El sábado 10 de junio de 2017, la indignación, la furia y el clamor por
justicia se hizo presente en Nezahualcóyotl, Estado de México, por el
feminicidio de Valeria, una niña de tan solo once años cuyo cuerpo fue
encontrado el día viernes en una combi de la Ruta 40 de Neza con signos de violación y sin
vida.
También se unió a esta agitación un hombre como de unos cuarenta años
que llevaba a sus dos pequeñas de entre diez y once años, con una cartulina
entre sus manos que decía “Justicia para Valeria”. Le pedía a la gente que
apoyara la protesta, que tomara fotos, que grabara y que lanzara esto por las
redes sociales: “Que se entere Neza, el país y el mundo que mataron a Valeria y
que estamos aquí exigiendo justicia porque las autoridades no van a hacer nada
por nosotros. Somos nosotros mismos quienes lo debemos de hacer”.
La protesta inició a las ocho de la mañana, y todavía seguía a las
cuatro de la tarde. A las madres se les unieron decenas de personas que iban
pasando. Mostraban su solidaridad tomando fotos, videos, llevando agua,
quedándose un rato, algunas más gritando justicia.
Una compañera del Movimiento Popular Revolucionario (MPR) denunció el
verdadero carácter del Estado que no es omiso sino criminal y cómo es que
actúa. Dio claros ejemplos de esto como el caso de Yakiri Rubí Rubio, tratada
como criminal por defenderse de una violación; Irinea Buendía, madre de Mariana
Lima víctima de feminicidio en el Estado de México; Norma Andrade, madre de
Lilia Alejandra víctima de feminicidio en Cd. Juárez, y Alejandra Flores,
hostigada sexualmente por la policía de Chimalhuacán, que luego asesinó a su
novio por defenderla. Invitó a la gente a terminar con el patriarcado y la
violencia hacía las mujeres y que imaginaran una nueva sociedad donde las
mujeres fueran vistas y tratadas como lo que son, seres humanos.
Al paso del tiempo, la protesta fue tomando fuerza; la gente escuchaba
la agitación y lo transmitía por Facebook.
Mientras en esta protesta justa las mujeres expresaban su apoyo a la
familia de Valeria y el rechazo a la ola de feminicidios, el Estado preparaba a
sus perros de ataque. Una vecina que habita muy cerca del lugar informó que
circulaban dos camiones llenos de granaderos en el momento de la protesta, listos
para recibir la orden una vez más de reprimir al pueblo. Pero esta vez no pasó.
La denuncia había tomado dimensiones muy serias, gente de los municipios
aledaños ya estaba enterada de lo que estaba pasando y mucha gente había tomado
el caso de Valeria como el suyo.
Aunque se informó después en los medio que se tenía localizado y
retenido al presunto culpable, su muerte posterior en la cárcel ha levantado
muchas sospechas y la familia y otros exigen que la investigación siga hasta
clarificarlo todo.
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