Marcha por el derecho al aborto, Ciudad de México, 28 de septiembre de 2020. Participó gente que ocupa las oficinas de la CNDH, entre otras |
Luchar contra los
feminicidios y la supremacía masculina no es “conservadurismo”
Enfurecidas con toda razón por décadas de impunidad y
complicidad de las autoridades de todos los
partidos del sistema frente al creciente número de feminicidios y
desapariciones de mujeres y niñas, las madres de víctimas y otras activistas ocupan
las oficinas de la Comisión Nacional de Derechos Humanos en protesta a
principios de septiembre. ¿Y qué dice el presidente?
“Hay una demanda justa, pero ya se convirtió en un asunto
vamos a decir político. Y no me equivoco que abrazado por el conservadurismo.
No hay que olvidar que los extremos se tocan. La extrema izquierda y la extrema
derecha”.
¿Qué hace López Obrador respecto a esta “demanda justa”?
Inventa en su segundo informe que se ha reducido el número de feminicidios,
cuando en realidad el número de mujeres asesinadas sigue subiendo, según
Amnistía Internacional, basándose en las cifras oficiales. En cuanto a las
desapariciones, también miente descaradamente en el mismo informe al decir que
“Ya no hay torturas, desapariciones ni masacres”, cuando en realidad el mismo
gobierno ha registrado 11,653 personas desaparecidas del 1 de diciembre de 2018
a la fecha. (Dicho sea de paso, también siguen las torturas y ejecuciones
extrajudiciales, como el asesinato de una persona por la Guardia Nacional en
las protestas por el agua en Chihuahua y en el reciente video de un operativo
en Nuevo Laredo proporcionado por un soldado inconforme, en el que, además de
matar a varias personas secuestradas, cuando un soldado reporta que una persona
sigue viva, viene la orden “Mátalo”, y lo mata sin más ni más).
De igual manera AMLO trató de restar importancia a las
denuncias por las golpizas a mujeres, que ocurren con terrible frecuencia y aumentaron
más con la pandemia, alegando sin ninguna prueba que la inmensa mayoría son
falsas y sosteniendo que la “familia mexicana… es familia fraterna”. No. La
familia tradicional, marcada por esta violencia contra las mujeres, niñas y
niños, ya sea en México o en cualquier parte del mundo, es patriarcal y
machista y tratar de embellecerla es completamente reaccionario.
Además de tratar de restar importancia a los feminicidios,
desapariciones y golpizas a las mujeres, López Obrador ha eliminado los apoyos
a las guarderías, ha recortado el apoyo a víctimas y ha rehusado abogar por extender
al país entero el derecho fundamental al aborto. Todo lo cual documenta el
hecho de que la "demanda justa" de ponerle fin a la violencia
machista y la opresión de las mujeres no es "abrazada" por él.
Tampoco es “abrazada" por los reaccionarios e hipócritas políticos de
derecha del PAN, PRI y PRD, a pesar de sus vulgares intentos ineficaces de sacar
provecho de las protestas de mujeres organizadas de manera completamente independiente de tales fuerzas
misóginas.
Es bien obvio que los
motivos y el mensaje de las mujeres que protestan poderosamente contra los feminicidios,
desapariciones e impunidad que siguen ocurriendo bajo el “gobierno de cambio”
de ninguna manera son “conservadores”. El
intento de pintarlas así equivale, en realidad, a una defensa del patriarcado,
de la supremacía masculina, del machismo.
¿Un mundo nuevo y
mucho mejor, o escoger entre partidos capitalistas?
Tampoco es cierto que "los extremos se tocan. La
extrema izquierda y la extrema derecha". Este argumento lo ha utilizado
AMLO para tratar de también descalificar de “conservadores”: a los maestros de
Michoacán que exigieron que les paguen lo que les debe el gobierno; a los
opositores del Proyecto Integral Morelos (que AMLO prometió en campaña parar,
pero que ahora insiste en imponer); al EZLN (por no votar por él); a las
magníficas protestas del Día Internacional de la Mujer del 8 de marzo pasado
(cuando AMLO respondió a los reclamos de una joven encapuchada vestida de negro
entrevistada por Carmen Aristégui diciendo que “es una prueba de que los
conservadores están desesperados”); y en general a quien sea que critique a su
gobierno.
En el mundo real, en cuanto a la opresión a las mujeres, la
"extrema derecha" —como el régimen fascista de Trump/Pence que AMLO alabó
en su visita a EU o los evangélicos fundamentalistas del Partido Encuentro
Social, con quienes AMLO se alió en los comicios pasados— buscan reforzar e
intensificar aún más el patriarcado: niegan, encubren o justifican los feminicidios,
desapariciones, violaciones y golpizas, culpando a las mismas víctimas; niegan el
derecho al aborto y hasta los anticonceptivos, sometiendo a las mujeres en la
familia patriarcal y opresiva a ultranza; justifican la discriminación y, con
citas de la Biblia, hasta el asesinato de la gente LGBT.
Al otro “extremo”, los comunistas revolucionarios luchamos
por poner fin al patriarcado, la opresión a las mujeres y toda forma de
opresión. Luchamos por un mundo nuevo y mucho mejor, en que las mujeres tengan
la libertad de contribuir en toda esfera y campo sin restricción; en que se haya
acabado con el patriarcado, y los feminicidios, violaciones y golpizas ya sean
solo amargas memorias de un pasado tenebroso; un mundo en que haya pleno
respeto a la diversidad sexual, rompiendo la camisa de fuerza de moralidades
trasnochadas y opresivas para abrir paso a nuevas relaciones amorosas y familiares
fundadas en el cariño, igualdad y respeto mutuo.
AMLO trata de insistir que solo existen liberales y
conservadores y que quien no esté con su proyecto es "conservador".
En realidad, los liberales y los conservadores son dos sabores de lo mismo — representantes
políticos del mismo sistema capitalista y el orden mundial imperialista. Estos
sí “se tocan”, y sus disputas mezquinas no tienen nada que ver con liberar al
pueblo. En cambio, las fuerzas radicales, revolucionarias y comunistas que AMLO
llama “la extrema izquierda” y trata de meter en el mismo saco con sus opositores
burgueses, son de hecho los que representan y luchan por acabar con toda la
mierda del actual sistema que los liberales y los conservadores defienden e
imponen.
Otro futuro muy distinto y mucho mejor es posible, pero solo por medio de la revolución, tumbando el actual sistema capitalista. Hace falta
reemplazarlo con el sistema socialista como transición hacia el comunismo y la
emancipación de la humanidad. Semejante revolución urge, tanto por la insoportable intensificación de la opresión a
las mujeres, como por tantos otros horrores del sistema actual: el despojo y la
opresión a los pueblos indígenas; los asesinatos, desapariciones y tortura sin
fin; el hambre y pobreza que asechan a millones; el calentamiento global y
destrucción del medio ambiente; el ascenso de regímenes fascistas en el mundo
(Trump, Bolsonaro, Duterte, Erdogan, etc.); las guerras imperialistas; y tantos
males más.
Pero nos dicen que no, que hay que apoyar al actual gobierno
de la “4T”/Morena, que sus reducidas reformas son la única alternativa a
los reaccionarios gobiernos anteriores, y que luchar por más, denunciar los
crímenes que se siguen cometiendo, es ser “conservador” o “hacerle el juego a
la derecha”. En realidad, a pesar de sus conflictos reales, tanto Morena como el PAN/PRI/PRD son
partidos capitalistas que mantienen el actual sistema capitalista con todos sus
horrores. Aunque mucha gente honesta que apoya a Morena aspira a más, insistir en apoyar al gobierno actual es
insistir en aceptar toda una serie de crímenes y ultrajes: la cacería
inhumana y asesinato de migrantes por la Guardia Nacional; los megaproyectos de
muerte, ecocidio y despojo de los pueblos indígenas como el mal llamado Tren
“Maya”, el corredor del Istmo y el Proyecto Integral Morelos; la tortura y el
asesinato de gente sometida o herida que siguen practicando las fuerzas del
“orden” con toda impunidad; el azote de los asesinatos y desapariciones de
activistas, periodistas y gente en general; las vergonzosas alabanzas de AMLO al
fascista Trump que ya utilizan los republicanos en su propaganda electoral; las
muertes innecesarias por la inadecuada
respuesta a la pandemia; seguir apostando al uso de petróleo que está
calentando el planeta y amenazando el futuro de la humanidad; entre muchos
otros.
En una cosa López Obrador tiene razón: es el colmo de la hipocresía
que la derecha —la verdadera derecha, los partidarios de los odiados gobiernos
anteriores— critiquen ahora crímenes y abusos que cometieron y callaron sus gobiernos. Pero por lo mismo, es igualmente hipócrita y completamente
inaceptable callarse frente a los crímenes y abusos del actual gobierno
capitalista y hasta justificarlas simplemente porque uno lo considere “menos
mal” que los gobiernos capitalistas anteriores.
Los crímenes hay que denunciarlos, sea cual sea el gobierno
que los cometa. Hace falta luchar contra la opresión, sea quien sea que la
imponga, justifique o solape. Hay que
dejar de participar en el juego de "¿cuál partido capitalista nos gusta
más?" en que el pueblo siempre sale perdiendo y unirnos para luchar en
contra de toda forma de opresión y explotación y finalmente acabar con el
inhumano sistema capitalista que es la fuente de tanto sufrimiento innecesario. Luchemos por un mundo nuevo y mucho mejor, no por escoger entre
partidos capitalistas que perpetúan el actual mundo de tinieblas.
Voz de la
Organización Comunista Revolucionaria, México
auroraroja.mx@gmail.com aurora-roja.blogspot.com
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