El Estado reprime a luchadoras y los crímenes contra mujeres siguen impunes - ¿qué clase de sistema hace eso?

 

Manifestación contra el feminicidio en Cancún reprimida a balazos por lapolicía

“Son tiempos de guerra, hermanas… Son tiempos de crisis y de emergencias. Nos están matando, nos están violando, nos están obligando a parir, nos están condenando a la muerte por no obedecer”. Palabras que resonaron en el Zócalo capitalino en la protesta del 25 de noviembre pasado por los crímenes de odio contra las mujeres. Y no faltaron los gritos sobre el sistema patriarcal responsable: "Va a caer. Lo vamos a tirar”.

Matan en el país a 10 mujeres al día en promedio, con más del 90% de los casos sin resolver, mientras las fuerzas del "orden" se dedican a reprimir a las protestas contra esta horrenda ola de violencia. Lo mismo pasa, no importa cuál partido esté en el gobierno. Se debe a algo más profundo, a un sistema, el sistema patriarcal, machista, de supremacía masculina que, ahora, es mayormente capitalista. Es posible ponerle fin a los horrores que genera este sistema, pero va a hacer falta toda una revolución para lograrlo.

Detrás de las cifras quedan miles de vidas segadas. Como la de Mariana Sánchez, pasante de medicina de 24 años asignada a una clínica rural en Nueva Palestina, Chiapas. Al poco tiempo de llegar fue acosada por un compañero médico que hasta forzó la puerta de su cuarto e intentó manosearla cuando dormía. Ella levantó una demanda por acoso y abuso sexual con la policía y también lo denunció con la directora de la clínica, pidiendo su traslado e incluso tratando de renunciar, pero nadie le hizo caso.

Habló con su mamá por teléfono por última vez el último jueves de enero; estaba angustiada, hablaba del acoso, se apuraba a salir de la clínica. Para el otro día, ya fue encontrada muerta, víctima del asesinato. Las autoridades se apresuraron a declarar que era un supuesto “suicidio” y a eliminar las evidencias, incinerando el cuerpo, en flagrante violación de sus propias leyes. También mintieron, al decir que no sabían de ninguna denuncia de acoso y abuso sexual. Todo esto es completamente inaceptable y criminal.

Intensas protestas han obligado a las autoridades a abrir una investigación por el asesinato, pero no es seguro que se haga justicia siquiera en este caso tan flagrante. En tantos casos más por todo el país se repite la misma historia de la desidia o franco contubernio de las autoridades de todas las siglas electorales, a la vez que, eso sí, se esmeran en reprimir a la gente que protesta contra tantos crímenes misóginos, de odio a las mujeres.

En Cancún, la policía disparó armas de fuego contra la protesta de unas 3 mil personas el pasado 9 de noviembre por el feminicidio de Bianca Alejandrina Lorenzana Alvarado, conocida como Alexis. Hirieron de bala a dos manifestantes y dos periodistas. Una de las periodistas heridas refutó las mentiras de las autoridades: “La policía nunca disparó al aire… [era] como si nos estuvieran cazando”.

Al atacar, los policías gritaron “Ahora sí van a valer madres las pinches mujeres”. También golpearon y patearon salvajemente a la gente. Agredieron sexualmente a las mujeres detenidas, como a María Elena, que denunció que, además de golpear y patearla repetidamente, le metieron dedos en su vagina. Desafiante, ella exclamó que tenía “muchos golpes y la rabia de que nos violentaron sexualmente. Aún así no nos van a parar. Fue mi primer marcha y ahora marcharé mucho más”.

Todas las autoridades de todos los niveles, de distintos partidos políticos, negaron su responsabilidad y trataron de culparse mutuamente del ataque. El presidente López Obrador trató de negar que hubiera participado la Guardia Nacional, a pesar de que en realidad formó una valla para retener a parte de los inconformes y ayudar a la policía en sus agresiones. Aunque criticó este ataque tan flagrante, ha alentado las agresiones al denostar a otras protestas contra los crímenes misóginos como provocaciones vandálicas instigadas y aprovechadas por los “conservadores”.

Asimismo, todas las autoridades han prometido una investigación, como siempre, “hasta las últimas consecuencias”, pero en los hechos ni han querido examinar la evidencia física de la gente baleada.

Otras represiones recientes han ocurrido, entre otros lugares, en:

  • León, Guanajuato: la policía reprimió con lujo de violencia y manoseos sexuales a las mujeres que protestaban en agosto por el asalto sexual a una joven por parte de la misma policía;
  • Ciudad Juárez, Chihuahua: la policía arremetió violentamente contra una protesta por el ataque en León, crímenes de género y contra la comunidad LGBT, con saldo de 28 mujeres y 8 hombres detenidos, golpeados duramente y sin acceso a su abogada. Las manifestantes dijeron: “La policía cuida monumentos, letras y paredes, pero a mí no, a mí me violan”.
  • Tijuana, Baja California: la policía golpeó brutalmente a mujeres exigiendo el derecho al aborto el 28S, subiendo a las detenidas en vehículos no oficiales sin placas y sin informar sobre su paradero.
  • Ecatepec, Edomex: la policía desalojó con mucha violencia a una ocupación de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México (COHEM), además de atacar a periodistas presentes en el lugar. Cuando llegaron a exigir informes sobre sus compañeras subidas a la fuerza a camionetas sin rotular, los agentes les lanzaron gas lacrimógeno, varas de acero y bancas que arrancaron de la calle.
  • Ciudad de México: Además de tratar de parar varias protestas por medio de agresivos encapsulamientos, chorros de extintores y gases lacrimógenos (aunque las autoridades niegan su uso), se ha llamado a presentarse en calidad de indiciadas por supuestos crímenes a once  mujeres por el simple hecho de haber estado presentes en las manifestaciones o de tener publicaciones favorables a las mismas en su Facebook.

No es casual que se repita, sin importar lugar ni siglas electorales, el mismo cuadro de impunidad por los horrendos crímenes misóginos y la represión ejemplar a la gente que exige un fin a tanta barbarie. No se trata simplemente de malas autoridades, se trata de todo un sistema de opresión patriarcal de las mujeres, supremacía masculina y machismo. En lo fundamental, no es que las autoridades “no hacen su trabajo”, es que su trabajo, como representantes del sistema, es defender al sistema que no puede prescindir de la opresión a las mujeres.


Es un sistema de opresión que permea cada aspecto de la sociedad, desde las desigualdades, machismo y golpizas en la familia (que han aumentado mucho con la pandemia, aunque las autoridades tratan de negarlo o restarle importancia); pasando por el calvario de acoso, la discriminación y el desprecio en la escuela y el trabajo; hasta la mortífera pandemia de feminicidios, desapariciones, y violaciones, así como la multi-millonaria industria de trata de mujeres y niñas, y de prostitución y pornografía en la sociedad en su conjunto.

La creciente rebeldía y protesta de las mujeres ha destapado la incesante violencia machista y la mano del Estado en cometer y encubrir estos crímenes y está desatando el repudio a la dominación masculina y la moralidad patriarcal “tradicional”. Es parte de la creciente insurgencia de mujeres internacionalmente que nutre la esperanza y la exigencia de un cambio radical. Ha planteado el interrogante de qué tipo de cambio radical hace falta.

Es necesario y posible luchar por ciertas reformas en el sistema actual, como el derecho al aborto o las luchas de exigir justicia en los casos de feminicidios y otros crímenes. Con lucha se ha arrancado sentencias contra algunos asesinos. Miles de otros asesinatos siguen en la absoluta impunidad y ninguna mujer escapa de las relaciones e ideas patriarcales que agreden, humillan y degradan a las mujeres.

Para ponerle fin a la opresión de las mujeres, hace falta barrer con todo el sistema patriarcal y con el sistema capitalista actual que lo necesita y lo apuntala de mil maneras.

El opresivo sistema patriarcal es tan presente en cada aspecto de la sociedad que mucha gente duda que pueda ser eliminado. Pero la ciencia ha demostrado que la opresión a las mujeres no ha existido siempre. En los principios de la raza humana, la gente existía durante milenios en grupos en que las mujeres participaban en pie de igualdad. El sometimiento de las mujeres a los hombres y la familia patriarcal vinieron acompañados del surgimiento de las clases, de la explotación de unos seres humanos por otros, que sigue en la actualidad en la forma capitalista, en que unos cuantos grandes capitalistas e imperialistas explotan y oprimen a la gran mayoría de la humanidad.

Existen las bases en la opresiva sociedad actual para otra sociedad muy distinta y mucho mejor: una sociedad socialista como transición al comunismo, la abolición de toda forma de explotación y opresión y la emancipación de la humanidad.

El coraje de las mujeres en sus millones tiene un enorme potencial para impulsar esta revolución radical para liberar a las mujeres y a todos los seres humanos. El reciente e inspirador despertar, protestas y rebeldía de las mujeres en este país y alrededor del mundo son las primeras olas surgidas de un mar profundo de coraje y odio por lo que significa ser mujer en esta sociedad machista y patriarcal. Hace falta desatar aún más la furia de las mujeres como una poderosa fuerza para la revolución.

Forjemos ahora un movimiento para la revolución que promueva y viva los valores que habrán de guiar la futura sociedad revolucionaria, combatiendo toda forma de opresión y rechazando tajantemente toda forma de desprecio, discriminación y acoso a las mujeres. Con todo el mundo, y particularmente con los hombres, hay que insistir en que, o bien eres parte de la solución o eres parte del problema.

Luchemos por una nueva sociedad no solo de completa igualdad legal para las mujeres sino también de lucha profunda por "superar todas las 'cadenas de la tradición' encarnadas en los papeles y divisiones tradicionales de género y en todas las relaciones opresivas correspondientes, en toda esfera de la sociedad, y de facilitar que las mujeres participen y contribuyan, tan plenamente como los hombres, a todo aspecto de la lucha para transformar la sociedad y el mundo con el fin de arrancar de raíz y abolir todas las relaciones de opresión y explotación y emancipar a toda la humanidad”. Esto en palabras de Bob Avakian, arquitecto del Nuevo Comunismo.

Un mundo nuevo y mucho mejor lucha por nacer de las entrañas tenebrosas de la sociedad en que vivimos. Hacen falta el coraje, la determinación y lucha de tod@s para abrir esa nueva aurora revolucionaria. Ponte en contacto con nosotr@s.

¡Viva el Día Internacional de la Mujer!

¡Romper las cadenas! ¡Desencadenar la furia de las mujeres como una fuerza poderosa para la revolución!

Aurora Roja

Voz de la Organización Comunista Revolucionaria, México

Descargar PDF en formato de volante: DIM2021.pdf

Descargar PDF en formato de lectura: DIM2021_texto.pdf

auroraroja.mx@gmail.com                 http://aurora-roja.blogspot.com


No hay comentarios: