Protesta de estudiantes y docentes frente a Conacyt |
Descargar en formato pdf: Ataque a la investigacion.pdf
Este
artículo es una contribución de un profesor colaborador de Aurora Roja.
En
lo que sigue analizaremos las implicaciones fundamentales del proyecto de una
nueva Ley General en Materia de Humanidades, Ciencias, Tecnología e Innovación,
que el presidente ya ha enviado al Congreso para su aprobación.
El
nuevo Proyecto de Ley centraliza el poder en funcionarios designados
directamente por el presidente de la República respecto a la toma de las
decisiones acerca de la ciencia, la educación universitaria y los centros de
tecnología federales para promover los intereses más inmediatos del capitalismo
en detrimento de la naturaleza y del grueso de la población. La libertad de
investigación, libertad de cátedra y estudio, el desarrollo del pensamiento
crítico y la autonomía de las universidades e instituciones de investigación
científica y humanística están en serio peligro.
La
nueva Ley es impulsada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
(Conacyt). Analizamos aquí la versión más reciente disponible, publicada el 25
de marzo de 2022, por la Comisión Nacional de Mejora Regulatoria (CONAMER) de
la Secretaría de Economía [1]. Lo esencial del proyecto, impulsado por el
Estado desde 2020, ha sido fuertemente criticado por la comunidad científica
como una amenaza a la libertad de investigación científica y a la autonomía
universitaria.
La
estructura propuesta centraliza el poder de todas las tomas de decisiones
académicas, políticas, económicas, de planeación y evaluación en el ejecutivo
federal. El meollo del problema es que el gobierno busca instrumentar el
control absoluto de la inteligencia científica nacional al ponerla bajo el
control del Consejo Nacional. Esa intención viene desde la versión de diciembre
del 2020 [2]. En su Artículo 30, propone que “El Consejo de Estado será la
máxima autoridad del país en materia de humanidades, ciencias, tecnologías e
innovación. Asimismo, el Consejo de Estado será la entidad del Gobierno Federal
responsable de la política nacional en la materia”.
En
la versión del 22 de mayo del 2022 [3], se sustituye el Consejo de Estado de la
versión del 2020 por un Consejo Nacional. De manera disfrazada, se trata de
confundir y distribuir en varios artículos la misma concepción de concentración
de poder. A través de los Artículos 11, 57, 62 y 63, propone esencialmente lo
mismo: todas las decisiones reservadas para el ejecutivo federal. De manera demagógica, el Artículo 11 de
palabra propone que el Consejo Nacional considere las propuestas generadas por
la comunidad, y sobre esa base propondrá la integración democrática de una
Agenda Nacional que establezca líneas de acción en torno de los asuntos
estratégicos o prioritarios para el desarrollo del país sin menoscabo de la
libertad de investigación. Sin embargo, resulta que el Artículo 57 establece de
manera clara que el Consejo Nacional tiene como objeto formular y conducir la
política nacional en materia de humanidades, ciencias, tecnologías e
innovación. Y el Artículo 62 indica que le Consejo Nacional estará conformado
por la directora de Conacyt, quien lo presidirá, y 12 representantes de
Secretarías de Estado de la Administración Pública Federal, todos con voz y
voto, nombrados directa o indirectamente por el Jefe del poder ejecutivo
federal. Todos los representantes de órganos colectivos de investigadores y
universidades, así como los investigadores en funciones, están excluidos de
participar en dicho Consejo ni siquiera con voz, si bien el Consejo Nacional
podrá en ocasiones invitarlos con voz cuando lo considere pertinente.
Se
centraliza la planeación en el Consejo Nacional. Se elimina la participación de
las comunidades científica, académica y tecnológica en la toma de decisiones.
Se elimina la promoción de la descentralización de la toma de decisiones. Se
elimina la evaluación por pares para la asignación de futuros fondos a
proyectos de investigación, centralizando la evaluación y toma de decisiones en
el Consejo Nacional. Dado que no existe ninguna obligación de tomar en cuenta las
opiniones de los escasos órganos de consulta aprobados por dicho Consejo, es
claro que quienes van a tomar las decisiones fundamentales acerca de las
propuestas de proyectos de investigación, su aprobación y evaluación son
funcionarios federales de la rama ejecutiva, nombrados por el presidente de la
República, sin conocimientos acerca de lo que significa realizar investigación
científica. En otras palabras, el personal académico de investigación del país
que tenga relación directa o indirecta con fondos de Conacyt será evaluado en
función de la Agenda Nacional del Estado. No existirá la libertad de
investigación para ellos.
La
ya de por sí relativa autonomía de las universidades se ve fuertemente limitada
por los criterios políticos que impondrá el Conacyt unilateralmente para el
otorgamiento de becas y apoyos similares para estudiantes de todos los
programas de posgrado. Los criterios políticos para el otorgamiento de becas
por parte de Conacyt estarán dictados por el Consejo Nacional a través de la
Agenda Nacional, la que elabora dicho Consejo en correspondencia con los ejes
programáticos y de articulación de la política gubernamental.
De
convertirse en Ley este Proyecto, el Conacyt coartará o nulificará la libertad
de investigación de los académicos de todo el país a través de dos tipos de
medidas. Por un lado, el Consejo Nacional expedirá (sin la participación de la
comunidad universitaria del país ni de los investigadores) el Reglamento del
Sistema Nacional de Investigadores. El Reglamento regulará los procedimientos
de ingreso, promoción y permanencia en el Sistema Nacional de Investigadores
(SNI), así como los términos y condiciones de los apoyos, incluyendo los
derechos y obligaciones de las personas integrantes, así como las sanciones
para los casos de incumplimiento, y lo demás que sea necesario para su
operación. De acuerdo con las bases generales del Proyecto de Ley, el ingreso,
la permanencia y la promoción en el SNI se realizarán tomando en cuenta
invariablemente la correspondencia de su contribución con los ejes
programáticos y de articulación de la política gubernamental. En otras
palabras, el gobierno federal, a través del Consejo Nacional, define las áreas
y problemas a trabajar por los investigadores, les provee fondos y evalúa su
trabajo y desempeño personal en función de la Agenda Nacional del Estado. De lo
anterior es claro que toda investigación científica que no tenga conexión
directa con la Agenda Nacional tendrá el demérito correspondiente a la hora de
su evaluación. Por otro lado, la aprobación de financiamiento para equipamiento
de laboratorios está igualmente condicionada a que se enmarque en tal Agenda
Nacional del gobierno federal.
Es
más, se retira la autonomía a los 26 Centros Públicos de Investigación que
existen en el país, al crear el Sistema Nacional de Centros Públicos que será
dirigido por el Consejo Nacional (véase el Artículo 48). Su subordinación bajo
el Consejo Nacional socavará la investigación científica, tecnológica y en
ciencias sociales en dichos centros y, en el corto plazo, se causará un daño
irreparable que cortará una trayectoria de muchos decenios de trabajo
científico, social y tecnológico serio y profesional.
El
Proyecto de Ley contiene una serie de conceptos cuestionables sin definir, como
son: rigor epistémico, pluralidad y equidad epistémica, diálogo de saberes,
interculturalidad, producción horizontal del conocimiento, solvencia académica,
solvencia epistemológica, beneficio social, precaución. Dichos conceptos sin
definición clara podrán utilizarse para la evaluación de la labor académica y
la distribución de recursos. La vaguedad y el contenido cuestionable de estos
conceptos abre la puerta a la discrecionalidad de las autoridades tanto para la
aplicación del presupuesto, como para las evaluaciones, o la aplicación de
presiones o posibles represalias individuales y colectivas, etc.
Todo
lo anterior demuestra que, con toda esta centralización y subordinación al poder
ejecutivo federal, este Proyecto de Ley constituye una gran amenaza al futuro
de la libertad de investigación, de la libertad académica de enseñanza, de la
libertad de los estudiantes para escoger el área de posgrado en la que desean
especializarse y de la libertad que tienen las Universidades Autónomas para
desarrollar las diversas áreas de ciencia. También es un riesgo inminente para
la autonomía de las universidades del país.
Es
más, se establecen las bases para mayor “austeridad” y recortes. En el Proyecto
de Conacyt, se elimina la disposición de la Ley de Ciencia de 2002, en su Artículo
9 Bis, en el sentido de que el gasto nacional en ciencia no deberá ser menos
del 1% del producto interno bruto del país, lo cual debiera permanecer e
incrementarse.
Aunque
este Proyecto de Ley es un nuevo ataque reaccionario que debe ser derrotado,
también es una continuación de los esfuerzos durante años de subordinar cada
vez más directamente las ciencias, tecnologías y humanidades al Estado y a las
necesidades más inmediatas del actual sistema capitalista.
Ejemplo
de lo que viene para la ciencia, los científicos e investigadores, las
universidades y los estudiantes de estas, son los dos siguientes ejemplos
claros de represión política por parte del Estado mexicano en contra de
científicos: el primero contra científicos expertos convocados para dar su
evaluación científica respecto al llamado Tren “Maya”, y el segundo el ataque y
persecución política que realizó el gobierno federal contra dirigentes del Foro
Científico y Tecnológico de Conacyt como acciones precursoras a la preparación
del Proyecto de Ley que venimos analizando [3].
Primero,
la represión a investigadores por el Tren “Maya”. A
finales de septiembre de 2019, el Conacyt invitó a más de treinta personas de
reconocida experiencia y prestigio, adscritas a instituciones públicas de
investigación, organizaciones no gubernamentales y organizaciones sociales
regionales, a participar en un grupo de trabajo voluntario para generar una
serie de documentos en los que se analizaran las condiciones sociales,
económicas y ambientales prevalecientes hasta 2019 en los territorios sobre los
cuales el FONATUR había proyectado el Tren “Maya”, así como los riesgos que
implicaba dicho proyecto. En diciembre de 2019, el Grupo de expertos presentó
un resumen ejecutivo [4]. Dicho documento no resultó ser lo que esperaba el
Poder Federal, y tanto el gobierno como Conacyt detuvieron su difusión y decidieron
dar por terminadas las labores del Grupo de expertos. El gobierno no contaba
con que la información se filtrase a la prensa nacional. El documento
elaborado por los expertos no otorgaba el visto bueno al Proyecto Federal del
Tren Maya sino que demostraba que era muy negativo para la estabilidad mecánica
de los suelos por donde pasaría la vía férrea y para la conservación de los
ecosistemas locales. Pondría en serio peligro el abasto de agua, contaminaría
muchas fuentes de agua con agua salobre y solo favorecería a la industria del
Turismo, promoviendo la llegada, en alrededor de diez años, de entre 20 y 30
millones de turistas al año a dicha región. Promovería el desalojo de muchas
poblaciones de campesinos e indígenas. Solo generaría empleos locales mayormente
en el sector de hotelería en limpieza, mantenimiento de baja tecnología,
cocineros, etc.
Cabe
destacar que las autoridades federales pidieron que los investigadores del
grupo de expertos se apremiasen para tenerlo completo antes de su consulta amañada
respecto al proyecto del Tren “Maya”, pensando que iba a poder ser utilizado a
su favor, pero cuando vieron el resumen dijeron reservarlo para supuestamente
‘no influir en la consulta’. Y, aunque prometieron publicarlo después, nunca lo
hicieron. Y después, por boca del presidente de la República, se dieron a la
tarea de desprestigiar a los investigadores expertos que ellos mismos habían
escogido.
Estos
ataques han continuado y se han generalizado en contra de toda oposición
razonada a este megaproyecto ecocida y etnocida, provocando la respuesta de más
de 300 investigadores y académicos en una carta abierta en el año 2022: “No
somos pseudocientíficos… somos académicos con trabajo de campo y de gabinete…”
El mandatario los califica de ser “pseudoambientalistas sin convicciones y sin
escrúpulos morales”.
Ellos afirman: “no fuimos escuchados. Y hoy el Tren
Maya se está construyendo por encima de la libre determinación de los pueblos y
las comunidades que ancestralmente habitan ese territorio (...) y sin una
consulta a los expertos en quienes el pueblo de México ha invertido cuantiosos
recursos para generar conocimiento sobre el patrimonio biocultural” [4].
Segundo,
la represión al Foro Científico y Técnico. Esta persecución
política y policial comenzó en septiembre de 2021, por parte del Ejecutivo federal
contra 31 destacados científicos que dirigían el Foro Científico y Tecnológico,
llegando a que la Fiscalía General de la República solicitara órdenes de
aprehensión en su contra con el absurdo cargo de "delincuencia
organizada”. El Foro era un órgano autónomo y permanente de consulta
establecido en la ley de Ciencia del año 2002, el cual tenía fondos federales
auditables año con año, recibidos de Conacyt. La represión ocurrió después de
que Conacyt ilegalmente le retuvo los fondos que por ley estaba obligado a
entregarle y se basó en acusaciones de un supuesto mal uso de fondos de cuentas
que ya habían sido auditadas oficialmente. Por lo tanto, estos absurdos cargos
fueron finalmente desechados por la Suprema Corte por ser ya cosa juzgada.
Aunque el Foro no es precisamente una institución progresista (y de acuerdo con
la ley capitalista vigente, está obligado a apoyar ciertas investigaciones en
beneficio de empresas privadas nacionales e internacionales), no fue atacado
por eso ni por los cargos ridículos que les formularon y no pudieron demostrar.
Al contrario, en la lucha del gobierno capitalista de López Obrador por imponer
su nueva ley de ciencia, ha atacado al Foro por ser el Foro un mecanismo de
debate y crítica al gobierno en materia de ciencia y tecnología. Con el retiro
ilegal de fondos y la persecución policíaca de la dirección del Foro, el
gobierno dificultó que se organizaran consultas colectivas independientes
acerca del proyecto actual de ley de la Ciencia promovido por Conacyt.
El proyecto de
ley del gobierno corresponde a la necesidad que tiene el sistema capitalista en
México de acentuar el control y subordinación del desarrollo científico y
tecnológico a las necesidades actuales del sistema capitalista-imperialista
mundial,
así como el programa particular del gobierno actual para cumplir con eso. La
juventud que desea formarse en áreas científicas, tecnológicas o de humanidades
estará condicionada directamente por las decisiones del Consejo del Estado, sin
intervención real de las universidades o los investigadores nacionales. Se
amenaza directamente la autonomía de las universidades y de centros de investigación
que utilizan fondos federales o públicos. De aprobarse este proyecto de ley, se
garantiza que en temas sensibles para el gobierno federal o para las
necesidades del sistema capitalista solo se aprobarán proyectos de
investigación y desarrollo si estos se subordinan a sus dictados.
Cabe destacar lo
anterior al señalar que el único rubro de investigación que el Proyecto
menciona explícitamente son “los proyectos de investigación científica,
desarrollo tecnológico e innovación enfocados en temas de exploración,
extracción y refinación de hidrocarburos, así como la producción de
petroquímicos” (Artículo 22). Aunque sigue una vaga referencia a también
desarrollar fuentes renovables y limpias, queda claro que lo esencial para el gobierno
capitalista actual en México son los hidrocarburos, por toda la prioridad que
les ha dado, en violación de los ya de por sí insuficientes Acuerdos de París.
También, el Artículo 33, inciso VI, establece que “Para el financiamiento de
proyectos en materia de humanidades, ciencias, tecnologías e innovación se
procurará la concurrencia de aportaciones de recursos públicos y privados,
nacionales e internacionales. Las y los beneficiarios del sector privado
deberán aportar recursos para el financiamiento de los proyectos en que
participen…" Aunque la búsqueda de fondos privados viene de tiempo atrás,
esto abre más la puerta a la subordinación directa al capital privado y la sujeción
de la investigación a sus prioridades dictadas por las ganancias potenciales.
De todo lo
anterior, debe quedar claro que en temas vitales o esenciales para el
fortalecimiento del Estado y del sistema capitalista como los megaproyectos
(Tren Maya, proyecto transístmico, minería, petróleos, Ecosistemas Tropicales o
no, etc.) no existirá libertad de investigación o cátedra y se desprestigiará,
se amenazará y reprimirá política y económicamente a sus opositores. Esto es completamente inaceptable, pues en la etapa actual
la supervivencia de la humanidad está en grave riesgo por la multitud de graves
crisis producidas por la dinámica del sistema capitalista, las cuales atentan
contra la existencia de la vida en México y en el planeta; y respecto a ello la
investigación científica, los investigadores y profesores, los estudiantes y
las universidades tienen una responsabilidad desproporcionada de aportar
soluciones potenciales que va mucho más allá de su número.
La
economía capitalista se ve obligada por sus propias leyes internas a la
búsqueda de la máxima ganancia sin importar que con ello cause la destrucción
acelerada de ecosistemas, la contaminación en las grandes ciudades, el
calentamiento global, la contaminación de los suelos, aire y aguas, el creciente
desempleo de la juventud, guerras imperialistas y muchos otros horrores. Sobre
todo, la crisis ambiental global y la creciente amenaza de una guerra mundial
nuclear ponen en riesgo la supervivencia de la humanidad. Es claro que no será
dicho sistema económico quien salvaguarde el futuro de la humanidad y los
ecosistemas existentes en el territorio mexicano y en el mundo.
Nuestro
proyecto político es cualitativamente diferente al capitalismo. Es el de un
nuevo sistema socialista basado en la ciencia, el cual esté centrado en las
necesidades fundamentales de los seres humanos y de los ecosistemas locales y
planetarios, lo cual requiere tumbar el sistema capitalista.
Ante
la situación general anterior, campesinos, indígenas, investigadores y
ciudadanos aquí en México y en el mundo están actuando: están dando la voz de
alarma, presentan a la población documentos basados en ciencia acerca de las
probables catástrofes y peligros que amenazan la supervivencia de la humanidad,
hacen manifestaciones y resisten con una seria determinación; realizan
investigaciones importantes, piensan con profundidad en métodos alternativos de
hacer las cosas y llevan a cabo proyectos importantes para el futuro de la
humanidad. Ya se sabe mucho sobre lo que se tiene que hacer para revertir estas
tendencias destructivas e impedir daños fundamentales al medio ambiente y ecosistemas
del planeta en conjunto (comenzando con eliminar la dependencia de los
combustibles fósiles), y dichas comunidades están tomando algunas iniciativas locales
importantes para proteger los ecosistemas.
No
obstante, no se están llevando a cabo estas cosas a una escala lo
suficientemente grande como para que tengan un efecto de peso a largo plazo,
por lo que imponen las mismas dinámicas del sistema capitalista. Aunque estas
acciones son loables, solo atacan efectos y no van a la raíz del problema. Y es
que, a la larga, nuestras acciones deben corresponder a un entendimiento
verdadero de las causas del problema y en consecuencia a su verdadera solución.
De hecho, los científicos y conservacionistas de la vida silvestre siguen
topándose con un muro de persecución política y represión violenta estatal
cuando traten de hacer lo que se pueda hacer bajo este sistema para tratar de proteger
la existencia de los ecosistemas. El muro y causa de los problemas
fundamentales que amenazan la supervivencia de la humanidad y causan también
todo el sufrimiento innecesario de la misma es el sistema capitalista imperialista
mundial, el cual es el principal obstáculo para la supervivencia de la
humanidad y del ecosistema planetario del que formamos parte [6].
Y es
que de acuerdo con Bob Avakian: “Este Sistema Capitalista-Imperialista y
aquellos que gobiernan no son capaces de llevar a cabo desarrollo económico que
cumpla con las necesidades de la gente ahora y a la vez balancear eso con las
necesidades de generaciones futuras y los requisitos de proteger el medio
ambiente. No les importa nada de la exquisita diversidad en el medio ambiente y
en la tierra y sus especies y los tesoros que tiene a menos que puedan
convertir eso en ganancias para sí mismos... Ellos no son capaces de ser
quienes cuidan este planeta” [6].
Existe
un nuevo adelanto en el entendimiento que puede habilitar a la humanidad para
hacer la clase de revolución socialista polifacética y liberadora que se
necesita en el mundo actual. Se trata de la nueva síntesis del comunismo de Bob
Avakian. Éste ha tomado los logros de las anteriores revoluciones, a la vez que
las ha analizado críticamente y de maneras importantes ha ido más allá de ellas;
sobre esa base, ha sintetizado una visión del socialismo como una sociedad
verdaderamente transformadora y vibrante. Esta nueva síntesis también da la
necesaria orientación para extender y promover la revolución en el mundo actual
[7]. La revolución socialista no promete una utopía. Cualquier nueva sociedad
socialista enfrentará enormes retos, presiones y contradicciones. Existe la
propia gravedad de la emergencia ambiental, así como muchos otros retos para
construir una nueva sociedad mucho mejor y radicalmente distinta. Esta
revolución liberará al pueblo y hará que el potencial científico y técnico se
zafe de las trabas del sistema capitalista de propiedad y ganancias. Tal
revolución abrirá espacios permanentes para que la gente explore ideas muy
diversas y oiga a sus defensores sin ceder lo primordial, sin perder el poder
que permitió destruir al sistema capitalista y que permitirá implantar una
economía que cumpla con las necesidades de la gente ahora y a la vez balancee
eso con las necesidades de generaciones futuras y los requisitos de proteger el
medio ambiente [8].
El
papel asignado a la ciencia y los conocimientos en general en esta nueva
sociedad será muy distinto al que desempeñan en el capitalismo. En la nueva
sociedad socialista, “promover
y apoyar la ciencia y la actividad científica tiene el objetivo de incrementar
continuamente el caudal de conocimientos científicos y alentar ampliamente el
espíritu y método científico en beneficio de la humanidad. Como una dimensión
muy importante, se desarrollará la economía socialista y la base material para
continuar la transformación de la sociedad y el mundo hacia la meta final del
comunismo y la emancipación de la humanidad. Pero no se puede reducir el rol y
el propósito de la ciencia a eso, por importante y crucial que sea. Más allá de
eso, estimular la curiosidad acerca del mundo natural en sus múltiples
dimensiones, incluyendo la sociedad humana y su desarrollo histórico, y alentar
y aplicar métodos científicos creativos y a la vez rigurosos para explorar y
aprender acerca de todo esto es fundamental para el pleno florecimiento de los
seres humanos y para su capacidad de contribuir al avance a un mundo comunista”
[9].
Es más: “Mientras
se proporcionarán los necesarios medios, condiciones y atmósfera que se
requieran y que propicien el trabajo científico, incluyendo la investigación y
exploración teórica, también se harán esfuerzos no solamente para darles a los
estudiantes y al pueblo en general, por medio del sistema educativo y de otras maneras,
conocimientos y cimientos científicos básicos de los principios científicos y
el método científico sino también para atraer a crecientes números de personas
a la investigación y experimentación científica, incluyendo en proyectos en que
trabajen juntas con profesionales científicos de tiempo completo y bajo su
dirección, y para hacer uso de la extensa experiencia y conocimiento acumulado del
pueblo en general como un recurso valioso para
la actividad científica” [9].
Por
ejemplo, en relación con bregar con la crisis ambiental en la nueva sociedad, “es
necesario sacar la ciencia de su encierro en los claustros. Existen
conocimientos que provienen de las personas básicas en los centros de trabajo y
las comunidades. Existen conocimientos que provienen de las personas básicas de
todo el mundo, de los campesinos y agricultores, de los pescadores y de las
personas que viven en las comunidades afectadas por la contaminación. La
sociedad socialista tendrá que promover toda clase de polinización cruzada de
conocimientos y experiencias: que los meteorólogos e ingenieros intercambien
conocimientos sobre las ciencias y el método científico con las personas
básicas quienes están chequeando la ciencia, a la vez que los expertos aprendan
de las observaciones y descubrimientos, experiencias y aspiraciones de las
personas básicas.
“Se
popularizará la ciencia a través de la sociedad. Por ejemplo, en la sociedad se
popularizarán y se alentará en los grandes debates, discusiones y descubrimientos
entre los climatólogos y los científicos ambientales, sobre la manera de
solucionar el problema del calentamiento global, sobre su alcance y sobre la
forma en que se desarrolla. La sociedad socialista tendrá que promover el
entendimiento y debate a nivel mundial” [6].
El
nuevo Proyecto de Ley de Conacyt que hemos analizado aquí es un nuevo ataque
reaccionario, un intento a controlar aún más directamente la investigación, la
ciencia y las humanidades por parte del poder ejecutivo federal y someterlas
aún más a las necesidades y dictados del sistema capitalista. Hay que
denunciarlo y oponérsele, a la vez que luchamos por un mundo radicalmente
distinto y mucho mejor.
REFERENCIAS:
[1].
Ley General en Materia de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación,
versión CONAMER. https://cofemersimir.gob.mx/expediente/27040/mir/53471/regulacion/6591851
[2]. Anteproyecto de Iniciativa de Ley General de Humanidades,
Ciencias, Tecnologías e Innovación. 2020.
https://www.foroconsultivo.org.mx/FCCyT/documentos/ley_cti/ALGHCTI_22_12_2020.pdf
[3]. Ley
General en Materia de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación, versión
CONAMER. https://cofemersimir.gob.mx/expediente/27040/mir/53471/regulacion/6591851
[4]. Territorios mayas en el paso del tren: Situación actual y riesgos
previsibles. Elaborado por: Grupo constituido por CONACYT para el análisis
de riesgos en los territorios en los que está proyectado el Tren Maya (GC-TTM)
(Resumen Ejecutivo de un documento extenso en proceso de edición). Diciembre de
2019. https://geopolitica.iiec.unam.mx/node/702
[5]. Por qué nos oponemos al Tren Maya, carta al presidente Andrés
Manuel López Obrador y a la opinión pública del 1° de abril de 2022, con más de
300 signatarios. Disponible en https://geopolitica.iiec.unam.mx.
[6]. Véase el
periódico Revolución del Partido Comunista Revolucionario, Estados
Unidos. Número especial sobre la crisis ambiental. https://revcom.us/quick/199es.php#a1
[7]. Bob Avakian. El Nuevo
Comunismo. La ciencia, la estrategia, la dirección para una revolución real y
una sociedad radicalmente nueva en el camino a la verdadera emancipación.
Editorial Aurora Roja, 2016. https://revcom.us/avakian/science/Bob-Avakian-EL-NUEVO-COMUNISMO-Obra-completa.pdf
[8]. Bob Avakian. Dictadura
y democracia y la transición al comunismo. RCP Publications. Chicago. 2005.
http://www.revcom.us
[9]. Constitución
para la Nueva República Socialista en América del Norte (Proyecto De Texto).
De la autoría de Bob Avakian, adoptada por el Comité Central del Partido
Comunista Revolucionario, Estados Unidos, 2010. Aunque se propone para una
nueva república socialista dentro del territorio que es actualmente Estados
Unidos, contiene varios principios de aplicación universal, tomando en cuenta
las condiciones concretas de cada país. https://revcom.us/sites/default/files/constitucionsocialista/SocialistConstitution-es.pdf
LEER: http://aurora-roja.blogspot.com
CONTACTAR: auroraroja.mx@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario