Una
niña portaba su cartón donde expresó: “Estamos en una crisis climática”. Ella
se encontraba manifestándose en la explanada del Palacio de Bellas Artes en la
Ciudad de México (CDMX) junto a otros jóvenes, adultos y personas mayores. También
hubo manifestaciones en otras partes del país, como Mérida y Guadalajara. Todo
esto fue parte de la Huelga Climática Mundial el 24 de septiembre de 2021, en
que cientos de miles de personas, predominantemente jóvenes, se manifestaron en
99 países para exigir acción radical e inmediata frente a la emergencia
ambiental que amenaza el futuro de muchas especies, tanto de animales como de la
flora, y con ello también la humanidad.
En
la protesta, se denunció el asesinato y la desaparición forzada que se están
cometiendo contra los defensores del medio ambiente. Bajo el gobierno actual, van 30 defensores del medio ambiente
asesinados tan solo en 2020, por lo que México es el segundo país con más
asesinatos de ambientalistas en el mundo, después de Colombia. Un estudio
reciente de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE)
señala que el cambio climático es un factor principal que ha provocado a los
más de 272 millones de migrantes internacionales en años recientes. Las altas
temperaturas, mayores y más intensas tormentas y sequías, la subida del mar,
entre otros impactos catastróficos, van volviendo virtualmente inhabitables
partes importantes del globo terrestre. Sumada a esta creciente migración
internacional, se prevé una posible oleada de migración interna (dentro de los
países) de 216 millones para el año 2050 (según el informe reciente del Banco
Mundial titulado Oleada), calamidades
que también denunciaron los que hablaron por el sonido en la protesta en CDMX.
La
concentración y mitin en la explanada de Bellas Artes atrajo la atención de las
personas que circulaban por el lugar. Varias de las denuncias por el sonido,
así como en mantas y cartulinas que la gente portaba, ligaban de alguna forma
el grave peligro en que nos encontramos con la producción capitalista, que es
algo muy cierto e importante. Sin embargo, persisten ilusiones falsas entre
muchos de que de alguna forma será posible enfrentar el peligro por medio de
reformar el sistema capitalista-imperialista mundial que ha generado estas
crisis.
El
reciente informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio
Climático (IPCC) ha documentado una vez más que el calentamiento global y la
crisis ambiental avanzan a un paso aún más veloz de lo que se preveía. Virtualmente
ningún gobierno capitalista (incluido el petrolero gobierno mexicano actual) ha
cumplido con las metas de los Acuerdos de París, las que de por sí son completamente insuficientes para
detener el catástrofe en curso. Lo que ha provocado esta crisis es la
desenfrenada competencia entre los grandes capitalistas e imperialistas por las
altas ganancias y el dominio mundial, con base en los combustibles fósiles y
otras prácticas ecocidas. Todo esto es producto de la esencia misma del
capitalismo-imperialismo y solo podrá detenerse con un cambio radical de
sistema.
Es
por eso que, en medio de la protesta, el Movimiento Revolución repartió el
volante Revolución de la Organización
Comunista Revolucionaria, México, que fue acogido por la gente en el mitin y
durante la marcha. El volante plantea que la revolución es necesaria, urgente y
posible para derrocar este sistema capitalista y construir una nueva sociedad
socialista como transición al comunismo. Solamente con tal sistema será posible
poner las necesidades del medio ambiente y de la humanidad por encima de las
ganancias, y poder lidiar así, urgente, colectiva y científicamente, con las
crisis ambientales provocadas por el capitalismo. Varias personas también se
llevaron un vistoso cartel con el lema “¿Ya te hartaste?... El problema es el
sistema, la solución es la REVOLUCIÓN” que el Movimiento Revolución ofrecía
durante el mitin en Bellas Artes.
Después
del mitin, una muy animada multitud salió en marcha hacía el Zócalo de la Ciudad
de México. Las calles principales del centro, como Madero, se vieron inundadas
de las mantas, cartones y cartulinas que muchos portaban. Se escuchó una
variedad de consignas que la gente no dejaba de gritar: “Tren Maya NO,
Guacamaya SÍ”, “Revolución o extinción”, “Ni un grado más, ni una especie
menos”, “El capitalismo es saqueo y extinción, la única salida es la
revolución”, “No hay planeta B”, y varias más, retomadas y gritadas a lo largo
de la marcha. La manta al frente de la marcha proclamaba “Cambiemos el sistema,
no el clima”.
La
marcha no llegó al Zócalo porque el gobierno de la ciudad colocó policías y
vallas metálicas por la calle que horas antes, según comentarios, se encontraba
de libre acceso. Sin intimidarse por los guardianes del orden actual, los
manifestantes realizaron otro mitin frente a la policía y sus vallas. Con este
bloqueo oficial, se demuestra una vez más la hipocresía de las melosas frases
gubernamentales de “cuidar el medio ambiente”, mientras en la realidad la
ciudad atiza el calentamiento global al arrojar anualmente 547 mil toneladas de
dióxido de carbono a la atmósfera. Además, se mueren 14 mil personas al año tan
solo en esta ciudad por la contaminación del aire.
Aurora Roja
Voz de la Organización Comunista Revolucionaria,
México
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