Los venezolanos están emigrando en masa del país. Arriba: Unos migrantes venezolanos en Tumbes, Perú. (Foto: AP) |
La esencia de lo que existe en Estados Unidos
no es la democracia, sino el capitalismo-imperialismo y las estructuras
políticas que lo imponen. Lo que Estados Unidos lleva al resto del mundo no es
democracia, sino imperialismo y las estructuras políticas que lo imponen.
-- Bob Avakian, Lo BAsico 1:3
Durante la
última semana, los políticos y los medios de comunicación han venido vomitando
porquerías almibaradas sobre sus esfuerzos directos para tumbar a un gobierno
en Venezuela. Insisten en que Estados Unidos tiene que intervenir en apoyo al
pueblo venezolano que quiere que se respete su constitución y democracia.
Esto no tiene
nada que ver con el humanitarismo o los derechos democráticos. Este es un golpe
de estado bien orquestado para que Estados Unidos pueda clavar más sus
sangrientas garras en América Latina y quitarse una espina fastidiosa en su
costado. Es gangsterismo lisa y llanamente — otro crimen yanqui. Y una vez más
quieren embaucar con la muy trillada línea de la “democracia”.
En medio de la
profundización de una crisis política y económica —agravada intolerablemente
más por la guerra económica de Estados Unidos—, cientos de miles de personas
protestaron la semana pasada contra el gobierno del presidente venezolano
Nicolás Maduro, el heredero del legado de Hugo Chávez, quien usó el petróleo de
Venezuela como palanca, pero no para el “socialismo” sino para obtener una
mejor posición en el sistema imperialista general. Desde ese entonces Estados
Unidos ha venido trabajando para romperle los dientes a Venezuela y poner a su
jefe de estado más firmemente bajo la bota yanqui.
Ante miles de
manifestantes, Juan Guaidó, el presidente de la Asamblea Nacional y líder
importante de la oposición anti-Maduro, declaró que el régimen de Maduro era
ilegítimo y se autoproclamó presidente.
Tan sólo unos minutos después de la declaración de Guaidó,
Trump lo reconoció como líder interino, y declaró que su Asamblea Nacional era
“la única rama legítima del gobierno debidamente elegido por el pueblo
venezolano”. Tanto el asesor de Seguridad Nacional e irredento criminal de
guerra John Bolton y el defensor de todo lo que es democrático Donald Trump han
amenazado con una intervención militar para sacar a Maduro, al decir que “todas
las opciones están en consideración”.
Se ha dicho
mucho sobre las violaciones de los derechos humanos y que Guaidó es una especie
de luchador heroico contra la tiranía no constitucional. La realidad es que, al
igual que un Padrino Mafioso, Estados Unidos tiene planes para un nuevo
gobierno sumiso y le ha hecho al pueblo venezolano una oferta que no puede
rechazar.
La apuesta de
Chávez y secundada por Maduro —de que podían usar su petróleo para obtener una
mejor posición en el sistema imperialista mundial— se desbarató cuando cayó el
precio del petróleo. La economía venezolana entró en crisis. Pero Estados
Unidos le ha venido apretando las clavijas al pueblo venezolano para así crear
una situación tan intolerable que suplique la intervención de Estados Unidos.
Hablemos de quiénes en realidad deben rendir cuentas por esta crisis.
- Venezuela depende de la exportación de petróleo para el 95% de sus ingresos. En 2017 Trump firmó una orden ejecutiva para impedir que Venezuela financiara su deuda en Estados Unidos y aplicó más sanciones para impedir que las compañías petroleras venezolanas en Estados Unidos enviaran remesas de sus ganancias a Venezuela. Esto resultó en una caída de la producción del petróleo en un 37% y la pérdida anual de seis mil millones de dólares de ingresos.
- El negarle el acceso de este flujo de efectivo a Venezuela, un país que depende completamente de alimentos importados, quiere decir que millones de personas han pasado hambre y miles morirán de enfermedades prevenibles. Esto ha contribuido a la mayor crisis de refugiados en el hemisferio occidental: 2.3 millones de personas se han visto obligadas a abandonar el país. El objetivo directo de estas sanciones es desestabilizar al gobierno de Venezuela, matando de hambre al pueblo. ¡Y tienen las agallas de hablar de AYUDA HUMANITARIA!
- En noviembre de 2018, un Informe del Servicio de Investigación del Congreso reconoce directamente que el impacto de estas sanciones podría “exacerbar la difícil situación humanitaria de Venezuela, que se ha caracterizado por escaseces de alimentos y medicinas, una creciente pobreza y la migración en masa”. Sin embargo Trump aprobó esas sanciones con la exigencia que “[Maduro] ponga fin a la represión y penuria económica del pueblo venezolano”.
- El 8 de septiembre de 2018, el New York Times informó: “Durante el último año, la administración de Trump celebró reuniones secretas con oficiales militares rebeldes de Venezuela para conversar sobre sus planes para derrocar al presidente Nicolás Maduro”. La Casa Blanca no lo negó, pero sí comentó: “Es importante participar en un ‘diálogo con todos los venezolanos que muestran un deseo por la democracia’, con el fin de ‘traer un cambio positivo a un país que ha sufrido tanto bajo Maduro’”. Según el New York Times, entre las personas con las que se reunieron estaba un general al que Estados Unidos ha acusado de tortura y narcotráfico.
- El Departamento de Estado yanqui ha instado a los militares de Venezuela a que se subleven contra Maduro e incluso le ha ofrecido a Guaidó 20 millones de dólares en ayuda de emergencia. Sin embargo, el senador yanqui Marco Rubio dice que eso no constituye un intento de golpe de estado porque… “No vi a estadounidenses en las calles de Venezuela mientras cientos de miles, quizás millones, de personas se tomaban las calles”. Si hambrear deliberadamente al pueblo con una guerra económica, conjurar en secreto sublevaciones militares, apoyar directamente a los partidos de oposición y amenazar con una invasión militar quieren decir “propagar la democracia”, ¿pues, qué diablos es un golpe de estado?
El camino de Chávez y Maduro es
parte del problema, y no parte de la solución
Venezuela, que
tiene las más grandes reservas de petróleo en el mundo, desde hace mucho ha
sido dominada como si fuera una gasolinera del imperialismo yanqui. Esto ha
creado una sociedad desequilibrada y distorsionada con un sector petrolero
altamente tecnificada y una economía generalmente atrasada con enormes cantidades
de personas sin empleo y que viven en tugurios. Chávez y Maduro no son
“socialistas”. Trataron de apostar a un “mejor trato” con países afines para
poder mejorar su posición en el regateo al usar parte de la riqueza para
costear los programas de bienestar para los pobres.
Pero Venezuela
jamás rompió de hecho con las relaciones del imperialismo y dejó intactas
muchas de las relaciones sociales atrasadas. Casi nueve millones de personas
seguían viviendo en tugurios. Las mujeres seguían en una posición subordinada y
degradada — el aborto está prohibido en Venezuela. Con respecto al medio
ambiente, Venezuela es el segundo país en emisiones de gases CO2 en América
Latina.
Esto señala algo
muy importante: el camino
que promovió Chávez es parte del problema y NO es parte de la solución.
Es un callejón sin salida que deja sin tocar al propio imperialismo.
Pero a pesar de
que Venezuela sigue amarrada en este sistema opresivo, este “arte del regateo”
no obstante fue inaceptable a los ojos de Estados Unidos, en lo que con
arrogancia llaman su “patio trasero”. La clase dominante yanqui —que incluye
tanto al régimen de Trump y Pence como a los demócratas, casi todos los que
están de acuerdo con este intento de golpe de estado— está decidida a poner a
Venezuela, y al resto de América Latina, de vuelta a lo que considera “su
lugar”. Eso es lo que en realidad está detrás de las palabras almibaradas que
estos políticos vomitan para justificar el cambio de régimen y toda la miseria
y sufrimiento a la que conscientemente está sometiendo a decenas de millones de
personas.
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