Para sumarte a este llamamiento publicado en el New York Times, ir a refusefascism.org y hacer clic (en la versión en inglés) en "Add Your Name" (Agregar su nombre).
¡No! En el nombre de la humanidad,
Nos negamos a aceptar a un Estados Unidos fascista
Donald Trump, el presidente electo, está montando un régimen de grave
peligro. Millones en Estados Unidos y por todo el mundo están llenos de
profunda ansiedad, miedo y asco. Nuestra angustia es correcta y justa. Es
preciso que nuestra indignación se convierta ya en una resistencia masiva — antes de que Donald Trump tome
posesión y tenga todas las riendas del poder en sus manos.
Si millones no logramos ponernos a la altura con determinación y audacia en este momento a fin de pararlo, las consecuencias
para la humanidad serán desastrosas. Nosotros,
los abajo firmantes, conocemos en las profundidades de nuestro ser, la catástrofe que caerá
sobre la gente del mundo si el régimen de Trump y Pence asume plenos poderes.
Por tanto, LLAMAMOS A UN MES DE RESISTENCIA a
partir del 19 de diciembre, con un crescendo con la Toma de Posesión el 20 de
enero de 2017.
Que nuestra resistencia se extienda rápidamente
a cada esfera y rincón de Estados Unidos. Debido a que nos negamos a aceptar a
un Estados Unidos fascista, es necesario que millones se levanten en una
resistencia con una profunda determinación de modo que creemos una crisis
política que impida que el régimen fascista de Trump y Pence consolide su
control sobre la gobernanza de la sociedad.La presidencia de Donald Trump es ilegítima.
Donald Trump no ganó el voto popular. Ni siquiera de cerca; perdió por
2,5 millones de votos. Ganó el Colegio Electoral, una institución establecida
en 1787 para proteger la esclavitud. Ese legado de la opresión más brutal de
los negros se ha convertido en el mecanismo que facilitó la elección de Trump y
Pence.
En lo más fundamental, el carácter fascista del
régimen de Trump y Pence, y lo que éstos planean, hace que sea ilegítimo y un
peligro inmoral para el futuro de la humanidad y la tierra misma.
Bajo el lema “Hacer que Estados Unidos vuelva a tener grandeza”, Donald
Trump ha atacado vilmente a los mexicanos y los musulmanes, con amenazas de
registrar y deportar a millones y cerrar fronteras. Azuza el miedo y el odio
por todos los que son “diferentes”: nacionalidades, religiones o géneros.
Denigra y degrada de manera burda a las mujeres, con abiertos alardes de
molestarlas. Defiende la supremacía blanca y azuza una mentalidad racista de
turba de linchamiento. Trump se ha burlado de los discapacitados. Es un
militarista belicoso, quien amenaza con usar armas nucleares. Defiende
abiertamente los crímenes de guerra, incluida la tortura. Se compromete a
llenar a la Corte Suprema con unos jueces que eliminarán el derecho al aborto y
los derechos de la gente gay. Rechaza la ciencia, al decir que el cambio
climático es una patraña, y causará devastación contra el medio ambiente. Ha
atacado y amenazado a la prensa y ha instigado a sus partidarios a hacer lo
mismo. Ha amenazado con despojar la ciudadanía por expresiones de disentimiento
constitucionalmente protegidas. Trump tiene un desprecio absoluto por los
hechos y la verdad, y constantemente miente a fin de promover su agenda. En
cuanto al estado de derecho, Trump ha ido al extremo de amenazar abiertamente a
su oponente, Hillary Clinton, no sólo con la cárcel sino incluso con el
asesinato. Por definición, Donald Trump es un
fascista. Ha montado un régimen que ejecutará este programa, y cosas peores.
Se trata de fascismo y es algo muy grave. Tiene
rumbo e impulso, que hay que parar antes de que sea muy tarde.
El fascismo fomenta y se apoya en el nacionalismo xenófobo, el racismo,
la misoginia y la reinstitución agresiva de los “valores tradicionales”
opresores. El fascismo alienta y se ceba de la amenaza y el uso de la
violencia, a fin de construir un movimiento y llegar al poder. El fascismo, una
vez en el poder, en esencia elimina los derechos democráticos tradicionales. El
fascismo ataca, encarcela y para colmo ejecuta a sus oponentes, y lanza violentos
ataques de chusmas contra las “minorías”. En la Alemania nazi en los años 1930
y 1940, el fascismo hizo todas esas cosas. Hacia eso se podría dirigir la
situación actual. Por otro lado, claro, el propio Hitler pudo “hablar
graciosamente” cuando consideraba que sirviera a sus intereses y sosegara a sus
oponentes.
En el mundo de hoy, reverberan las ondas de choque. Durante décadas en
Estados Unidos, los movimientos virulentos de supremacía blanca e histeria
anti-inmigrante han venido cobrando impulso. A todos los niveles del gobierno y
la política, se ha introducido una forma mezquina, intolerante y política del
fundamentalismo cristiano. El gabinete y el poder judicial de Trump y Pence
combinarán todo eso y cosas peores a los más altos niveles del poder, con
terribles consecuencias. Que las elecciones, sean
justas o fraudulentas, nunca legitimen lo anterior. “Extender la mano al otro
lado” sólo legitima lo que es ilegítimo.
De trabajar con los fascistas, eso normalizará el
camino hacia el horror. No se puede tratar de “esperar a que
pasen las cosas”. Aquellos que vivían en la Alemania nazi y se sentaban al
margen, observando a medida que Hitler satanizaba, criminalizaba y, con el
tiempo, detenía en redadas a un grupo tras otro, se convirtieron en vergonzosos
colaboradores en crímenes monstruosos. ¡No se
concilien… No se acomoden… No colaboren!
¡Hay que parar y es posible parar al régimen de
Trump antes de que se inicie!
No se trata de un sueño ocioso, pero podría hacerse realidad si todos
los que odiamos lo que representa este régimen fascista tradujéramos nuestra
indignación en una movilización masiva para crear las condiciones políticas que
lo hagan posible. Somos millones. Nuestro único recurso
en este momento es de actuar juntos fuera de los cauces normales. Hay que obligar a
cada facción al interior de la estructura de poder establecida a responder a lo
que nosotros hacemos, y así crear una situación que impida que gobierne el
régimen de Trump y Pence.
Hacemos un llamamiento a todos y cada uno de
los que se oponen a lo que representa este régimen, y a lo que éste hará, a que
participen y construyan activamente esta resistencia y este
rechazo. Organícense. Hagan planes. Actúen.
El Mes de Resistencia
Se inicia a partir del 19/12/2016 — con motivo del
día en que el Colegio Electoral se reúna para votar en cada estado, celebren una conferencia de prensa o una protesta. A
partir de este momento, distribuyan este Llamamiento en todas partes y en las
redes sociales, auspicien reuniones en hogares, actos de recaudación de fondos,
conciertos y foros. En todas partes aceleren la resistencia: paros de escuelas
y trabajo, protestas contra los ataques y amenazas a los musulmanes, las
mujeres, las personas de color, la gente LBGT, todos los que se vinculen con el
objetivo de parar al régimen de Trump y Pence. Es necesario que la lucha
crezca.
El fin de semana del natalicio de Martin Luther
King, Jr., hay que sostener manifestaciones masivas de muchos miles de personas
en ciudades importantes, entre ellas Washington. D.C., que crezcan a millones
durante la siguiente semana, protestas que no se detengan… en las
que la gente se niegue a irse y un creciente número de personas se pongan de
pie con convicción y coraje para exigir:
¡NO! ¡Nos negamos a aceptar
a un Estados Unidos fascista!
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