NO NECESITAMOS UNA
MISERICORDIA FALSA
¡NECESITAMOS LA
VERDADERA EMANCIPACIÓN!
El
12 de febrero aterriza el Papa Francisco en México. Hablará con familiares de
desaparecidos, indígenas, migrantes, y otros perjudicados por el funcionamiento
del sistema capitalista-imperialista que domina el mundo. Se compadecerá de los
pobres, denunciará algunas de las injusticias, criticará el “consumismo” y “la
cultural del descarte”, y tal vez “la falta de voluntad política” de los gobernantes,
pero NO condenará el sistema que causa todo este sufrimiento. También hablará
con Enrique Peña Nieto, la jerarquía católica del país y otros poderosos. Jorge
Bergoglio tiene presente la crisis de legitimidad del Estado mexicano, sabe del
encubrimiento de los asesinatos y desapariciones de los normalistas de
Ayotzinapa y decenas de miles más, de otras masacres cometidas y encubiertas
por fuerzas del Estado, de la apabullante pobreza de la mayoría, la patente corrupción
y complicidad del Estado con el crimen organizado y la impunidad casi absoluta
de los uniformados y autoridades criminales. El Papa intentará canalizar el
hartazgo y la ira popular por un callejón sin salida; predicará la paz social y
la reconciliación entre los opresores y los oprimidos, y condenará la lucha revolucionaria
que hace falta para ponerle fin al actual sistema y todo el sufrimiento
innecesario que conlleva.
Francisco tiene la encomienda de ponerle una nueva cara a la Iglesia católica. ¿Por qué? Porque vivimos tiempos de crisis en un mundo de intolerables injusticias, degradación, miseria y muerte innecesarias, y una crisis ambiental en que peligran los ecosistemas que sostienen la vida en la Tierra. En estas condiciones, la Iglesia necesita tener un discurso más “compasivo” con los desposeídos, en aras de recuperar su influencia sobre la gente, que ha disminuido por varias razones, como: la protección papal de sacerdotes, obispos y nuncios que abusan sexualmente de menores de edad; los escándalos del Banco del Vaticano, por favorecer a los poderosos y desamparar a los pobres; su moral de la Edad de las Tinieblas que intentan imponer, reduciendo a las mujeres a “vientres” que “dan vida”, condenando como “diabólica” toda sexualidad que sea para el placer, la intimidad y el amor, y NO para la reproducción de la especie.
Por
“los siglos de los siglos”, la Iglesia y su doctrina han propagado la
superstición, la ignorancia, la obsecuencia ante el Poder, la dominación de los
hombres sobre las mujeres, de los blancos sobre las demás “razas”, y de las
clases poseedoras sobre los desposeídos. El Papa Francisco intenta actualizar
la imagen de la Iglesia, sin cambiar nada esencial de su ideología y su misión.
Veamos el doblez de la nueva imagen del Vaticano:
1.
Bendecir el genocidio de los pueblos indígenas: Hablando de la
Conquista, Francisco ha dicho, "Hubo pecados y abundantes, por eso pido
perdón, pero donde hubo pecado sobreabundó la gracia". La conquista y
colonización de los pueblos originarios no son “pecados” contra “Dios” sino un
genocidio físico y cultural que eliminó más del 95% de la población original en
el interés de las potencias europeas y el capitalismo incipiente. Según el Papa
este genocidio fue principalmente positivo, porque “sobreabundó la gracia”,
gracias a los “sacerdotes y obispos que se opusieron
firmemente a la lógica de la espada con la fuerza de la cruz”. En
realidad, tanto la cruz como la espada fueron herramientas esenciales para el
sometimiento de los pueblos originarios al dominio de los reyes españoles y la
autoridad del Papa. En Michoacán, Bergoglio tratará de identificarse con “Tata
Vasco”, (Vasco de Quiroga), y en Chiapas a Bartolomé de las Casas. Ambos
criticaron la esclavitud de los indígenas (aunque de las Casas defendió la
esclavitud de los africanos) y finalmente fueron favorecidos por los reyes de
España cuando estos empezaron a buscar formas menos cruentas para someter a los
pobladores, ya que sus matanzas provocaron mucha resistencia a la
“evangelización”. Cuando fue a Estado Unidos, Francisco declaró “santo” a
Junípero Serra, sacerdote que esgrimió la cruz y la espada para esclavizar a
los indígenas en las minas de Sudamérica y en las “misiones” de la costa del
oeste de lo que ahora es Estados Unidos. El sistema
de misiones llevó a la muerte de más de 60,000 amerindios de 1769 a 1821.
Las enormes riquezas sacadas sobre los huesos y la sangre de millones de indígenas
y negros fue gran parte de la base sobre la cual el capitalismo subió a dominar
al mundo.
2. Esclavizar a las mujeres y satanizar a las lesbianas, gays,
bisexuales y transgéneros (LGBT): La Iglesia católica es un pilar del patriarcado y el sometimiento
de la mujer por el hombre. Niega el derecho al divorcio, a los anticonceptivos
y al aborto, y predica que la “vocación” de la mujer es ser madre y sirvienta
de la familia. El Papa Francisco ha dicho, “me gusta describir la dimensión
femenina de la Iglesia como vientre acogedor que regenera la vida”. Sintetiza
el papel de las mujeres con cuatro verbos: “desear, dar a luz, cuidar y dejar
ir”. Durante muchos siglos esta doctrina ha condenado a millones de mujeres a
quedarse en matrimonios abusivos, incluso hasta la muerte a manos del esposo, a
quien la Biblia sentencia obediencia. Ha condenado a millones de mujeres a la maternidad forzada, a la muerte
por la falta de abortos seguros y legales, y a sentir culpa si trabajan fuera
del hogar, si deciden controlar su propia reproducción, si deciden no tener
hijos, y si luchan por ser respetadas como seres humanos iguales y por
participar plenamente en la sociedad. Hablando de las
mujeres, el Papa Francisco dice, “hay un solo modelo para ustedes, María: La
mujer de la fidelidad, la que no entendía lo que le pasaba pero obedeció.” Así se hace eco de pasajes misóginos de la Biblia,
como Timoteo 2:11-15 “La mujer aprenda en silencio, con toda
sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el
hombre, sino estar en silencio. Porque Adán fue formado primero, después Eva; y
Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en
trasgresión…”
Durante
este año, Francisco ofrece “perdón” a las mujeres que “se arrepienten” del
“pecado” de abortar. Esta supuesta “misericordia” es una manera de volver a
demonizar y tratar de someter a toda mujer que tiene la audacia de insistir que
solo ella, y NO el Estado, ni la Iglesia, ni nadie más, van a decidir si tendrá
o no un hijo. El Vaticano sigue imponiendo leyes en muchos países que
criminalizan el aborto y llevan a la muerte o el encarcelamiento de muchas
mujeres por abortos (incluso espontáneos). Ya lo han hecho en 18 estados en
México. No lo hacen para “proteger la vida”, sino para someter a las mujeres a la
autoridad masculina, que es un cimiento fundamental de toda sociedad basada en
la explotación.
El Papa también ofrece su “misericordia” a las personas LGBT, que
tampoco tienen nada de qué pedir “perdón”. Al contrario, la Iglesia católica
debe renunciar a su visión enfermiza de que toda relación sexual que no es para
embarazar a una mujer es “pecado”. Este Papa, supuestamente compasivo, dice que
la legalización del matrimonio gay es “la obra del diablo”.
3. El Papa ante la “guerra sucia” y la sumisión de los pobres: Francisco dice luchar por la “justicia”
para los pobres, pero su verdadera posición sobre los oprimidos se reveló entre
1976 y 1983 en Argentina, cuando generales fascistas apoyados por Estados
Unidos hicieron un golpe de Estado y secuestraron, torturaron y
“desaparecieron” a hasta 30,000 personas. Algunos curas y hasta unos prelados
de la Iglesia católica se opusieron al régimen fascista y el régimen asesinó a
cien sacerdotes, monjas y otros clérigos, incluido un obispo, Enrique
Angelelli. Jorge Bergoglio, cardenal en ese tiempo, ordenó que sus sacerdotes dejaran
de apoyar a la resistencia antifascista
e incluso que dejaran de trabajar en las “ciudades miseria” porque quienes
detentaban el poder consideraban que tal actividad era sediciosa. Bergoglio fue
cómplice en la detención, la tortura y el destierro de curas disidentes y
legitimó a los generales fascistas al aparecer en público y celebrar misa con
ellos. La “misericordia” del Papa solo se extiende a los pobres que acepten el
sistema que les oprime.
4. Engañar sobre el
calentamiento global: En su encí-clica (“Laudato Si”), Francisco
denuncia muchos aspectos de la crisis ambiental, reconoce el calentamiento
global, critica la “inacción” de los gobiernos y los poderosos, pero no
denuncia el sistema capitalista que destruye la Tierra y explota a la
gente. Solo denuncia la “actividad humana” en general, los “pecados” del hombre
y los excesos e injusticias del sistema.
Además, el Papa elogia los acuerdos de la conferencia climática internacional
en París (COP21), aunque todas las metas acordadas de reducir emisiones
de gases invernaderos son voluntarias, y aun si se cumplieran (que es muy poco
probable), las emisiones todavía llevarían a un aumento de temperatura de por
lo menos 3º C, el doble del límite necesario que señalan la mayoría de los
científicos (1.5º C). Francisco, igual que Obama,
Peña Nieto y otros representantes del orden capitalista, solo busca “manejar” la
crisis ambiental y encauzar el creciente descontento y preocupación por el
futuro del planeta por caminos que refuerzan el mismo sistema que lo ha
causado.
5. Seguir encubriendo a pederastas clericales: El Papa habla de una supuesta “tolerancia
cero” hacia el abuso sexual de menores por curas, pero en los hechos sigue
encubriendo estos crímenes. El caso del nuncio apostólico en la República
Dominicana Josef Wesolowski subraya esta hipocresía. Fue acusado de decenas de
casos de pederastia y estaba a punto de ser detenido cuando Francisco ordenó sacarlo
de incógnito para llevarlo al Vaticano, donde lo protegió de la extradición. Después,
fue encontrado muerto en su habitación en el Vaticano, justo antes de que
comenzara su juicio por el tribunal del Vaticano.
6. Contribuir al genocidio por la epidemia del SIDA y VIH: El Papa Francisco llevó su “misericordia”
a Uganda, donde abrazó y besó a niños seropositivos, a la vez que reafirmó la
prohibición de la Iglesia del uso de condones, que salvaría cientos de miles de
vidas humanas. Insistió que ya que la gente muere de muchas otras causas, no
tenía importancia que hablara sobre “esa tirita de plástico”. ¿Qué decir de una
moralidad que elige prohibir el uso de un anticonceptivo, en vez de salvar la
vida de cientos de miles de personas?
Luchemos por una moralidad radicalmente distinta y un
mundo mucho mejor
En vez de esta moral asesina e
ignorante que somete a la humanidad, necesitamos un enfoque y una moral que
corresponden a la realidad y contribuyen a emancipar a la humanidad. Como
señala Bob Avakian (Lo BAsico 4:17): “La noción de un dios, o dioses, la
inventó la humanidad en su infancia debido a la ignorancia. La han perpetuado
las clases dominantes por miles de años desde entonces al servicio de sus
intereses de explotar y dominar a la mayoría de la gente y mantenerla
esclavizada bajo la ignorancia y la irracionalidad. Gestar
un mundo y futuro nuevo y mucho mejor para la humanidad implica derrocar a
tales clases explotadoras y liberarse de tal ignorancia e irracionalidad
esclavizante y dejarla atrás para siempre”.
Aurora Roja
Voz de la Organización Comunista Revolucionaria,
México
aurora-roja.blogspot.com auroraroja.mx@gmail.com
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