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| Portaaviones USS Gerald Ford |
Grupo Comunista Revolucionario, Colombia | diciembre de 2025, comrev.co
Estados Unidos ha movilizado al Caribe una fuerza
militar sin precedentes, que usa el pretexto de “combatir el narcotráfico”,
pero cuyo verdadero objetivo es garantizar a golpe de fuerza que América Latina
sea un bloque fascista encabezado por Estados Unidos, y ha empezado apuntando
sus cañoneras contra Venezuela. Desde septiembre, el régimen fascista de Trump
ha bombardeado 22 embarcaciones en el Pacífico y el Caribe, dejando al menos 87
muertos que han sido presentados como “narcoterroristas”, no solo sin
evidencia, sino incluso contra la evidencia de que al menos algunos de ellos
eran pescadores, como el colombiano Alejandro Carranza. La disminución de peces
cerca de las costas ha empujado a los pescadores caribeños, incluyendo los de
San Andrés y Providencia, a tener que pescar en aguas más profundas y a
necesitar lanchas más potentes, pero ahora además de la incertidumbre económica
de una actividad cada vez más difícil, tienen que enfrentar el miedo a ser
bombardeados al ser confundidos con lanchas de narcotráfico[1].
Estados Unidos ha convertido al Caribe en uno de los principales teatros de operaciones del mundo hoy, ha apostado en las aguas del Caribe al 20% de toda su fuerza naval, incluyendo al portaaviones más poderoso y letal, el USS Gerald Ford, un submarino nuclear, varios aviones caza y bombarderos y más de 15.500 soldados. Trump se ha arrogado el derecho de “ordenar” el cierre del espacio aéreo venezolano y de amenazar con ataques contra objetivos terrestres en Venezuela, e incluso, Colombia y México.
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| Imágenes de algunas de las embarcaciones bombardeadas por Estados Unidos. |
Esta nueva ofensiva dizque para “combatir el
narcotráfico”, en buena parte está en la onda de la “guerra contra las drogas”,
que ha sido usada desde hace décadas por Estados Unidos como una excusa para la
ofensiva y el despliegue militar por toda la región, pero no es solo una
continuación de “más de lo mismo de siempre”, pues en Estados Unidos se está
consolidando un régimen fascista y esto tiene graves implicaciones no solo para
la gente en Estados Unidos, sino para todo el mundo. Como correctamente señala
Bob Avakian: “El fascismo es una forma cualitativamente diferente en que este
sistema impone su dominio sobre la gente. El fascismo de Trump es un régimen
que despoja abierta y agresivamente los derechos básicos y declara
flagrantemente que no existe ningún estado de derecho ni debido proceso legal
más allá de lo que él mismo dicta, y que el poder destructivo puro y
duro es lo que tiene que regir en el escenario internacional, sin siquiera la
pretensión de adherirse al derecho internacional ni preocuparse por la
soberanía, o incluso el derecho de existir, de los pueblos y países menos
poderosos.”
Que Trump haya indultado a su derechista aliado, el
expresidente de Honduras Juan Orlando Hernández, condenado a 45 años de cárcel
por sus probados vínculos con el narcotráfico, diciendo que fue “injustamente
perseguido” y con el fin de favorecer a Nasry Asfura, candidato presidencial en
Honduras que promete serle leal, al tiempo que señala sin evidencia a Maduro de
ser el líder de un supuesto “Cartel de los Soles”, debería dejar claro por qué
su verdadero objetivo no es “combatir el narcotráfico” sino usar esa cínica
excusa para atacar a quienes considera enemigos o no le son leales, con el fin
de impulsar su estrategia fascista de consolidar en este
continente un bloque político, económico y militar encabezado por Estados
Unidos.
El pasado viernes 5 de diciembre el régimen de
Trump hizo pública su nueva “Estrategia de Seguridad Nacional”, que pone su
principal foco geopolítico en el hemisferio occidental, y que expone sus planes
para el orden mundial bajo el lema “America First” (Estados Unidos Primero).
Explícitamente aboga por reestablecer la doctrina militar estadounidense
articulada por el presidente James Monroe a principios del siglo XIX: América
Latina es parte clave de la “esfera de influencia” de Estados Unidos, por lo que
este país tendría justificación para imponer violentamente su control. La
expansión del imperialismo estadounidense con esta justificación condujo a dos
siglos de invasiones, golpes de Estado, financiación de escuadrones de la
muerte y la extensión de sus tentáculos parasitarios en las economías de todos
los países de América Latina. Hoy, La campaña militar contra Venezuela, las
amenazas a Colombia y México, y las abiertas presiones en Argentina, Chile,
Honduras, y otros países, son actuales expresiones de esta estrategia
imperialista.
El régimen de Trump y todo el sector fascista de
las clases dominantes estadounidenses, considera tal estrategia como la mejor
manera de luchar contra el declive de Estados Unidos como la potencia más
poderosa del mundo, que hoy es desafiada por el ascenso de China, que contrario
a lo que muchos reformistas creen y promueven, NO es un país socialista, sino
una potencia capitalista imperialista. China es en la actualidad el principal
socio comercial de Suramérica y una importante fuente tanto de inversión
extranjera directa como de préstamos para energía e infraestructura. Ante las
duras sanciones de Estados Unidos contra Venezuela, casi la mitad de todos los
préstamos chinos a América Latina y el Caribe se han destinado a Venezuela.
Además, China compra el 90 % de la producción petrolera de Venezuela (hoy muy
disminuida). Pese a la palabrería “antiimperialista” del régimen venezolano,
Venezuela está fuertemente integrada dentro del sistema imperialista global,
aunque en las últimas décadas haya virado de depender de Estados Unidos a ser
cada vez más dependiente de China.
El régimen de Maduro no representa nada liberador
ni positivo para el pueblo venezolano, pero esto de ninguna manera legitima un
ataque imperialista por parte de Estados Unidos, y es criminal la postura de
muchos derechistas, que se pueden considerar afines a la tendencia de
“subyugación nacional” que criticara Mao Tse-tung hace más de medio siglo, que
ruegan a Estados Unidos que invada y “salve a Venezuela y de paso a Colombia”.
Es comprensible el descontento de un amplio sector de venezolanos, incluyendo a
muchos que se vieron forzados a emigrar, respecto al régimen de Maduro, pero
sus deseos de cambio son manipulados y están siendo utilizados para justificar un
cambio de régimen mediante el uso de la fuerza y para instaurar un régimen leal
al Estados Unidos de Trump, con el horror que eso también significa para la
inmensa mayoría.
Venezuela hoy es el principal blanco en la mira del
régimen de Trump, pero sus objetivos van más allá. El núcleo del régimen de
Trump considera que forzar la salida del poder del presidente de Venezuela es
el primer paso para derrocar a Cuba y Nicaragua, los otros dos regímenes que
consideran obstáculos para su estrategia en la región. Trump también ha
amenazado con “quizá” atacar objetivos en Colombia y México, y es un error
menospreciar la posibilidad de que tales amenazas se hagan realidad y
subestimar los distintos métodos de presión que el régimen fascista de Trump
utilizará en busca de su objetivo de un hemisferio leal a “MAGA”. Se deben
tomar en serio las palabras del Secretario de “Guerra”[2]*
estadounidense Pete Hegseth: “El presidente Trump puede tomar y tomará medidas
militares decisivas según lo considere oportuno para defender los intereses de
nuestra nación. Que ningún país del mundo lo dude ni por un momento”.
Por mucho que algunos repitan que el
antiimperialismo es algo “caduco y trasnochado”, como dijera el Subsecretario
de Estado de Estados Unidos a propósito de las protestas pro-Palestina en
Bogotá el pasado 7 de octubre, la realidad reafirma que el análisis científico
del imperialismo sigue dando cuenta de la forma en que funciona el sistema social en que vivimos, el peligro que éste
significa para la humanidad y el planeta, y también la urgencia y vigencia del
antiimperialismo, de luchar decididamente con miras a construir un mundo sin
imperialismo (… y sin capitalismo de ningún tipo, ni —lo normal— inhumano ni
“humano”).
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| Mural antiimperialista en Cartagena, Colombia. |
No existe ningún mecanismo mágico que nos permita “adivinar” cómo se desenvolverá todo esto, hay muchos factores en juego y los posibles desenlaces son diversos, pero sí podemos valernos de un enfoque científico para comprender la dinámica contradictoria de la realidad, las tendencias y la base que existe para revertirlas. Y en ese sentido, sí podemos saber que la inacción y la pasividad del pueblo ante esta escalada harían muchísimo daño.
Es necesario organizar la más amplia, profunda y
decidida lucha antiimperialista, urge TRANSFORMAR al pueblo y el estado actual
de la gente, porque la realidad no tiene nada que ver con la ficción idealista
de quienes repiten ciegamente, quizá como un consuelo tranquilizante, pero
falso, que “hoy hay un auge del
movimiento revolucionario y de resistencia”. Ese no es el real estado actual de
la gente, pero esto no significa que no se pueda llegar a forjar un verdadero
movimiento para la revolución y (con ese enfoque) forjar y desarrollar la
resistencia contra este sistema imperialista. Y es en esa dirección que se
requiere que trabajemos activamente.
Como parte de esto, necesitamos desarrollar un
movimiento que se oponga a cualquier agresión de Estados Unidos contra
Venezuela, Colombia o cualquier país, y hacer esto sin tomar partido por los
intereses imperialistas de ninguna de las potencias imperialistas en contienda,
sino oponiéndonos al sistema imperialista
de conjunto. Para poder forjar tal movimiento no debemos “prescindir de lo que
nos separa”, debemos forcejar con un correcto método y espíritu acerca de
las diferencias en los puntos de vista y programas, para que cada vez más gente
pueda ser más consciente e identifique programas que sólo pueden conducir de
catástrofe en catástrofe a los que tienen como objetivo un futuro totalmente
diferente. Es el momento para que le entremos a esa inspiradora lucha que nos
permita unirnos en combatir los crímenes en marcha, y contra el sistema que los
causa, el sistema capitalista imperialista.
¡NO A UNA GUERRA IMPERIALISTA ESTADOUNIDENSE CONTRA
VENEZUELA!
¡A ORGANIZAR LA MÁS AMPLIA, PROFUNDA Y DECIDIDA
LUCHA ANTIIMPERIALISTA!
1.
En algunos medios colombianos han entrevistado a
oficiales de la Marina que defienden los ataques a las embarcaciones en el
Caribe y el Pacífico latinoamericano con el argumento de que los pescadores
artesanales no necesitan embarcaciones “tan grandes” (de hasta 27 pies de
largo, un poco más de 8 metros) ni con más de un motor. Esto gradúa de
sospechosos de narcos a prácticamente todos los pescadores y los pone en la
mira de los invasores yanquis. Pero, como señalara un miembro de una de las
asociaciones de pescadores del archipiélago de San Andrés en una entrevista
reciente con un lector de comrev.co: “Tenemos miedo de salir a conseguir
nuestro sustento … Nuestro trabajo cada vez es más riesgoso, nuestras vidas se
ponen en constante juego para sobrevivir y ahora más con los bombardeos, ya que
nos pueden confundir con lanchas de narcotráfico… Los que dicen que los
pescadores artesanales no requerimos lanchas con motores potentes, desconocen
la realidad del quehacer de los pescadores: Cada vez la pesca se hace más en
aguas profundas debido a la disminución de los peces cerca de las costas,
además en esas aguas se encuentran los peces de mayor valor. Adentrarse allí
requiere motores potentes y el oleaje, los vientos, las lluvias también lo hace
necesario… Cada faenado vamos entre 4 a 5 pescadores durante 24 o más horas,
debemos llevar el personal, la atarraya, alimentos, hielo y gasolina, eso
requiere no solo motores potentes, sino que debemos llevar incluso 3 motores
porque en caso de que se dañe uno no tenemos que botar la carga trabajada en la
jornada [con un solo motor no podrían volver a puerto con todo]…”. ↑
2.
Tampoco se debe despreciar como algo cosmético o
una simple formalidad el cambio de denominación del Departamento de Defensa
estadounidense a “Departamento de Guerra”), una explícita declaración de la
estrategia militar fascista del régimen de Trump, de deshacerse de cualquier
ropaje de (en palabras de Hegseth) “tibia legalidad” y desatar la “máxima letalidad”. ↑



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