El boicot activo de las elecciones del 7 de
junio, acompañado por diversas protestas en muchas partes del país en contra de
las elecciones y otras injusticias intolerables, representa un avance en la
resistencia en el país y exhibió aún más la ilegitimidad del sistema económico
y político imperante.
Además del 52% de la gente empadronada que no
votó y el casi 5% que anuló su voto,
esta vez las diversas manifestaciones y acciones combativas para impedir la
trampa electoral estremecieron el intento de las clases dominantes por
encasillar y sofocar la actividad política de la gente dentro del proceso electoral,
que solo sirve para reforzar su sometimiento.
Con la trampa
electoral solo se busca legitimar un sistema criminal
Son muchos los motivos que confluyeron para
producir esta irrupción de resistencia:
Con la Reforma Educativa y la evaluación de
maestros con base en exámenes estandarizados que discriminan contra los
indígenas, los afromexicanos y las mujeres, el Poder busca desbaratar la
resistencia magisterial, arrebatar los derechos laborales de los maestros,
privatizar la educación y formar educandos que serían “máquinas parlantes” al
servicio del sistema capitalista-imperialista.
El poder político y la máquina represiva de
este sistema están completamente entrelazados con el crimen organizado. Las Fuerzas
Armadas y la policía protegen a una u otra banda, “ejecutan” a gente desarmada,
y masacran y desaparecen a muchos inocentes, sobre todo jóvenes. Casi siempre
quedan impunes todos estos crímenes.
Fue justo boicotear las elecciones por
todas estas razones, y la lucha por justicia por Ayotzinapa, por revocar la
reforma educativa, y por parar los crímenes de sangre que a diario cometen las Fuerzas
Armadas, la policía y los sicarios contra el pueblo, necesita fortalecerse.
La razón aún más fundamental de por qué es
justo denunciar y boicotear las elecciones bajo el sistema actual es que estas
elecciones son controladas por las clases dominantes, no determinan las
decisiones básicas del gobierno, y sirven para tratar de legitimar el
sistema, no para cambiarlo. Al crear la apariencia de la “aprobación
popular” de los políticos en el gobierno, las elecciones sirven para disimular lo
que en realidad es una dictadura de los grandes capitalistas, los imperialistas
y los terratenientes.
Justas protestas del pueblo en contra de
las elecciones
Sobre todo en Guerrero, Oaxaca y Chiapas,
hubo acciones combativas de miles de personas. Los normalistas, padres de los desaparecidos,
maestros, estudiantes, colonos, campesinos y otros marcharon, bloquearon
carreteras, tomaron y quemaron oficinas del Instituto Nacional Electoral (INE)
y de los partidos electorales, quemaron propaganda y boletas electorales y
llamaron a la población a no votar. En Oaxaca tomaron 11 juntas del INE y bloquearon
el aeropuerto, una refinería de Pemex, varias gasolineras y un centro de
distribución de gasolina. En Huajuapan de León y Tlaxiaco en la Mixteca, los trabajadores,
jóvenes y pobladores en general se unieron a los maestros para enfrentar la
embestida de las fuerzas federales. En Huautla de Jiménez en la región
mazateca, los pobladores pusieron 21 barricadas en la carretera y no pudieron
ingresar ni las fuerzas federales ni los funcionarios de casillas, así que no
hubo elecciones.
En Guerrero, sobre todo en Tixtla,
Chilpancingo y Tlapa, marcharon, ocuparon carreteras, revisaron vehículos y
quemaron la propaganda y las boletas que encontraron, entre otras acciones. En
Tixtla quemaron la documentación de 26 casillas. Los damnificados de las
tormentas Ingrid y Manuel en la Montaña de Guerrero, que aún
carecen de casas y comida, protestaron sobre la carretera Tlapa-Puebla en
oposición a las elecciones. En Chiapas hubo marchas y quemas de las oficinas de
los partidos electorales. También en Veracruz, Michoacán, Morelos, Guadalajara,
Chihuahua, Estado de México, el Distrito Federal y otras partes hubo protestas
impulsadas principalmente por normalistas y maestros con la participación de
otros sectores de la población.
Sangrienta represión por parte del
Estado en nombre de la democracia
En nombre de la democracia, el Estado desplegó
más de 20 mil tropas del Ejército, la Marina, la Policía Federal y la
Gendarmería, que junto con policías estatales y esbirros pagados por el PRI y
otros Partidos y protegidos por los uniformados, atacaron con balas, gases,
piedras y palos a los que actuaron para impedir estas elecciones ilegítimas y
en varios casos en contra de la población en general.
El mismo día de las elecciones en Tlapa,
Guerrero, la Policía Federal asesinó a tiros a Antonio Vivar Díaz, un
estudiante de la UPN de 28 años que era jefe de seguridad del Movimiento
Popular Guerrerense (MPG), e hirieron a más de veinte personas, después de
haber allanado las oficinas de la Coordinadora de Trabajadores de la Educación
del Estado de Guerrero (CETEG) y detenido a 8 maestros. El 5 de junio en el
mismo lugar la policía estatal había agredido a integrantes del MPG y la CETEG
y protegieron a personas pagadas por el PRI y el PT que atacaron con palos y
machetes a los que marcharon en contra de las elecciones, hiriendo al menos a
dos docenas de personas, dos de ellos de gravedad. En Tixtla, Guerrero, 500
estudiantes que iban para Chilpancingo en autobuses para unirse al boicot allá
fueron retenidos por la Policía Federal y estatal en un túnel. Repelieron a los
uniformados y 5 estudiantes fueron heridos. Después, los uniformados que tenían
sitiada a la ciudad protegieron a esbirros pagados por el PRI que agredieron
con picos, palos y tubos, hiriendo a varios. En la Normal de Ayotzinapa, soldados
y la Policía Federal cercaron a los luchadores, impidiendo que llegaran a
Chilpancingo, mientras helicópteros de la Marina amenazaban desde el aire.
En Oaxaca golpearon e hirieron a muchos y detuvieron
a más de 100 personas, con 25 personas todavía encarceladas en prisiones
federales. El 5 de junio hubo dos ataques contra estudiantes activistas. Uno en
Xalapa, Veracruz, donde hombres con pasamontañas y chalecos policiales
irrumpieron en un domicilio particular para agredir con machetes, bates,
bastones y armas largas a varios estudiantes de la Universidad Veracruzana, integrantes
de la Defensoría y Estrategias Integrales para los Derechos Humanos y el
Territorio. Cuatro mujeres y cuatro hombros quedaron heridos en la cabeza,
manos y rostro, tres gravemente. El otro ataque fue en Puebla, donde siete
alumnos de la UAP y activistas contra la represión política fueron detenidos
simultáneamente en tres domicilios distintos por la policía ministerial con el
plan de acusarlos sin ninguna evidencia de incendiar oficinas del INE el 1 de
junio. En los dos casos los agresores se llevaron las computadoras y celulares
de los jóvenes.
El sistema necesita las elecciones para
legitimarse, el pueblo necesita la revolución para liberarse
El 8 de junio, Enrique Peña Nieto declaró
que “En México, la democracia avanza”. Osorio Chong alabó la imposición de las
elecciones a sangre y fuego como “una jornada histórica y muy positiva”, y
alegó que la votación representó el rechazo a “la impunidad, la violencia, la
intolerancia”. Así hablan los “señores” que a diario imponen la más brutal
violencia, intolerancia e impunidad imaginable. Cuando los oprimidos se ponen
de pie y luchan contra las fuerzas e instituciones que asesinan, maltratan,
depauperan y someten a la gran mayoría bajo este sistema, los jefes políticos,
los grandes empresarios y los medios de comunicación gritan “vándalos,
violentos, delincuentes”. Cuando las fuerzas del Estado golpean, encarcelan y
matan a estos luchadores valientes, estos voceros de la dictadura burguesa los
alaban por defender la democracia y “el estado de derecho”. El sistema necesita
las elecciones para legitimarse, y el pueblo necesita liberarse de las
ilusiones electorales. ¡Luchemos contra el Poder y transformemos al pueblo,
para la revolución!
*****
“Cuando un
monopolio del poder político —y, de una manera concentrada, el monopolio de la
fuerza armada ‘legítima’— está en manos de un grupo de la sociedad, y este
grupo excluye a otras personas de tener ese monopolio de poder y fuerza, pues
esto es un dictadura del grupo —o clase— en el poder, no importa si ese
grupo en el poder permite que los que excluye del poder, y que domina en los
hechos, participen en elecciones para escoger entre diferentes representantes
de la clase dominante…”
Lo BAsico de los discursos y escritos de Bob Avakian, 1:23
Aurora Roja
Voz
de la Organización Comunista Revolucionaria, México
aurora-roja.blogspot.com auroraroja.mx@gmail.com
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