Además de este artículo, tenemos tres artículos sobre la rebelión popular en Turquía del Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar, que encontrarás al hacer clic en la ficha "Servicio Noticioso UMQG" en la parte superior de esta página.
30 de junio de 2013
| Periódico Revolución # 308 | revcom.us
El siguiente
artículo es de un contribuidor, acerca del reciente levantamiento en Turquía, y
se ha posteado en español, inglés y turco.
Un levantamiento
social en una escala no vista en las últimas décadas se ha repercutido por la
sociedad como un trueno de primavera, rechazando las cosas de costumbre y
oponiéndose a su rumbo. Se ha extendido rápidamente por Turquía, conduciendo a
una enorme cantidad de manifestantes a las calles de más de setenta ciudades y
pueblos desde Estambul hasta Diyarbakir. Ha suscitado un gran coro de
entusiasta solidaridad internacional desde todos los rincones del mundo.
Desde el fin
de mayo, una crisis política de tremenda importancia ha estallado y tomado por
asalto el escenario, suscitando una aguda polarización de la sociedad entera,
atrayendo a millones de personas hacia el debate y poniendo al descubierto la
naturaleza general opresora y pútrida fundamental del orden social existente y
sus premisas fundamentales. Una desafiante joven mujer, al calor de las
batallas campales con la policía, le respondió orgullosa, "¡Esta lucha
no se reduce a unos cuantos árboles, se trata de nuestras almas!", a
un corresponsal que le preguntó lo que motivaba el implacable auge de
protestas.
En apariencia el
brutal ataque de parte de la policía antimotines y las autoridades a las 5 de
la mañana del 31 de mayo para desalojar de 50 a 100 personas que protestaban
pacíficamente por la propuesta demolición del parque Taksim Gezi de Estambul
prendió el levantamiento social general. Pero en medio de la gruesa neblina del
gas CR y las paralizantes ráfagas de los cañones lanzaaguas de alta presión y
granadas de aturdimiento de los enfrentamientos del primer día, quedó en claro
que ha nacido una nueva fuerza decidida y fresca, una nueva generación de
rebeldes, que cuenta con una creciente impaciencia e intolerancia para con el
actual orden social y político de Turquía.
La profundidad y el
alcance de las fuerzas rebeldes desplegadas en contra del régimen del AKP (el
Partido de Desarrollo y Justicia), el gobierno de turno desde 2002, ponen a la
luz la aguda intensificación de las contradicciones. Los jóvenes de las
universidades y las ciudades miseria, la gente de la clase media de diversas
profesiones, los artistas y los intelectuales en unión con aquellos que hace
poco han sido objeto del desplazamiento desde el campo, exigen la dimisión del
primer ministro Recep Tayyip Erdogan, a lado de las personas que se han
indignado por la sistemática islamización del estado y de la plaza pública y la
creciente imposición de los valores y tradiciones islámicos y la implacable
promoción de la moralidad basada en la religión. Las mujeres están al centro y
en las líneas del frente de esta rebelión, enfurecidas por las intrusiones
sobre sus cuerpos, vida y libertades y por las restricciones sobre el aborto y
por los decretos oficiales sobre cuántos hijos una "buena madre"
"patriota" debería tener. También son parte de las protestas las
personas indignadas por las actividades patrocinadas por el estado para
erosionar o rechazar las verdades científicas sobre la teoría de la evolución
de Darwin. Los partidarios de los grupos y organizaciones revolucionarios combaten
al lado de las personas opuestas al deterioro del medio ambiente y aquellos que
exigen la auténtica libertad de palabra, un fin a la censura del Internet y el
arresto de los periodistas por siquiera contar las verdades y hacer críticas.
Por eso, la consigna "¡Que dimita Tayyip!" hace eco fuertemente en
medio de los frentes de batalla y las barricadas en distintas ciudades, en
representación de un profundo odio por el régimen del AKP.
El AKP subió al
poder adoptando una imagen de "el que menos posibilidades tiene" y
prometiendo un "orden económico justo" y el desarrollo. Ahora la pura
verdad ha quedado al descubierto en toda su asquerosidad: una orgía de
especulación, lucro y clientelismo , avalada en su totalidad por el estado, en
las grandes obras de construcción tales como el Canal Estambul (un nuevo
Bósforo artificial), El Tercer Puente, otra "mayor mezquita jamás" y
muchas más. Aparte de su propósito de enriquecer a un grupito de "piadosos
empresarios del AKP", estas obras son desastres ecológicos que
desperdician los recursos del agua, provocan la erosión del suelo y la
destrucción de irreemplazables tesoros arqueológicos históricos. Un
desenfrenado programa de construcción de mezquitas se disfraza de urbanismo.
La gente está harta
de las bravuconerías de creciente arrogancia y belicosidad del régimen en la
región, el que glorifica, embellece y aplica la herencia del Imperio Otomano.
La tesis pseudo-académica de Davutoglu, el ministro de Relaciones Exteriores,
sobre la importancia de la "profundidad estratégica" del estado turco
para gobernar la región en contubernio con los verdaderos amos de la región,
los imperialistas europeos y estadounidenses, representa sus propósitos
depredadores y apetito excesivo. La exacerbación de la reaccionaria y sectaria
guerra civil en Siria es una amplia expresión de lo mismo. Ahora están
fraguando un cínico acuerdo con algunas fuerzas nacionalistas kurdas a fin de
proseguir las reaccionarias ambiciones regionales de las clases dominantes
turcas y de remate aplastar las legítimas aspiraciones del pueblo kurdo.
Pese a las poses
públicas del primer ministro Recep Tayyip Erdogan y su desdeñoso tono
entretejido con francas amenazas contra los manifestantes, existen indicios al
interior de su partido gobernante de que empiezan a manifestarse un inquietante
sentido de estar bajo sitio. Se habla de romper filas con el liderazgo de
Erdogan a fin de lidiar con la emergente crisis de legitimidad del reino del
AKP pro libre mercado, tradicionalista y de base islámica que lleva once años
al mando del gobierno.
Debajo de
la superficie
Durante las últimas
tres décadas, enormes cambios han estado recorriendo a Turquía como parte del
acelerado ritmo de la "globalización" en el mundo en general. Durante
esos años, se ha intensificado el desarrollo capitalista en Turquía, lo que ha
engendrado los nuevos capitalistas que quieren su tajada del poder estatal y su
derecho a una "proporción justa" del botín. Por este mismo proceso de
desarrollo, millones de campesinos y agricultores de subsistencia han resultado
desplazados, orillados a la bancarrota y expulsados hacia las ciudades miseria
o a emigrar a otros países. Se ha reflejado este proceso de desplazamiento y
trastorno en la cultura, las ideas y la moral. Según una fuerte tendencia, se
han añorado los valores y moral tradicionales tales como se manifiestan en la
música "arabesca". Enormes cantidades de mujeres han tenido que dejar
el hogar a fin de dar de comer a sus familias como jornaleras de baja paga.
Pero estas mismas mujeres son las víctimas de esta ideología feudal e islámica
y del anhelo de los valores y estilo de vida tradicionales. La muy cacareada
modernización de Turquía ha ido de la mano con el creciente fenómeno del trato
denigrante y brutal de las mujeres, lo que incluye los horrendos asesinatos por
honor. Así es el cruel secreto de este modelo "del pío empresariado"
que tanto simboliza las poses que deliberadamente promociona la maquinaria del
AKP.
El surgimiento y
ascenso al poder del AKP expresan estas compulsiones y contradicciones en
beneficio de un creciente "desarrollo capitalista moderno", por una
parte y por otra, la promoción de los valores tradicionales y de la ideología
religiosa: su "política piadosa". De un lado, el AKP representa la
descarada defensa y práctica del capitalismo y explotación "de libre
mercado", que obra de la mano con el imperialismo, pero su afán de poder,
su cohesión ideológica y su atractivo para un sector de la población vienen
arraigándose en la ideología religiosa (el islam) y sus añoranzas nostálgicas
de un estilo de vida tradicional el que está minando el mismo funcionamiento
del sistema capitalista mundial, del que el AKP está tan entusiasmado.
En el mundo actual
y sobre todo en el Medio Oriente y el norte de África, estas dos compulsiones
interdependientes mas conflictivas están moldeando la marcha de los
acontecimientos políticos y están engendrando alternativas reaccionarias en
contienda entre sí, y azuzan la reaccionaria violencia y manipulación. Esta
misma dinámica caracteriza la agresión en Irak y Afganistán, Somalia, la
"guerra contra el terrorismo" del imperialismo y la actual
confrontación con la República Islámica de Irán. Se ostentaba el llamado
"modelo turco", en días tan recientes como lo es el 31 de mayo, como
un ejemplo de atenuar y armonizar el desenfrenado desarrollo capitalista
azuzado por el imperialismo, con el reaccionario régimen político islámico
anticuado. Muchas personas en la región y en Turquía creían que estos
malabarismos contorsionistas representaban la mejor opción a la mano. Tres
triunfos electorales se basaron en estos delirios propios y se vendía (o se
daba de comer a la fuerza) este modelo como el cierre asfixiante y letal de la
Primavera Árabe.
La actual explosión
es una repentina irrupción en la superficie de estas contradicciones
insolubles.
Las iniciativas
para reconciliar el desarrollo capitalista azuzado por el imperialismo y la
democracia burguesa occidental con una dosis moderada "inofensiva"
del islam no podrán plasmar los propósitos de Turquía. Puede que Tayyip no sea
un Talibán o un Bin Laden, pero él también es un agente así como un producto de
estas dos tendencias opuestas que él no tiene posibilidades de controlar. Por
esa razón, entre otras, él manifiesta una arrogancia tan desenfrenada en sus
discursos.
La otra cara del
mismo sueño decía que Turquía iba a dejar de ser un comedero para el
imperialismo extranjero, a fin de tomar su lugar en la propia mesa del
imperialismo: las expectativas de ingresar a la Unión Europea. Desde la
formación de la República de Turquía en 1923, todos los gobernantes han
aspirado a alcanzar el nivel de la "civilización occidental". El AKP
prometía entregar lo que ni Ataturk y los generales podían. Aparte del engaño
propio de dicha propuesta, ¿por qué es que los pueblos de Turquía deban aspirar
a tomar parte en el saqueo de otros o a enorgullecerse de ser un "socio
estratégico" (en realidad, un policía y torturador) por unos merodeadores
de marca mundial, a fin de proteger un sistema que coloca miles de millones de
dólares en las manos de un grupito de individuos mientras que miles de millones
de personas son objeto de degradación? ¿Dónde el comercio internacional del
sexo se convierte en una gran industria, persiste el trabajo infantil y el
medio ambiente padece daños irreparables? ¿No representan sus planes de
resucitar la grandeza del Imperio Otomano nada salvo sus sueños de que Turquía
asuma su codiciado lugar en el sistema imperialista mundial?
El fruto más
importante de la rebelión social contra el AKP, su ideología, su mano dura y su
proyecto de sociedad es la emergente conciencia colectiva de que es necesario
gestar una sociedad completamente diferente y opuesta.
Combatiendo
a nuestra manera y gestando una sociedad radicalmente nueva
Las personas en la
plaza Taksim y un creciente número de personas por todo el mundo quieren tener
un papel para determinar el rumbo del país. Quieren utilizar constructivamente
sus pasiones y talentos para contribuir a crear una sociedad mejor. Crece un
sentido de la necesidad de ser buenos guardianes del planeta y no sacrificar la
tierra en beneficio del lucro. Las mujeres y los hombres sueñan con una
sociedad en la que mediante lucha, es posible eliminar el patriarcado, la
opresión y denigración de la mujer. Donde una nación ya no señorea a las demás.
La gente anhela la genuina cooperación y comunidad y quitarse de encima la
competencia de perro-come-perro y la indiferencia características del mundo
imperialista y capitalista.
En Turquía y en
todo el mundo, es posible lograr todo lo que la gente busca en su lucha y de
hecho, muchísimo más. Tal como lo expresa "La revolución que necesitamos... La dirección que tenemos,
Un mensaje, y un llamamiento, del Partido Comunista Revolucionario, Estados
Unidos":
"[E]l
comunismo [es] un mundo en que las personas trabajen y luchen juntas por el
bien común... en que todos contribuyan a la sociedad lo que puedan y reciban lo
que necesitan para tener una vida digna de un ser humano... en que ya no haya
divisiones entre las personas en que algunas gobiernan y oprimen a otras,
arrebatándoles no sólo los medios para obtener una vida digna sino también el
conocimiento y un medio para entender bien el mundo y tomar acciones para
cambiarlo".
Sin tal visión,
sin una decidida lucha para emancipar a la humanidad de las divisiones y
antagonismos sociales devoradores de la vida, no es posible consumar las
esperanzas y sueños que tienen las personas por un mundo distinto sin
explotación y opresión.
En el mundo de
hoy, existen las necesarias condiciones para llegar al comunismo. Existe una
capacidad de producción muy avanzada que entreteje las personas por todo el
globo. Pero bajo el actual sistema social, es posible utilizar dicha capacidad
solamente para acumular aún mayor capital privado. Eso impide que el mayor
recurso que existe, las propias masas populares, contribuya a solucionar las
necesidades de todos. Aparte de dejar en la ociosidad a los trabajadores
cesantes y los campesinos desterrados, esta situación ni permite que aquellos
que han tenido la oportunidad de obtener importantes conocimientos y destrezas
los utilicen al servicio del pueblo. La situación y la opresión de la mujer, de
la mitad de la sociedad humana, es una contundente manifestación del
enjaulamiento de la humanidad.
La sociedad sigue
y sigue de esta manera por una razón fundamental: la pequeña minoría que se
beneficia del orden existente, o sea las clases explotadoras, controlan el
estado: el gobierno, el ejército, la policía, la burocracia. La dominación
política y económica también se refleja en las ideas, la cultura, el etos,
etc., que toman de los sistemas de explotación y opresión del pasado y del
presente y contribuyen a mantener la esclavización de la gente.
Por lo tanto,
para poder transformar la sociedad, hace falta una revolución, una verdadera
revolución. Por ello, nos referimos al derrocamiento y desmantelamiento del
estado existente y su reemplazo por un poder político radicalmente nuevo, un
estado socialista, en el que los explotados en alianza con la clase media y los
profesionales gobiernen la sociedad con la dirección de un partido de
vanguardia visionario.
Tal sociedad
socialista podría existir únicamente como una "base de apoyo" de la
revolución en la región y en el mundo.
De mayor
importancia, una sociedad socialista representaría una transición de la
sociedad de hoy hacia el futuro mundo comunista. Podría existir únicamente si
fuera una sociedad dinámica y efervescente llena de debate, lucha y
experimentación. Una sociedad en la que sería un placer vivir.
Pero para que la
posibilidad y el deseo de una revolución conduzcan en los hechos a una
revolución triunfante, se necesita una revolución en la teoría y la ideología.
Se necesita un sector del pueblo que haga suya de manera consciente la teoría
revolucionaria y se responsabilice de dirigir a las masas en la toma del poder
y el inicio del proceso de transformar la sociedad. Por eso importa la Nueva
Síntesis de Bob Avakian: una nueva concepción y una nueva dinamización de la
revolución comunista. Con la ciencia, Avakian examina la historia de la
revolución proletaria y la sociedad contemporánea y los nuevos conocimientos
surgidos de los distintos campos de la actividad humana. El producto es un
marxismo con una base más científica, más emancipadora y que hace más deseable
y hasta más viable la transformación revolucionaria de la sociedad.
Una
vislumbre de tal futuro
A grandes rasgos,
es posible vislumbrar dos importantes rasgos de la transformación
revolucionaria inmediata que tienen que estar al centro de cualquier programa
revolucionario auténtico. Uno, la telaraña general de conexiones al sistema
imperialista mundial que mantiene a Turquía y a las sociedades parecidas en la
dependencia y jaula cultural, política y económica. Una verdadera revolución no
puede simplemente limitarse a ajustar estas cadenas ni, para colmo, intentar
determinar las maneras de "utilizar" esta o aquella conexión al
sistema imperialista mundial como una especie de palanca o ventaja. Un claro
ejemplo es la industria del turismo moderna de eje imperialista en Turquía (o
el petróleo en el caso de otros países de la región): una gran cadena sobre el
pueblo y sobre la sociedad entera y muy definitivamente no un potencial
vehículo en beneficio de la "liberación nacional".
El segundo objetivo
inmediato de la revolución es la de desencadenar un proceso general de
transformación social que quite las relaciones sociales atrasadas, patriarcales
y reaccionarias que siguen pesando tanto sobre las masas populares y la
sociedad entera.
El quid es que
únicamente es posible alcanzar estos dos objetivos importantes mediante un
auténtico socialismo revolucionario.
Los sucesos en la
avenida Bourgiba, la plaza Tahrir y ahora en la plaza Taksim y el parque Gezi
electrizaron al mundo, como puntos focales de resistencia así como "zonas
libres" llenas de animados debates sobre el rumbo del movimiento y la
sociedad en general. De criticar con audacia a todo y todos los que se
consideraba que estorbaban. Bajo el gobierno reaccionario, se respondía a esta
clase de actividad con ataques de la policía, esbirros a camello, censura
televisiva y soplones encubiertos. En la sociedad socialista del futuro, aparte
de "tolerar" esta clase de efervescencia, será necesario que los
líderes de la sociedad y sus instituciones revolucionarias la acojan y
alienten. A una escala nunca vista en la historia, existirán la protesta y
levantamiento de masas, un espíritu de atreverse a pensar, a reevaluar y
criticar, con la participación de las masas populares por lo normal
"excluidas" de la vida política e intelectual y de los intelectuales
y artistas quienes seguirán desempeñando un papel crucial en la nueva sociedad.
El poder estatal protegerá los derechos del pueblo de llevar a cabo estas
luchas. Que quede claro: será posible expresar oposición al socialismo siempre
que los opositores no intenten derrocar concretamente al sistema por medios
ilegales.
En la visión del
socialismo de Avakian, la norma son la controversia, el disentimiento, la lucha
sobre lo correcto o lo incorrecto y el debate de masas compenetrados en el
tejido social. Se dispondrá de recursos (publicaciones, canales de televisión,
salones de reunión, etc.) para que estos derechos tengan expresión concreta y
genuina a diferencia de la democracia burguesa en la que el dinero, los
conectes y la propiedad destripan la mayor parte del contenido de la
"libertad de palabra". Esta orientación no es un piadoso anhelo que
se descarte ante la primera dificultad. En las futuras sociedades socialistas,
sin duda habrá sanguinarios enemigos en el país y en otros países que harán
todo a su alcance para restaurar el sistema reaccionario, pero con demasiada
frecuencia se ha considerado que las realidades de tales enemigos y de la
necesidad de combatirlos constituyen una justificación para aplicar métodos de
mano dura y no apoyarse en las masas populares y activarlas.
Las nuevas
sociedades socialistas del siglo 21 tienen que contar con una expansión sin precedentes
de los derechos individuales en toda la población. El propio estado será
cualitativamente distinto a los estados que existen hoy, en virtud de que será
un producto de la revolución de las masas, pero eso no cambiará el hecho de que
todavía habrá contradicciones entre el estado y el pueblo siempre que sea
necesario tener el estado. La democracia que existirá y la garantía de los
derechos individuales serán parte de la lucha para asegurar que siga
progresando la transformación social y crearán condiciones más favorables para
el avance de la revolución.
Por ejemplo, veamos
la importante cuestión de la lucha por una concepción del mundo científica y la
oposición a los puntos de vista religiosos que pesan tan fuertemente sobre el
modo de pensar del pueblo. En casi todos los países de la región, Turquía
inclusive, y además por todo el globo, por ley o simplemente por el peso de la
familia y la tradición, por los medios de comunicación, y a veces por los
agentes armados, no ofrecen ningún estímulo para explorar y debatir los puntos
de vista alternativos y en muchas ocasiones intimidan y callan a aquellos que
no sean creyentes. Tiene que existir una estricta separación entre la religión
y el estado. El sistema educativo tiene que tratar la religión en conformidad
con la misma rasura científica que se aplica para examinar los demás fenómenos
sociales. No habrá ninguna ideología oficial impuesta por el estado, lo que
incluye a la ideología del comunismo.
Una sociedad
socialista radicalmente diferente manejará de forma muy distinta la discusión
acerca de la religión. Nosotros sabemos que durante mucho tiempo, algunas
personas rechazarán la concepción del mundo científica del comunismo y se
aferrarán a la religión. Se respetará la libertad de culto y no habrá presiones
para obligar a las personas a ser lo que no son. Por otra parte, los comunistas
no rehuirán a la lucha sobre la religión y la concepción del mundo en general,
porque será imposible alcanzar una sociedad comunista sin que las personas vean
el mundo tal como es y lo transformen sobre tal base. Esta lucha en la esfera
del modo de pensar entre los creyentes y los comunistas revolucionarios podría
ser una "escuela" real y emocionante mediante la cual millones de
personas podrán participar, aprender y transformarse.
¿Suena
familiar?
Muchas personas
dicen, ya se ha ensayado la revolución comunista y fracasó en la Unión
Soviética y en la China de Mao. Es cierto que estas revoluciones socialistas
salieron derrotadas en lo fundamental, pero tacharlas de "tiranías" o
"pesadillas" es una vil calumnia. Precisa considerar quiénes
son los que más vean un desastre en estos estados socialistas: ¡los mismos
representantes de las mismas clases explotadoras derrocadas por estas
revoluciones! La realidad es que estas revoluciones pusieron el poder en las
manos de las masas por primera vez en la historia y se atrevieron a emprender y
llevar a cabo transformaciones sociales nunca antes vistas. No es de sorprender
que en su ejecución así como en su concepción, estas primeras iniciativas
tuvieran debilidades y errores, algunos de éstos muy serios.
Algunas personas
sostienen que es posible que la revolución comunista logre satisfacer las
necesidades materiales del pueblo pero al inaceptable costo de sacrificar la
libertad y la individualidad. Pero, pese a los errores concretos, esa no es una
descripción acertada de dichas sociedades. De mayor importancia hoy, la nueva
síntesis de Avakian ofrece una manera distinta y más emancipadora de entender y
dirigir la transformación revolucionaria. En vista de este nuevo análisis, es
importante captar que, si bien la revolución tiene que tener en su centro a los
millones de pisoteados y oprimidos, el objetivo de la revolución proletaria no
es de vengarse pero sí emancipar a toda la humanidad.
Conclusión
El levantamiento en
Turquía está fuertemente ligado a los vientos de esperanza y cambio que han
estado recorriendo la región y que a menudo se llaman la Primavera Árabe.
Aunque esta situación ha representado un muy necesario soplo de aire fresco y
ha desencadenado un gran entusiasmo, hasta la caída de unos regímenes, estos
movimientos todavía no han conducido a una verdadera revolución.
Las mismas
condiciones, las mismas grietas y contradicciones, en ausencia de una verdadera
alternativa revolucionaria, también podrían conducir a horrores. Veamos el baño
de sangre en Siria en que dos bandos reaccionarios maltratan y abusan de las
masas populares.
Se está
representando un grandioso y tremendo momento en la historia de Turquía.
Además, para cumplir con las aspiraciones del mundo, se necesitará una
verdadera revolución en el modo de pensar. Contamos con la gran ventaja de que
en la nueva síntesis existe un análisis más rigurosamente científico y
revolucionario la que podría servir de base teórica para iniciar y desarrollar
un nuevo proceso de revolución comunista.
En estos momentos,
es crucial que se libre una decidida lucha de modo que el actual movimiento
siga avanzando y obligue al gobierno a retroceder frente a las justas demandas
del pueblo. Las fuerzas del lado del pueblo tienen que esforzarse para unir sus
filas de manera firme y sólida en contra de este régimen y los gobernantes de
este sistema, y a la vez entender con claridad que las conocidas fuerzas
reaccionarias y sus símbolos políticos tal como la bandera empapada de sangre
del estado turco no pueden servir en absoluto a aquellos que están combatiendo
contra la policía y el odiado gobierno del mismo estado. Nosotros no podemos
vencer a nuestros opresores y a la vez enarbolar su bandera o defender su punto
de vista. Es necesario reconocer lo que ésta representa y rechazarla.
Un rasgo liberador
de este movimiento es que ha puesto de relieve y al debate y lucha muchos
problemas candentes de la situación de la sociedad y del mundo, y al hacerlo,
ha juntado una amplia gama de personas de diversos sectores sociales. Tiene una
importancia vital conectarse con un número mucho mayor de fuerzas de amplios
sectores de la población, entre ellos, de los grupos sociales de proletarios y
pisoteados. Es necesario no dejar que el AKP y otros reaccionarios sigan
embaucando y despistando a muchas fuerzas estas en detrimento de este
movimiento y del futuro por el que tiene que luchar.
Hay muchas personas
que anhelan un cambio revolucionario, que de nuevo sueñan con una revolución.
Otras personas en estos momentos empiezan a darse cuenta por qué se necesita.
Tiene una importancia decisiva debatir, bregar y clarificar nuestras ideas
sobre la manera de hacer una revolución y emancipar a la humanidad. Sacar
lecciones correctas de las revoluciones anteriores, a fin de desarrollar
estrategias correctas sobre la forma de iniciar y desarrollar una revolución en
el mundo de hoy hacia la emancipación humana en todo el mundo, es una tarea que
no se puede dejar para el futuro ni menospreciar. Ya no servirán los argumentos
gastados y trillados a favor del comunismo. Para todos los que quieren
afianzarse en la teoría y en la política para poder sentar las bases y preparar
las fuerzas para la revolución que clama por hacerse, es esencial adentrarse en
la nueva síntesis del comunismo de Bob Avakian.
¡Póngase en pie,
hace falta que Turquía y el mundo entero se transformen por medio de la
revolución!
Ishak Baran, 15 de
junio de 2013
Un partidario de la
nueva síntesis del comunismo de Bob Avakian y participante de larga trayectoria
del movimiento maoísta en Turquía.
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