámpago estas reformas constitucionales en 17 estados.
Estas reformas establecen una base legal para prohibir y criminalizar el aborto en toda circunstancia. Así es la ley actualmente en países como Chile, El Salvador, Nicaragua, Honduras y República Dominicana, como resultado directo de campañas “pro vida” que conducen a la muerte de cada vez más mujeres embarazadas, al encarcelamiento de cada vez más mujeres por el aborto (espontáneo o inducido) y al fortalecimiento de la dominación masculina sobre la mujer. Hasta ahora en México, todavía existe formalmente el derecho legal al aborto en casos de violación, peligro a la vida de la mujer, (y algunos causales más en la mayoría de los estados), pero este derecho no existe en los hechos (con la excepción del derecho al aborto hasta las 12 semanas del embarazo en el DF). La “protección de la vida desde el momento de la concepción” sirve para eliminar este derecho formal; también sirve para prohibir el dispositivo intrauterino (DIU) y la “píldora del día después”, formas anticonceptivas que previenen que la mórula (esfera celular hueca formada por la división de células del óvulo fecundado) se implante en la pared del útero y se desarrolle el embarazo.
La verdadera misión de estas fuerzas no es “salvar” a los cigotos, mórulas, embriones y fetos, todas formas de la vida no nacida. Lo que quieren salvar, lo que consideran indispensable al “buen funcionamiento” de la sociedad, es la subordinación de la mujer al hombre y todas las relaciones e ideas que sostienen esa desigualdad, esa opresión social fundamental.
Se mueren por lo menos 3 mujeres cada día por abortos clandestinos en el país. Hay mujeres encarceladas por el aborto (espontáneo o inducido) en por lo menos once estados. Además hay mujeres que no pisaron la cárcel pero que al ir a hospitales por hemorragias fueron denunciadas, esposadas y sentenciadas al tratamiento psicológico, o como en el caso de una joven en Morelos, sentenciadas a tratamiento psicológico, a dar servicio social en el DIF y no poder salir de su estado por seis meses.
¿Qué tipo de sociedad encarcela y castiga a las mujeres que deciden terminar embarazos no deseados, o cuyos embarazos no llegan a término por abortos espontáneos? ¿Qué tipo de sistema niega el derecho al aborto legal, seguro y gratuito, poniendo en riesgo la salud y la libertad de cientos de miles de mujeres que cada año recurren a métodos clandestinos para terminar embarazos no deseados? ¿Y qué decir de cómo rompe el espíritu y trunca la vida de las mujeres el mensaje ideológico de estas leyes y de toda la prédica misógina que se autodenomina “pro vida”? ¿Debemos adaptarnos y aceptar los "valores" que degradan a las mujeres y las niñas, que las obligan a llevar a término todo embarazo—aunque sea accidental, no deseado, o producto de una violación; que inculcan en toda la sociedad la moral tradicional y bíblica de que la mujer debe estar “en silencio, con toda sujeción”, y que debe "engendrar hijos", para pagar el mito de la "trasgresión" de Eva ?
¡SE NECESITA UNA PODEROSA LUCHA POR EL ABORTO A SOLICITUD Y SIN PEDIR DISCULPAS!
Estas reformas y toda la ofensiva “pro vida” encabezada por fuerzas fundamentalistas y fascistas ha creado un ambiente de desprecio desenfrenado hacia las mujeres y su papel en la sociedad. Muchas fuerzas y voces critican la hipocresía de las fuerzas fundamentalistas, protestan contra la penalización del aborto y exigen el derecho de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo. Pero demasiadas voces en estas luchas se adaptan a los términos impuestos por los misóginos y buscan "puntos comunes" con una posición que es completamente erróneo y completamente intolerable.
Por ejemplo, se dice que “todos somos pro vida y nadie está a favor del aborto”; o que “el aborto es una decisión muy difícil para las mujeres, un drama en su vida”. O, como dice Hillary Clinton, “el aborto debe ser seguro, legal y poco frecuente” —lo que da a entender que el aborto está mal moralmente, idea que tiene mucho eco en organizaciones feministas. No. No tiene nada de malo que una mujer interrumpa su embarazo, por la razón que sea y en el momento que sea. El aborto (legal y seguro) es algo muy bueno. Cuando el embarazo no fue deseado el aborto le permite a la mujer terminarlo, le permite decidir sobre su cuerpo y su vida, y esto es algo liberador. Si muchas mujeres sufren por haber abortado, se debe o bien a que el aborto no fue legal y seguro sino fue mal practicado, o se debe a toda la propaganda falsa de las poderosas fuerzas religiosas y políticas que nos dicen constantemente que abortar es infanticidio, y atacan con excomuniones y una avalancha de mentiras anticientíficas para hacernos sentir culpa, hacernos creer que es “pecado” interrumpir un embarazo, y por hacernos aceptar la maternidad obligada como nuestro deber y propósito principal en la vida. No debemos adaptarnos ni ahincarnos ante miles de años de tradición patriarcal que impone y refuerza el avasallamiento de la mujer. ¡Se puede y se necesita romper estas cadenas ideológicas e ir a la ofensiva para desenmascarar esta moral repugnante que esclaviza a las mujeres!
¡Luchemos por el derecho al aborto—a solicitud y sin pedir ni permiso ni disculpas a nadie! Es una parte importantísima de luchar por la plena emancipación de la mujer, por la eliminación de toda forma de dominación y opresión por los hombres, y por hacer posible que esta mitad de la raza humana participe plenamente e igualmente en toda esfera de la sociedad y en la lucha por transformar la sociedad radicalmente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario