¡Son seres humanos completos y lucharemos hasta que sean libres!
Por
todo el mundo, hay un alud de ataques contra las mujeres, una guerra cultural y
física para reimponer su sometimiento a los hombres y al actual orden social
patriarcal. La cultura misógina degrada, deshumaniza y comercializa a las
mujeres, y el más brutal abuso físico, sexual y emocional destruye vidas y
quebranta el espíritu de millones. Mientras nos bombardean con pornografía cada
vez más violenta, “table dance” y “men’s club” por dondequiera, telenovelas con
las mismas acartonadas mujeres “malas” y “buenas”, interminables canciones y
refranes odia-mujeres, y clases de “danza de tubo” para niñas y adolescentes, cada
año en el mundo más de un millón de mujeres y niñas son robadas, vendidas y
esclavizadas en la “industria del sexo”, bajo la amenaza de muerte si se atreven
a intentar escapar. Se necesita una poderosa lucha para parar las golpizas,
violaciones, desapariciones, asesinatos, esclavitud sexual, y las instituciones,
relaciones e ideas patriarcales que imponen y defienden el dominio de los
hombres sobre las mujeres.
Más
de 7 mujeres son asesinadas por día en México. Aunque el Estado lo niega, gran parte de estos
asesinatos son feminicidios: crímenes de odio, de negar la humanidad de las
mujeres y reafirmar el poder y dominio masculino sobre ellas. Y son crímenes de
Estado, porque la policía, las fuerzas armadas, procuradurías y jueces suelen
proteger a los criminales a la vez que denigran y criminalizan a las víctimas.
¿Se
acuerdan del chofer del microbús en el Estado de México que violó y asesinó a
por lo menos seis mujeres y arrojó sus cuerpos a la vía pública? César Armando
Librado Legorreta violó y asesinó a estas mujeres después de que fue
denunciado por una de sus víctimas que logró salvarse. Librado la intentó
asesinar cuando abordó el micro en la madrugada. Se desvió de la ruta, cerró las
puertas y apagó la luz. La joven forcejeaba con él, él la violó y ella se
defendía como podía, hasta desmayarse cuando casi la estrangulaba. La dio por
muerta y la arrojó a la calle. Estaba muy golpeada, y le dolía todo el cuerpo,
pero estaba viva. En el Ministerio Público (MP), la médica legista le hablaba “como
si hubiera subido a la plancha a un perro” (sinembargo.mx, 16/jun/2015). Le dijo todo al MP: les describió el microbús,
la ruta, el sitio exacto, la descripción del chofer. Pero no lo buscaron y
abandonaron la averiguación previa, dejando que asesinara a por lo menos seis jóvenes
más. Por la lucha valiente de los familiares, finalmente fue detenido y la
joven sobreviviente que lo identificó dijo “cuando me enteré que hubo otras
víctimas, tuve mucho coraje. Y lloré de dolor”.
Cada
18 segundos una mujer es violada en este país, incluso por las supuestas “fuerzas del orden”. Por ejemplo,
hace dos años, una mujer fue violada por dos militares en Nuevo Laredo,
Tamaulipas. La llevaron a fuerzas al Cuartel Militar Macario Zamora, la
golpearon, la violaron, filmaron su crimen con un celular, le robaron y la
amenazaron con matar a toda su familia si no se quedaba callada. En junio de
2014, la víctima decidió denunciar el crimen pese a su temor, para que Edgar
Díaz Frías y Roberto Acosta Vargas no lastimaran a otras mujeres. El Ministerio
Público federal actuó para proteger a los criminales, declarándose “incompetente”.
Este caso, como muchos otros, sigue impune hasta la fecha (Proceso
#2032).
Lo
mismo hace el gobierno del Distrito Federal, supuestamente de “izquierda”, que
insiste en criminalizar a Yakiri Rubí Rubio y proteger al hombre que, junto con
su hermano, la secuestraron y la agredieron sexualmente en diciembre de 2013.
Yakiri pudo escapar porque hirió de muerte al que la violó e intentó matarla, pero
al declarar ante el Ministerio Público ella fue detenida y encarcelada,
acusada de homicidio doloso, mientras el agresor (hermano del occiso) quedó
libre. Por la protesta de mucha gente los magistrados reclasificaron el cargo a
la acusación absurda de “exceso de legítima defensa” y finalmente fue absuelta.
Sin embargo, la PGJDF sigue defendiendo al segundo violador y ensañándose con la
víctima con una apelación a la sentencia absolutoria concedida a Yakiri. Como
escribió Teresa Ulloa, de la Coalición contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en
América Latina y el Caribe, “Se trata de uno de los casos más dramáticos del
abuso de poder de la autoridad en contra de la misma víctima”.
México es el segundo país en trata de
mujeres en el mundo, después de Tailandia. Hay cientos de miles de casos en el país de
mujeres metidas a la fuerza en la prostitución, muchas veces violándolas y
desapareciéndolas. Piénsenlo, ¿qué tipo de sistema obliga violentamente a las
mujeres a ser esclavas sexuales o las orilla a vender su cuerpo por necesidad?
Un sistema capitalista en que todo se compra y se vende, incluso a los seres
humanos. Y los desalmados explotadores de estas mujeres son protegidos por el
sistema. ¿Se acuerdan de Cuauhtémoc Gutiérrez Torres, el ex presidente del PRI
del DF que operaba su propia red de explotación sexual? Sigue en libertad
mientras autoridades de la PGJDF violan el resguardo de la identidad de las
tres mujeres que lo denunciaron. El crimen sigue impune, con la complicidad y
el encubrimiento de las autoridades, mientras las víctimas son amenazadas.
En otra forma de esclavitud, se niega a las mujeres
el derecho al aborto, excepto en el DF. La Iglesia Católica, las iglesias
cristianas fundamentalistas y los principales partidos políticos en el poder,
buscan prohibir por completo el derecho de la mujer a controlar su propia
reproducción. Los embarazos entre adolescentes van en aumento, millones de
mujeres son sometidas a la maternidad forzada, y entre 3 y 4 mujeres mueren
cada día por abortos inseguros. Entre 2009
y 2012 fueron procesadas por el “delito” de aborto 120 mujeres, de las cuales
101 fueron mandadas a la prisión. Adriana Manzanares, indígena de Guerrero,
pasó siete años en la cárcel por un aborto espontáneo, hasta finalmente
ser liberada por falta de pruebas y violaciones a sus derechos en el proceso.
¡Intolerable! Lo que está en juego es la vida de la mujer y su papel en la
sociedad. Si las mujeres no tienen el derecho a controlar su cuerpo y su
reproducción, esto será controlado por otras fuerzas, por hombres o papás que se
consideran su dueño y por una sociedad patriarcal que impone la maternidad no
deseada. ¡El feto no es bebé! ¡La mujer no es incubadora! ¡Exigimos el derecho
al aborto a solicitud de la mujer!
¿Por qué las autoridades, policías y militares se
ensañan con las mujeres y protegen a los criminales odia-mujeres? No es porque
“no hacen su chamba” sino porque, en esencia, eso es su chamba, de
proteger las relaciones patriarcales de dominación masculina, así como las demás
relaciones de explotación y opresión del sistema actual. El patriarcado es un
pilar fundamental del sistema capitalista, y existen fuerzas poderosas que buscan reforzarlo,
fomentando el revanchismo masculino con sus multimillonarias industrias de
pornografía y explotación sexual, mientras protegen a los asesinos, violadores
y golpeadores, criminalizan a las víctimas, y difaman de “egoísta” a las
mujeres que deciden aplazar la maternidad o simplemente no tener hijos. Esta
verdadera guerra contra las mujeres para tratar de mantenerlas en “su lugar”,
sometidas por los hombres, surge frente a algunos cambios que han debilitado
partes de la estructura tradicional de supremacía masculina, como la mayor participación
de las mujeres en la fuerza laboral y en las universidades, el mayor acceso a
anticonceptivos, así como el cuestionamiento y rechazo entre muchos al
machismo, patriarcado y opresión a las mujeres. Ha surgido resistencia y
protesta aquí y en muchas partes del mundo y hace falta mucho más, porque, como
lo dijo Bob Avakian, “La cuestión general de la posición y el papel de la mujer
en la sociedad se presenta cada día más agudamente en las extremas
circunstancias de hoy... No se puede concebir la resolución de todo esto salvo
de la manera más radical… La cuestión que pende es: ¿será una resolución
radical reaccionaria o una resolución radical revolucionaria, implicará
reforzar las cadenas de la esclavitud o destruir los eslabones más decisivos de
esas cadenas y abrir la posibilidad de realizar la eliminación completa de
todas las formas de dicha esclavitud?”
Como
el problema de fondo es el patriarcado y el sistema capitalista-imperialista
que lo defiende y reproduce en el mundo actual, la solución es una
revolución que dará a luz una sociedad mucho mejor que servirá no solo para
denunciar o tal vez reducir un poco la avalancha de ataques contra las mujeres,
sino llegar a eliminar las raíces de la opresión, el mismo sistema
capitalista y la estructura e ideología de dominación masculina. La base
real para tal revolución está en las múltiples y profundas contradicciones de
este sistema, como la opresión a las mujeres y muchas más, que el sistema no
puede resolver, pero una revolución con dirección comunista de las decenas de
millones que el sistema amordaza y amuela sí puede solucionar.
Cartel de la China socialista revolucionaria (1949-1976) |
Ninguna
nueva ley, protocolo, alerta de género u otra medida que dependa del actual
Estado para su aplicación, llevará a poner fin a los intolerables crímenes que
se cometen diario contra las mujeres. Nunca nos liberaremos apelando al
mismo Estado y sistema que protege a los criminales y criminaliza a las
víctimas. El
problema no es simplemente oficiales corruptos, autoridades omisas o la falta
de “instrucción en derechos humanos con perspectiva de género” de los
uniformados y las autoridades.
Les
convocamos a todos a unirse a la lucha por denunciar y resistir los intolerables
abusos contra las mujeres con la meta de poner fin a estos horrores, y no solo
aminorarlos un poco, o contentarnos con promesas falsas o gestos
insignificantes del gobierno que desorientan y desbaratan la resistencia.
Uniéndonos para denunciar y luchar, podemos poner al Estado y el sistema en el
banquillo de los acusados, nutrir un nuevo ambiente combativo y esperanzador en
el país, y forjar mayor claridad y unidad sobre cómo combatir esta opresión
desalmada y cómo finalmente eliminarla.
¡Alto
a la guerra contra las mujeres!
¡Romper
las cadenas! ¡Desatar la furia de las mujeres como una fuerza poderosa para la
revolución!
Aurora Roja,
voz de la Organización Comunista Revolucionaria, México
aurora-roja.blogspot.comauroraroja.mx@gmail.com
¡Compartir y difundir!
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