Bob Avakian
20 de
octubre de 2021 de revcom.us/es
Entre
ciertas tendencias políticas —incluidos los “concienciados”, los “progresistas”
y los “de la izquierda” en general— se oye con frecuencia el refrán: “El
marxismo solamente aborda lo de las clases, y no aborda y no ofrece ninguna
solución para la supremacía blanca y supremacía masculina”.
Este
refrán, donde no se trata de una descarada deshonestidad, es una expresión de
burda ignorancia.
El
marxismo, en su desarrollo desde el tiempo del propio Marx hasta la actualidad,
ha sido y hoy es el enfoque más panorámico de la realidad en su conjunto, y
específicamente de la transformación del mundo, con el objetivo de la
emancipación de toda forma de explotación y opresión en todas las
dimensiones de las relaciones humanas.
Ahora
bien, se puede decir que la ignorancia y confusión sobre esto se deben, hasta
cierto punto, al hecho de que algunos que hablan en nombre del “marxismo” en
realidad son reformistas mezquinos de poca visión, que reducen la teoría
científica y panorámica del marxismo a lo que equivale a un burdo “economismo”
y sindicalismo. (El “economismo” reduce la lucha de la clase obrera explotada a
temas económicos, y específicamente a los esfuerzos por mejorar la situación de
la clase obrera dentro de su condición explotada, con reivindicaciones
de mejores salarios y prestaciones, etc. En algunas versiones de este
“economismo”, se declara que este enfoque es la mejor, o la única, forma para
ganar a la clase obrera para que luche en última instancia por el socialismo,
como sea que lo conciban estos “economistas”.)
Esto es,
en realidad, una distorsión vulgar del marxismo. Después de todo, fue Marx
(junto con su colaborador y cofundador del movimiento comunista, Federico
Engels) el que insistía en que los obreros deben inscribir en su estandarte, en
vez de “Un salario justo por una jornada de trabajo justa”, el lema “Abolición
del sistema del trabajo asalariado” — en otras palabras, la abolición del
sistema capitalista de explotación.
Además,
en una formulación que ha llegado a conocerse como las “4 Todas”, Marx
estableció, de una manera muy panorámica y al mismo tiempo concentrada, el
propósito y objetivo fundamental de la revolución comunista — que tiene como
objeto, dijo, la abolición de todas las diferencias de clase, de todas las
relaciones de producción en las que éstas descansan, de todas las relaciones
sociales que corresponden a esas relaciones de producción y la
revolucionarización de todas las ideas que corresponden a esas relaciones
sociales. He subrayado “relaciones sociales” para enfatizar que esto supone,
entre otras cosas, la eliminación de la opresión de las nacionalidades
minoritarias y de las mujeres. Y Engels escribió un estudio extenso —El
origen de la familia, la propiedad privada y el estado— que es una obra
seminal que trata a fondo la base histórica y el desarrollo histórico de la
opresión de las mujeres, y el camino hacia la eliminación de esta opresión.
Lenin sigue desarrollando el marxismo
Por
supuesto, como un método y enfoque científico, el marxismo tiene que continuar
desarrollándose, y lo ha hecho. Después de Marx y Engels, fue Lenin (el líder
de la revolución rusa de 1917 que fundó la Unión Soviética como el primer
estado socialista del mundo) el que siguió desarrollando la ciencia del
comunismo. Como una dimensión critica de esto, concentrada en su obra ¿Qué
hacer?, Lenin libró una polémica contundente contra el economismo —
enfatizando que la clase obrera explotada (el proletariado) nunca podría
formar una conciencia revolucionaria comunista desde dentro de la estrecha
esfera de sus propias circunstancias y experiencias inmediatas, sino que es
necesario que una fuerza de vanguardia organizada, basada en la ciencia del
comunismo, le lleve esta conciencia al proletariado. Y, recalcó que, para
desarrollar esta conciencia comunista, es necesario entender el funcionamiento
básico del sistema capitalista-imperialista y cómo éste afecta a diferentes
fuerzas de clase y sociales y cómo éstas le responden, para poner en claro que
la revolución que hace falta es una revolución basada en los intereses
fundamentales del proletariado — de eliminar y arrancar de raíz no solamente
la explotación del propio proletariado sino todas las relaciones opresivas en
la sociedad. (Esto fue una elaboración de la famosa declaración de Marx de que
el proletariado sólo puede emanciparse a sí mismo emancipando a toda la
humanidad).
Lenin también
siguió desarrollando en el ámbito de la teoría la observación crucial de Marx
de que no se podría establecer una nueva sociedad socialista tomando la
maquinaria estatal existente que había servido al sistema capitalista; era
necesario, al contrario, hacer añicos esta maquinaria estatal y establecer
un nuevo poder estatal. Y, claro, Lenin dirigió la revolución en Rusia
precisamente para hacer eso.
Al mismo
tiempo, Lenin analizó el desarrollo del capitalismo y su transformación en un
sistema mundial de explotación, en el imperialismo capitalista, y
enfatizó la importancia de la revolución en las vastas regiones del mundo bajo
la dominación colonial de potencias imperialistas extranjeras.
Mao Zedong — Otro salto en el desarrollo del
comunismo
Fue Mao
Zedong, en el proceso de dirigir la revolución china durante varias décadas,
desde fines de los años 1920, el que logró dar otro salto en la teoría
comunista. Específicamente, Mao desarrolló la estrategia de hacer la revolución
en un país como China — un país sometido al “semi-colonialismo” (la dominación
por varias potencias imperialistas en contienda) y caracterizado por el
“semi-feudalismo” (relaciones en que los terratenientes explotaban
despiadadamente a cientos de millones de campesinos, al lado de relaciones
capitalistas en desarrollo, especialmente en las ciudades). Si bien Mao
enfatizó que era importante que los comunistas analizaran concretamente y
actuaran sobre la base de las condiciones concretas en sus países específicos
(en el contexto de la situación mundial en general), ese enfoque estratégico de
la revolución tenía una relevancia importante para los muchos países en el
tercer mundo (América Latina, África, el Medio Oriente y Asia), donde las
condiciones eran similares a las de China. Y cabe notar que, durante el
poderoso auge de lucha de los años 1960, Mao publicó dos declaraciones en apoyo
a la lucha del pueblo negro en Estados Unidos, enfatizando al mismo tiempo la
relación crucial de esa lucha con la lucha para derrocar el sistema capitalista
en su conjunto.
Más allá
de eso, tras la victoria de esta revolución en China (en 1949), Mao seguía
haciendo avances históricos en la teoría comunista. Al resumir la experiencia
de la Unión Soviética —donde en efecto el capitalismo fue restaurado en mediados
de los años 1950, aunque posteriormente, durante varias décadas, seguía
llamándose “socialista”— así como la experiencia en la misma China donde venía
creciendo el peligro del mismo tipo de contrarrevolución, Mao desarrolló la
teoría y la estrategia de continuar la revolución en la sociedad
socialista. Al hacerlo, Mao analizó, más allá de lo que se había entendido
anteriormente en el movimiento comunista, la manera en que contradicciones al
interior de la propia sociedad socialista (y también la existencia, la
influencia y las acciones de los estados imperialistas y otros estados
reaccionarios) durante mucho tiempo continuarían engendrando fuerzas que
trabajarían para restaurar el capitalismo; y además, Mao continuó
analizando que en vista de que el partido comunista de vanguardia es la fuerza
dirigente en la sociedad socialista, pues se generarían las fuerzas más
concentradas y poderosas de la restauración capitalista al interior de ese
mismo partido, en particular a los máximos niveles, entre aquellos que son,
como Mao describió, “dirigentes seguidores del camino capitalista”. La
Revolución Cultural en China —que tuvo lugar durante una década desde mediados
de los años 1960 hasta 1976, en la cual participaron cientos de millones de
personas en la lucha sobre el rumbo de la sociedad— era la manifestación
concreta y la expresión de masas de esta teoría y estrategia de continuar la
revolución en la sociedad socialista.
Es una
verdad trágica, a la cual ha sido necesario hacer frente, que después de la
muerte de Mao en 1976, los “dirigentes seguidores del camino capitalista”
lograron tomar el poder, suprimir con violencia a las fuerzas revolucionarias
que se oponían a este golpe de estado capitalista y llevar a China por el
camino de la restauración capitalista, lo que resultó en el surgimiento de
China como un estado capitalista-imperialista cada vez más poderoso, en
vez de un poderoso estado socialista y una poderosa fuerza para la revolución
en el mundo. Esto, a manera de amarga ironía, ha confirmado el análisis de Mao
respecto al peligro de la restauración capitalista dentro de la sociedad
socialista.
Pero, tal
como con el marxismo en general, la orientación y las contribuciones de Mao no
se encontraban simplemente en el ámbito de la política (incluso en el entendido
de la política en el sentido más amplio). Es Mao el que escribió el comentario
perspicaz de que el marxismo abarca pero no reemplaza la esfera de la
física, y la ciencia en general, así como el arte — de hecho, cada dimensión de
la existencia humana y de la realidad en general.
El Nuevo Comunismo — Un nuevo avance histórico
Con la
revocación de la revolución en China y la restauración del capitalismo ahí,
terminó la primera etapa de la revolución comunista (que se inició con la fugaz
Comuna de Paris en Francia en 1871). Los comunistas en todas partes se
encontraron ante la necesidad apremiante de analizar científicamente lo que
había ocurrido en realidad con el golpe de estado en China —de que el
capitalismo fue restaurado— y por qué eso ocurrió. A ese reto me dediqué,
inmediatamente después de ese golpe de estado, a fines de 1976. Y, sobre la
base de ese análisis, me propuse a hacer un resumen científico más a fondo de
la experiencia histórica del movimiento comunista y de las sociedades
socialistas las que éste había creado, primero en la Unión Soviética y después
en China. En el transcurso de varias décadas, al identificar y defender el
aspecto principalmente positivo de esta experiencia pero también al examinar
críticamente el aspecto negativo, a veces muy serio pero en general secundario
—y al sacar lecciones de una amplia gama de la experiencia humana—, el
resultado de este trabajo ha sido el desarrollo de otra síntesis, la nueva
síntesis del comunismo: el nuevo comunismo.
En BREAKTHROUGHS
(ABRIENDO BRECHAS), El avance histórico hecho por Marx, y el nuevo avance
histórico del nuevo comunismo. Un resumen básico (y aún más extensamente en
el libro El Nuevo Comunismo), hablo con cierta amplitud sobre el hecho
de que el nuevo comunismo “continúa y además, representa un salto cualitativo
más allá y en ciertos sentidos importantes, una ruptura con la teoría comunista
tal como se había desarrollado previamente”1. Como dimensiones decisivas de esto, el
nuevo comunismo, además de concentrar atención en la sucinta declaración de
Marx sobre las “4 Todas”, analiza y da gran énfasis a la importancia de la
lucha por la liberación del pueblo negro y de otros pueblos oprimidos (a los
cuales se refieren comúnmente como la gente de color), así como a la
emancipación de las mujeres como componentes indispensables y fuerzas
impulsoras poderosas en la revolución comunista. El nuevo comunismo también
ha fortalecido el entendimiento de la importancia de actuar sobre una base internacionalista,
con la orientación de darle “prioridad fundamental al avance de la lucha
revolucionaria y el objetivo final del comunismo por todo el mundo”2.
Al
aplicar el nuevo comunismo al problema de hacer la revolución, en particular en
un país poderoso como Estados Unidos, he desarrollado un enfoque estratégico
básico para esta revolución, y también he escrito una visión panorámica y un
plano concreto para una sociedad radicalmente nueva y emancipadora, en la Constitución
para la Nueva República Socialista en América del Norte3. Y, como escribí en BREAKTHROUGHS
(ABRIENDO BRECHAS), “el desarrollo del nuevo comunismo es un trabajo en
progreso, una parte importante de lo cual es continuar aprendiendo y
sintetizando más lo que se ha hecho antes, en la primera gran ola de la
revolución comunista, comenzando con el avance histórico hecho por Marx”4.
Por
último, uno de los elementos más esenciales y cruciales del nuevo comunismo es
la lucha decidida que he librado para erradicar del movimiento comunista la
noción venenosa de que “el fin justifica los medios” (de que cualquier medio
está justificado si el objetivo es, o se proclama, justo). Aunado a esto, he
enfatizado que el propósito y objetivo de la revolución comunista no es la venganza
(ni la idea de que “los últimos serán los primeros, y los primeros, los
últimos”) sino la emancipación de la humanidad, con la eliminación
de todas las situaciones en las que las personas están divididas en “los
primeros y los últimos”.
Un hecho
que sustenta e informa todo eso es que el nuevo comunismo
representa
y encarna una resolución cualitativa de una contradicción crítica que ha
existido en el comunismo y en su desarrollo hasta este momento, entre su método
y enfoque fundamentalmente científicos, y los aspectos del comunismo que han
ido en contra de eso…
Lo más
fundamental y lo más esencial de la nueva síntesis es el mayor desarrollo y
síntesis del comunismo como un método y enfoque científico, y la aplicación más
consecuente de este método y enfoque científico a la realidad en general y en
particular a la lucha revolucionaria para derrocar y arrancar de raíz todos los
sistemas y relaciones de explotación y opresión y avanzar a un mundo comunista.
Este método y enfoque sustenta e informa todos los elementos centrales y
componentes esenciales de esta nueva síntesis5.
De todo
lo anterior se puede ver claramente que es una distorsión, de lo más burda,
decir que el comunismo (el marxismo, en su desarrollo continuo) sólo habla de
las clases —y que simplemente presenta las cosas como “una clase contra otra”—
sin tratar otras dimensiones importantes de la opresión y de la lucha por la
emancipación de esa opresión. Cabe repetir: el marxismo, en su desarrollo
desde el tiempo del propio Marx hasta la actualidad, ha sido y hoy es el
enfoque más panorámico de la realidad en su conjunto, y específicamente de la
transformación del mundo, con el objetivo de la emancipación de toda forma
de explotación y opresión en todas las dimensiones de las relaciones humanas.
NOTAS:
1. BREAKTHROUGHS (ABRIENDO
BRECHAS), El avance histórico hecho por Marx, y el nuevo avance histórico del
nuevo comunismo. Un resumen básico está disponible en
revcom.us. Esta declaración sobre el nuevo comunismo en BREAKTHROUGHS
(ABRIENDO BRECHAS) se cita de Bob Avakian (BA) – La
Biografía Oficial, 2017, que está disponible en revcom.us. Se
puede pedir el libro de Bob Avakian, El
Nuevo Comunismo, La ciencia, la estrategia, la dirección para una revolución
real, y una sociedad radicalmente nueva en el camino a la verdadera
emancipación (Editorial Aurora Roja, 2018) en revcom.us.
2. De la Constitución para la Nueva
República Socialista en América del Norte, de la autoría de Bob
Avakian, que también está disponible en revcom.us.
3. El enfoque estratégico de la revolución en
Estados Unidos —como una parte importante de la lucha revolucionaria que tiene
por objeto llegar a realizar el comunismo por todo el mundo— se describe en
varias obras de Bob Avakian, entre ellas su discurso en 2018 Por qué nos
hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución
(el video en
inglés y el texto
en español de este discurso están disponibles en revcom.us), así como el
artículo Una revolución real — Una
verdadera oportunidad de ganar, Seguir desarrollando la estrategia para la
revolución, que es parte de una colección de artículos Bob Avakian: Escritos en 2020
— Un año trascendental, que está disponible en revcom.us. Esta
es una cuestión profunda con la cual Bob Avakian sigue bregando a un nivel
estratégico, tomando en cuenta la situación aguda y continuamente intensificada
en Estados Unidos, la cual aborda Una Declaración, un
Llamamiento a que se organice ahora para una revolución real,
de los revcom, y que se explaya más en el artículo de Bob Avakian, Este es un momento poco común
en que la revolución se vuelve posible — Por qué es así, y cómo aprovechar esta
oportunidad poco común. Ambos artículos están disponibles en
revcom.us.
5. Seis Resoluciones del Comité
Central del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos, 1º de enero de
2016, que está disponible en revcom.us (énfasis en el
original).
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