Revolución #430 16 de marzo de
2016
Donald Trump es tres cosas.
Uno: Trump es el representante idóneo de los elementos más
feos, más podridos, más parásitos y más corruptos del ya muy feo, brutal y
opresivo imperio estadounidense y los valores sociales que lo encarnan. Aparte
de sus posiciones políticas, todo su comportamiento en la vida, es decir, la
intimidación, la sordidez, la adoración y glorificación del dinero, el orgullo
de la ignorancia, el burdo chovinismo de “Estados Unidos Número Uno”, el
desprecio lascivo hacia las mujeres: todo eso es exactamente
adónde conduce el llamado Sueño Estadounidense. Él encarna la explotación y
saqueo que representa el capitalismo, y la mentalidad del “yo
primero” que engendra. Él es una extrema manifestación de eso, pero al fin y al
cabo una manifestación. Esta sociedad condiciona a la gente para que quiera y
siga eso. Y esto es lo que produce una reacción positiva en el núcleo duro de
seguidores de este imbécil terco y sus gruñidos.
Al hacerlo, Trump ha atraído a muchas personas que quizá no
sean reaccionarios de hueso colorado, pero cuya insatisfacción y anhelos, junto
con su ingenuidad y mucho más que eso, la ventaja histórica y estatus que les
da como “personas blancas” en Estados Unidos, hacen que sean susceptibles al
atractivo de Trump, algo que lo hace aún más peligroso.
Aunque no hubiera otra cosa (y sí hay muchas otras cosas),
todo esto y sus implicaciones para la sociedad en general concentran la
necesidad de una verdadera revolución.
El engendro de una crisis de legitimidad
Pero sigue la lista. Tres: Trump ha agravado fuertemente la
crisis de legitimidad en la manera en que se gobierna el imperio
estadounidense. La “legitimidad” se refiere a la manera en que la población en
general, en tiempos normales, percibe como “legítimas” las reglas según las el
sistema funciona y la fuerza armada que utiliza para hacer cumplir dichas
reglas. Puede que objeten y protesten cuando al parecer los de arriba
tergiversen o violen dichas reglas, pero en tiempos normales la mayoría de la
población acepta las reglas en sí. A su vez, cuando los de arriba empiecen a
cuestionar y violar estas reglas, cuando los de arriba tengan divergencias
sobre cómo deben ser las reglas, cuando al parecer las reglas no funcionen,
cuando el funcionamiento de las reglas resulte tan odioso que impulsa a las
personas a oponer resistencia, o cuando los actos de resistencia en sí pongan
en duda las reglas... es posible que la gente empiece a cuestionar, a una
escala en masa, las reglas mismas. En primer lugar, ¿de dónde provinieron estas
reglas, y a quiénes y a qué sirven? Cuando millones de personas se pregunten al
respecto, sus preguntas resultan muy peligrosas para la clase dominante.
Durante un tiempo ya, se ha dado una aguda contienda entre
dos agrupamientos en la clase dominante, aproximadamente centrada en los
partidos Republicano y Demócrata, específicamente sobre la elaboración de
nuevas “normas que legitiman” o reglas. Esta contienda ya llevan dos décadas en
marcha y asume distintas formas: en este mero momento, como botón de muestra,
la lucha muy aguda sin precedentes sobre el que vayan a permitir que Obama
ejerza su deber constitucional de poner a nominación otro magistrado de la
Suprema Corte. En su esencia es una lucha sobre lo que serán las “reglas que
legitiman”, el consenso que cohesiona las “reglas” de la sociedad, en un tiempo
de gran cambio y trastorno.
El sistema entero se encuentra a múltiples crisis en
diversos frentes: la globalización y el “turbo-impulso” de la economía mundial,
que ha causado el vaciamiento de la base industrial estadounidense y la
degradación del nivel de vida de decenas de millones de personas, de la mano
con una desigualdad salarial extraordinariamente marcada... las fracturas de la
situación internacional, con un desafío directo a Estados Unidos (y Europa
occidental) de parte de fuerzas jihadíes islámicas fundamentalistas pero además
de parte de otros rivales... los tumultuosos cambios del papel de la mujer en
los frentes económico y cultural, sobre todo respecto a la familia... y los
cambios de la composición “racial” de Estados Unidos, con la creciente
necesidad de hacer uso de la mano de obra de los inmigrantes de la mano con la
efectiva expulsión de millones de afroamericanos de la fuerza
de trabajo, y la instauración de un sistema genocida de encarcelación en
masa... y la intensificación de la crisis ecológica. En amplios y diversos
sectores de la población pululan una extensa enajenación y sentir de que el
sistema no funciona y que no se aplican las reglas de manera justa.
La cohesión del centro: ¿podrá aguantar?
Aquí son muy relevantes las observaciones y el análisis del
artículo “¿Podrán conservar la cohesión?... Una pirámide o dos escaleras” del
folleto La guerra civil que se perfila y la repolarización para la revolución
en la época actual de Bob Avakian (BA). BA escribe: “cuando se dé una crisis de
legitimidad, cuando lo que mantiene la cohesión de la sociedad empiece a
deshilacharse y en tal caso se presenten esfuerzos de forjar un nuevo consenso
gobernante, se plantea de manera aguda si dichos esfuerzos de forjar un nuevo
consenso gobernante (digamos, un nuevo ‘aglutinante social’) aguantará y
servirá...”.
Ante esta situación, los demócratas principalmente han
aplicado una orientación de tinte “multicultural”. Apoyan de labios para fuera
las luchas de diversas nacionalidades oprimidas que históricamente han estado
en la mira de una fuerte discriminación y las reconfiguran y encausan de modo
que dejen avanzar algunos sectores pequeños, y a la vez encierran a la mayoría
en condiciones aún más desesperadas (por ejemplo, los recortes de la “reforma
de ayuda pública” y la encarcelación en masa que ejecutó el primer régimen de
Bill Clinton). En general, prefieren presentar su agresión militar con un manto
de “poder blando” y alianzas de ultramar a la vez que siguen cometiendo viles
crímenes de guerra mediante aviones no tripulados y librando a guerras muy
sanguinarias mediante sustitutos como Arabia Saudita. Reforman tantito la
“red de prestaciones sociales” de manera “favorable para los negocios”, a la
vez que en general presiden recortes draconianos.
Aquellos que están agrupados en torno a los republicanos
han elegido usar poderío militar abierto y agresivo Y ADEMÁS impulsar una base
fascista en Estados Unidos en torno a la imposición de creencias y valores
cristianos fundamentalistas sobre la sociedad, una adoración a las fuerzas
militares y un capitalismo mucho más desenfrenado, lo que ha incluido el mayor
destripamiento de los sindicatos. En esta dinámica, los republicanos llevan décadas
con un comportamiento mucho más agresivo, y los demócratas una y otra vez se
han puesto a conciliarse con ellos, a la vez que los republicanos han rechazado
la legitimidad misma de los últimos dos presidentes demócratas.
En estos momentos, cada uno de estos grupos se ha topado
con problemas en la actual campaña electoral, los cuales se manifiestan entre
los demócratas en la forma del candidatura de Bernie Sanders, con una
plataforma de revolución del pueblo, y como “socialista democrático” quien predica
su meta de integrar a la gente en el proceso electoral en la forma del Partido
Demócrata. Olvídense que su candidatura NO es una “revolución del pueblo”, que
no es un socialista y que al hacer que la gente se ponga la camisa de fuerza
del Partido Demócrata (para colmo, una camisa de fuerza supuestamente más
holgada), eso hará que sea imposible hacerle frente y solucionar en concreto
los problemas ante la humanidad.
Pero en el Partido Republicano estos problemas son mucho
más fuertes. Las principales fuerzas de este partido se encuentran ante la
persona que encabeza la lucha por la candidatura presidencial de una manera que
no se ha dado en la historia reciente. Que quede claro: Trump, desde el
comienzo, ha contado con el apoyo de fuerzas más grandes; no es tanto el “actor
independiente” que da a entender. Las “encuestas” en sí no explican la
extensísima cobertura con la que ha contado desde el verano de 2015, hasta hace
poco cobertura muy respetuosa. Pero en estos momentos las principales fuerzas
en el Partido Republicano efectivamente se han agrupado en contra de Trump de
manera que casi no tiene precedentes.
Durante años, los republicanos han utilizado los mismísimos
temas con las mismísimas personas que Trump ahora predica con tanto éxito. De
hecho, el principal rival de Trump, Ted Cruz, en sí es un fascista extremo y
muchas posiciones suyas son aún más reaccionarias que las de Trump. Además,
Cruz rivaliza con Trump por el apoyo de los fascistas cristianos: Trump ya
cuente en su redil a una buena parte de los mismos pero además ha expandido
esta base a otros sectores de la población y ha venido forjando toda esta base
bajo su mando, lo que es parte de la amenaza específica que represente en
general, y una parte de la amenaza a los republicanos y también una parte de lo
que atrae hacia Trump al gobernador y ex candidato presidencial Christie.
Pero dado que todos estos republicanos, y el partido en su
conjunto, se han basado en estos temas, una vez que percibieron a Trump como
una posible amenaza, no tenían una forma concreta para contrarrestarlo (al
menos al comienzo). Cuando lo atacan por ser un apologista racista por el Ku
Klux Klan... cuando lo atacan por ser un enemigo de las mujeres (un
misógino)... pues, suena falso porque supartido entero ha dependido
de esto, esto ha estado al centro su atracción. Cuanto más siga así, y entre
más las dinámicas subyacentes se vean impulsadas a salir a la luz, más personas
pueden preguntarse por qué este partido machista, racista y fascista era
considerado legítimo en primer lugar. Pueden preguntarse por qué los demócratas
no sólo han tratado de cooperar con los republicanos, sino que se han esforzado
para conciliar con ellos. ¿A quién y qué sirve esto? ¿Qué clase y cuáles
intereses de clase?
Por otro lado, si el establecimiento republicano echara
abajo a Trump, ¿cómo sería que su base respondiera a eso? El movimiento de
milicias y grupos similares ya están todos metidos con lo de Trump, y ni
siquiera consideran como legítimo al actual gobierno. Por lo que, ¿qué pasa si
los responsables republicanos violan sus propias reglas a fin para impedir que
Trump consiga la nominación? Es posible, claro, que lo hagan de una manera que
desacredite a Trump ante la gente que él ha movilizado, y que lo hagan sin
perjudicarse a sí mismos. Pero por otro lado, es posible que no puedan hacerlo.
Como BA también dice en la misma serie (“El peligro de los
fascistas cristianos y los retos que plantea”): “no es posible cumplir con
promesas a estas fuerza, como lo hace el Partido Republicano... y no es posible
seguir haciendo promesas y luego no cumplirlas”. Trump ha puesto al descubierto
y aprovechado el hecho de que por décadas, el sector de la clase dominante
agrupado en torno a los republicanos noha “cumplido” con esta base.
En el frente militar, enemigos mucho más débiles han derrotado y empantanado al
tan cacareado ejército estadounidense alrededor del mundo. El pueblo negro no
solo NO ha aceptado que lo “pongan en su lugar” sino que en los últimos años ha
encabezado un enorme cuestionamiento del racismo estadounidense, y en diversas
ocasiones se han llenado las calles en que personas de diversos sectores
sociales se han unido y se han colocado en las primeras filas en valiente lucha
contra el asesinato policial racista.
Y a pesar de que Obama en realidad no es más que un
instrumento de este mismo imperio, de hecho el comandante en jefe del mismo,
para la gente en el núcleo duro de esta base republicana la propia idea
de un hombre negro en una posición de autoridad, ni hablar de la presidencia,
es completamente intolerable e ilegítima. Además: las personas gay, en
lugar de ser condenados al ostracismo y desechados, han llegado a ser mucho más
aceptados, hasta la Corte Suprema les ha concedido el derecho de igualdad en el
matrimonio. Y si bien han seguido atacando a las mujeres y les han quitado el
derecho al aborto a millones de ellas, eso no basta para estos seguidores del
patriarcado; además, si la Corte Suprema dicta un fallo en contra de las nuevas
restricciones brutales y odiamujer al aborto en Texas y otros estados que la
Corte ve en estos momentos, esa base se enardecerá mucho. Por último, se han
venido operando los fuertes recortes del nivel de vida de las decenas de miles
de personas que ya mencionamos, que representa un trasfondo y apuntalamiento
respectivo.
El ascenso de un aspirante a Hitler en Estados Unidos
Y ahí viene Trump y dice redimir dichas promesas
frustradas. Se propone aglutinar a un sector de los fascistas cristianos de
larga trayectoria con gente nueva que comparte buena parte de los mismos
sentimientos de resentimiento y furia, de fondo sobre la base de derechos y
privilegios del Estados Unidos blanco.
Las implicaciones auguran cosas muy grandes, si bien en la
situación sigue habiendo muchísimo cambio y transición. Si Trump ganara la
candidatura, eso se desencadenaría aún más a este movimiento, y habría
consecuencias muy feas e impredecibles en cada parte de la sociedad. Si Trump
llegara a ser presidente, se manifestaría una dimensión completamente distinta,
a medida que Trump ejecute el programa con se postuló.
¿Y qué tal si los elementos de la clase dominante que
perciben a Trump como una amenaza y que ahora lo atacan, después de dejarlo
cobrar fuerzas durante meses, después de promoverlo durante esos mismos meses...
qué tal si logren desbaratar su campaña para la nominación republicana? Bueno,
tendrían un problema: ¿qué harían con el movimiento que ya se ha cohesionado en
torno a él? No está claro en este caso lo que haría Trump, o las personas que
él ha atraído.
Además, la situación también podría presentar cada vez más
problemas para los demócratas. Por ejemplo, ¿qué pasaría si un sector de la
población que ha azuzada Trump resultara decepcionado porque la situación le
prive a Trump de la candidatura o de otro lado, se envalentone por su triunfo y
aumenta su violencia contra las personas que los demócratas consideran “su
base”? Los demócratas se concilian a continuo con los fascistas, pero ¿qué
tal si lo vuelvan a hacer y se nieguen a dirigir a la gente a hacerle frente...
cuando hay personas que estén del humor para hacerlo?
Aquellos que toman las decisiones en el imperio
estadounidense podrían tener que hacerle frente a cosas así: ¿qué causaría más
inestabilidad y daños para sus intereses, tales como los perciben?
¿Qué hacer y cómo avanzar frente a esta amenaza fascista?
Pase lo que pase en lo inmediato, los tiempos vienen
volviéndose más gruesos. Habrá represión. La polarización actual, en la que
decenas de millones de personas buscan una salida pero las únicas opciones son
los fascistas como Trump o Cruz, y los demócratas (incluyendo la supuesta
“alternativa radical” de Sanders), NO tiene nada de bueno, y si se dejara así,
llevaría al desastre. Hace falta una RE-polarización para la
revolución, y hay que arrancarla de la situación
actual. NO habrá un camino fácil hacia algo mejor.
Hay resistencia, y debe haber más, a esto, pero no en la
forma de votar por un demócrata, pero sobre la base de las cosas que ya hemos
visto cuando las personas vayan a los mítines de Trump y lo denuncian. Pero
lo más importante que tenemos que entender es lo siguiente: el tumulto en la
cima de la sociedad en este momento... la llegada de figuras políticas que
pretenden cambiar la forma de gobernar a la población, quizá de
maneras dramáticas y extremadamente desordenadas... las riñas intestinas entre
los gobernantes sobre qué hacer al respecto... abre nuevas posibilidades, y
nueva necesidad, para denunciar al sistema que engendró todo esto y para forjar
un polo de atracción en torno a una fuerza organizada que representa una
alternativa concreta: la verdadera esperanza revolucionaria sobre una sólida
base científica. Todo esto en su conjunto es parte de un proceso que podría
crear una oportunidad en que una fuerza que tenga como meta hacer una
revolución, y que esté dispuesta y capaz de dirigir a la gente para hacerla,
pueda dar grandes avances con el potencial de abrir la oportunidad de
acometerlo todo. Es decir, dirigir a millones de personas a acometer la
revolución, a toda máquina, con una posibilidad concreta de ganar.
Eso no es el único resultado posible, ni es necesariamente
un camino que resultaría uno, dos, tres de la situación. Pero la revolución NO
se hará en una situación fácil ya preparada; necesariamente implicará tumulto,
trastorno y avance en medio de represión fuerte. Lo importante es analizar,
comprender y trabajar en torno a esas posibilidades ahora.
Las complejidades de eso... todos
los retos que plantearía... todo eso va más allá de lo que trataremos en este
artículo o en este número. Pero SÍ tenemos un artículo que sirve de guía para explorar las obras de BobAvakian, quien ha desarrollado todo un método de entender
científicamente una agitación social de este tipo y la forma en que se puede
aprovechar situaciones sumamente peligrosas, con una dirección correcta, para
hacer grandes avances. En los meses por venir, nuestro sitio web y nuestras
páginas prestarán mucha atención a cómo aplicar estos principios, en la medida
de que esto se desarrolle. Y las y los lectores tienen un papel concreto que
jugar en la exploración de estas obras, y con sus cartas con sus ideas
suscitadas por las mismas.
Pero ahora mismo, es POSIBLE y
NECESARIO decir algunas cosas sobre lo que el ascenso de Trump, en este momento
inclusive, implica para aquellos que trabajamos por la revolución:
Implica, sobre todo, hacerle saber
a la gente que existe una alternativa CONCRETA y NECESARIA a todo esto: la
revolución. Esto implica, ahora mismo y en los próximos meses, aprovechar el
ambiente muy cargado para hacer que lo de BA se conecte con millones de
personas: su manera de conocer el mundo, la visión de una nueva sociedad que él
ha desarrollado (concretada en la Constitución para la Nueva República
Socialista en América del Norte) y la estrategia para alcanzarla. Además,
este trabajo abarca ir a aquellos que el mensaje de Sanders ha atraído y
convencerlos de que no se puede hacerle frente a lo que enfrentamos en los
términos que propone Sanders, los que son, como dijimos recientemente, una
“ilusión del camino indoloro”.
Implica prepararnos a nosotros
mismos, al movimiento para la revolución, y al pueblo para hacerle frente a un
ambiente mucho más represivo que lo que ya se viene desatando, y las mayores
medidas y acciones represivas que ya se ciernen con el ascenso de Trump (y pase
lo que pase con Trump, su candidatura va creando opinión pública y organización
a favor de esa represión). Esto implica como elemento muy importante construir
un muro de apoyo en torno a BA, sobre la base de que las personas comprenden lo
que BA representa y llegan a respetar y amarlo sobre esa base.
Esto es sumamente importante. Sin
una alternativa CONCRETA, la gente permanecerá encerrada en el mismo círculo
vicioso en que ya se encuentra.
Implica hacer trabajo de difusión
en la población y explicar muy vívidamente que Trump en realidad encarna lo que
representa Estados Unidos y no significa de ninguna manera fundamental ir en
contra de Estados Unidos, y que la solución no es volver a la
ilusión de “las tradiciones democráticas de Estados Unidos” ni dedicar nuestras
energías a la elección de un demócrata como alguna forma de defensa, sino que
luchar de verás para deshacernos de una vez por todas de un sistema que produce
un sinfín de Trump, de Reagan y, sí, de Clinton. Lo que implica salir a las
personas que se oponen a Trump así como a las personas que
actualmente se dejan seducir por él pero cuyos intereses y aspiraciones más
fundamentales sólo se pueden satisfacer por medio de la revolución comunista y
a quienes, mediante lucha, es posible convencer para que lo vean. La base para
hacerlo y tener éxito radica en las contradicciones de este sistema social y lo
que engendra, de tantas maneras diferentes, y en el hecho de que Trump no es
una anomalía o alguna excepción rara, sino una concentración de este sistema
social en un momento de crisis.
Implica hacer que revcom.us y el
periódico REVOLUCIÓN tengan mucha más presencia en la
sociedad. En momentos como éste, cuando las personas tengan más ganas que de
costumbre de conocer lo que pasa y qué hacer al respecto, que este sitio web y
periódico sean en lo concreto, como BA ha planteado, “la guía, eje y
herramienta esencial para activar, orientar, formar y organizar a miles, e
influenciar a millones de personas, en la lucha contra el poder, y la
transformación del pueblo, para la revolución... acelerando y haciendo los
preparativos para el momento cuando sea posible jugársela el todo por el todo,
con una posibilidad concreta de ganar”. Y lo implica en un nivel completamente
distinto.
Además, el movimiento para la
revolución tiene que tener una forma mucho más poderosa, lo que implica que los
Clubes Revolución tienen que ser fuerzas mucho más vitales en los barrios y las
escuelas, reclutando a las personas sobre la base de sus dos consignas: La
humanidad necesita la revolución y el comunismo, y Luchar contra el poder, y
transformar al pueblo, para la revolución. Implica que los centros de la
revolución, las librerías, han de convertirse en sitios dinámicos donde la
nueva síntesis del comunismo de BA interactúe y contiende con las tendencias
importantes en la sociedad y aglutina la tendencia del comunismo
revolucionario. Y, por último, el propio Partido, la vanguardia, tiene que
crecer y desarrollarse más, de modo cuantitativo y, sí, cualitativo, en su
rigurosidad científica y orientación revolucionaria.
Implica seguir movilizando a la
gente para luchar contra el poder, para conectarse con la justa ira y
desafío que las personas se sienten hacia Trump, llegando y uniéndose
a aquellos que interrumpen sus mítines y además, al mismo
tiempo y de aún más importancia, seguir luchando, y atrayendo a más personas a
la lucha, contra el terror policial y otras formas de opresión de la gente
negra, latina y de color... contra la opresión de las mujeres y, en este
momento, los viles intentos de privar a decenas de millones de mujeres del
derecho al aborto... contra la satanización de los inmigrantes... las
guerras... y el saqueo del medio ambiente.
En resumen, éstos son tiempos de
peligro... y son tiempos de gran oportunidad. Prepárense para ponerse a la
altura del desafío que está ante nosotros.
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