Un salto en la lucha por la emancipación de las mujeres – “Hay que abortar el sistema patriarcal”

La sangre de las mujeres asesinadas por culpa de un sistema patriarcal

Este Día Internacional de la Mujer marcó en México un verdadero salto en la lucha por la emancipación de las mujeres. Un torrente de lucha sacudió el país de Tijuana a Cancún, impulsado sobre todo por las jóvenes, una nueva generación harta, atrevida e inspirada a luchar por acabar con la violencia machista y toda forma de opresión patriarcal.

Hubo protestas en casi todos los estados, y varias marchas en algunos, como el Estado de México, Guanajuato, Guerrero, Veracruz y Oaxaca, estado en que hubo tres protestas de mujeres y niñas mixtecas y mixes en el Istmo de Tehuantepec. En varias ciudades las mujeres tiñeron las fuentes de rojo, presentaron el performance “Un violador en tu camino”, y cantaron la “Canción sin miedo” de Vivir Quintana, (que se estrenó en You Tube y en el concierto de Mon LaFerte, Ana Tijoux y Sara Curruchich el 7 de marzo en el Zócalo de la Ciudad de México). Las acciones irradiaron el espíritu de unión y colectividad entre todas las presentes y un sentido de su propia fuerza para transformar el mundo. Como expresó una joven universitaria, “Me siento muy feliz de ser mujer ahorita, porque espero que vayamos a hacer este cambio y cuando esté más grande mi hija no vivirá tantas desigualdades”.

Una parte de la marcha en el Día Internacional de la Mujer 2020, CDMX
 En la Ciudad de México, la multitud fue asombrosa. Como dijo una compañera, “Desde entrar en el vagón del metro de CU” (estación de la UNAM, a 45 minutos del Monumento a la Revolución), “ya estabas en la manifestación”. El gobierno dio la cifra de 80 mil manifestantes, pero como dijeron varios reporteros independientes, fueron cientos de miles. Marcharon contingentes de universitarias, artistas, trabajadoras, indígenas otomíes, mujeres de Ixtapalapa y de Tlahuac (delegaciones de la ciudad con muchos feminicidios).  Compañeras del colectivo Bordando Feminicidios portaban dos grandes mantas con muchos bellos bordados individuales recordando a mujeres asesinadas. Pero parecía que la gran mayoría de la gente venía en grupos pequeños de amigas o familiares, sin ser parte de ninguna organización. Para muchas fue su primera manifestación. Las jóvenes impulsaron más las consignas, que se gritaron con fuerza. “Hay que abortar, hay que abortar, hay que abortar el sistema patriarcal”; “Señor, señora, no sea indiferente; matan las mujeres en la cara de la gente”; “Ni una más, ni una más, ni una asesinada más”; “Si tocan a una, respondemos todas”, “El patriarcado va a caer, va a caer… El feminismo va a vencer, va a vencer”, “Aborto sí, aborto no, eso lo decido yo”, entre muchas otras. Las batucadas intensificaron la pujanza y vitalidad de la marcha.

Familiares de mujeres asesinadas encabezaron la marcha con bellos retratos de sus hijas, hermanas, sobrinas cuyas vidas fueron robadas a muy corta edad, y en todo el recorrido hubo miles de mantas y pancartas exigiendo justicia para muchísimos casos de feminicidio o desapariciones, así como pintas y pegas en paredes, paradas y postes. Hubo testimonios personales, como una joven adolescente cuya pancarta decía, “La culpa no era mía: 12 años; ni donde estaba: la escuela; ni cómo vestía: uniforme”, así como la de otra joven más grande: “Yo salí con tres amigos de confianza, me drogaron y desperté violada”. “¡Que ningún hombre violento goce de impunidad”, decía la pancarta de una mujer que fue víctima de un ataque de ácido a manos de su ex pareja. “No somos histéricas, somos históricas”; “Todas somos una”; “Quiero ser libre, viva y sin miedo”; “No fue suicidio, fue feminicidio”; “Somos tantas que nada nos puede parar”; “Mujer, esta es tu revolución”.

Protestas de familiares el #8m, 2020, CDMX
 Compañeras pintaron los nombres de cientos de mujeres asesinadas con pintura blanca en la plancha del Zócalo, antes de que llegaran las multitudes. En el mitin una de las oradoras decía: “Un año más estamos aquí, medio vivas aún, y más furiosas aún; las cifras de feminicidios aumentaron, nos siguen asesinando con saña. Venimos de muchas ciudades para estar aquí, reclamando cada centímetro de calle que nos ha sido negada”. Se presentó “Un violador en el camino” y se cantó “Canción sin miedo”. Jóvenes encapuchadas pintaron e intentaron quemar la entrada del Palacio Nacional, con respuestas contrarias de parte de las demás manifestantes: algunas gritaron “No violencia”, mientras otras replicaron “Somos todas”. Hacía el final, hicieron una fogata de las pancartas que llevaban y bailaron antes de irse. Policías usaron extintores y gases lacrimógenos contra la gente en diferentes momentos de la marcha, y detuvieron a por lo menos seis personas que después fueron dejadas en libertad.


Las poderosas protestas del 8 de marzo de 2020 son parte de lo que señala el volante reciente de Aurora Roja: Las líneas de batalla entre reforzar el patriarcado o emancipar a las mujeres se están trazando en todo el mundo y frente al sometimiento cada vez más extremo de las mujeres, crece el rechazo a la dominación  masculina y la lucha cada vez más resuelta por liberar a las mujeres.

Celebremos la naciente fuerza poderosa que tomó las calles en muchas partes del mundo el 8M y ahora la cuestión es ¿qué sigue? El día siguiente enfrentamos la dura realidad de que por lo menos seis mujeres más fueron asesinadas el día 8 solo en México. ¿Qué hace falta para ponerle fin a la violencia machista, para desmantelar el patriarcado y emancipar a las mujeres? ¿Podemos lograr esto bajo el sistema capitalista en que vivimos ahora?

El Presidente descalifica a las luchadoras radicales como supuestos “conservadores”

Los que ejercen el Poder se jactan de la paridad de género en el poder legislativo, mujeres feministas en el gabinete presidencial y al frente del gobierno de la CDMX. Pero no ha cambiado nada esencial que contribuya a eliminar la opresión de las mujeres. Las marchas exigieron justicia y que se acaben los feminicidios, violaciones, acoso, y la impunidad que impera en casi todos los casos denunciados. Exigieron el derecho al aborto, que todavía no logramos a nivel nacional. También denunciaron las relaciones, estructuras y las ideas patriarcales que se han reproducido durante miles de años y que el sistema capitalista actual mantiene y reproduce. Pero crecen los feminicidios y persiste y persistirá la casi total impunidad.

El presidente Andrés Manuel López Obrador, en su mañanera del 9 de marzo, volvió a plantear su visión errónea del problema y la solución. Hablando del caso de Fátima (la niña de 7 años que fue secuestrada, violada y asesinada en Tlahuac), insistió que “lo principal es garantizar el bienestar de la gente. La niña Fátima es un asunto que se da por la descomposición social, una relación desquiciada familiar que lleva a esta monstruosidad.” Según López Obrador, el problema es solo privaciones económicas, autoridades corruptas y “descomposición social” (que sí son problemas graves, pero no son la causa esencial de la violencia machista). Ni menciona ni critica, ni mucho menos lucha por eliminar, las relaciones, las ideas, la cultura patriarcales que forman e impelen a muchos hombres a golpear a sus esposas, a denigrar a las mujeres en general, y a demasiados, a violar y asesinar a niñas y mujeres.
La policía usó gases lacrimógenos y extintores contra la gente protestando
 El presidente continuaba, “La paz y la tranquilidad son frutos de la justicia y también del amor y también del fortalecimiento de los valores culturales, morales, espirituales”. Plantea que lo que hace falta es simplemente recuperar la supuesta “paz social” del pasado patriarcal, y no romper las cadenas de la supremacía masculina. Con esa “paz social” se ha sometido, violado y asesinado a mujeres durante muchos milenios. Y para colmo, los valores que el presidente predica y busca reforzar para “recomponer” el tejido social, son la moralidad de la Biblia cristiano, que es patriarcal hasta la médula e impone la dominación masculina. Como ejemplo de la “moralidad” de la Biblia, citamos 1Timoteo, 2:11-15 donde, según, habla dios: “La mujer oiga las instrucciones en silencio, con toda sumisión. No permito que la mujer enseñe ni que domine al hombre. Que se mantenga en silencio. Porque Adán fue formado primero y Eva en segundo lugar. Y el engañado no fue Adán, sino la mujer que, seducida, incurrió en la trasgresión. Con todo, se salvará por su maternidad mientras persevere con modestia en la fe, en la caridad y en la santidad”.

Mientras busca inculcar valores bíblicos y patriarcales, López Obrador ataca a las mujeres luchadoras, acusándolas de “oportunismo” y de ser “conservadores”, engañadas por sus rivales burgueses del PAN. Y buena parte de sus seguidores han desatado toda una campaña sucia de bajos ataques incluso a gente progresista, como Carmen Aristegui y Lidia Cacho, así como también en contra de mujeres más radicales y revolucionarias, objetivamente contribuyendo a fortalecer las fuerzas patriarcales. Los eventos del 8 de marzo demostraron que los verdaderos “conservadores" no tuvieron ninguna influencia significativa en las protestas, a pesar de los pobres e hipócritas esfuerzos del PAN y otros de sacar algún provecho propio, y los esfuerzos de AMLO de descalificar las protestas, cada parte enfocada en la rivalidad y pugnas entre los partidos burgueses por estar al mando de este sistema capitalista y patriarcal.

Cualquier persona honesta puede ver que son completamente distintas a los contrincantes burgueses de AMLO tanto las feministas radicales que luchan contra el patriarcado como los familiares de Fátima que denuncian el gobierno capitalino por mandarles a tres diferentes delegaciones hasta finalmente poder meter la denuncia de su desaparición, y por tardar en poner la Alerta Ambar. Muy al pesar del presidente, hay opositores y críticos de su gobierno que luchan por las y los oprimidos, las feministas radicales que luchan contra el patriarcado, las y los indígenas que luchan contra el Tren Maya y el corredor transístmico, ecologistas que luchan por parar la destrucción ambiental, familiares de víctimas de la violencia machista y de otros crímenes del Estado, inmigrantes y sus defensores que luchan contra la brutal represión y deportación masiva que este gobierno lleva a cabo bajo órdenes del régimen fascista de Trump. Y también revolucionarios comunistas que luchamos contra todos estos crímenes y el sistema que los perpetúa.

Participación de fuerzas revolucionarias, #8M 2020 CDMX
 El problema de fondo no es simplemente López Obrador, Morena, o el gobierno que sea. Hay que denunciar los crímenes horrorosos de este sistema, y a la vez aprender cómo son las relaciones fundamentales y estructuras de este sistema que mantienen y reproducen la supremacía masculina y la opresión de las mujeres en todas sus formas, así como la opresión de los pueblos indígenas, la explotación y miseria de la mayoría de la gente, la crisis ambiental y el calentamiento global, y la dominación de la mayoría de los países en el mundo por las potencias imperialistas. Hay que desechar las ilusiones falsas de arrancar de este sistema la libertad que anhelamos; ni siquiera nos ofrece la libertad de vivir sin miedo. Otro mundo mucho mejor es completamente posible y necesario, pero requiere una revolución real que tumbe el estado actual y cree un nuevo sistema económico, un nuevo sistema político una nueva cultura liberadora—una nueva sociedad que sirva como base de apoyo para el triunfo de la revolución en otros países hasta emancipar a toda la humanidad y acabar con toda forma de explotación y opresión. Ya es hora de organizarnos para esta revolución real, con la guía del nuevo comunismo desarrollado por Bob Avakian, que nos brinda un método y enfoque consecuentemente científico, para entender y transformar el mundo y tener una verdadera posibilidad de triunfar y finalmente emancipar a las mujeres y toda la humanidad.

¡Desatar la furia de las mujeres como una fuerza poderosa para la revolución!

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