Nochixtlán marcó un punto alto de rebelión - urge intensificar el trabajo revolucionario. |
La creciente lucha magisterial ha servido de chispa para que el hartazgo suprimido de amplias masas brote a la superficie en lucha combativa, con grandes números de madres y padres de familia, jóvenes y otros entrando en justa lucha contra el gobierno.
La heroica batalla de Nochixtlán marcó un punto alto de rebelión. Miles de personas bajaron de los pueblos de la Mixteca para enfrentarse con la policía federal y estatal que tiraba bala, asesinando a la gente, y obligaron a estos matones a replegarse. La gente sublevada en varios pueblos y pequeñas ciudades de la Mixteca planteó a las autoridades locales: ¿Están con el gobierno o están con el pueblo? La gran fuerza de la lucha desde abajo se expresa, entre otros hechos en que ha orillado a un buen número de estas autoridades locales a pronunciarse a favor de la abrogación de la contrarreforma educativa y de justicia para los asesinados en la masacre de Nochixtlán. Las mentiras desvergonzadas del gobierno y los grandes medios han ahondado el abismo entre amplias masas que en diferentes grados identifican al gobierno, a los partidos electorales en general, los medios y los “grandes ricos” como fuerzas opuestas a sus intereses. En varias comunidades, la gente expresa abiertamente que ‘esto no va a acabar aquí’ y que se van a preparar para los chingadazos.
Hay tres aspectos sobresalientes de esta experiencia: 1. Las mujeres han jugado un papel decisivo en las primeras filas de la lucha, enfrentando al Poder y desafiando la autoridad patriarcal; 2. Cada vez más gente de las masas básicas ha entrado en la batalla, dándole un carácter más atrevida y decidida; 3. El intento de aplastar la resistencia con sangrienta represión por parte de las clases dominantes en Nochixtlán falló y la ira de las masas se desbordó, dejando ver que es posible hacer retroceder al Estado reaccionario. Aunque el Estado prepara más actos de represión y solo la lucha revolucionaria podrá hacerlo añicos, se deja entrever que estratégicamente el sistema reaccionario es un coloso con pies de barro, porque es una fuerza opresora que está aislada de las masas.
Aunque la lucha magisterial y popular ha estado más intensa en Oaxaca, Chiapas, Michoacán y Guerrero, ha crecido mucho a nivel nacional. En Monterrey, sin muchos antecedentes de la disidencia magisterial, ha habido grandes marchas de protesta de unas 5 mil personas, con choques con la policía. Se han desatado paros y protestas en la Ciudad de México, Edomex y muchos otros lados, con representaciones de los maestros inconformes de unos 18 estados.
En esta situación se ha intensificado la crisis de legitimidad del Estado, a pesar de las frenéticas maniobras del gobierno para fingir que están “negociando” a la vez que sigue reprimiendo al pueblo. Con los crímenes impunes de Ayotzinapa, Tlatlaya, Nochixtlán y tantos más, la ola de feminicidios, las denuncias de la tortura que los perros rabiosos de las clases dominantes utilizan como “modo de operación estándar”, los múltiples proyectos de muerte despojando a los indígenas y campesinos, la persecución y ataques a los migrantes centroamericanos, las alzas a los precios de gasolina y luz después de la propaganda mentirosa del gobierno sobre las bondades de la reforma energética, la cada vez más mortífera alianza entre los tres niveles del gobierno y el crimen organizado, entre muchos otros crímenes y abusos, la legitimidad del actual Estado y sistema se está cayendo en pedazos para sectores crecientes del pueblo, aunque no entienden la raíz del problema ni la solución.
Estos sucesos representan un nuevo salto en la situación, e intelectuales como Víctor Flores Olea están aconsejando a los gobernantes que el país vive una “atmósfera insurreccional o preinsurreccional” (La Jornada, 11/jul/2016) con la esperanza de que el gobierno instrumente algunas medidas de “distensión”. Aunque no se puede predecir el curso de los eventos, es cierto que es posible que la situación desemboque en una crisis revolucionaria. Y todo esto se desarrolla en el contexto de una situación internacional en que el mundo como lo hemos conocido se desmorona cada vez más con la intensificación de las guerras entre las dos fuerzas reaccionarias históricamente anticuadas—los imperialistas y los yihadistas—, el calentamiento global que amenaza la supervivencia de la humanidad y otras especies, los conflictos entre los imperialistas, las crisis de los migrantes y la agudización de muchas otras contradicciones del sistema capitalista-imperialista mundial, que en algunos casos están dando lugar a nuevas olas de resistencia y rebelión popular, como es el caso de la lucha contra los asesinatos policíacos en Estados Unidos, sobre todo de los negros y otras nacionalidades oprimidas.
En esta situación es urgente que intensifiquemos el trabajo para elevar la conciencia revolucionaria de las masas, organizar a muchos más en el movimiento para la revolución y luchar por el partido comunista revolucionario basado en la nueva síntesis del comunismo, que es imprescindible para guiar la lucha de las masas por la revolución liberadora que tanto hace falta, como parte de la lucha por la emancipación de toda la humanidad. Existen grandes peligros de mayor represión y militarización por parte del sistema criminal, a la vez que el nuevo despertar y combatividad de importantes sectores de las masas nos brindan grandes oportunidades para hacer avanzar la lucha revolucionaria. Si no lográramos los avances necesarios y posibles en esta situación, eso podría significar echar a perder la oportunidad para tumbar este sistema, condenando así a las masas a seguir padeciendo toda la miseria y sufrimiento innecesario del sistema capitalista-imperialista mundial.
Es hora crítica para que todas las compañeras y compañeros nos pongamos a la altura de servir de todo corazón a los más altos intereses de las masas oprimidas, de derrocar a este sistema y finalmente emancipar a toda la humanidad, acelerando el avance de la revolución guiada por la nueva síntesis del comunismo de Bob Avakian.
La heroica batalla de Nochixtlán marcó un punto alto de rebelión. Miles de personas bajaron de los pueblos de la Mixteca para enfrentarse con la policía federal y estatal que tiraba bala, asesinando a la gente, y obligaron a estos matones a replegarse. La gente sublevada en varios pueblos y pequeñas ciudades de la Mixteca planteó a las autoridades locales: ¿Están con el gobierno o están con el pueblo? La gran fuerza de la lucha desde abajo se expresa, entre otros hechos en que ha orillado a un buen número de estas autoridades locales a pronunciarse a favor de la abrogación de la contrarreforma educativa y de justicia para los asesinados en la masacre de Nochixtlán. Las mentiras desvergonzadas del gobierno y los grandes medios han ahondado el abismo entre amplias masas que en diferentes grados identifican al gobierno, a los partidos electorales en general, los medios y los “grandes ricos” como fuerzas opuestas a sus intereses. En varias comunidades, la gente expresa abiertamente que ‘esto no va a acabar aquí’ y que se van a preparar para los chingadazos.
Hay tres aspectos sobresalientes de esta experiencia: 1. Las mujeres han jugado un papel decisivo en las primeras filas de la lucha, enfrentando al Poder y desafiando la autoridad patriarcal; 2. Cada vez más gente de las masas básicas ha entrado en la batalla, dándole un carácter más atrevida y decidida; 3. El intento de aplastar la resistencia con sangrienta represión por parte de las clases dominantes en Nochixtlán falló y la ira de las masas se desbordó, dejando ver que es posible hacer retroceder al Estado reaccionario. Aunque el Estado prepara más actos de represión y solo la lucha revolucionaria podrá hacerlo añicos, se deja entrever que estratégicamente el sistema reaccionario es un coloso con pies de barro, porque es una fuerza opresora que está aislada de las masas.
Aunque la lucha magisterial y popular ha estado más intensa en Oaxaca, Chiapas, Michoacán y Guerrero, ha crecido mucho a nivel nacional. En Monterrey, sin muchos antecedentes de la disidencia magisterial, ha habido grandes marchas de protesta de unas 5 mil personas, con choques con la policía. Se han desatado paros y protestas en la Ciudad de México, Edomex y muchos otros lados, con representaciones de los maestros inconformes de unos 18 estados.
En esta situación se ha intensificado la crisis de legitimidad del Estado, a pesar de las frenéticas maniobras del gobierno para fingir que están “negociando” a la vez que sigue reprimiendo al pueblo. Con los crímenes impunes de Ayotzinapa, Tlatlaya, Nochixtlán y tantos más, la ola de feminicidios, las denuncias de la tortura que los perros rabiosos de las clases dominantes utilizan como “modo de operación estándar”, los múltiples proyectos de muerte despojando a los indígenas y campesinos, la persecución y ataques a los migrantes centroamericanos, las alzas a los precios de gasolina y luz después de la propaganda mentirosa del gobierno sobre las bondades de la reforma energética, la cada vez más mortífera alianza entre los tres niveles del gobierno y el crimen organizado, entre muchos otros crímenes y abusos, la legitimidad del actual Estado y sistema se está cayendo en pedazos para sectores crecientes del pueblo, aunque no entienden la raíz del problema ni la solución.
Estos sucesos representan un nuevo salto en la situación, e intelectuales como Víctor Flores Olea están aconsejando a los gobernantes que el país vive una “atmósfera insurreccional o preinsurreccional” (La Jornada, 11/jul/2016) con la esperanza de que el gobierno instrumente algunas medidas de “distensión”. Aunque no se puede predecir el curso de los eventos, es cierto que es posible que la situación desemboque en una crisis revolucionaria. Y todo esto se desarrolla en el contexto de una situación internacional en que el mundo como lo hemos conocido se desmorona cada vez más con la intensificación de las guerras entre las dos fuerzas reaccionarias históricamente anticuadas—los imperialistas y los yihadistas—, el calentamiento global que amenaza la supervivencia de la humanidad y otras especies, los conflictos entre los imperialistas, las crisis de los migrantes y la agudización de muchas otras contradicciones del sistema capitalista-imperialista mundial, que en algunos casos están dando lugar a nuevas olas de resistencia y rebelión popular, como es el caso de la lucha contra los asesinatos policíacos en Estados Unidos, sobre todo de los negros y otras nacionalidades oprimidas.
En esta situación es urgente que intensifiquemos el trabajo para elevar la conciencia revolucionaria de las masas, organizar a muchos más en el movimiento para la revolución y luchar por el partido comunista revolucionario basado en la nueva síntesis del comunismo, que es imprescindible para guiar la lucha de las masas por la revolución liberadora que tanto hace falta, como parte de la lucha por la emancipación de toda la humanidad. Existen grandes peligros de mayor represión y militarización por parte del sistema criminal, a la vez que el nuevo despertar y combatividad de importantes sectores de las masas nos brindan grandes oportunidades para hacer avanzar la lucha revolucionaria. Si no lográramos los avances necesarios y posibles en esta situación, eso podría significar echar a perder la oportunidad para tumbar este sistema, condenando así a las masas a seguir padeciendo toda la miseria y sufrimiento innecesario del sistema capitalista-imperialista mundial.
Es hora crítica para que todas las compañeras y compañeros nos pongamos a la altura de servir de todo corazón a los más altos intereses de las masas oprimidas, de derrocar a este sistema y finalmente emancipar a toda la humanidad, acelerando el avance de la revolución guiada por la nueva síntesis del comunismo de Bob Avakian.
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