¡A PARAR! – Paro nacional en Colombia


Del Grupo Comunista Revolucionario de Colombia:

¡A PARAR!

 

4 de diciembre de 2019 | revcom.us

Nota de la redacción: Hace poco, el Grupo Comunista Revolucionario de Colombia sacó el siguiente volante. El “paro” se refiere al paro nacional del 21 de noviembre en el cual cientos de miles de personas por toda Colombia se tomaron las calles en protesta contra el represor gobierno colombiano respaldado por Estados Unidos. Desde esa fecha, las protestas han seguido estremeciendo a Colombia en las cuales muchas personas han estado llamando a la destitución del gobierno y a su régimen de derecha. El GCR ha estado en lo reñido de estas luchas y, si bien hace agitación sobre la crisis inmediata en Colombia y de apoyar a la gente que está en pie de lucha, difunden la necesidad de una revolución cabal contra el sistema mismo.

Ahora mismo hay mucho en juego que es importante y urgente. No solo en Colombia con los miles de asesinatos por las FFMM [Fuerzas Militares] (“falsos positivos”1), con el asesinato de líderes sociales, y su impunidad, reformas económicas lesivas para el pueblo, tugurización, mayor informalidad y desempleo… sino en todo el mundo: guerras injustas, pobreza y abrumadora desigualdad, opresión y degradación de la mujer, crisis medioambiental acelerándose poniendo en peligro la vida en el planeta sin que los que dirigen el mundo hagan nada para detenerla...

Y la gente responde, especialmente la nueva generación. Desde comienzos de la década se han dado importantes estallidos de protesta y rebelión: el levantamiento en Egipto en 2011, los movimientos Ocupar en Estados Unidos, los movimientos de Indignados en España2, derivados de la crisis económica 2008-2011 planteando «No somos marionetas en manos de políticos y banqueros» o «Democracia real ¡YA! No somos mercancía en manos de políticos y banqueros», y llegando a decenas de países. De ahí a los levantamientos de 2013 en Brasil y Turquía y a Corea del Sur hasta los actuales en Hong Kong, Cataluña, El Cairo (Egipto), París (Francia), Moscú (Rusia), Beirut (Líbano), Argelia, Bagdad (Irak) y Yakarta (Indonesia) pasando por los crecientes movimientos globales como Extinction Rebellion y Fridays For Future, jalonados principalmente por jóvenes preocupados por la crisis ambiental, con aportes importantes como la firme defensa de la ciencia por parte de algunos de sus líderes como la adolescente sueca Greta Thunberg.

En Colombia la década inició con los paros agrarios3 (que las clases dominantes despreciaban al punto de pretender que no existían) y el movimiento estudiantil de la MANE4 inspirado en varios aspectos por las marchas de la Confederación de Estudiantes de Chile, pero aplacado por la macartización y la abierta represión a pesar de las respuestas estulta de “abrazaton-tos” y similares de “cohabitación” con las mismas fuerzas represivas que son la columna vertebral del sistema que explota y oprime. Todo a tono con la tendencia mundial a la derechización (incluso hacia el fascismo), que ha agudizado la creciente polarización de la sociedad colombiana.

En todas partes la gente está poniéndose de pie. Y está buscando y sopesando soluciones y filosofías (dentro del mismo sistema). Varios programas y puntos de vista políticos han ganado influencia y seguidores: “los movimientos sin liderazgo”, “la democracia de verdad”, “anti-jerarquía”, anti-estado y “horizontalismo”, “democracia económica” y cosas por el estilo, mostrando en esencia una falta de esperanza de conseguir una vida radicalmente mejor para todos en este mundo, legitimando en últimas el sistema capitalista-imperialista que tritura gente y apaga el espíritu, al presentar “soluciones” que realmente son callejones sin salida, dejando a la gente atrapada en el pantano de las elecciones, el cabildeo, la oenegeización y cosas por el estilo.


Aquí, allá o acullá, protesta tras protesta, independiente de lo radicales o no en su forma, han acabado defendiendo el “Estado de bienestar”, o el “capitalismo con rostro humano”, con conclusiones del tipo “la presión es la única forma de que te escuchen”, viendo el problema socioeconómico en la esfera de la distribución sin ir a la verdadera raíz. Y aquí, allá, o acullá, la desesperanza terminaba justificando el desprecio al logro de transformaciones verdaderamente radicales tachándolas de utopías, que entronizan el movimiento por el movimiento.

Así, el Paro del 21-N, lejos de ser “una conspiración castrochavista del Foro de São Paulo”5, hace parte de una explosión global de inconformidad porque la riqueza se sigue concentrando, crece el descontento de la clase media por el elevado incremento del costo de vida en estos países, y sigue siendo invisible un sector enorme de trabajadores informales y precarizados. Tiene que ver más con las condiciones materiales de existencia. Hay verdaderas grietas que se abren por toda la sociedad: la opresión patriarcal, la destrucción del medio ambiente, la crisis migratoria, el racismo y la xenofobia, las guerras por imperio… problemas que NO se pueden solucionar dentro de este sistema económico y social que los produce.

“El capitalismo es un ‘modo de producción’, la manera específica en que la sociedad está organizada para producir y distribuir las necesidades para la vida. Miles de millones de personas en todo el mundo trabajan colectivamente para producir esas necesidades. Sin embargo, los medios para producir esa riqueza son de propiedad privada y los controla una clase dominante mucho más pequeña, la de los capitalistas imperialistas. Esos capitalistas explotan a los miles de millones de personas en el planeta que no poseen tales medios y tienen que intercambiar su capacidad de trabajar por un salario o buscar a duras penas otra forma de sobrevivir. Los capitalistas establecen el marco para la sociedad entera, la que incluye a los cientos de millones de personas “en las capas medias” que tal vez tengan una pequeña empresa o trabajen de profesional, gerente, maestro, etc. Y esos capitalistas compiten entre sí, en una lucha despiadada de expandirse-o-hundirse para mantenerse en la cima. Sobre la base de dicha propiedad y control sobre la riqueza, la clase capitalista-imperialista domina la política, la cultura y las ideas, y construye una masiva máquina de represión y poderío militar para mantener su dominio. Usan la fuerza —dictan— sobre aquellos que no aceptan ese marco. Y luchan entre sí sobre cómo gobernar. El capitalismo es la causa central de las formas crueles de opresión a las cuales las personas se enfrentan en la actualidad”. [revcom.us, #460]

Pero para abordar una solución hay verdaderos obstáculos generados incluso por muchos de los (otrora) revolucionarios con los enfoques economistas, o con problemas epistemológicos como el simplismo, el inevitabilismo, la confianza en un progreso lineal sin ver la posibilidad de que echen atrás la rueda de la historia, o que han acogido los veredictos amañados sobre las dos experiencias socialistas del siglo XX, la de la URSS [Unión Soviética] (1917-1956) y China (1949-1976), etc… O por los prejuicios generacionales (no siempre sin algo de bases reales) en especial de los movimientos juveniles ambientalistas que culpan a las generaciones anteriores en general (sin distinciones de clase) y no a los capitalistas-imperialistas que han tenido el poder…

SÍ. Ahora mismo hay mucho en juego que es importante y urgente. SÍ, la gente está poniéndose de pie y está buscando y sopesando soluciones y filosofías. Pero la mayoría han sido adiestrados en que la única solución que se debe descartar sin más ni más es la revolución comunista. Y esto ha sido producto en buena parte de las distorsiones y descaradas mentiras estructuradas en una verdadera ofensiva ideológica tras el derrumbe de la Unión Soviética (tras décadas de ya NO ser socialista) hace 30 años.

Sin embargo, es precisa y únicamente la revolución comunista real la que puede lidiar concretamente con los problemas de la sociedad y el mundo que causan tanta agonía entre la gente... la que puede realizar las aspiraciones más elevadas que han impulsado a la gente a protestar. La idea de un movimiento “sin liderazgo” que de alguna manera podría crear un cambio fundamental se ha revelado como una ilusión y un impedimento peligrosos y perjudiciales. Hemos visto el precio de las implicaciones de la falta de una dirección, visión y programa verdaderamente comunistas. SÍ, la “vieja” idea desarrollada inicialmente por Marx, que hoy, con la nueva síntesis por Bob Avakian de la anterior teoría y práctica y puesta sobre una base más firmemente científica ha devenido en un nuevo comunismo. SÍ. ¡Lo que se necesita es una revolución real y nada menos!

Una revolución real requiere que participen millones de personas, de forma organizada, en una lucha decidida y sobre todo consciente, para desmantelar este aparato estatal y este sistema, y para reemplazarlo con un aparato estatal y sistema completamente diferentes, una forma completamente distinta de organizar la sociedad, con objetivos y formas de vida completamente distintos para el pueblo. Si no se hace una revolución, protestaremos contra los mismos abusos, generación tras generación.

Tanto sobre la raíz de los problemas como sobre la solución, hay que buscar la verdad dondequiera que lleve, con un espíritu de pensamiento crítico y curiosidad científica y aprender continuamente acerca del mundo y estar mejor capacitados para contribuir a cambiarlo en conformidad con los intereses fundamentales de la humanidad, porque, como muy acertadamente señala Bob Avakian: «Si uno ha tenido la oportunidad de ver el mundo como es en realidad, puede encaminar su vida por rumbos profundamente distintos. Puede entrarle a la vida de comer o ser comido, y muy probablemente ser devorado en el proceso de tratar de salir adelante. Puede meter el hocico en el comedero y atascarse lo más que pueda y a la vez, desesperado, vérselas para aventajarse a los demás. O puede dedicarse a hacer algo para cambiar todo el rumbo de la sociedad y el mundo. Si uno pone lado a lado las dos cosas, ¿cuál tiene significado? ¿Cuál contribuye a algo que valga la pena? La vida de uno va a tener valor o va a ser inútil. Y no se puede dedicar la vida a nada más grande que contribuir lo máximo que pueda a la transformación revolucionaria de la sociedad y del mundo, a ponerle fin a todos los sistemas y las relaciones de opresión y explotación y a todo el sufrimiento y destrucción innecesarios que traen.»

¡A PARAR la explotación y opresión! ¡A PARAR el patriarcado, la guerra contra la mujer!

¡A PARAR la destrucción del medio ambiente! ¡A PARAR la guerra contra el pueblo!

Grupo Comunista Revolucionario, Colombia
21 de noviembre de 2019




1. “falsos positivos”: una referencia a los civiles asesinados por soldados del Ejército, a los cuales éstos vistieron de uniformes de subversivos o a los cuales éstos sembraron armas, y luego los presentaron como guerrilleros o paramilitares caídos en combate.

2. “Indignados”: un movimiento popular que nació en España en el verano de 2011 con las consignas, entre otras: “Sin casa, Sin trabajo, Sin futuro, Sin miedo”, “Nuestros sueños no caben en vuestras urnas”, “Error del sistema #Spanish revolution”. Vea: “Del Servicio NoticiosoUn Mundo Que Ganar: Dos semanas de mayo con los ‘Indignados’ de España”.

3. Paros impulsados por los campesinos principalmente sobre la cuestión de la tenencia de las tierras. Los paros pusieron este tema ante la sociedad.

4. El movimiento MANE se refiere a una serie de protestas de 2011 por toda Colombia encabezadas por estudiantes, algunos docentes y empleados universitarios, trabajadores y sindicatos, contra el Proyecto de Reforma a la Educación Superior propuesto por el gobierno central colombiano.

5. El Foro de São Paulo se refiere a un foro de partidos y grupos de izquierda de América Latina y el Caribe, fundado por el Partido de los Trabajadores de Brasil en 1990, y con la participación de régimen castrista de Cuba y el régimen chavista de Venezuela.


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