Este 20 de enero está
programada la posesión de Donald Trump como presidente de Estados Unidos. Si su
régimen fascista inicia, la maquinaria de dominación más poderosa que existe
actualmente en el mundo, el Estado imperialista yanqui, será comandada por ese
rabioso fascista y por el fundamentalista cristiano Mike Pence y todo un equipo
de supremacistas blancos, xenófobos, fundamentalistas cristianos y
odia-mujeres. Las repercusiones de la instauración de tal régimen fascista son
un alarmante peligro, no solo para Estados Unidos, sino para toda la humanidad.
Al igual que las
democracias burguesas, el fascismo consiste en el ejercicio de la dictadura por
parte de la clase capitalista, pero desatando el abierto terror
y violencia contra quienes considera “indeseables” y “enemigos” y contra las
masas en general, pasando por encima de los llamados derechos civiles y
políticos, y en la gran mayoría de los casos con la exaltación del nacionalismo
y del racismo, la xenofobia, la misoginia y la tradición. Tal régimen significa
todo eso.
El régimen de Trump/Pence es un grave peligro para los
inmigrantes, latinos y musulmanes: Como correctamente expresa la Organización Comunista Revolucionaria de
México, “los mexicanos y musulmanes son para Trump lo que los judíos eran para
Hitler”. Tal como Hitler en Alemania, Trump se ha valido de la exaltación del
nacionalismo y el fomento del odio a los extranjeros. Ha azuzado el odio y los
ataques contra los inmigrantes, ha prometido la construcción (o más bien
expansión) de un muro en la frontera con México, ha tildado a los mexicanos de
“violadores y criminales” y amenazado con deportar a más de 11 millones de
inmigrantes “ilegales”.
Si su régimen inicia,
ahondará en la estigmatización de los musulmanes y todo aquel que profese el
islam u otra fe diferente al cristianismo. Trump amenazó con no permitir la
entrada a Estados Unidos de ningún musulmán y Mike Pence aseguró que extenderán
esto a aquellos de otras religiones si proceden de los países o territorios que
ellos consideren como terroristas; y no se trata solo de “incendiarias
declaraciones”, Trump ha designado en altos puestos a fundamentalistas
cristianos como Mike Flynn, quien ha asegurado reiteradamente que el islam es
un “cáncer”, que es dizque racional temerles a los musulmanes y que las
culturas islámicas son inferiores al occidente imperialista. ¡No podemos permitir que todo esto y
más se lleve a cabo!
El régimen de Trump/Pence es un grave peligro para el
pueblo negro: Dará más
rienda suelta a la supremacía blanca y el racismo que han caracterizado a
Estados Unidos desde su fundación, desatará turbas de linchamiento y empoderará
a la policía para que continúe asesinando impunemente a los negros,
especialmente a los jóvenes. Steve Bannon, elegido por Trump como consejero
principal y estratega en jefe, deja claro lo que significará su gobierno para
los negros cuando proclama que hay que “izar en alto y enarbolar con orgullo”
la bandera esclavista de la Confederación pues “proclama una herencia
gloriosa”. ¡No podemos permitir
que todo esto y más se lleve a cabo!
El régimen de Trump/Pence es un grave peligro para las
mujeres: Concentrará como
aspectos íntimamente ligados dos manifestaciones de la brutal opresión contra
ellas: Por una parte, Donald Trump es la personificación de la cultura de la
violación, denigración y cosificación de las mujeres que existe en esta
sociedad, ufanándose de ser un acosador de ellas que las agarra por los
genitales, llamando a “tratarlas como mierda” e insistiendo en que el valor de
una mujer se determina por su “sex appeal”. Tal régimen fascista cumplirá un asqueroso papel en propagar en la
sociedad toda esa cultura misógina como “normal”. A la par, Mike Pence como
representante del movimiento fascista cristiano que quiere imponer una sociedad
basada en una interpretación literal de la Biblia, impulsará la carrera que
llevan por hacer añicos los derechos básicos de las mujeres conquistados con
fiera lucha, en especial el derecho al aborto. Mostrando descaradamente sus
colmillos fascistas, Trump aseguró que nominará a jueces en la Corte Suprema
para que revoquen este derecho y amenazó a las mujeres que se practican un
aborto y a los médicos que los realizan con ser penalizados. ¡No podemos permitir que todo esto y más se
lleve a cabo!
El régimen de Trump/Pence es un grave peligro para el
planeta: Trump ha
manifestado públicamente que cree que el cambio climático es un “engaño”
inventado por China, y no es solo una sandez propia de su fascista verborrea; quienes
fueron escogidos para ocupar los más altos cargos relacionados con el medio
ambiente como Rick Perry, nominado para Secretario de Energía, y Scott Pruit,
escogido para dirigir la Agencia de Protección Ambiental (EPA por su sigla en
inglés), sistemáticamente y contra toda la evidencia científica han negado la
existencia del cambio climático. Tan dispuestos están a acallar a cualquiera
que se oponga a su veredicto anticientífico, que ¡pidieron los nombres de
quienes han investigado y trabajado para prevenir el cambio climático en los
últimos cinco años y los correos electrónicos que han intercambiado al
respecto! Los investigadores y científicos del cambio climático han tomado tan
en serio esta amenaza que se han apresurado a hacer respaldo fuera de Estados
Unidos de sus investigaciones.
La extracción de
combustibles fósiles como el petróleo se exacerbará mediante destructivas
técnicas como el fracking. Scott Pruit, desvergonzado defensor de estas medidas, y Rex Tillerson, jefe
de Exxon-Mobil y futuro Secretario de Estado, serán los encargados de que la
destrucción del medio ambiente se ponga más al servicio de los intereses
imperialistas yanquis. ¡No podemos permitir
que todo esto y más se lleve a cabo!
El régimen de Trump/Pence es un grave peligro para la
verdad y el pensamiento crítico y científico: Que estos fascistas ataquen contra toda
evidencia científica el cambio climático, que afirmen olímpicamente que la
“teoría del big bang es ridícula”, que ataquen hechos comprobados como la
evolución y que en su reemplazo estén empeñados en enseñar en las escuelas que
la Tierra se creó en seis días, muestra el carácter fundamentalista y
oscurantista que tendrá su régimen. Estos fascistas tienen un desprecio total
por la verdad y la ciencia.
Sin sonrojarse propagan
masivamente burdas falsedades, distorsiones y deliberados engaños y atacan a
todo aquel que los critique. Y no se quedarán en palabras, fortalecerá la
máquina de represión estatal contra quienes piensen distinto, ya advirtió a
quienes odian lo que el sistema representa: “A nadie se le debe permitir quemar
la bandera estadounidense. Si lo hace, tiene que haber consecuencias. ¡Quizás
la pérdida de la ciudadanía o un año en la cárcel!” ¡No podemos permitir que todo esto y más se
lleve a cabo!
El régimen de Trump/Pence significa guerra imperialista y
aún más sucia: Trump ha prometido llevar a un nuevo nivel la
“lucha contra el terrorismo” sin “estorbos” como la prohibición de la tortura.
Con la excusa de que los yihadistas usan métodos de tortura –enseñados y
adiestrados por los mismos yanquis– pretende instaurar como legal y legítimo el
uso de ella. Prometió el uso extendido del ahogamiento simulado y torturas
“peores que el ahogamiento simulado”.
Ese sanguinario será
el que tenga los códigos nucleares y quien se encargará de “reforzar y expandir
enormemente la capacidad nuclear” de Estados Unidos. Contrario a lo que algunos
ilusos piensan con los cambios tácticos en la relación Rusia-Estados Unidos,
las contradicciones entre los imperialistas en lugar de atenuarse, amenazan con
agudizarse. Los demás imperialistas no se quedarán de brazos cruzados ante las
movidas que anuncian estos fascistas y reforzarán también este tipo de
armamento, llevando la situación al borde de una guerra nuclear, que, dado el
desarrollo tecnológico actual, ¡significa poner en riesgo la existencia humana
sobre este planeta! ¡No podemos permitir
que todo esto y más se lleve a cabo!
¡El régimen de Trump y Pence es totalmente ilegítimo!
Algunos dicen que hay
que “esperar a ver qué pasa” pues dizque queda por ver si Trump aplicará lo que
dice o tomará un camino moderado. Para empezar, el método que aplican es el de
optar por ignorar el elefante en la sala para evitar verdades incómodas,
creándose falsas expectativas sobre el régimen de Trump y Pence. Pero de mayor
importancia, la historia ha mostrado lo desastroso de esa pasividad.
Pensemos un instante
en esta declaración poco conocida de Martin Niëmoller, pastor protestante
alemán que fue arrestado bajo el régimen nazi y que al igual que muchos de su
generación, no hizo nada desde el comienzo para detener a los fascistas:
“Preferíamos mantener
silencio. Claramente no somos inocentes y me pregunto una y otra vez: ¿qué
habría pasado si en el año 1933 ó 1934, 14.000 pastores protestantes y todas
las comunidades protestantes de Alemania hubieran defendido la verdad hasta la
muerte? Si hubiéramos dicho: ‘No es correcto que Hermann Göring simplemente
meta en campos de concentración a 100.000 comunistas para que mueran’. Puedo
imaginar que tal vez 30.000 ó 40.000 cristianos protestantes habrían muerto,
pero también puedo imaginar que habríamos salvado a 30 ó 40 millones de
personas, porque eso es lo que [el silencio nos costó]”.
Es cierto que la
historia no es circular, pero también lo es que no tenemos que repetir los
mismos errores del pasado, y los fascistas no “esperarán a ver” cómo responde
la gente a su gobierno, sino que se irán lanza en ristre a cometer atrocidades
contra la gente, y promoverán el que sean aceptadas.
Es inaceptable
quedarse de brazos cruzados. Nada puede darle legitimidad a un régimen como el
de Trump y Pence que desplegará monstruosos crímenes contra la humanidad y al
que le importa un bledo acabar con el planeta con el fin de “hacer de nuevo
grande” una nación imperialista como Estados Unidos. Nada puede darle
legitimidad a un régimen que planea pisotear a millones y tratarlos como menos
que seres humanos. Y no es menos ilegítimo un sistema capitalista imperialista
por el hecho de que sus defensores a diferentes niveles, allá y acá, llaman a
“conservar la calma” y a aceptar ese
régimen, como lo hacen lame-suelas como Uribe, Santos y hasta el mismo
Timochenko, quien mostrando el verdadero carácter contrarrevolucionario de las
Farc dice que aspiran a que el gobierno de Trump “pueda jugar un destacado
papel en beneficio de la paz mundial y continental”.
Los comunistas
revolucionarios hemos aprendido con sangre que la alternativa a los fascistas
no es, ni nunca ha sido, la democracia burguesa o la construcción de una
“verdadera democracia”. Sabemos que ésta realmente ha servido para encubrir y
reforzar la dictadura de las clases dominantes sobre el pueblo y que ha
cumplido un papel de habilitar a las posiciones ultrarreaccionarias como
posiciones válidas dentro de su “sistema democrático”.
Barack Obama y Hillary
Clinton, capos imperialistas al igual que Trump pero que difieren en cómo
mantener la dominación y el saqueo de todo el planeta, han llamado a aceptar el
mandato de Trump y Pence porque “así son las reglas del juego”, reglas que como
clase definen y deciden cuándo las fingen cumplir y cuándo no. Alineados con
las clases dominantes, defensores de toda calaña de este sistema, convocan a
aceptar el mandato de Trump porque “fue elegido democráticamente” y “así
funciona la democracia”. En efecto, así funciona la
democracia burguesa y ese es el papel que cumplen las fuerzas que enarbolan esa
bandera: canalizar, confinar y controlar toda la actividad política de la gente
dentro de los límites del sistema electoral burgués y en el marco de la
“política de lo posible”. Adoctrinan al pueblo con que lo posible es aquello
que no se sale del marco del sistema capitalista imperialista
(independientemente de sus particularidades), al tiempo que buscan llevar a la
gente a que no se oponga a los programas reaccionarios, legitimando el sistema,
abriéndole así el camino a las fuerzas fascistas como las de Trump y Pence.
Fascistas como Hitler y Mussolini también llegaron al poder mediante las “vías
democráticas” y significaron desastrosos horrores para decenas de millones de
personas.
En estos tiempos se
está jugando el futuro del mundo. La agudización de la contradicción
inter-imperialista, el impulso acelerado de la catástrofe ambiental a un punto
de no retorno, junto con la promoción y normalización de los programas
derechistas en el mundo que ya es evidente en países como Francia, Alemania,
Holanda, Chile, Colombia, entre otros, representan un alarmante peligro para la
humanidad. Pero no es inevitable, puede detenerse.
Millones de personas
en Estados Unidos y por todo el mundo están justamente indignadas y angustiadas
por lo que pueda significar ese ilegítimo régimen. Y dentro de las mismas
clases dominantes hay contradicción sobre si el régimen de Trump/Pence puede
representar sus intereses imperialistas a más largo plazo, en la medida en que
se pueden desatar fuerzas contrarias que pongan en cuestión todo su sistema.
Como expresan los camaradas del Partido Comunista Revolucionario, Estados
Unidos, “la angustia y la indignación actuales podrían transformarse,
en un período de tiempo muy corto y comprimido, en una resistencia que alcance
proporciones tan enormes y que se caracterice por una profundidad de
determinación tal, que efectivamente cree una ‘crisis
de gobierno’, e impida que el régimen fascista de Trump y Pence consolide su
control sobre la gobernanza de la sociedad” [La cita anterior es de la Misión y
el Plan de RefuseFascism.org — nota de la redacción
de revcom.us]. Es cierto que tal
posibilidad encierra mucha dificultad ya que cunde la dispersión y confusión
entre la gente, pero a la vez es cierto que existe una base material real para
detener este régimen fascista. No hay una garantía de que esto suceda, de lo
que sí hay garantía es de que sin lucha eso
no se conseguirá. Y la gente en todas partes del mundo tiene que ser parte de
esa lucha.
Es estrecho y torpe
pensar que se trata de un asunto que solo importa a la gente de Estados Unidos.
Estos fascistas sí tienen en cuenta en sus cálculos el escenario mundial, pero
hay algunos miopes que no ven las repercusiones para el mundo en su conjunto. Es necesario que haya una resistencia global a
una amenaza global. En un mundo altamente integrado y globalizado como el
actual, el impacto que podría tener la resistencia al régimen fascista de Trump
y Pence en muchísimos países como Colombia y otros es incalculable. Frente a
nosotros se plantea una vital cuestión y debemos darle respuesta aquí y ahora:
¿De qué lado estamos? ¿Del lado de quienes representan el terror, la guerra y
la destrucción del planeta; o del lado de la humanidad? ¡Tomemos partido por la
humanidad y actuemos en consecuencia!
Grupo Comunista Revolucionario de Colombia |
15 de enero de 2016
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