Crisis del Estado: se necesita urgentemente un salto en el movimiento para la revolución

Vivimos una crisis del Estado reaccionario, provocado en primer lugar por los bestiales crímenes de ese Estado en Iguala y la amplia ola de ira y protesta popular que se extiende por todo el país. A pesar de los intentos del gobierno federal de minimizar la masacre de seis personas y la desaparición forzada de los 43 normalistas por parte de fuerzas del Estado, y hasta de tratar de criminalizar a las víctimas, cada vez más gente se está dando cuenta que este Estado es asesino y criminal. Las protestas estudiantiles se extienden cada vez más por todo el país y otros sectores comienzan a unirse a la batalla. El magisterio democrático de varios estados y las policías comunitarias de Guerrero han entrado combativamente en apoyo a los estudiantes y las demandas de presentación con vida de los desaparecidos y castigo a los culpables. Casi no ocurre evento cultural o intelectual en que no se escuchen voces exigiendo justicia. En más de sesenta ciudades alrededor del mundo se han realizado manifestaciones en repudio al gobierno mexicano y exigiendo justicia.

Este crimen particularmente brutal fue la gota que derramó el vaso, después de años, décadas de ejecuciones extrajudiciales, desapariciones y tortura por parte de las fuerzas armadas y policíacas del orden opresivo y el encubrimiento de innumerables crímenes contra la gente por parte del Estado, que se vuelve casi indistinguible del crimen organizado en todo nivel del gobierno. En el nuevo clima de protesta, gente en varias partes, incluido un número importante de las masas básicas que han padecido en mayor grado toda esta infamia, se han atrevido a denunciar o volver a denunciar las desapariciones y asesinatos de sus familiares, vecinos, amigos, cometidos o solapados por el Estado.

A la actual crisis política también contribuye la reaccionaria “reforma” educativa constitucional diseñada por la OCDE y el Banco Mundial encaminada a reducir el sistema educativo a mero productor de mano de obra hecha a la medida para las grandes corporaciones trasnacionales y mexicanas, así como los cambios de currículo y el aumento de medidas represivas en contra de maestros y alumnos implementadas en ese marco. Esta contrarreforma provocó la justa insurgencia magisterial de los últimos años, así como el firme y decidido rechazo reciente a ataques en contra de la educación por parte de los estudiantes del Politécnico. Las demás reformas “estructurales”, como la energética y la de comunicaciones, entre otras, dictadas por los organismos imperialistas internacionales e impuestas por el Estado mexicano títere del imperialismo, sólo sirven para intensificar la explotación del pueblo en beneficio de mayores ganancias para los multimillonarios capitalistas extranjeros y mexicanos, junto con mayor despojo a campesinos y comunidades indígenas, y mayor control y represión en general. Mientras el gobierno inunda los medios de comunicación con anuncios absurdos del país de las maravillas en la que supuestamente vivimos, la cruda realidad es que los ingresos reales de la población después de la inflación han caído de nuevo en los últimos años, atizando el descontento de amplios sectores de la población frente a la increíble distancia entre el bonito discurso oficial y la difícil realidad que vive la mayoría. La reciente caída de los precios petroleros a nivel internacional agrava las ya deficitarias finanzas del gobierno, la inseguridad afecta las inversiones que la economía sometida al imperialismo necesita y otros factores a nivel internacional y nacional conllevan la amenaza de mayor crisis económica.

Esta situación de crisis política, de despertar del pueblo, de la sacudida del actual sistema mayormente capitalista sometido al imperialismo, requiere y hace posible saltos urgentes en el movimiento y en organizar fuerzas para la revolución. Esta crisis no tiene solución favorable para el pueblo dentro de los confines sofocantes de este sistema: ninguna reforma, ningún cambio de personal en el Estado actual va a cambiar su naturaleza esencial de guardián del sistema capitalista-imperialista actual y de dictadura de los grandes capitalistas y terratenientes sobre las masas populares. Los de arriba maniobran frenéticamente para tratar de sofocar el actual levantamiento popular con una combinación de promesas almibaradas y represión desalmada. Es esencial aprovechar el momento actual para lograr los mayores avances posibles hacia la emancipación revolucionaria, a la vez que se combaten estas maniobras del enemigo y se expande y se profundiza la protesta y resistencia actual en su contra.

Como señala Bob Avakian: “Estas ‘sacudidas’ en el ‘funcionamiento normal’ de las cosas, aun cuando no se desarrollen completamente hacia una crisis fundamental para el sistema en su conjunto, sí crean situaciones en las que muchas más personas están buscando respuestas y se encuentran receptivas a considerar un cambio radical. Es necesario llevar a cabo el trabajo sistemático de construir el movimiento para la revolución en todo momento, pero en estas situaciones de rupturas profundas con la ‘rutina normal’ hay una mayor posibilidad y un mayor potencial para lograr avances. Es necesario reconocer eso en toda su extensión y partir de ello en la mayor medida posible, de modo que mediante estas situaciones, se den saltos en la construcción del movimiento y la acumulación de las fuerzas organizadas para la revolución, creándose así una base más sólida desde el cual trabajar para seguir avanzando” (Lo BAsico, página 107-108).

Un salto en las fuerzas organizadas implica concretamente en nuestras condiciones actuales que más gente retome la ciencia del comunismo, decida dedicar su vida al pueblo y a la revolución, y solicite su ingreso a la Organización Comunista Revolucionaria, México. Implica organizar en el corto plazo a docenas de nuevos participantes en varios lugares en el Movimiento Popular Revolucionario y en el movimiento revolucionario en general. Implica expandir enormemente la Red Nacional de Resistencia ¡Alto a la Guerra contra el Pueblo!, uniendo esfuerzos con gente de diversos puntos de vista para entrelazar resistencias y protestas en todo el país con el entendimiento esencial de que el Estado no es omiso, es criminal.

No sabemos ahora todo lo que hay que hacer para lograr esto: hace falta aprender de los mismos acontecimientos y de la gente a la luz de la ciencia comunista, así como de la experiencia histórica e internacional, para encontrar el camino acertado de avance hacia la liberación del pueblo en esta situación. Pero la magnitud y profundidad de la actual crisis nos dan la base para afirmar que estos y otros saltos son posibles y urgentemente necesarios.

Es esencial impulsar en todas partes la lucha contra los crímenes de Iguala con la orientación de asumir responsabilidad por el movimiento en su conjunto en los intereses de las masas, en contraste con las mezquinas pugnas por intereses de grupo y también en contraste con la estrechez de miras de sólo preocuparse de lo que uno hace.

Nos unimos de todo corazón con el magnífico levantamiento de lucha y protesta en Guerrero y en todo el país, y nos unimos con otros para enfatizar algunos puntos de orientación básica para fortalecer la lucha por justicia por los estudiantes y otros asesinados y los 43 alumnos desaparecidos, y para avanzar aún más en la situación actual.

Llevar la lucha a lo hondo y profundo de las masas. Hasta ahora la lucha se ha prendido principalmente, aunque no solamente, entre los estudiantes y los intelectuales, lo que es natural, ya que en muchos casos, como señala Mao, los estudiantes e intelectuales juegan en cierto sentido un papel de vanguardia en muchas luchas políticas. Son muy positivos y necesarios los esfuerzos por generalizar la lucha entre los estudiantes e intelectuales en todo el país. Por otra parte, aunque los estudiantes e intelectuales pueden jugar un papel iniciador, es esencial que esta lucha llegue y movilice a las masas básicas: la gente más explotada y oprimida del campo, de las colonias populares, de los proletarios. La calurosa respuesta de la gente a la exitosa marcha de la Red Nacional de Resistencia en algunas colonias populares del Estado de México, así como muchas otras experiencias, indican que existe una situación muy favorable entre amplios sectores de las masas básicas. Frente a los intentos del enemigo de aislar a los estudiantes en pie de lucha, es esencial que todos los participantes posibles en el movimiento actual lleven esta lucha también a lo hondo y profundo de la sociedad, a las masas básicas que son la fuerza principal que puede remover todo el país y finalmente tumbar este sistema criminal.

Desenmascarar la naturaleza criminal del Estado capitalista sometido al imperialismo. Nos unimos con los sentimientos y la nueva conciencia de muchos que ven que el Estado en todos sus tres niveles es criminal, en contra de los intentos de reducir este horrendo crimen, continuación de toda una larga historia de crímenes de sangre desde mucho antes de Tlatelolco y que siguen hoy después de Tlatlaya e Iguala, a un asunto meramente local. De ahí es necesario propagar lo más ampliamente posible el entendimiento científico de que en el actual sistema capitalista-imperialista mundial, el Estado necesariamente sirve a defender y reproducir ese sistema, ejerce la violencia sistemática en contra de las clases y sectores oprimidos con ese fin, y que ninguna reforma o cambio de personal va a cambiar ese hecho esencial.

Propagar audazmente por todas partes la revolución y el nuevo comunismo. El actual sistema significa miseria y violencia reaccionaria sin fin. Sólo la revolución, al tumbar el actual Estado reaccionario, confiscar la propiedad de los grandes explotadores y abrir paso a la edificación de un nuevo orden económico, político, social y cultural, conduce hacia la emancipación del pueblo y finalmente de toda la humanidad. Una verdadera revolución emancipadora no va a ser producto de un simple cúmulo de luchas reivindicativas, que aunque son necesarias, no bastan. Tampoco va a ser producto de grupos armados sin una estrategia acertada y sin una visión real de una nueva sociedad emancipadora. Requiere ciencia; requiere aplicar a las condiciones concretas la nueva síntesis del comunismo de Bob Avakian que aprende de los grandes aciertos así como los errores de las revoluciones comunistas del pasado, en la teoría y la práctica, analiza las nuevas condiciones y eleva la ciencia revolucionaria identificada con las grandes contribuciones de Marx, Lenin y Mao a un nivel superior. Requiere aplicar esta ciencia del comunismo a delinear la visión, programa, estrategia y tácticas que realmente pueden guiar la lucha revolucionaria no sólo a quitar un “mal gobierno”, sino a derrotar el Estado y el sistema reaccionario para edificar y seguir transformando una nueva sociedad al servicio del pueblo y de toda la humanidad. Requiere desarrollar la conciencia, combatividad y organización revolucionaria en el seno de las masas en sus millones que son la única fuerza capaz de tumbar este sistema y abrir un nuevo horizonte de esperanza en el país y en el mundo.

Asumamos todos la responsabilidad ante las masas que nos toca en este momento crítico.

¡Muera el Estado asesino!
¡El pueblo comienza a despertarse y levantarse!
¡La revolución es la solución!
¡Luchemos urgentemente por un salto en el movimiento para la revolución!

Organización Comunista Revolucionaria, México


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