Ya se culminó la imposición largamente anunciada de Enrique Peña Nieto (EPN) como presidente de México, producto de una campaña orquestada por fuerzas poderosas de las clases dominantes desde 2005. Como documentó The Guardian, un importante periódico inglés, en reportajes y documentos que han recibido poca cobertura en los principales medios mexicanos, desde ese año se lanzó, en contubernio con Televisa y otros medios, una campaña bien financiada de promoción de Peña Nieto y de desprestigio a sus rivales que incluyó la compra de entrevistas y reportajes favorables en los principales noticieros. La desorbitada promoción televisiva se complementó en los tiempos de la campaña con encuestas hechas a la medida diseñadas a convencer a la población de que su victoria aplastante era inevitable, con el derroche de inmensos recursos publicitarios, con la descarada compra de votos en gran escala y con un colmo de “irregularidades” el día de las elecciones que van desde la distribución de despensas y dinero hasta agresiones a integrantes del Movimiento #YoSoy132 y otros, así como el robo de urnas a mano armada en algunos casos. Para culminar el operativo, el complaciente Instituto Federal Electoral, un exultante presidente Calderón y el coro mediático proclaman con todo cinismo la victoria de EPN en un ejercicio supuestamente “impecable”, “ejemplar” y “democrático”.
Asamblea #YoSoy132 |
Así se sienta en la silla presidencial al candidato del PRI, EPN, el verdugo de San Salvador Atenco, responsable—junto con Felipe Calderón del PAN y el presidente municipal del PRD, hay que recordarlo—de la represión montada en contra de los campesinos y demás pobladores de Atenco que resultó en dos jóvenes asesinados y 27 mujeres violadas por la policía. Así se escoge, disfrazada como la supuesta “voluntad popular”, a la nueva cara ejecutiva de un sistema que, bajo un partido y otro, para la mayoría de la gente ha significado y sigue significando pobreza, miseria y opresión.
¿Aceptar las reglas del sistema o impulsar la lucha independiente y sobre todo revolucionaria del pueblo?
La disyuntiva que enfrentan todos los que, con razón, han condenado de diversas formas esta farsa reaccionaria es: ¿debemos aceptar las reglas del sistema, con la esperanza de “perfeccionar” sus elecciones en 2018, o debemos impulsar la lucha independiente y sobre todo revolucionaria del pueblo en contra del sistema capitalista-imperialista y sus crímenes?
La situación ya es intolerable. La guerra lanzada por el gobierno ya ha cobrado la vida de más de 60 mil personas asesinadas, incluida mucha gente inocente. Peña Nieto promete seguir adelante con esta guerra de contrainsurgencia preventiva contra el pueblo, nombrando para encabezarla al general colombiano Óscar Naranjo, hombre de la Agencia Antidrogas estadounidense (DEA), responsable del operativo en que las fuerzas armadas colombianas asesinaron a estudiantes mexicanos en Sucumbios, Ecuador, y agente clave del imperialismo estadounidense en la supuesta "guerra contra las drogas" en Colombia, que no ha rebajado el flujo de la cocaína, pero sí resultó en mucha represión al pueblo, injerencia más directa del imperialismo estadounidense y un mayor control del lucrativo tráfico de las drogas.
La trampa electoral: no se toman las decisiones esenciales en las elecciones
Organizaciones de derechos humanos como Human Rights Watch ya han documentado en esta guerra en México cientos de casos de gente inocente torturada, desaparecida y asesinada por las fuerzas armadas y la policía y esto sin duda va a continuar, pero ningún candidato ni siquiera mencionó estos abominables crímenes. Al contrario, a pesar de ciertas diferencias de retórica, todos los candidatos presidenciales sin excepción coincidieron en que hay que seguir con esta supuesta “lucha contra el crimen organizado”, que el ejército tiene que seguir por ahora en las calles, que se debe crear una policía federal única y varios otros puntos de coincidencia. ¿Por qué? ¿Porque así "decidió" el pueblo, como dicen los muñecos de telenovela en los anuncios del IFE: “Yo decido lo que quiero para México”? Claro que no. Estas cuestiones, y otras semejantes, no están siquiera a discusión en las elecciones. Son determinadas fuera de las elecciones por el jaloneo entre las diferentes facciones de las clases dominantes —los grandes capitalistas nacionales y extranjeros— y sus representantes políticos e intelectuales que ya ponen el marco de lo que es “aceptable” (seguir con esta guerra, en este caso) y lo que no lo es. Las elecciones sólo sirven para poner un sello de supuesto "mandato popular" a esas decisiones y a lo que es en realidad un monopolio del poder —en ese sentido una dictadura— por parte de la misma pequeña minoría que controla la economía.
Esto se ve hasta en lo que afecta personalmente a los candidatos. ¿Por qué López Obrador no mencionó nada en el segundo debate presidencial sobre las revelaciones, censuradas aquí en gran parte, de The Guardian sobre el montaje mediático a favor de EPN y en su contra? Para ser considerado un candidato "responsable" que "juega por las reglas” no escritas por parte de los grandes capitalistas que controlan los principales medios, así como otros representantes de las clases dominantes. Y cabe preguntar, con todo el lodo que los medios dominantes le han echado a AMLO en esta contienda y la anterior, ¿por qué callan los crímenes de su administración en el Distrito Federal, como el encubrimiento de los asesinatos políticos de Digna Ochoa y Pavel González, así como la represión a varios movimientos populares? Porque, como representantes de las clases dominantes que son, están de acuerdo con la necesidad de este tipo de crímenes, a pesar de las fuertes pugnas que tienen entre sí.
Estos y muchos otros ejemplos ilustran el hecho que analizamos en más detalle en el número reciente de Aurora Roja de que las elecciones son controladas por las clases dominantes y no determinan las decisiones básicas en la sociedad. Es cierto que los medios juegan un papel importante en esto, al negarle a la gente información verídica y “moldear la opinión pública” oficial, pero es una ilusión falsa pensar que eso va a cambiar sustancialmente si tenemos, en vez de dos grandes consorcios mediáticos, tres o cuatro también controlados por grandes capitalistas.
Podríamos seguir con la lista de los verdaderos problemas y opresión de la gente que no figuran en la agenda electoral de ningún candidato: el creciente número de feminicidios; la cacería, secuestro y asesinato de migrantes; las muertes por desnutrición y enfermedades curables; la opresión a los pueblos indígenas y su derecho a la autonomía regional; el calentamiento global y la destrucción del medio ambiente que amenazan el futuro del planeta y la humanidad; la opresión a las mujeres y la negativa de establecer el derecho al aborto gratuito y seguro en todo el país; los crímenes de odio en contra de los homosexuales, lesbianas, bisexuales y transexuales; la lista es interminable.
La situación es intolerable, luchemos por la emancipación
¿Qué vamos a hacer ante este cúmulo de opresión, injusticia y ultrajes? ¿Esperar otros seis años, tratando de “perfeccionar” las elecciones que el sistema utiliza para legitimarse con la falsa esperanza de que de alguna manera los de arriba “nos tomen en cuenta”? ¿O enfrentar la realidad de que la emancipación del pueblo no va a venir de arriba, no va a venir de las elecciones controladas por este sistema sino de la lucha independiente y revolucionaria de la gente en contra del sistema y sus crímenes y por una nueva sociedad emancipadora?
Nuevos vientos de protesta y rebeldía recorren el mundo: la primavera árabe, los indignados, el movimiento ocupa, el movimiento #YoSoy132 aquí, levantando los ánimos y alentando nuevas esperanzas de que el mundo no tiene que seguir así, que otro mundo mucho mejor es posible. Los de arriba han tratado de apagar esto o desviarlo a sus propios fines, ya sea con falsas alabanzas, ya sea por medio de desprestigiar y reprimirlos. La imposición de Peña Nieto es parte del esfuerzo por apagar estas esperanzas, con el cuento de que el regreso del PRI, corruptos criminales responsables de tantas masacres y ultrajes, es la “voluntad del pueblo”. No lo es, y cabe observar que después del derroche de tantos recursos y tantas mentiras durante años, su montaje resultó muy pobre: sólo lograron convencer o comprar a algo así como la cuarta parte del electorado a votar por EPN, incluso según las cifras del conteo rápido del IFE, si tomamos en cuenta el "partido" más grande, que son los que no tomaron parte en esta farsa electoral.
No podemos y no debemos dejar que salgan con la suya. No podemos seguir viviendo así, con tantas muertes, con tanta injusticia, con tanta miseria y opresión. Aticemos la lucha popular independiente en contra de los crímenes de este sistema y en contra del sistema en sí. No nos enfrasquemos en tratar de “democratizar” un sistema desalmado; atrevámonos a luchar por un mundo completamente diferente y mucho mejor, forjando un programa para una nueva revolución emancipadora. Estamos empeñados en construir tal movimiento revolucionario y hacen falta las ideas, creatividad, combatividad y contribuciones de muchos más. Sumemos esfuerzos: comparte este volante, contáctanos, luchemos juntos por la emancipación del pueblo y de toda la humanidad.
Aurora Roja
Voz de la Organización Comunista Revolucionaria, México
http://aurora-roja.blogspot.com auroraroja.mx@gmail.com
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