De Bob Avakian — Líder revolucionario, autor del Nuevo Comunismo
18 de julio de 2021 | revcom.us
Muchas personas han visto la muy importante declaración de los
revcom Una Declaración, un Llamamiento a que se organice ahora
para una revolución real, que está disponible en revcom.us, y
que se está colgando y distribuyendo en barrios y otros lugares de Estados
Unidos, como una parte clave de difundir el mensaje sobre esta revolución y de
organizar a la gente en esta revolución. Es necesario que muchas más personas
reciban esta “Declaración y Llamamiento” y se adentren a fondo en ella. Aquí
voy a abordar algunas grandes cuestiones con relación a esto.
PRIMERO, ALGUNAS VERDADES BÁSICAS
1. Vivimos bajo un sistema — el sistema del capitalismo-imperialismo (el capitalismo es
un sistema económico y político de explotación y opresión, y el imperialismo se
refiere a la naturaleza mundial de este sistema).
Este sistema hace sufrir terriblemente a las personas, por todo el
mundo, y representa un peligro cada vez mayor a la existencia misma de la
humanidad.
Este es un sistema dominado por corporaciones, bancos y otras instituciones financieras capitalistas que controlan inmensas cantidades de dinero, y hace todo eso sobre la base de explotar a la gente — a masas de personas en Estados Unidos, y a miles de millones de personas por todo el mundo, entre ellas enormes cantidades de niños.
Estos capitalistas están enfrascados en una competencia despiadada entre
sí, y esto los impulsa a penetrar cada rincón del mundo, especialmente los
países pobres, a fin de explotar a las personas con aún más crueldad, al mismo
tiempo que deja a muchas personas sin ninguna posibilidad de trabajar, dentro
de la economía formal.
Este sistema tiene integradas en su estructura la
supremacía blanca y la supremacía masculina.
Este sistema continuamente genera situaciones en que cada vez más
personas enfrentan en sus países de origen una vida de extrema desesperación y
a menudo gran peligro —lo que las obliga a dejar sus raíces y migrar a través
de países y continentes— para luego tratarlas de criminales cuando soliciten
asilo, o alivio de condiciones insoportables.
Este sistema conduce a guerras — guerras para conquistar a naciones y
pueblos, guerras por controlar regiones claves del mundo e incluso
potencialmente guerras entre países capitalistas imperialistas con armas
nucleares que peleen para determinar cuál será el opresor más poderoso en el
mundo (si es que algo le quede de este mundo al final de semejante guerra).
Este sistema está destruyendo rápidamente el medio ambiente a nivel
mundial.
Todo esto es la realidad, y nadie puede escapar a esa realidad. O la
cambiamos radicalmente, de manera positiva, o todo se cambiará de manera muy
negativa.
2. No es posible reformar este sistema y convertirlo en un
sistema “mejor” — hay que derrocarlo.
El sistema del capitalismo no podría existir sin
explotar a las masas de personas, sin hacerle la vida un infierno a la gran
mayoría de la humanidad, al mismo tiempo que representa una amenaza cada vez
mayor al futuro de la humanidad. (He analizado las razones básicas de por qué
es así en el artículo Mercancías y capitalismo — y las terribles consecuencias
de este sistema, que se puede encontrar en revcom.us).
El sistema de gobernanza política —la “democracia”— que ha existido en
Estados Unidos es, y siempre ha sido, democracia según los términos de
este sistema y de aquellos que lo gobiernan. Esta “democracia”
capitalista es un disfraz, y un medio, para lo que realmente impera en este
país —una dictadura de la clase capitalista— su dominación del
poder político y de la fuerza y violencia oficiales (supuestamente
“legítimas”), como cuando la policía repetidamente mata a las personas,
especialmente negras, latinas, indígenas y de color.
Los capitalistas controlan el sistema de las elecciones, y las demás
instituciones dominantes, en Estados Unidos. Votar bajo este sistema, sea por
los demócratas o por los republicanos, es votar por los partidos de la
clase dominante —por los representantes de este sistema del
capitalismo-imperialismo— que están emperrados en mantener este
sistema a flote, a pesar del terrible costo a las masas de la humanidad, e
incluso con la muy real amenaza que representa para la existencia de la
humanidad.
Independientemente de las promesas que hagan estos políticos
—independientemente de los programas que las personas ingenien a fin de hacer
las cosas más “justas” o “igualitarias” bajo este sistema—, nada de eso puede
cambiar la naturaleza básica de este sistema y el modo en que tiene que operar
debido a su naturaleza misma.
Las relaciones de explotación y opresión que están integradas en este
sistema se imponen por medio de sus instituciones oficiales de poder y
violencia — el Congreso y la presidencia, las cortes y especialmente
la policía y las fuerzas armadas.
Únicamente una revolución —una revolución real, para derrotar y
desmantelar, al final, estas instituciones oficiales de violencia y poder, y
crear un sistema económico y político radicalmente diferente, con el objetivo
de eliminar la explotación y la opresión— únicamente esta revolución puede
lidiar con todo esto de una manera que verdaderamente sirva a los intereses de
las masas de personas y de toda la humanidad.
(La Constitución para la Nueva República Socialista en
América del Norte, de mi autoría, ofrece una visión panorámica y
un plano concreto para esta sociedad radicalmente diferente y mejor — un plan
concreto para lo que hay que hacer tras tomar el poder y cómo reorganizar la
sociedad sobre cimientos completamente diferentes y emancipadores.)
POR QUÉ ESTE ES UNO DE AQUELLOS MOMENTOS POCO COMUNES CUANDO UNA
REVOLUCIÓN SE VUELVE POSIBLE, INCLUSO EN UN PAÍS PODEROSO COMO ESTADOS UNIDOS
1. Una revolución se vuelve posible, incluso en un país poderoso como
Estados Unidos, cuando se hayan gestado tres factores principales:
Una crisis en la sociedad y en el gobierno que sea tan profunda y que
trastorne tanto “la manera acostumbrada de hacer las cosas”, que aquellos que nos
han gobernado, durante tanto tiempo, ya no puedan hacerlo de la forma “normal”
la que, por su condicionamiento, la gente acepte.
Un pueblo revolucionario que cuente con millones y millones de personas,
cuya “lealtad” a este sistema se haya roto, y su determinación de luchar por
una sociedad más justa sea más grande que su temor por la represión violenta de
este sistema.
Una fuerza
revolucionaria organizada —conformada por cantidades cada vez más grandes de
personas, de entre los más oprimidos pero también de muchas otras partes de la
sociedad— una fuerza que se base en el enfoque más científico para impulsar y
luego llevar a cabo una revolución y que trabaje sistemáticamente por aplicar
ese enfoque, y a la cual masas de personas recurran cada vez más para que las
dirija a fin de realizar el cambio radical que se necesita con urgencia.
2. Obviamente, estos factores para la revolución no existen en este
momento, pero éste es uno de los momentos poco comunes en que sería
posible hacer nacer estos factores para la revolución.
Una razón básica de por qué esto es cierto es que actualmente existen
divisiones más grandes al interior de la clase dominante de Estados Unidos, y
en el país en su conjunto — y más que eso:
No es posible resolver estas divisiones entre los
poderes gobernantes, y en la sociedad más amplia, en el marco que ha existido,
y que ha mantenido la articulación de las cosas, durante casi 150 años, desde
poco después del fin de la Guerra Civil de Estados Unidos que condujo a la
abolición de la esclavitud — no es posible resolverlas sobre la base de la
“democracia” capitalista que ha sido la forma “normal” de gobierno capitalista
(dictadura) durante tanto tiempo.
Algo radicalmente diferente va a reemplazar el marco que ha existido
durante todo este tiempo, y como la “Declaración y Llamamiento” señala de
manera concisa:
sólo es posible
resolver la crisis y las profundas divisiones de la sociedad con medios
radicales, de un tipo u otro — ya sea medios radicalmente reaccionarios,
mortíferamente opresivos y destructivos o medios revolucionarios radicalmente
emancipadores.
3. Aquí van las razones básicas de por qué las cosas han llegado a este
punto.
Aunque “la democracia, con libertad y justicia para todos” es una
mentira cruel, esta mentira ha sido crucial para que los gobernantes de este
país mantengan la articulación de las cosas bajo este sistema — y especialmente
para conseguir que las personas que están oprimidas bajo este sistema crean en
la posibilidad de hacer que este sistema sea más justo. Por eso, ambos partidos
de la clase dominante en general estaban de acuerdo, durante mucho tiempo, en
trabajar dentro del mismo marco para gobernar a este país — estaban de acuerdo
en aceptar los resultados de las elecciones y en llevar a cabo “la
transferencia pacífica del poder” entre los diferentes representantes de este
mismo sistema, ya sean demócratas o republicanos.
Con las condiciones cambiantes en este país, y en el mundo en su
conjunto, durante el tiempo transcurrido desde el fin de la Segunda Guerra Mundial
(hace 75 años), ha sido necesario que la clase dominante, para mantener “el
orden y la estabilidad” en este país, hiciera ciertas concesiones a la lucha
contra la supremacía blanca, la supremacía masculina y algunas otras relaciones
opresivas, mientras que al mismo tiempo insistiera en que todo eso fuera parte
de “crear una unión más perfecta” y “perfeccionar aún más la gran democracia
que siempre ha existido en este Estados Unidos”. Esto también ha sido necesario
para que los gobernantes de este país continúen promocionándolo como “el líder
del mundo libre”, que ellos dicen que es necesario que siga siendo la potencia
dominante en el mundo — pero que, en realidad, es la potencia más
opresiva y destructiva, que saquea a las masas de personas así como a la
Tierra.
Pero un sector de la clase capitalista gobernante, representado por el
Partido Republicano, siempre se ha resistido incluso a dar estas concesiones
parciales a la lucha contra la opresión, y ha llegado a convencerse de que
ahora estos cambios han ido muy lejos, que amenazan con destruir lo que ha
mantenido la articulación de este país y lo que le ha permitido dominar al
mundo.
Los republicanos se han convertido en un partido fascista —un
partido basado en la abierta y agresiva supremacía blanca, supremacía masculina
y otras relaciones opresivas— un partido convencido de que es el único que
se merece gobernar, que actúa para manipular las elecciones y suprimir los
votos con el fin de conseguir y aferrarse al poder, que se niega a aceptar los
resultados de las elecciones que no gana, que está decidido a destripar y
pervertir el “estado de derecho”, pisotear los derechos de la gente y adoptar
lo que constituye una dictadura capitalista indisimulada, que está
listo a utilizar la violencia no sólo contra las masas de personas sino también
contra sus rivales en la clase dominante.
Estos republicanos han movilizado a un sector importante de la población
que cree, con una pasión intensa e irracional, que hay que defender e imponer
firmemente la supremacía blanca, la supremacía masculina y
otras relaciones opresivas (así como el desenfrenado saqueo del medio
ambiente). Esa gente ha sido impulsada hasta entrar en un estado de
demencia cruel, al abrazar todo tipo de teorías conspirativas lunáticas, junto
con un fundamentalismo cristiano enloquecido, como respuesta a la amenaza que
ven a su posición de privilegio (o “ordenada por dios”) y su insistencia en que
algunas concesiones adicionales a la lucha contra la opresión destruirán lo que
ha “hecho que Estados Unidos tenga grandeza”.
Estas divisiones ya han llegado a estar profundamente arraigadas en las
grandes instituciones de este país, incluidas las fuerzas armadas, y se
agudizarán cada vez más y saldrán explosivamente a la luz, a medida que las
cosas sigan agudizándose en la sociedad en general y al interior de la clase
dominante.
No es posible superar estas profundas divisiones, esta intensificación
del conflicto —no es posible volver a “componerse” todo esto— según los
términos, y de la manera, que hasta ahora se ha mantenido la articulación de
Estados Unidos bajo el gobierno de una clase capitalista más o menos unificada.
4. Los republicanos tienen ciertas ventajas importantes frente a los
demócratas en este conflicto.
Los demócratas están comprometidos con “jugar según las reglas” y
“confiar en las normas” de la dictadura capitalista “democrática”, mientras que
los republicanos actúan para destrozar esas normas y gobernar por medio de una
dictadura capitalista abierta e indisimulada.
La naturaleza peculiar de Estados Unidos —con su historia de genocidio,
esclavitud y supremacía blanca continua, y los repetidos “acuerdos” que les han
dado un poder desproporcionado (un poder más grande que lo que sus poblaciones
representan) a los estados sureños de la antigua Confederación esclavista, y a
otros estados con poblaciones rurales importantes de personas con
“inclinaciones conservadoras”— es otra ventaja con la que cuentan los
republicanos fascistas.
Si esta batalla continuara según los términos de este sistema, no sólo
habrá horrorosas consecuencias en general, sino que la situación muy
probablemente podría conducir a un triunfo de los fascistas republicanos, lo
que acentuaría y aceleraría el desastre que se avecina, para la humanidad en su
conjunto.
Pero las cosas no tienen que continuar —y es necesario que no continúen—
según los términos de este sistema.
LO QUE HAY QUE HACER PARA APROVECHAR ESTA OPORTUNIDAD POCO COMÚN DE
HACER UNA REVOLUCIÓN
1. Como se señala en Una Declaración, un Llamamiento a que se
organice ahora para una revolución real, en los levantamientos masivos de
la gente, en Estados Unidos y en países de todo el mundo, en contra del racismo
institucionalizado y el terror policial, y en el desbordamiento de lucha en
muchos países contra la opresión y la degradación de las mujeres, hemos
presenciado el potencial de que se haga esta revolución.
Pero es necesario transformar este
potencial para la revolución en la realidad de una revolución real,
llevando a cabo el necesario trabajo y lucha para conseguir que las masas de
personas tomen conciencia de la necesidad urgente y la verdadera posibilidad
para una revolución — y para organizarlas como una fuerza consciente y decidida
para esta revolución.
2. Para aprovechar la oportunidad poco común de hacer una revolución, es
necesario reconocer la situación que enfrentamos por lo que realmente es: es
necesario que las personas levanten la cabeza y amplíen sus aspiraciones, que
vean más allá de lo que está en su entorno inmediato, rompan con las ilusiones
y las “soluciones” falsas, y adopten el método científico del nuevo
comunismo para obtener una comprensión básica, y seguir profundizando
su comprensión, de lo que realmente está ocurriendo, de lo muy grueso de lo que
está en juego en todo esto, y de no sólo las posibilidades muy negativas sino
también las posibilidades muy positivas para el cambio radical
que existen en todo esto.
En particular, esto significa juntarse con los revcom —y con cantidades
crecientes de personas que se sienten atraídas hacia lo que es esta revolución—
para entrar seriamente en Una Declaración, un Llamamiento a que se
organice ahora para una revolución real y conectarse con la revolución
por la que está llamando.
3. Esta situación poco común, con la profundización y la
agudización de los conflictos entre los poderes gobernantes, y en la sociedad
en general, pone una base más fuerte y oportunidades más grandes para romper el
control de este sistema sobre las masas de personas.
Es extremadamente importante comprender lo siguiente de manera profunda:
A medida que se desarrolle esta situación, y la clase dominante tenga
cada vez menos capacidad de gobernar según la anterior manera de hacerlo, es
posible que se vuelvan cada vez más agitadas y caóticas la sociedad y la vida
cotidiana de las masas de personas, de diferentes partes de la sociedad, con
frecuentes “trastornos” de la manera “normal” en que las cosas han existido.
Y a medida que la “manera normal” en que se ha gobernado a la sociedad
deje de mantener la articulación de la cosas —y la sociedad esté desgarrándose
cada vez más—, es posible que esto haga flaquear la creencia de la gente en que
“la manera en que siempre han sido las cosas” es la única manera en que las
cosas pueden ser. Puede hacer que haya más receptividad en la población a
cuestionar —en un sentido real puede obligar a la gente a cuestionar— la manera
en que han sido las cosas, y si tienen que seguir siendo así. Y es mucho más
probable que esto ocurra si las fuerzas revolucionarias están en la sociedad
entre las personas arrojando una luz sobre la realidad más profunda de lo que
está ocurriendo, y por qué, y explicando que SÍ QUE EXISTE una alternativa
a vivir así.
La “Declaración y Llamamiento” hace la importante observación de que las
divisiones y conflictos entre los poderes gobernantes (y en la sociedad en su
conjunto) han
abierto grandes
boquetes en el camuflaje de este sistema, poniendo aún más al descubierto su
verdadera naturaleza y la mentira de que éste es “el mejor país del mundo”, la
“luminosa luz de la libertad” y el “líder del mundo libre”.
Les corresponde a todos los que reconocen la profunda necesidad para una
revolución —y la posibilidad poco común en un momento como éste de realmente
hacer una revolución— librar una lucha infatigable, y a veces feroz, para ganar
a cada vez más personas a que hagan una ruptura radical con los términos
restrictivos y degradantes de este sistema, y que adopten y actúen según la
orientación y motivación revolucionaria que se establece en la “Declaración y
Llamamiento”.
En lugar de “quedarse en su carril” y “meterse en el yo”, mientras este
sistema avanza para aplastar aún más decisivamente cualquier esperanza de un
mundo en el que valga la pena vivir, es necesario que las personas vean el
panorama más amplio, se centren en los intereses más excelsos de la humanidad y
en la posibilidad de un mundo mucho mejor — y actúen para hacerlo realidad.
En lugar de encontrar excusas para aceptar las cosas tal como han sido,
manteniéndose alejados de la revolución (o incluso hablando mal de ella), es
necesario que las personas se conecten con esta revolución, y
que no desperdicien la oportunidad poco común de formar parte de crear algo
mucho mejor.
En lugar de arremeterse con actos individuales de frustración, o de
intentar enfrentarse a este sistema con fuerzas pequeñas y aisladas que no
tienen ninguna posibilidad de triunfar, las personas tienen que verter su
rabia, y su odio por la injusticia, en construir un movimiento de millones de
personas que podría tener una verdadera oportunidad de derrotar a este sistema
y hacer una revolución real.
En lugar de pelearse y matarse entre sí, lo que las personas tienen que
hacer ahora es unirse para defenderse unos a otros —
oponerse a toda la violencia injusta, y no lanzar ataques contra nadie, pero al
mismo tiempo no dejar que la policía o los golpeadores fascistas “civiles”
brutalicen y maten a la gente de forma gratuita. Y las personas tienen que
hacer esto como parte de acumular fuerzas para la revolución.
En lugar de soltar bajezas y comentarios criticones los unos a los
otros, y estar divididas por “identidades”, es necesario que las personas
trabajen para unificar a todos, de todas las partes de la sociedad, quienes
es posible unificar en la lucha en contra de la opresión y la
injusticia, con el objetivo de poner fin a este sistema que es la fuente de
esta opresión e injusticia.
En lugar de ser una cola del burro demócrata —con sus esfuerzos por
mantener en marcha este sistema monstruoso, y lidiar con el creciente peligro
fascista, apoyándose en los “procedimientos normales” de este sistema y los
fútiles esfuerzos por “curar las divisiones” que se están profundizando día a
día—, es necesario que las personas trabajen para la revolución que se necesita
con urgencia, y lidien con el peligro fascista como parte de hacer eso.
Veamos otro punto muy importante en la “Declaración y Llamamiento”:
En estos días se habla mucho de otra guerra civil, especialmente por
parte de los fascistas, en el gobierno y en la sociedad en general, que piensan
que podrían llevar a cabo una matanza unilateral de aquellos que ellos odian,
entre ellos los negros y otras personas de color, los “inmigrantes ilegales”,
las “mujeres revoltosas” y aquellos que no se conforman con las relaciones y
“normas” sexuales y de género “tradicionales”. Hace falta cambiar radicalmente
esta situación, al grado en que haya masas de personas preparadas para derrotar
a estos fascistas y a hacerlo como parte de deshacerse de este sistema entero,
que ha engendrado a estos fascistas, junto con todos los demás horrores que
perpetra continuamente.
Lo que necesitamos es
una “repolarización para la revolución” —conseguir que la
revolución real sea una fuerza activa y cada vez más poderosa, primero de miles
y luego de millones de personas organizadas para trabajar para esta revolución
y para ganar a cada vez más personas hacia esta revolución— cambiando
radicalmente el “terreno” en el que se librará la revolución.
4. Al actuar sobre la base científica, y el enfoque estratégico
científicamente fundamentado de una revolución, que se ha desarrollado con el
nuevo comunismo, es necesario que trabajemos infatigablemente para acumular las
fuerzas organizadas para la revolución que se necesita con tanta urgencia, para
crear las mejores condiciones posibles para ella, y luego llevarla a cabo.
Como se enfatiza en Una Declaración, un Llamamiento a que se
organice ahora para una revolución real:
Organizar a las
personas en esta revolución implica difundir el mensaje de la revolución a
personas de todo tipo —no solo donde haya protestas y rebeliones contra la
opresión y la injusticia, sino en todas partes— difundir el mensaje de la
revolución y juntar personas (en vivo y virtualmente) para bregar sobre por qué
hace falta una revolución real, lo que dicha revolución supone y qué tipo de
sociedad se propone. Esto ayudará a las personas que están empezando a conocer
la revolución a que ellas mismas se conviertan en organizadores para esta
revolución y que recluten a cada vez más personas para que hagan lo mismo.
Y:
Sobre esta base, y
por medio de la acción colectiva de crecientes filas de la revolución en la
forma de una fuerza cada vez más poderosa, será posible atraer y organizar a
las cantidades de personas necesarias, y acumular la fuerza necesaria, para
estar en la posición de hacer lo que hay que hacer.
A medida que crezcan la cantidad y la fuerza organizada de las fuerzas
revolucionarias, que luchen contra el poder, y transformen al pueblo,
para la revolución, tendrán posibilidades de atraer a cantidades aún
más grandes de personas hacia sus filas e influenciar cada vez
más a la sociedad en su conjunto, ganarse a más personas de diferentes
partes de la sociedad y cambiar, de una manera más positiva, los términos según
los que se entienden las cosas en la sociedad y se luchan sobre ellas. Esto
sentará bases aún más favorables para desenmascarar la verdadera
naturaleza de este sistema y lo que realmente representan las divisiones al
interior de la clase dominante, y dejar en claro que los
intereses de las masas de oprimidos y las personas amantes de la justicia en
todas partes están en oposición directa y fundamental a todo este sistema.
Las fuerzas revolucionarias, por medio del impacto de su creciente
fuerza, pueden crear una situación en la que se vuelva cada vez más difícil que
los poderes gobernantes, profundamente divididos como están, confíen en sus
instituciones de violencia organizada para que actúen de manera unificada para
aplastar el justo levantamiento de la gente, y donde cada maniobra que
emprendan para aplastar este levantamiento conduzca a mayor indignación en la
población, que se sumen más personas a las filas de la revolución, y las
propias instituciones gobernantes se agrieten aún más debido a divisiones
internas. La fuerza de esta revolución, especialmente a medida que crezca de
miles a millones de personas, podría ejercer una influencia cada vez más grande
de modo que, al interior de las instituciones clave del poder y violencia
organizados de este sistema, cada vez más integrantes de sus filas —muchos de
los cuales provienen de los más oprimidos en la sociedad— se convenzan de modo
que se identifiquen con las masas de personas que luchan
para poner fin a la injusticia y la opresión y de modo que se nieguen
ser parte de atacar y suprimir injustamente a ellas.
5. Todo esto creará las condiciones más favorables para materializar el
enfoque estratégico que se ha desarrollado para luchar por ganar una revolución
real — la lucha total por el poder en la sociedad en su conjunto. (Este enfoque
estratégico se establece en la declaración Sobre
la posibilidad de la revolución, y se desarrolla con más detalle
en mi discurso Por qué nos hace falta una revolución real y cómo
concretamente podemos hacer la revolución, así como en el
artículo Una revolución real — Una verdadera oportunidad de ganar,
Seguir desarrollando la estrategia para la revolución —
todos los cuales están disponibles en revcom.us).
CONCLUSIÓN
Sí que existe la base para aprovechar la posibilidad poco común de
hacer una revolución, incluso en un país poderoso como Estados Unidos —podría
darse una verdadera posibilidad de ganar— EN EL CASO DE QUE, de entre
cantidades crecientes de personas que ya no pueden soportar vivir bajo este
sistema que mata gente y asfixia espíritus, existan la comprensión científicamente
fundamentada, la determinación y el atrevimiento de hacer esto una realidad.
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